KANSAS
Que forma más gloriosa de terminar o empezar una semana, según como se mire. Asistir a un show de Kansas en domingo es una absoluta gozada, y más viendo el nivel que gastan estos tipos tras tantos años de singladura. Estos dioses del prog rock de estadio han quedado para mucha gente como un bonito recuerdo, como recuerdo son los estadios para ellos, en estos tiempos duros para los dinosaurios de los 70. Una auténtica lástima que a la velada asistieran poco más de unas 250 personas, la mayoría de ellas nostálgicos representantes de la vieja guardia.
Pero afortunadamente los que asistimos salimos felices y convencidos de lo allí acaecido. Con una puntualidad más británica que americana asaltaron las tablas dispuestos a ofrecer lo mejor de su repertorio. Pura elegancia, maestría y sentimiento ya en etapa de plena madurez. Dotados de un sonido casi perfecto, con un arranque tan sólo empañado por un micro que no permitía lucir a Steve Walsh como merecía, pero que no tardó en ser subsanado. Los que creían que la baja del violinista-cantante Robby Steindhart iba a pesar como una losa vieron en su sustituto a algo más que un parche temporal. El “nuevo” (David Ragsdale) calca a la perfección la tarea encomendada, apoya la guitarra constantemente y ofrece un gran apoyo en los coros.
Ya pronto “Point of Know Retorn” dejó patente la enorme calidad atesorada por sus cinco componentes. Maravillosa ejecución, gran feeling y absoluta elegancia. La batería de Phil Ehart está en un lateral y está compuesta por un completísimo set de grandes dimensiones. Ragsdale y su violín ocupan el centro, Rich Williams con sus guitarra (eléctrica y acústica) y su parche defienden el flanco derecho con absoluta maestría y en la retaguardia un Walsh elevándose sobre las teclas domina todo el escenario. No podemos olvidar la enorme labor de Billy Greer a las cuatro cuerdas y a las voces, realmente inspirado y complementándose a la perfección con Walsh. “Magnum Opus” nos puso al día que la banda celebra 30 años de la publicación de esa maravilla llamada TWO FOR THE SHOW, gran directo doble bajo una portada de Norman Rockwell. Cabe añadir que las portadas de Kansas han sido siempre pinturas de grandes genios del arte, capaces de aunar desde Arcimboldo al citado Rockwell, o lo que es lo mismo, desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo.
Pudimos disfrutar también de “Miracles Out of Nowhere” o la excelente cover de los Beatles: “Eleanor Rigby”, toda una gozada. Para algunos ocupa un lugar que debería haber ocupado “The Pinnacle” o “The Wall”, y en parte es verdad, pero sinceramente, y a excepción de la versión de Pain (muy en su estilo) nunca había disfrutado de este clásico de los escarabajos en vivo y os aseguro que a más de uno le puso la piel de gallina. Pero para piel de gallináceo nada como la madre de todas las baladas: “Dust in the Wind” arrancó una de las ovaciones de la noche. Quizá Walsh no llegue a esos agudos sublimes de los 70 pero os aseguro que nos hizo rozar el cielo. Y la verdad es que está en un estado mucho más saludable que a principios de los 90 donde las drogas y la mala vida le dejaron en un estado deplorable. El archiconocido tema ha servido hasta para anunciar champús en la caja tonta, es por eso que cualquier persona que haya escuchado la radio o visto la tele conoce “Dust in the Wind”.
“Icarus” nos mostró que más allá de sus dos celebérrimas composiciones el resto de material que han compuesto le sobran quilates. No me esperaba que cayera “Hold On”, aterciopelado tema de glorioso estribillo y de su etapa más 80era. La que no podía faltar era la extensa “Song for America” otro temazo que encierra gran parte de lo que Kansas eran capaces de componer. Con esos pasajes progresivos realzados por las dos voces mas coros. Como era de esperar llegó aquí una de las grandes ovaciones de la noche. Volviendo a la etapa 80 cayó otra de las sorpresas, ni más ni menos que “Fight Fire with Fire”, toda una evidencia de que su etapa más AOR es perfectamente reivindicable.
Eché también de menos “I Can Fly”, otro magnífico corte de su etapa más o menos reciente, pero si hay que ponerle algún pero a esta banda es sin duda el escaso minutaje de su actuación. Una leyenda como Kansas no puede bajar de las dos horas de duración, y cuando la monumental “Carry On My Wayward Son” nos tomó por sorpresa fue recibida de forma agridulce, pues a pesar de que es probablemente su mejor tema, era evidente que nos anunciaba el final de un concierto que podría haber sido perfecto de no ser por su brevedad. Tantos temas que se quedaron en el tintero… en fin.
A la salida muchos comentaban que si la edad les pesa, que si sólo tocaron hora y media… pero la mayoría salían más que convencidos de que pagaba la pena verles dos años después de su última visita. Feeling, maestría y temazos que han escrito la historia del rock. ¿Qué más se le puede pedir a una noche de domingo?
Jordi Zelig TÃ rrega
Promotor:Doctor Music
Asistentes:250
Día:08/06/2008
Hora:21:00
Sala:Apolo
Ciudad:Barcelona
Puntuación:8
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