JUDAS PRIEST (CRONICA ACTUALIZADA HOY)
LET THERE BE PRIEST!
JUDAS PRIEST conquistaron anoche el 013 de Tilburg en el inicio de la gira mundial “Epitaph”, en la que la banda se despide de sus fieles llegando a todas las ciudades posibles. No es el fin de la banda en sí mismo, puesto que planean dar los toques finales a su nuevo disco en los próximos meses y no descartan hacer algunos conciertos en el futuro. Pero los días de las giras de JUDAS año tras año, con cientos de conciertos, están acabándose.
El motivo es muy simple: se hacen mayores. Rob Halford es el que recibe la embestida de los años con más fuerza, y ya no solo sobre su voz, sino sobre su estado físico general. No son unos niños, rozan o pasan los 60 años y JUDAS PRIEST no es una banda que pueda salir a escena como Solomon Burke, sentados en un trono dorado a tocar “Breaking the Law” mientras el público asiente con la cabeza en señal de aprobación. Un show de JUDAS PRIEST es físicamente exigente, de alta intensidad y de larga duración, dado el catálogo musical de la banda, que da para llenar dos horas y dejarse temas en el tintero en cada gira. Es por eso que la banda ha tomado la decisión de retirarse voluntariamente de las giras largas y farragosas, algo que no podemos echarle en cara. ¿Cuántos grupos deciden dejarlo cuando aún pueden aguantarse en pie? La mayoría, por ego o por dinero, arrastra su legado hasta dejarlo virtualmente irreconocible. Pero JUDAS PRIEST saben que ese momento no está muy lejos y que este es el momento de largarse con el pabellón aún bien alto, aun teniendo en cuenta las limitaciones obvias dado el paso de los años, o los hándicaps inesperados, como el retiro de KK Downing poco antes del pistoletazo de salida de ésta gira.
Al hilo de esto, el concierto de Tilburg era el show de debut de Richie Faulkner, el sustituto de Downing y salvador de la gira, que los miembros de la banda sopesaron cancelar ante la negativa de Downing a seguir adelante con la banda. La pregunta que nos hacíamos todos era ¿dará la talla? La respuesta es “si”. Richie da la talla, se ha integrado muy decentemente en el contexto de PRIEST (los solos, la actitud escénica, el estilo) aunque para muchos sea una herejía verle ahí arriba, especialmente en una gira de presunta despedida. No intenta ser un clon exacto de Downing y hace libres interpretaciones de algunos solos para darle su toque personal, aunque nunca se desvía de la melodía y estructuras principales de éstos, que son sagradas. Pero dentro de esos parámetros, quizá mete un bend por aquí, un barrido por allá, siempre respetando los orígenes de la canción. Se nota, por otra parte, que Faulkner es fan de la banda y toca las canciones con pasión, no como un simple músico a sueldo que ejecuta partes robóticamente. Así mismo, su entrada en la banda ha suscitado un efecto similar al de Janick Gers cuando entró a formar parte de IRON MAIDEN en 1990: ha avivado las cosas sobre el escenario. Incluso Rob Halford, que podría calificarse como el miembro más estático (de los que se mueven, por eso excluyo a Ian “Clavo” Hill) parece haberse animado un poco, en comparación con las últimas giras, donde parecía un perro con una correa demasiado corta. No obstante, todo el que sienta violada su banda favorita está en su pleno derecho: ver a PRIEST con Faulkner después de 40 años de historia es como ver a DEEP PURPLE con Steve Morse o a KISS con Tommy Thayer. Todos sabemos quien es el tipo al que le pertenece el puesto en los casos mencionados. Pero en todos ellos, las cosas no cuadran personal o profesionalmente con ellos y el añadido de estos músicos “menos legendarios” es lo que ayuda a que nuestras bandas favoritas sigan saliendo adelante. Faulkner no es Downing ni lo será, y el lo sabe. Suficientemente agradecido se le ve de poder estar sobre el escenario compartiendo momentos con una banda tan grande como PRIEST.
El segundo tema es la voz de Halford. No es que haya mejorado o cambiado en gran medida, pues el Halford de 1982 se quedó ahí, en 1982. El de treinta años después es menos versátil, mucho menos agudo, pero hay que reconocer que desde giras anteriores, en este primer concierto del tour “Epitaph” da muestras de haber encontrado un punto de sano equilibrio entre lo que la gente espera de él y lo que sus cuerdas vocales pueden ofrecer. Tuvo más de un momento brillante, como en “The Sentinel”, en todo “Victim of Changes” y en una gran interpretación de “Beyond The Realms of Death”. Tuvo otros más flojos como “Diamonds and Rust”, donde no respetó nada la métrica acostumbrada de la canción, aunque el cambio de acústico a eléctrico a media canción quizá influye, y otros que ya se dan por perdidos como “Painkiller”, el cual es un tema totalmente imposible de cantar a día de hoy, por lo que pasa por el de puntillas, comprimido sobre si mismo, intentando explotar al máximo la voz que tiene en la actualidad.
El show de Tilburg comenzó puntual a las 20:30 y duró aproximadamente dos horas y diez minutos. Hubo omisiones clamorosas como “Living After Midnight”, pero alguno tenían que jubilar para poder tocar el completo set que tocaron. Con un telón cubriendo toda la longitud del escenario y el logo “Epitaph” escrito, la banda introdujo su concierto con la música de otros vecinos de Birmingham. Sonó “War Pigs” de BLACK SABBATH, pero antes de que pudiéramos darnos cuenta, comenzaron a sonar los primeros acordes de “Rapid Fire” y cayó rápidamente el telón, mostrando a la banda en su salsa desde el minuto uno. Tener a PRIEST tan cerca, en una sala donde caben apenas 2000 personas con un agobiante sold-out, es una historia muy distinta a verles en una gran arena. En la época Ripper, pude verles tocando en el Razzmatazz de Barcelona y sin agotar entradas y la sensación de potencia desmedida que imprimen desde el escenario no tiene parangón.
El segundo tema fue un marcial “Metal Gods”, tan bien recibido como siempre. Durante los ruidos de la intro, las llamaradas se adueñaron del escenario, demostrando que la banda quiere hacer una gira espectacular como la de los ’80, después de la sobriedad escénica que ha protagonizado sus últimos tours. El baile robótico de Robot Halford no faltó, aunque no se como al hombre no se le escapa la risa al hacerlo a estas alturas.
Con mirada cómplice hacia el público, Tipton desgrana el riff de “Heading Out To The Highway”, tercer tema de la noche, y uno de los que más celebra el público. Es especialmente impactante ver la dimensión que Scott Travis da a los temas de los antiguos PRIEST, donde lo que Les Binks o Dave Holland hacían de modo simple y –en ocasiones- patoso, Scott Travis lo clava con una pegada desmesurada.
Tiempo para un tema más novedoso, en la forma de “Judas Rising”, uno de los pocos aceptables –en perspectiva- de “Angel of Retribution”. Le siguió una de las grandes sorpresas de la noche, el mítico “Starbreaker” del “Sin After Sin”, el cual no debía haber sonado en directo desde 1455. La banda lo hizo muy bien, y fue verdaderamente emocionante escuchar semejante gema en directo. La mítica “Victim of Changes” fue el siguiente cartucho, con profusión de lasers por primera vez en el show. Después de varios años la han recuperado y ha sido muy mejorada. Por algún motivo, Halford la encara mejor con mucha más saña, y la banda se aplica mucho más. Tipton iba dejando caer las notas de su solo lentamente, como el que dosifica el veneno, y Halford realizó un grito final antológico considerando que en giras pasadas desde la reunión, éste no dudaba ni tres segundos. Durante el grito (y quizá para disimular el delay que siempre lleva en cantidades ingentes), cinco columnas gigantes de humo blanco se dispararon desde el frontal del escenario.
Tiempo para un recuerdo al “Rocka Rolla”, probablemente el disco más olvidado de la carrera desde siempre. Tocaron “Never Satisfied”, que sonó añeja pero potente. Probablemente algún iluminado esperaba que tocaran el “Caviar and Meths”, pero “Never Satisfied” era casi una mejor opción. Además, al pobre Al Atkins le caerán algunos royalties y podrá dejar de exprimir la naranja deque el fue miembro fundador de JUDAS PRIEST.
Halford anunció que iban a hacer el viejo clásico de Joan Baez “Diamonds and Rust” pero que lo tocarían con “una vuelta de tuerca”. Lo hicieron mitad acústico-mitad eléctrico al estilo “Unleashed in the East”, aunque Halford no lo cantó demasiado bien, sin respetar las melodías originales que había empleado en la antigua versión y desmereciendo el resultado final. Uno de los pocos temas valorados de “Nostradamus”, “The Prophecy”, fue el siguiente en sonar, con Halford vestido con su traje de tachas al estilo visionario del metal, como empleó en la gira del disco. Otra sorpresa fue la inclusión de “Night Crawler”, uno de los mejores temas de la historia de la banda. No podría ni comenzar a describir la que se armó en las primeras filas durante los momentos más machacones del tema. Para vivirlo. Faulkner estuvo muy acertado en sus partes, demostrando otra vez más, que se las ha ensayado al dedillo.
Los lasers lo invaden todo para darle el ambiente futurista adecuado a otra de las sorpresas de la noche, “Turbo Lover”, que no se escuchaba en directo desde la gira del 2005. El himno gay-metal por excelencia tuvo por suerte a un Halford ya más comedido, con chaqueta tejana y pantalones de cuero. Unos temas atrás decidió optar por su mono de spandex y las tetillas al aire como si fuera 1980. Por suerte se vistió rápido, aunque solo por ver la colección de tatuajes que adorna sus pellejos ya mereció la pena.
La cosa no iba nada mal, pero tras introducirla como “uno de esas temas controvertidos, porque incluso nosotros tenemos baladas”, la banda se lanzó a por un impresionante “Beyond the Realms of Death”, donde Halford cumplió todo lo que pudo y salió airoso. Travis y Hill demostraron que es en los temas lentos (o en las distancias cortas) donde mejor muestran su compenetración. “The Sentinel” podría haber sido un destrozo, pero Halford volvió a sorprender, aunque adaptando los tonos lógicamente, pero esforzándose en las partes “marca de la casa” para que nadie quedara con sus expectativas pisoteadas.
Más sorpresas, ésta vez de la mano de “Blood Red Skies”, interpretada por primera vez en la historia de la banda durante este concierto, algo que Halford remarcó al acabar el tema. Sonó a gloria, incluso sin las secuencias de la original de estudio. Lo cual demuestra que los PRIEST tan controvertidos de la segunda mitad de los 80 seguían siendo una buenísima banda de heavy metal con grandes temas. Tan solo los adornaban con demasiados tics propios de la época.
El final se acercaba, y lo hizo con el trio de “The Green Manalishi”, “Breaking the Law” y un “Painkiller” muy cañero, donde Rob cantó el tema al estilo de las últimas giras y todo el mundo pareció haber dejado de lado ya las pretensiones de que lo interpretara como en el disco. El final fue explosivo, con humo, lasers, llamaradas hasta el techo y Halford chillando como un descosido mientras Tipton, Hill, Travis y Faulkner (mira que se me hace raro poner el apellido de este tio en una crónica de PRIEST) lo barren todo a guantazos musicales.
Los bises fueron los obvios: “The Hellion” grabada y “Electric Eye” en vivo. Luego saldría Halford con la moto en “Hell Bent For Leather” y la banda se despediría cariñosamente de la audiencia. Pero faltaban dos temas por sonar, “You’ve Got Another Thing Coming” y “Living After Midnight”. El primero sonó y dio por finalizado el concierto entre más humo y muchos aplausos. El segundo no sonó pero imagino que sonará en algún futuro show o lo irán alternando como cierre del show. Se hace extraño un show de PRIEST sin “Living After Midnight”, eso sí.
El show inicial de ésta gira fue todo un acontecimiento, tanto por el set-list, como por el buen grado de funcionamiento de la banda, como por la rápida integración de Richie Faulkner. Pero hay detalles a tener en cuenta: en primer lugar, el espectáculo de PRIEST sigue pareciendo un poco cojo en algunos aspectos. Por ejemplo, la utilización de una pantalla de proyecciones queda desfavorecida porque solo se proyectan tonterías (rayos en “Night Crawler”, explosiones en otro tema y estrellitas en “Starbreaker”). Si recordáis la pantalla de video de BARON ROJO en el Metalway…pues igual o peor. Por otra parte, falta un poco más dinámica en el show, aunque Faulkner se mueve bastante y Tipton se ha contagiado. Pero sería necesario un empuje adicional en cuanto a implicación escénica de los músicos, aunque siendo el primer concierto, quizá no se trate del mejor indicativo.
En otro orden de cosas, la elección del setlist es muy buena, recuperando canciones largamente olvidadas y remodelando el show con unas cuantas sorpresas inesperadas. Eso es lo que falta a muchas bandas de la quinta de PRIEST, variedad en directo. La imagen escénica de la banda ha mejorado desde el “Priest Feast” sin duda. Así mismo, el show de más de dos horas que se marcaron, sin estúpidos parones, demuestra que aun hay ganas de salir a vencer. Habrá que ve los conciertos españoles a finales de julio para que ver que tal lo hace.
CRONICA DE URGENCIA
18:10 – The Metal Circus se ha desplazado en exclusiva hasta la ciudad holandesa de Tilburg, a unos 120 kilómetros al sur de Amsterdam. Aquí, JUDAS PRIEST comienzan su gira mundial de despedida, bautizada como "Epitaph". En ella, la banda tocará canciones de cada uno de sus discos, mostrará una nueva producción escénica y presentará en sociedad al guitarrista Richie Faulkner, recién llegado a la banda tras la retirada sorpresiva de KK Downing tras 40 años al frente de la banda de Birmingham.
El ambiente en los alrededores del 013 de Tilburg, situado en pleno centro de la ciudad, es relajado. A las cinco de la tarde, apenas había una decena de fans haciendo cola. Pero claro, esto no es como España donde la gente llega 10 horas antes para dar la tabarra con pedir púas a los roadies (un saludo desde aquí a todos los coleccionistas!). Sobre esa misma hora, minuto arriba, minuto abajo, ha llegado la banda al completo en un par de furgonetas. Allí hemos podido hablar brevemente con Scott Travis, con quien hemos quedado dentro de un rato para hacer una visita al escenario y departir ante una grabadora. Mientras espero la llamada de judas, sigo tomando un café tras otro, esperando el momento de ver el nuevo tour de la banda ante mis ojos. Recordad que estarán en España a finales de julio.
20:20 – El 013 esta bastante lleno y el concierto está a diez minutos de comenzar. Me encuentro en el foso de fotógrafos y he podido compartir unos minutos más con Scott Travis en el backstage. Glenn Tipton se encontraba calentando a solas en una habitación, mientras Rob Halford e Ian Hill se relajaban antes del show. He podido saber que los dos primeros temas serán "Rapid Fire" y "Metal Gods". El escenario es nuevo, lleva pirotécnia (aun no sabemos en que canciones) aunque el tamaño de la sala es el equivalente a una Riviera algo más pequeña o un Razzmatazz algo más grande.
21.00 – El concierto sigue adelante, y los británicos comienzan a sacar el arsenal de su artilleria. Han tocado "Heading Out To The Highway", "Judas Rising", "Starbreaker, "Victim Of Changes" y "Never Satisfied"…y "Diamonds And Rust". Gran selección de temas como traca inicial.
21.30 – No se olvidan JUDAS PRIEST de su cosecha más reciente, y la siguiente en caer es "Prophecy", seguida de un botón de sus discos más emblemáticos. Me refiero a "Painkiller", y la elegida es "Nightcrawler". Pero no todo queda ahí, el show sigue en marcha y el público ruge porque comienza a sonar…¡¡"Turbo Lover"!!. ¡¡Hay cuerda para rato!!.
21.50 – Momento de vellos de punta con “Beyond the realms of death”, en la que al igual que en “Turbo Lover” han usado lasers como ornamento de esta cálida interpretación. Con “The Sentinel” siguen creando expectación ante la audiencia, y la han mantenido con “Blood Red Skies”. También están llevado a escenas llamaradas (como en el caso de “Metal Gods”), y por si alguno se lo estaba preguntando… Sí; Halford está muy bien de voz, e incluso ha ejecutado de forma muy digna el popular grito en “Victim Of Changes”.
21.55 – ¡¡The green manalishi!! ¡¡Yeah!! …. ¡¡With the two-pronged crown!!!
22:30 – Fin del show. Han tocado "Breaking The Law" y "Painkiller" y ya en los bises "The Hellion", "Electric Eye", "Hell Bent For Leather" y como final definitivo "You»ve Got Another Thing Coming".
Texto y fotos: Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com)
Promotor:013
Asistentes:2000
Día:07/06/2011
Sala:013
Ciudad:Tilburg
Puntuación:8
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