Si en 1997 nos hubieran dicho que íbamos a estar viendo a KISS en el año 2010, no nos lo habríamos creído. Probablemente, ni la misma banda tenía claro que todo fuera a seguir adelante trece años después, visto el fiasco que supuso la vuelta de sus dos miembros originales, Ace Frehley y Peter Criss al seno de la banda. Sus actuaciones perdieron muchos enteros en lo musical, aunque ganaron en espectáculo y en asistencia. Era el precio que todos estábamos dispuestos a pagar por ver a los KISS originales, maquillados, soltando llamaradas de fuego por todos lados y volando por los aires todos los recintos en los que tocaban.

Desde aquel momento, poco más se supo de KISS en nuestro país. La gira de “Psycho Circus” no bajó más allá del Bercy de Paris y el “Farewell Tour” iba a tener una fecha en Barcelona, en el Sant Jordi, en septiembre de 2000, pero la cosa no llegó a ninguna parte en aquella propuesta gira europea. KISS se “separaron” y en Europa nos quedamos con las ganas. Pero no se separaron, sencillamente dejaron de contar con sus miembros originales y repescaron a Eric Singer (batería de la banda entre 1991 y 1996) y formaron como “spaceman” residente a Tommy Thayer. Giraron por USA, Australia y Japón, hicieron un tour con Aerosmith (repescando brevemente a Peter Criss y echándolo nuevamente de la banda), hubo tiempo para discos en solitario de Gene Simmons y Paul Stanley…y un buen día se pusieron las pilas y arrancaron con una gira llamada “Alive 35” que serviría para devolver a la banda a Europa, América, Asia y Oceanía en un tour maratoniano que no tiene pinta de acabar nunca. Salvo un breve descanso para grabar el nuevo disco en verano del año pasado, la banda ha estado de gira sin parar desde marzo de 2008. Y estamos hablando de que Simmons tiene 60 años, Stanley 58, Singer 52 y Thayer 50. Casi nada.

Este nuevo periplo europeo viene dado por la edición de ese nuevo disco, “Sonic Boom”, que se ha convertido en lo mejor que han editado desde “Revenge”, ya que el “Psycho Circus” tenía menos cohesión que el cuerpo de un mutilado de guerra. La banda se nota re-energizada, decidida a conquistar a un nuevo público, no solo a sus fans de siempre. Hay toda una nueva generación de fans de KISS que nunca han visto a la banda en directo, gente de 18,19,20 años, que sumada a los fans cuarentones y a los chavalines impresionables que acuden con sus padres al show de “The hottest band in the world” hacen que KISS tengan un poder de convocatoria en la actualidad que supera al de la mítica gira de reunión.

En España los pudimos ver ante 30.000 personas en el Kobetasonik del 2008, pero aquel concierto no fue precisamente un show para el recuerdo. La banda salió a tocar pasada la una de la madrugada, tras un día repleto de conciertos y, salvo las primeras filas, el público estaba cansado y la cosa no rindió al nivel habitual. Pero ver a KISS en su propio show, con las entradas agotadas como en Madrid es toda una experiencia. Las calles estaban llenas de fans desde horas antes del show, y era un espectáculo bastante surrealista ver los alrededores del Palacio repletos de gente joven (y no tan joven) maquillada como sus ídolos del rock n’ roll. No hace falta decir que el Palacio estaba absolutamente colmado como pocas veces se ha visto. Cuando el telón de KISS cayó para que los técnicos terminaran de preparar el escenario, el griterío fue ensordecedor. Estar en el foso de fotógrafos con el gigantesco telón en tus morros es algo casi mágico. Sabes lo que va a pasar en breve. Es como ir a la cabalgata de los Reyes Magos, como estar perpetuamente en nochebuena esperando los regalos de la mañana siguiente. Sabes que en cuanto caiga ese telón, le perteneces a esa banda durante, al menos dos horas. Y así fue.

Tras el “allright Madrid, you wanted the best, you got the best, the hottest band in the world, KISS!!!!” el telón se vino abajo y KISS aparecieron tocando “Modern Day Delilah” tras la batería, a lomos de una impresionante plataforma que los dejó en el frontal del escenario tras unos segundos ante el delirio colectivo. Y puede que estén todo lo viejos que tu quieras, pero cuando los tienes cerca, maquillados y vestidos, te olvidas de sus edades. Son KISS, por Dios. Son atemporales. Solo ellos son capaces de convertir aquello en 1977 sin el menor esfuerzo. Y el público estuvo con ellos, cantando el estribillo de “la nueva canción” como si fuera una de las clásicas.

Hablando de clásicos, la banda soltó una buena tanda nada más comenzar, con “Cold Gin”, “Let Me go Rock N’ Roll” y “Firehouse”, en la que Simmons escupió fuego como siempre. El público estaba que no se lo creía. Ahí estaba el show clásico de KISS con todos sus tics y sus efectismos. Sin ahorrar en bombas ni en watios. Cuando comenzó la nueva “Say Yeah”, de “Sonic Boom”, era obvio que el público ya la había acogido como una más, un futuro clásico. No obstante, es una pena que no se de más cancha a los temas de Gene en “Sonic Boom” pues algunos como “Yes I Know” o “Hot and Cold” funcionarían a la perfección en directo.

“Deuce” fue uno de los momentazos de la noche. Siempre mantendré que es una canción que pertenece al inicio del concierto, impepinablemente. Pero KISS han decidido darle un respiro y situarla un poco más avanzado el show. El efecto es igual de poderoso. Cuando KISS se acercan al frontal del escenario y hacen su mítica coreografía, el público estalla. Es uno de esos momentos que todos tenemos grabados en la memoria, como el paso del pato de Angus Young, los bailes de Steven Tyler o los fusilamientos de bajo de Steve Harris.

Otro de los grandes momentos del show fue la interpretación de “Crazy, Crazy Nights”, después de 20 años sin sonar en directo. El público la cantó dejando anonadada a la banda, que no paraba de prolongar el final de las canciones buscando el griterío de un público que lo dio absolutamente todo. “Calling Dr. Love” y “Shock Me” fueron las siguientes en sonar. Tras “Shock Me” llegó el momento del solo de Tommy Thayer y Eric Singer, un solo compartido de lo más efectista. La guitarra de Thayer salió volando (aunque sin echar humo como la de Ace, eso si) y escupió cohetes que impactaron contra el techo del escenario. La cosa acabó con Singer y Thayer elevándose sobre sus plataformas  en el aire y disparando más pirotécnica. El solo, técnicamente hablando, no fue nada del otro mundo. Pero nadie quería que fuera una demostración de lo buenos que son. Nadie va a ver a KISS esperando a Mike Portnoy, Bruce Dickinson, Tony Levin y Yngwie Malmsteen.

La tenebrosa “I’m an Animal” fue el siguiente tema en sonar, seguido de “100.000 Years”, donde Paul tuvo su ratito de participación con el público, llamaradas mediante. Fue en ese descanso cuando Gene Simmons se colocó su bajo-hacha, en previsión de lo que venía después. Las luces del Palacio se apagaron y una nebulosa verde apareció en el escenario, mientras Simmons hacía los ruidos más desagradables con su bajo y un buen montón de efectos añadidos. En menos de un minuto, la sangre había comenzado a brotar de su boca y había impregnado su cara, armadura y bajo. El público estaba extasiado. Más aún cuando Simmons arrancó a volar y se plantó en lo más alto del escenario para cantar “I Love It Loud”. No hizo ni falta pedirle al público que cantara. Desde que la batería de Eric Singer comenzó a sonar ya lo estaban haciendo.

Paul introdujo “Love Gun” cantando el solito una buena parte del tema, y regocijándose en los coros del público hasta que llegó el momento de tocarla en su versión completa. Stanley puede estar algo limitado vocalmente por su edad y las giras incansables, pero en directo no se nota tantísimo como en, por ejemplo, los videos de Youtube. O las grabaciones de la mesa de sonido que los propios KISS venden tras el show. El caso es que el starchild cumple como puede y no se le puede pedir mucho más. Aún así, en Madrid estuvo mejor que en Barcelona.

Tras un amago del “Whole Lotta Love”, Paul introdujo “Black Diamond”, que Eric Singer cantó con su voz rasposa y old-school. Solo faltaba “Detroit Rock City” para que la banda se tomara un merecido descanso tras dos horas de show y así fue. Con la banda gastando un buen número de cartuchos pirotécnicos y haciendo una versión alucinante del tema, la oscuridad invadió el Palacio y nos dio un breve respiro para recuperar la compostura.

Salió de nuevo la banda a escena y saludaron, hicieron su reverencia habitual y, ni más ni menos, que interpretaron “Beth” en acústico, cantada en masa por todo el público asistente (y por Eric Singer, que hacía de director de orquesta). Paul entonces decidió tocar algunos versos de “Forever”, hasta que una incendiaria “Lick It Up” siguió un show que ya estaba a máximo nivel, con un fragmento del “Won’t Get Fooled Again” de los WHO intercalado. “Shout It Out Loud” acompañada de más explosiones hizo cantar a todo el personal, cuerpos de seguridad incluídos (os lo juro!).

En pleno clímax, Paul Stanley cogió su tirolina y se marcho hasta la parte central del Palacio, frente a las gradas, para cantar un soberbio “I Was Made for Lovin’ You”. Ver a Stanley llevando su puño al aire marcando las explosiones del final del tema mientras vuela por encima del público es algo para recordar.

El final llegó con “God Gave Rock N’ Roll To You” y “Rock And Roll All nite”, con la banda colgada a bordo de sus plataformas en lo más alto del escenario mientras Paul rompe su guitarra contra el suelo y la pirotécnica alcanza máximos enfermizos. La banda finaliza el concierto y, casi sin tiempo para nada, salen pitando en dirección a su hotel madrileño antes de que el caos de tráfico tome las calles madrileñas.

Posteriormente, Eric Singer y Tommy Thayer llegarían al Hard Rock Cafe de Madrid para un evento con los fans españoles, donde se encontraron con un centenar de ellos para firmar autógrafos y hacerse fotos hasta las tantas de la madrugada. Hasta el manager de la banda, Doc McGhee apareció por allí, junto con el jefe de seguridad de la banda y algún otro miembro de su entourage.

Al día siguiente, la banda descansó teóricamente en Barcelona, en el día de la verbena de San Juan. No creo que a ninguno de sus miembros les apetezca escuchar explosiones incesantes en su día de descanso. Lo cierto es que un servidor estuvo enviándose e-mails con Eric Singer a las 4 de la madrugada de la noche de la verbena, por lo que me da que alguien no podía conciliar el sueño…!

El show de Barcelona fue un calco del de Madrid, casi sin excepción. El Palau Sant Jordi (la primera incursión de KISS en tan magno recinto) acogió alrededor de 11.000 fans para ver a la banda americana. No fue un sold-out pero las cifras están al hilo de lo que la banda ha metido en la mayoría de shows de su gira europea. En Zurich eramos unas 12.000 personas aproximadamente, y salvo lugares como Madrid, Malmo y Estocolmo o algunos festivales, la media de asistencia ha venido siendo esa. Si que es cierto que el vacío existente y las dimensiones más gigantescas del Sant Jordi afectaron algo a la acústica del concierto. No obstante, la banda estuvo tan profesional como siempre. Tuve la suerte de poder pasar por el backstage unos minutos antes del show (literalmente, estaban a punto de saltar a escena) para saludar a la banda y el grupo estaba de muy buen humor, con Eric Singer especialmente animado. Y es que Singer es el secreto de la banda actualmente: su estilo firme y espectacular como baterista, sus coros, su actitud positiva y su profesionalidad han ayudado a que KISS remonten el vuelo de nuevo. Eso si, por más veces que los vea de cerca, sigue impresionando ver aparecer a estos cuatro tipos ante ti. Stanley y Simmons especialmente, los más altos del lugar. Fácilmente hacen más de dos metros con sus plataformas. Te sientes absolutamente minúsculo ante ellos. Y cuando salen al escenario, ya ni te cuento…

En Barcelona hubo algunas variaciones respecto a Madrid. El telón cayó demasiado pronto y el show vino introducido por un tipo con pinta de presentador américano que desde la pantalla del escenario nos decía lo de “You Wanted The Best”. Ante el alucine de la mayoría del público, la banda salió a escena en su plataforma móvil con el ya clásico “Modern Day delilah”. Fue curioso como la banda se abstuvo de decir “España” en su show de Barcelona, al contrario que en Madrid. Alguien les debió dejar el recado, por lo que parece.

Tras “I Love It Loud” Gene se quedó “colgado” en lo más alto del escenario y no podía bajar, hasta que fue descendiendo a muy poca velocidad mientras Paul capeaba el temporal tocando un fragmento de “Forever”. Eso implicó que tras “Beth”, con el cartucho de “Forever” ya agotado, la banda tuviera que tocar un “Shandi” que nadie parecía conocer entre el público, porque todo el mundo se quedó callado. El público de Barcelona fue, definitivamente, más frío que el de Madrid. Y la banda lo notó en algunos momentos, con Stanley haciéndolo saber en sus comentarios hacia el personal. Pero cuando llegaron los bises, el público se volcó por completo. Cuando llegó “Rock And Roll All Nite” la gente estaba de pie en las gradas y el público de pista absolutamente desbocado. Eso si, quien tuviera que barrer todo el confetti aun debe estar odiando a “the hottest band in the world”. Eso si, la fiesta de esa noche difícilmente se repetirá. Dudo mucho que KISS vuelvan a estar a éste nivel de popularidad en España una vez pasado el fenómeno “hay que verlos una vez en la vida”. Lamentablemente, será difícil volver a verles en una gira como ésta por nuestro país, aunque…lo mismo decíamos en 1997.

Texto y fotos: Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com)

Promotor:Last Tour International

Asistentes:10000

Día:22/06/2010

Sala:Palacio de los Deportes / Palau Sant Jordi

Ciudad:Madrid / Barcelona

Puntuación:9