KISS
Que la nueva gira de KISS está siendo un éxito en todo el mundo es algo que debe haber pillado por sorpresa a todo el mundo, banda incluida. Era normal que su primera gira americana en seis años funcionara sobradamente, como ha sido el caso con el “Alive 35 Tour”. Lo que sorprende un poco más es que KISS hayan conseguido colmar recintos europeos cuando hace apenas dos años exactos estuvieron de gira por todo el continente. La banda americana ha jugado bien sus cartas y se ha tirado diez años sin aparecer por Europa, generando expectación y haciendo crecer el interés por verles de nuevo en directo. Ahora, tras demostrar en el 2008 que están muy vivos sobre el escenario y que siguen dando la talla, el público europeo ha respondido y ha vuelto a asistir en masa a cada una de las fechas de KISS en el viejo continente.
La excusa para el “Sonic Boom Over Europe” es la edición del que también fue el primer disco de KISS en once años, “Sonic Boom”. Tras diez años haciendo set lists más o menos repetitivos y poco novedosos, la banda finalmente le ha dado un vuelco a sus sets en directo con la inclusión de las primeras nuevas composiciones en más de una década. Y es que el nuevo disco tiene muchos himnos, aunque lamentablemente, KISS no están tocando en directo las mejores canciones. Los singles obvios, “Modern Day Delilah” y “Say Yeah” suenan en directo y ahora también se ha introducido la maliciosa “I’m an Animal” de Gene Simmons. Pero temas como “Yes I Know” o “Stand” no suenan en directo, demostrando que – como siempre- KISS son excesivamente conservadores a la hora de incluir nuevas canciones en directo. Incluso en 1979 apenas incluyeron dos temas de “Dynasty” en su set de directo. En la gira de “Asylum” tan solo dos canciones. Lo mismo sucedió en la de “Hot In The Shade” (apenas tres). Falta de confianza en el nuevo material o exceso de amor por su fondo de catálogo. El caso es que habrá que esperar a la gira americana de “Sonic Boom” en agosto para escuchar alguna nueva canción más en directo.
Reconozco que me fui a Zurich a ver a KISS de pura casualidad. Tocaban un domingo y fue un viernes a mediodía cuando cogí mi vuelo en dirección a Suiza, no sin antes hacer una paradita de un día en Alemania para escuchar el nuevo disco de BLIND GUARDIAN, del que también hablaremos en breve en un reportaje. Uno de esos findes preparados en media hora por una extraña correlación de casualidades. Pero ver a KISS, no en vano mi banda favorita, tras haber pensado que tendría que verles en junio en Barcelona desde una plataforma para minusválidos tras el grave accidente de circulación que sufrí hace tres meses, fue poco menos que una celebración de lo que significa estar vivo. Pocas bandas te hacen sentir más contento de estar sobre la tierra (y no bajo ella) que KISS en una buena noche. Rock and roll, pirotécnica, humo, sangre de mentirijilla, maquillaje y himnos imperecederos son receta para el éxito. Metido entre la multitud –algo que no me habría atrevido a hacer en España dado mi aún precario estado de solidez osea- uno disfruta de KISS de una manera que no puede disfrutar desde la grada. Los vi en Barcelona en 1997 desde la grada, los vi en Oberhausen en el 2008 entre el público en segunda o tercera fila y los vi en Bilbao en el Kobetasonik a cien kilometros de distancia del escenario. Y, si tenía que repetir de algún modo, iba a ser en medio de la gente. A fin de cuentas, en Centroeuropa la gente es bastante tranquilita y no había excesivos riesgos. Si acaso, me daba más miedo yo mismo al dar saltos y lanzar puños al aire con femur, cadera y brazos rotos. Temerario? Si. Pero también es temerario fumar o beber y coger el coche y la gente lo hace.
El Hallenstadion es un recinto amplio, algo así como un Palau Olimpic de Badalona o un Palacio de Vistalegre, con capacidad para 13.000 personas. En Zurich KISS consiguieron meter a algo más de 12.000 rozando el sold-out, otra muestra de que la gira funciona. La escenografía había cambiado bastante desde el último tour, dando paso a un escenario adornado por monitores de video desparramados por las tablas a ambos lados de la batería y una gigantesca pantalla de video que cubre toda la longitud del escenario. Poco después de las nueve de la noche, las luces se apagaron y las pantallas mostraron un video de KISS acercándose al escenario desde su camerino, mientras el público hacia atisbos de gritar (y digo atisbos porque nunca he visto un público tan gélido como el de Zurich, madre de Dios!). Tras el habitual “You Wanted The Best, You Got The Best, The Hottest Band In The World…KISS” el telón cayó y la banda apareció desde la parte trasera del escenario a bordo de una plataforma móvil que los elevó por encima de la ya elevada batería de Eric Singer. Como tema inicial sonaba “Modern Day Delilah”, que sustituye a “Deuce” como apertura en la gira europea. Cabe decir que es un tema que quedaría muy bien en una segunda o tercera posición en el show, pero que “Deuce” pertenece en el lugar de la primera canción del show. No obstante, es efectiva y sirve para que Paul vaya calentando la voz. “Cold Gin” fue el segundo tema en sonar en la noche suiza, con las habituales coreografías de Gene, Tommy y Paul en el centro del escenario. El golpe inicial queda coronado por la siempre efectiva “Let Me Go Rock N’ Roll” donde Tommy ejecuta los solos de Ace Frehley con todo lujo de detalles, demostrando que el legado del spaceman está en buenas manos.
“Firehouse” sería el siguiente tema, con un público que parecía comenzar a animarse ligeramente, aunque sin demasiadas estridencias. Estar en primera fila en un concierto en Suiza es como estar en tu casa mientras hacen un concierto a 10km de tu portal. Ni el público molesta, ni se mueve apenas, ni hay saltos ni mosh, ni circle pits, ni walls of death, no hostias. La gente procesa y almacena lo que ve en la más absoluta de las tranquilidades. Al final de la canción, Gene Simmons escupió fuego tal y como mandan los cánones y recibió el primer rugido del público. Ya tocaba.
Llegó el momento de otro nuevo tema, siendo éste “Say Yeah”, el que cierra “Sonic Boom”, acompañado de otra buena dosis de pirotécnia. “Deuce” fue el siguiente, con la mítica coreografía al final del tema y un par de bombazos de aquellos que te dejan sordo al principio y final del tema. Pero la verdadera sorpresa llegó cuando Paul introdujo un tema que la banda llevaba veinte años sin tocar y que corresponde a la etapa más petarda de KISS. Se trataba de “Crazy, Crazy Nights”, de 1987. Un tema que muchos teníamos serias dudas sobre si Stanley sería capaz de abordar en directo, dado el talante poco fiable de su voz en tiempos recientes. Pero con un buen apoyo en los coros por parte de Simmons y, sobretodo, Eric Singer, la cosa salió adelante. Como muestra de lo popular que fue el tema en toda Europa, el público suizo se entregó por primera vez en la noche sin concesiones. No podían creérselo!
Vuelta a los clásicos de siempre con “Calling Dr. Love” y un “Shock Me” cantado por Tommy Thayer que sonó muy bien, pese a que sea un tema típicamente Ace que escuece a muchos fans ortodoxos de la banda. Pero KISS es una banda divertida, no hay que analizarlo todo tanto. Thayer dio la talla, tanto en la parte vocal como en el solo. Su interpretación daría paso a un solo compartido entre Thayer y Singer que renueva la habitual tradición de los solos individuales en KISS, que a veces puede llegar a hacerse cansina pero que actualmente es necesaria para que Simmons (60 años) y Stanley (58) se den un respiro. Thayer y Singer brillan con intensidad en su espacio compartido durante unos seis minutos, con un gran final en el que Thayer y Singer se elevan en sus respectivas plataformas para disparar pirotécnica contra el sistema de luces del escenario, uno de esos gimmicks clásicos de la banda. No me esperaba que se le diera tanto bombo a los dos “nuevos” en el set actual, pero se hace con gusto y sin ser demasiado cansino.
Con la banda al completo sobre el escenario, KISS atacan con la nueva “I’m An Animal” que, sin convencer demasiado, es una buena canción en directo, de la escuela de “God Of Thunder”, “Almost Human” y “Unholy”. “100.000 Years” sigue estando en el setlist, aunque es una de esas canciones muy sobadas en los sets de la banda. No obstante, el espacio central en plan jam donde Stanley pide la colaboración del público siempre es entretenido. Al menos no fue una versión de diecisiete minutos como las de la gira americana…
Tras “100.000 Years” llegó el momento del solo de bajo sangriento de Gene, donde compartió con nosotros su recital de lo desagradable hasta que la sangre emanó de su boca y arrancó el vuelo hasta la zona más alta del escenario suspendido por dos cables de acero. Allí cantó “I Love It Loud”, probablemente su tema menos malicioso. Debería haber tocado un “God Of Thunder”, que es el tema al que pertenece el numerito de la sangre. Detalle para freaks: atención a la cantidad de sangre seca que alberga su plataforma de la zona superior del escenario. Vomitivo, aunque puramente Simmons.
La parte principal del concierto llegaba a su fin de la mano de “Love Gun”, que Paul introdujo cantando a capella, “Black Diamond” (con un fragmento de “Whole Lotta Love” de Zeppelin en la intro) y finalmente una explosiva “Detroit Rock City” con la que el público suizo de dejó llevar sin grandes aspavientos. La banda se despidió con un buen arsenal de pirotécnia, el suficiente como para dar el concierto por finalizado. Pero dos minutos después volvieron a escena con un bis larguito, como el de hace dos años. Tocaron “Lick It Up”, “Shout It Out Loud”, “I Was Made For Lovin’ You” en la que Paul voló a un mini-escenario al final del recinto, y como fin de fiesta, la aclamadísima “God Gave Rock n Roll To You” y, como no, “Rock And Roll All Nite”, con Paul rompiendo su guitarra y la banda surcando los cielos en sus respectivas plataformas voladoras. Una última ráfaga de pirotécnia de lo más intensa y el show era historia.
Cabe decir que KISS siempre son una mejor experiencia en recintos cerrados con su propio show. Los festivales están bien, pero la gente llega muy cansada a los shows de los cabezas de cartel y eso se nota en la respuesta del público, caso de Bilbao en el 2008. Pero no tenemos nada que temer esta vez: con el aforo de Madrid agotado y el de Barcelona a punto de agotarse, KISS van a tener un recibimiento histérico en España. No es para menos. Están absolutamente motivados y sus directos son hoy mejores que en la gira de “Psycho Circus” o el “Farewell Tour”, donde Peter Criss y Ace Frehley ralentizaban la maquinaria de manera habitual. Nada de eso hoy en día. Eric Singer y Tommy Thayer cumplen con su papel a la perfección y le dan al público lo que quiere: una banda con cuatro personalidades y roles que son una auténtica locomotora en directo. En Zurich cumplieron y mucho.
Texto y Fotos: Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com)
Promotor:Live Nation
Asistentes:5000
Día:16/05/2010
Sala:Hallenstadion
Ciudad:Zurich (Suiza)
Puntuación:9
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