Joe Satriani es un currante del rock. Llega a tu ciudad, llena la sala, ofrece un buen concierto sin parafernalias ni pretensiones de gran espectáculo, clava absolutamente cada nota, es bañado en aplausos y repite tan pronto como puede. Probablemente por eso sea uno de esos virtuosos que más se corresponden con el tópico de que sólo te lo pasas bien en uno de estos conciertos si tocas la guitarra (y en menor grado, otro instrumento), distando bastante de las extravagancias de músicos como Steve Vai, que hacen todo lo posible por darle otra dimensión a su directo más allá del evidente despliegue técnico. Y ojo, que esto no está destinado a ser ninguna ofensa: simplemente se lleva a cabo un show mucho menos ambicioso, centrado en otros aspectos, muchos menos amplios pero sí más tangibles, como la diversión o la química entre músicos.

Esto último es importante. Satriani es un profesional que selecciona a sus músicos con el máximo cuidado, y en gran parte la calidad del espectáculo reside en esto: en ver a una banda, pese a tener un clarísimo líder, que se lo pasa bien tocando y que interpreta piezas de alta complejidad como si no se tratase de gran cosa. Satch y compañía lo hacen fácil, su actitud effortless convierte el show en un paseo amable y divertido, en el que lo único que tienes que hacer es observar cómo esos músicos tremendamente dotados se regodean en una constante marea de excelsas melodías y complicadas líneas. Ni cortos ni perezosos, presentan un set de dos horas en el entorno más adecuado: un teatro en el que decidir si se quería disfrutar de ello sentado o de pie.

Si hay algo que a los seguidores dedicados nos enamora de la filosofía de Satriani en directo es, probablemente, el hecho de que, pese a mantener mayormente inmutables los mayores clásicos de su carrera (véanse Satch Boogie, Flying in a Blue Dream, Ice 9, Surfing With the Alien y Always With Me…), nunca limita el espacio de su catálogo antiguo a esos temas, y siempre está recuperando y sustituyendo algunas de estas canciones clásicas por otras que hace tiempo que no interpreta. En esta ocasión, «Crystal Planet», «Not of this Earth», «Friends» y «Time» fueron las elegidas para hacer las delicias de aquellos veteranos en sus conciertos, la mayor parte de ellas acumuladas en una primera mitad del show que arrancó fervorosos aplausos y supuso, probablemente, el tramo más trepidante del concierto.

Quizá precisamente el centrar la primera mitad del concierto en su época más célebre y reservar la mayoría de canciones nuevas para más tarde jugó en detrimento del ritmo de la actuación, puesto que fue palpable cómo, aún manteniendo un gran nivel, el público se enfrió frente a la imposibilidad del conjunto de mantener el nivel explosivo de los primeros tramos. Habiendo gastado los cartuchos más potentes del nuevo material (unas «On Peregrine Wings» y «Shockwave Supernova» simplemente fantásticas), el tedió asomó la pata por debajo de la puerta, pero afortunadamente el impresionante solo de Marco Minneman, un divertido juego de imitaciones y la hipnotizante exhibición de genialidad de Mike Keneally haciendo un solo con teclado y guitarra a la vez hicieron más ligera esta parte del camino.

Encarando ya el final, una inesperadísima «Luminous Flesh Giants» sorprendió y maravilló a la par, mientras que a los ya esperados clásicos se añadió una muy acertada «God is Crying» que revisitó el exitoso «Black Swans and Wormhole Wizards». La evidente «Surfing With the Alien» cerró un concierto más que correcto, con muchos puntos álgidos como esa versión extendida de «If I Could Fly» con Mike Keneally teniendo otro excelente momento de protagonismo; y una gran sensación de haber mejorado la formación gracias al formato reducido, con guitarrista y bajista turnándose para hacer las veces de teclista, instrumento que no es constante en el repertorio, y un Marco Minneman que funciona como un guante junto a Satriani (quien siempre está impecable) gracias a su finísimo estilo, adornando siempre en los momentos adecuados y aplicando su impecable técnica de un modo muy regulado y con gusto (al contrario que su sustituto con Steven Wilson, el cargante Craig Blundell). Un artista más que cumplidor y una garantía en directo, que esperamos que pueda mantener este increíble line-up durante años.

Fotos: Josep M. Llovera / Imago Mei

Promotor:The Project

Día:2015-10-02

Hora:19:00

Sala:BARTS

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Tori Sparks

Puntuación:7