Hay bandas que se resisten a caer pese a que los elementos les empujan cuesta abajo desde hace años. Los americanos KORN son una de ellas. Difícilmente han hecho un disco a considerar desde que se editara “Untouchables” en el 2002 y hasta su última obra de estudio era tan gris que no se molestaron ni en ponerle título. El auge y caída del numetal se puede escenificar mucho mejor con bandas como LIMP BIZKIT, pero KORN también han sufrido las consecuencias. Cuando el estilo musical practicado está íntimamente ligado con una época y unas circunstancias, es fácil que la esencia se pierda una vez las condiciones base se modifican.

Una cosa que KORN no han perdido es la potencia en directo. Sus discos serán más o menos insulsos a día de hoy, pero el catálogo previo (donde “Life Is Peachy”, “Follow The Leader” y el primer y homónimo disco pesan especialmente) tiene suficientes grandes canciones como para llenar un concierto de duración media. Y, básicamente, eso fue lo que la banda hizo durante su show de Barcelona. Tocar lo esperado ante un público algo reducido (sobre las mil personas en una sala donde caben más de dos mil) que estaba compuesto principalmente por seguidores a muerte de la banda. No hubo demasiado tiempo para tonterias: KORN atacaron un tema tras otro, intentando dejar claro que en directo pueden seguir siendo aplastantes.

La primera en sonar esa noche sería “Right Now”, del “Take a Look On the Mirror” del 2003, y luego tocaron “Chi”, ya recordando el mencionado “Life Is Peachy” de 1996, justo cuando el estilo que KORN practican comenzó a estallar en todo el mundo. Desde el primer momento se nota que la banda pone de su parte, tanto en la energía como en la precisión. El baterista Ray Luzier (quien ha trabajado con gente como David Lee Roth) es una locomotora desbocada que no pierde ni un solo golpe pese a estar haciendo maravillas que harían sonrojar a Tommy Aldridge. El bueno de Jonathan David aún mantiene un serio toque de violencia en su voz que engrandece los viejos clásicos en una situación de directo. Pero las dos piezas sin las cuales KORN no funcionarían igual son Fieldy y Munky. El bajista se apodera de la parte izquierda del escenario y sigue el groove de Luzier con fidelidad pasmosa, mientras que un James “Munky” Shaffer (con quien en breve leeréis una entrevista) de pies en el suelo se limita a invadir el centro del escenario cuando toca para extraer de su guitarra los solos o riffs más reconocidos del metal moderno. Su largo solo en la versión de “Another Brick In The Wall” fue una delicia, así como su paseo por la pedalera de efectos en la introducción de dicha versión. Durante todo el show, Munky estuvo tocando su modelo signature, una Ibanez K7 de siete cuerdas a la que saca todo el jugo posible. Un par de Mesa Boogie sobre el escenario terminan de completar el set-up de Munky, aunque su pedalera de efectos es infinitamente más compleja que su setup físico. Los temas de KORN exigen variedad de sonidos y Munky no será quien se la niegue.

¿Grandes momentos? Si, los hubo. Especialmente cuando se marcaron un “Coming Undone / We will Rock You” que levantaría a un muerto, o las imprescindibles “Blind” y “Got The Life” en los bises. No obstante, una vez acabó el show tuve la sensación de que había visto un concierto más. Y creedme, cuando eso sucede, es que algo falla.

Texto y fotos: Sergi Ramos

Promotor:Rock N Rock

Asistentes:1200

Día:22/06/2009

Sala:Razzmatazz

Ciudad:Barcelona

Puntuación:7