Es curioso como en cuestión de tres años lo que era una bonita situación musical – el proyecto entre Glenn Hughes y Joe Lynn Turner- ha terminado en dos artistas girando por separado nuevamente y buscando cada uno su cuota de mercado. Especialmente curiosa fue la situación en el mes de septiembre, cuando tanto Hughes como Turner visitaron nuestro país con apenas dos semanas de diferencia. No obstante, el grado de excitación para ambos conciertos fue ligeramente diferente. Parece que la vena más funk y espiritual de Glenn Hughes levanta pasiones entre sus fans acérrimos, mientras que el concierto de Turner es un affair para todos los públicos rockeros, en el que el denominador común ya no es la carrera en solitario del artista, sino el legado generado hasta la fecha. Turner no hace demasiados ascos y si el 75% de su concierto consta de viejos clásicos…pues que conste. Glenn Hughes, pese a que es uno de mis artistas favoritos, sigue empeñado en propulsar al máximo sus últimas obras en directo, perdiendo por el camino una buena parte de lo que la gente espera de sus shows: viejos clásicos interpretados con mucha energía. No obstante, Hughes ha visitado España en muchas ocasiones durante los últimos cinco años. Es posible que si Turner nos visita tantas veces, termine sucediendo lo mismo. La diferencia es que Turner sigue haciendo discos de hard rock melódico, sin saltar de un estilo a otro en cada disco, y eso es algo muy importante para quienes acuden a sus shows y siguen su carrera.

Con la sala Luz de Gas de la calle Muntaner bastante llena –alrededor de 500 o 600 personas se dieron cita para la ocasión- Joe Lynn Turner salió a escena acompañado de un valor seguro, el guitarrista Karl Cochran, quien ha trabajado durante mucho tiempo con Ace Frehley de KISS. Pese a que su presencia escénica deje bastante que desear – y es que al tipo parecía que le costaba moverse del sitio- , a nivel musical Cochran fue la segunda estrella del show, recorriendo su mastil con precisión y elegancia a lo largo de la hora y media exacta que duró el show, evocando tanto a RAINBOW como a DEEP PURPLE como a cualquier cosa que se le pusiera por delante en el set-list.

El show dio comienzo, como era de esperar, con “Death Alley Driver” y una coreadísima “I Surrender”, aunque la maldita manía de elevar telefonos móviles en el aire para que vaya usted a saber quien pueda escuchar un mogollón de ruido saturadísimo me hizo plantearme qué es lo que no funciona bien en el mundo actual. Joe estaba en plena forma vocal y solo hicieron falta diez minutos para comprobarlo sobre el terreno. Pese a su más que notoria cabellera, el vocalista hizo gala de poder escénico y no se dejó amilanar por algunos de los problemas de sonido que salpicaron los primeros temas, en los que hizo señas a los técnicos indicando que su monitor de escenario no estaba ecualizado como el deseaba. No obstante, fueron minucias, ya que de manera rrolladora, Turner procedió a comerse la sala con “Power” y “Street Of Dreams”.

Con el público totalmente entregado y un sonido bastante más que correcto para lo que estamos acostumbrados a sufrir en algunas salas de Barcelona, Joe demostro que sigue manteniendo ese carisma y magnetismo propio de los frontmen que se forjaron en los años ’70 y ’80, como es su caso. Llevan al público comiendo de la palma de su mano, se acercan a las primeras filas, chocan manos, cantan canciones de amor a la cara a chicas del público…todos los clichés habidos y por haber, vamos. Pero que, si fuera de otra manera, echaríamos de menos.

Con su habitual palabrería, Turner introdujo “Power Of Love” y la aclamada “Jealous Lover”, en la que hizo referencia a los problemas que le suponía marcharse de gira y soportar los celos de su novia / esposa / lo que fuera. La melódica “I Can’t Let You Go” nos llevó hasta “Love Is Life”, uno de los temas del último disco de Turner, “Second Hand Life”, que fue recibido como si de un clásico de hace veinte años se tratara. No obstante, pese al atracón de heavy rock azucarado, el vocalista se puso más serio para “Blood Red Skies”, otro de los pesos pesados del set-list de la noche. “Stone Cold”, “Can’t Happen Here” y la vitoreada “Spotlight Kid” nos llevaron hasta unos bises que, si bien parecieron prematuros a más de uno, no hicieron más que alertarnos de que debíamos disfrutar los últimos minutos de actuación.

Tras un breve descanso, Turner, Cochran, el bajista Greg Smith, el batería Mike Sorrentino y el teclista Carmine Gigglio volvieron a escena para rematar la faena, en ésta ocasión con sendas versiones de “Highway Star”, en la que Turner tuvo algun que otro problema entonando las partes más altas y, finalmente, una esperadísima “Burn” en la cual la sala parecía un auténtico manicomio.

A la salida, caras sonrientes, expresiones de “joder, que conciertazo” y, en defintiva, esas cosas que pasan sólo cuando los artistas tienen una gran noche. Que suele ser muy pocas veces, todo sea dicho.

Texto y Fotos: Sergi Ramos

Promotor:RM Concert

Asistentes:600

Día:28/09/2007

Sala:Luz de Gas

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9