La espectacular primera edición de Be Prog! My Friend sienta las bases de algo muy grande
No os miento si digo que la primera edición de Be Prog! My Friend era uno de los eventos que más esperaba de este 2014. La posibilidad de disfrutar en Barcelona de un ecléctico cartel digno de cualquier edición de festivales europeos como Prog Power o Night of the Prog hacía soñar. Y después de la espera, amenizada por las confirmaciones que ponían fin a las entretenidas quinielas y cábalas realizadas a lo largo y ancho de la red de redes, sólo quedaba preguntarnos cómo irían las cosas para el muchachito nuevo en la ciudad. Porque lo cierto es que el público prog es un público fijo, que se mueve, que se desvive por sus bandas favoritas, pero varios factores jugaban en contra del festival este año. El primero era el haber sido anunciado con relativa poca antelación, siendo todavía más tardía la confirmación de las bandas. El segundo, la falta de algún otro representante del sector más clásico del género (algunos progheads renegaron del evento al ver que sólo Fish encajaba en el espectro estilístico que ellos esperaban). Y el tercero, que las primeras ediciones son siempre difíciles y cuesta consolidarse, darle cierto nombre al evento… Tres problemas que estarán más que arreglados para la próxima edición, que ya ha sido confirmada en una magistral jugada presentando a Ihsahn (por primera vez en España) y Riverside como primeras confirmaciones, y lanzando una primera oferta con 200 entradas a 50€. Sí, leéis bien, el precio de la oferta inicial es más caro que el año pasado. Lo cual, siendo el mismo recinto y sólo un día, quiere decir… ¡Más presupuesto para bandas! Sin lugar a dudas, los chicos de Madness Live están apostando fuerte por Be Prog! My Friend, y si en esta edición ya han obtenido sus frutos pese a tener un nivel de asistencia mejorable, estoy convencido de que en 2015 van a arrasar con todo.
Pero no vayamos tan rápido. Tenemos mucho tiempo para hablar y especular sobre la edición del año que viene, pero hoy, ya recuperados del shock de la primera edición hace unos días, toca recapitular sobre lo que vimos el pasado sábado en el Poble Espanyol. Con un pequeño retraso de 7 minutos (nada grave), a las 16:37 se daba paso a las hordas que formaban cola en la Puerta de Ávila por tal que accediesen al recinto, un lugar simplemente perfecto para este evento. El escenario se podía ver desde cualquier rincón: el suelo inclinado facilita la visibilidad de las filas posteriores, a lo cual se añaden escaleras y zonas elevadas para los que quisieran un punto de vista más amplio, incluso sentados. Las colas para la bebida fueron escasas durante todo el festival y los lavabos son, probablemente, los más cómodos y limpios que haya visto nunca en un evento de estas características. Para adquirir merchandising hubo algunos problemas, teniendo en cuenta que las camisetas oficiales se agotaron (las del poster tan sólo duraron una hora), pero sin duda eso no fue culpa de la organización. ¡Quién iba a imaginar semejante saqueo!
A destacar también el hecho de que había numerosas zonas con sombra en las que descansar del impasible lorenzo que golpeaba con violencia a las 17:00, hora a la que Antimatter salieron a escena. Evidentemente, las oscuras atmósferas de esta banda hubiesen encajado más en un horario nocturno, pero siendo la agrupación más pequeña del cartel no había otra opción. Durante 40 minutos Mick Moss y los suyos aguantaron como pudieron el azote del sol, directo a sus ojos, y nos ofrecieron un total de seis cortes con sus característicos lentos desarrollos y excepcional calidad vocal. Destacó el inicio con «Redemption» y «Leaving Eden», y pese a que a muchos nos dolió no escuchar nada del excelente «Planetary Confinement», sí pudimos disfrutar de «The Last Laugh», del clásico «Lights Out» de 2003. Desconocemos el motivo por el cual la banda decidió venir sin Vic Anselmo, actual segunda vocalista y teclista en directo de la agrupación, y realmente se echó en falta la interpretación en vivo de las partes que le corresponden en lugar de los samples disparados que obtuvimos. Pese a todo, ofrecieron un buen concierto que sirvió para inaugurar la jornada con buen sabor de boca.
La actuación de Tesseract estaba marcada por su reciente cambio de vocalista. Habiéndolos tenido en Barcelona hace apenas unos meses con Ashe O’Hara presentando «Altered State», la pregunta era clara: ¿cómo defendería Daniel Tompkins, cantante original de la banda, los temas de este último trabajo en el que no había participado? La respuesta se hizo esperar. En un movimiento obvio, el conjunto decidió optar por un repertorio centrado en material de «One», álbum que fue grabado por Daniel, interpretando «Concealing Fate» prácticamente en su integridad (salvo por «Origin») junto a «April» y sólo dejando «Nocturne» como representante de su nuevo trabajo. La actuación aquí de Daniel fue más que aceptable, pero el exageradamente alto volumen de los samples, que incluían algunas voces pre-grabadas, agitó las aguas y nada se percibió con claridad. Del mismo modo, a lo largo del concierto demasiado a menudo nos encontramos con una bola de sonido difícil de desenmarañar, y por ello su turno sobre las tablas se pudo hacer algo tedioso. Mal día para ellos, con algunos buenos momentos, pero mejorable en todos los aspectos.
Con el sol haciéndose gradualmente menos molesto nos adentramos en la actuación de una de las bandas más polémicas (y al mismo tiempo en alza) de los últimos años: los franceses Alcest. El alejarse progresivamente de sus iniciales influencias black metal no ha gustado a muchos, pero otros pensamos que el enfoque dream pop que se le ha dado a «Shelter», su más reciente obra, ha sido el movimiento perfecto y lógico en la trayectoria de un grupo que necesitaba reinventarse. Así pues, Neige y compañía centraron el repertorio en su material más reciente: abrieron con la brillante «Opale», que se vio algo deslucida por la falta de intensidad vocal necesaria en el estribillo (probablemente se habría solucionado con algunas capas pre-grabadas a volumen medio, como hicieron con la fantástica «Délivrance» que cerró su concierto), y también sacaron a relucir joyas de «Les Voyages de l’âme» con «Summer’s Glory» y «Autre Temps». Evidentemente no faltaron los temas más icónicos de sus dos primeros larga duración, en los que especialmente perdieron la cabeza una buena cantidad de fans histéricas que ocupaban las primeras filas: «Percées de Lumière» trajo de vuelta las voces rasgadas de Neige, y fue uno de los mejores momentos de la tarde. El sonido fue desastroso debido a un limitador mal ajustado (por parte del Ayuntamiento, importante), y perjudicó su actuación incluso más que a las dos bandas anteriores, pero desde luego la banda supo defenderse a un gran nivel, y sirvió de consuelo para aquellos que no los pudimos ver en su gira de salas…
No deja de ser curioso que en un festival de progresivo la banda que menos encajase en el cartel fuese Fish, pero precisamente de eso se trata Be Prog! My Friend: de poder disfrutar de estilos variados con el prog como pretexto, de tener la mente abierta y gozar de sonidos distintos… y estoy convencido de que, llegado su turno, el legendario ex-vocalista de Marillion consiguió conquistar a muchos que no simpatizaban con su propuesta. Desde el primer segundo, Derek demostró por qué es una leyenda viva del rock progresivo: puro carisma y excentricidad en directo, levantando al público como nadie había hecho hasta entonces y haciendo gala de una experiencia de la que nadie más en ese cartel disponía. Aún habiendo sido operado, su renovada voz lució con creces tanto en temas propios («Perfume River», «A Feast of Consequences» y la bombástica «Big Wedge») como en las gemas de Marillion que nos ofreció. «Script for a Jester’s Tear» hizo cantar a la mayoría de los allí presentes, y el mastodóntico medley incluyendo temas como «Assassing», «Fugazi» y «White Feather» fue el colofón perfecto a su actuación. A nivel de sonido este concierto fue el punto de inflexión, puesto que se solventó el problema del limitador y pese a tener algún momento misterioso, sonó ampliamente mejor que todos aquellos que lo precedieron.
Habiendo solucionado gran parte de los problemas técnicos, parecía que nada podía detener a Anathema a la hora de ofrecer una actuación estelar. Puntuales y gozando del mejor horario de todo el festival, a las 22:00 arrancaron con «Untouchable» al completo, buque insignia del ampliamente alabado «Weather Systems» (aunque servidor no comparta ese sentimiento), desatando la emoción colectiva de todos los allí congregados por una de las bandas que, guste o no, más pasiones levanta en esta escena desde hace unos años. Y pasión fue lo que describió su actuación, llegando hasta el punto de ser excesiva entre el público en estos dos primeros temas: había personas en las primeras filas cantando todos y cada uno de los versos a un volumen muy superior al de un Vincent Cavanagh al que apenas podíamos oír aquellos que estábamos rodeados de fanáticos enloquecidos. Por suerte, a partir de «Thin Air» la cosa se calmó entre los sectores más fervorosos y esto, añadido a un aumento de volumen en el escenario, nos permitió poder escuchar algo a los que nos ubicábamos en posiciones adelantadas. El inicio de concierto fue algo accidentado, no por la ejecución de las canciones, que fue excelente, sino por la organización de ellas. «The Lost Song, Part 3» seguramente no fue el mejor ejemplo de lo que su último álbum puede ofrecer («Anathema» habría brillado muchísimo más), pero no hubo preocupaciones dado que en su gira propia de cara a octubre podremos disfrutar de un mayor número de nuevos temas. En la segunda mitad del concierto vimos una mayor fluidez entre canciones, mejor ordenadas y vinculadas, con momentos de éxtasis proporcionados por «Closer» y «A Natural Disaster», sin olvidar una inesperada «A Simple Mistake» que sonó enorme, el buen traslado al directo que tiene la electrónica «Distant Satellites» y, por supuesto, la imprescindible «Fragile Dreams» para cerrar. Muy buen concierto que se hizo demasiado corto y que, como apunte, demostró que Daniel Cardoso es el batería perfecto para esta banda. John Douglas ni siquiera pudo seguir el tempo correctamente con su pandereta en algunas canciones. Ahí lo dejo.
Se acercaba la medianoche y era hora de que los cabeza de cartel hiciesen su aparición estelar. Parece mentira pero ya hacía 3 años que no veíamos a Opeth en la ciudad condal, y la verdad es que las ganas de tener a los suecos sobre el escenario eran máximas. Si a esto le añadimos que la última vez que los vimos por nuestras tierras fue con un setlist exclusivamente sin growls (gran acierto como ocasión especial), muchos tenían curiosidad por ver cómo volvía a berrear Miguelito. Y precisamente así coreó el público su nombre, ante la sonrisa de Mikael pidiendo que lo repitiéramos 10 segundos más. Con «The Devil’s Orchard» empezó la fiesta y aquello sonaba como nunca nos habríamos imaginado. Después de una tarde llena de problemas de sonido con las bandas más pequeñas, recibimos aquello como un regalo divino: sonaron incluso mejor que otras ocasiones en las que los hemos visto en sala. Con el inmejorable humor de Mikael fuimos avanzando tema a tema: que si una puyita a Manowar por su lamentable concierto la semana anterior por aquí, que si un cover de «You Suffer» de Napalm Death por allá… y entre todo ello, alguna verdad como que «music and sports don’t match». Comenzaron fuertes con la bestial «Heir Apparent» y nos llevaron atrás en el tiempo gracias a una magistral «White Cluster» y la mítica «Demon of the Fall». No podía faltar el momento sensible con «Hope Leaves», y aprovecharon la bajada de intensidad para ofrecernos una rara «Atonement» difícil de ver en directo. Y en este sentido ofrecieron una de cal y otra de arena, puesto que tras esa joya enterrada nos dieron en la frente con esa «Deliverance» que han repetido hasta la saciedad en sus conciertos pero que sigue sonando como un trueno. Suponemos que el descanso que supuso la gira de «Heritage» a nivel vocal ha permitido a Mikael recuperar el nivel de los growls que tenía algunos años atrás, puesto que, sin ser ninguna maravilla, suenan mil veces mejor que en aquella oscura etapa entre 2007 y 2010 aproximadamente. Sin duda alguna, se encuentran en un estado de gracia y están ofreciendo unos directos a un nivel estelar. Esperamos que dure.
Y para finalizar el festival, otra de las bandas más esperadas, otro conjunto sueco, Pain of Salvation. La última confirmación había sido una de las más explosivas, dado que Daniel Gildenlöw acababa de superar una infección bacteriana que estuvo a punto de acabar con su vida y muchos no acabábamos de creer que estuviese en condiciones de venir a tocar a España… pero lo hizo, y fue realmente triste que una vez hecho el esfuerzo se encontrasen con los problemas que tuvieron. Y es que si bien después de Anathema ya pensábamos que los problemas de sonido no volverían a aparecer, con PoS se enseñaron de mala manera. Después de hacer una rudimentaria prueba delante de los que habíamos aguantado hasta esas horas de la madrugada y no pudiendo retrasar más su actuación, se lanzaron al vacío con «! (Foreword)», un impresionante tema que hacía mucho que no tocaban en vivo… y que fue brutalmente asesinado por el sonido. Canales cruzados, bajo inexistente, una guitarra sólo sonando por la derecha, música de fondo en los altavoces mientras tocaban… un absoluto desastre que no se solucionó hasta la mitad del repertorio, y ni tan siquiera logró sonar realmente bien, pero sí salvar la papeleta. Si a esto añadimos el evidente bajo estado de forma de Daniel, probablemente vimos uno de los peores conciertos que hayan dado nunca… pero eso no quita que nos alegrásemos de tenerlos sobre nuestros escenarios una vez más, del mismo modo que disfrutamos (pese a lo ampliamente mejorable del setlist) con enormes canciones como «Chain Sling», «People Passing By» y la orgásmica «The Perfect Element» que dispararon cuando el sonido ya se había estabilizado algo más. Una auténtica pena que sucediera algo así, porque podían haber sido el broche final perfecto a un festival de 10 que sólo tuvo como inconveniente el sonido en gran parte de las bandas. ¡El problema de que la mayoría no traigan su propio técnico! Ahora sólo queda recordar con morriña ese excepcional día… y desear que el 11 de julio de 2015 llegue pronto. Larga vida al festival más ecléctico que hayamos tenido nunca en España. Larga vida al Be Prog.
Fotos: Sergi Ramos / Imago Mei
Promotor:Madness Live
Día:2004-06-12
Hora:17:00
Sala:Poble Espanyol
Ciudad:Barcelona
Puntuación:9
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