Primera aventura en la sala anexa del Palau Sant Jordi. Parece mentira que
semejante espacio haya sido guardado casi “en secreto” durante los últimos
años, cuando resulta ser un lugar excelente para ver conciertos (que no para
organizarlos, me temo…). Se trata de una polivalente sala del tamaño de un
par de canchas de basket (al estilo de un Palau de la Vall d’Hebró algo más
reducido) donde cabe un escenario de dimensiones considerables y alrededor
de cuatro mil personas de pie (siempre y cuando nos fiemos de la interpretación
del espacio que puede hacer quien escribe). El sonido es excelente, mucho mejor
que el de la Vall d’Hebró y la existencia de unas gradas en la parte izquierda
de la sala hace el asunto bastante más relajado de lo habitual. También es
cierto que se trataba de un concierto en el cual uno no espera ver demasiados
puños en alto, ni alaridos gigantescos…nisiquiera Harleys sobre el escenario.
La gente que asistió a ver el show de JETHRO TULL fue extremadamente civilizada,
aunque cuando llegó el momento del final del show, todo el mundo perdió los
estribos.

Con la ya comentada genial acústica, los ‘TULL salieron a escena alrededor
de las 21.30 ante un aplauso generalizado por parte de los asistentes. Estaba
claro que el show iba a ser más un “grandes exitos” que una muestra de experimentalismo.
Doane Perry y Jonathan Noyce (batería y bajista) fueron los primeros en aparecer.
Los más mayores del lugar, llamese Martin Barre y Andrew Giddings (guitarra
y teclados) salieron poco después. Cuando Ian Anderson y su flauta hicieron
acto de presencia, el júbilo de los asistentes era plenamente palpable.

El show dio comienzo con “Life’s a Long Song” y “Skating Away…”, antes de
que “Living In The Past” y “Serenade to a Cuckoo” terminaran de poner a todo
el mundo en su lugar. A esas alturas, Anderson ya había hecho uso de su mítica
flauta en varias ocasiones, mostrando su juventud con una buena dosis de sus
posturitas clásicas mientras toca dicho instrumento. Hasta algún salto pegó!
Quienes esperaban ver a una pandilla de abuelos arrastrandose por el escenario
con sus andadores se llevaron un buen chasco.

Con banda y público ya entrados en calor, sonaron multitud
de clásicos que fueron recibidos como si de música celestial se tratara. Es
extraño ver como un buen puñado de heavies flipaban con “Cross Eyed Mary”,
un tema que más de uno aún creía que era propiedad de Iron Maiden. De todos
modos, predominaba el público de treinta y muchos o cuarenta y tantos, aderezado
con unos cuantos jovenzuelos que vivían su primera experiencia ‘Tull en condiciones.

Es notorio que, tras las reediciones y discos conmemorativos de pasados años,
la cantidad de gente que se muestra devota de la flauta de Anderson ha aumentado
considerablemente. En el concierto te podías encontrar a la clase de gente
de la que uno piensa ‘¿qué demonios hace este tipo en un concierto de Jethro
Tull?’. Curiosa experiencia la de ver a toda una família al completo disfrutando
de canciones como “Aqualung”, “Cheerio” o el medley de piezas clásicas que
la banda realizó al borde de la recta final del concierto.

De cara a los bises, el público se levantó de sus asientos y se encaminó hacia
el escenario, mientras los miembros del equipo de seguridad intentaban frenar
a todo el mundo de acercarse y hacer fotos. En el recinto no había una valla
de contención de las que son típicas en cualquier concierto, dado que no era
un show de metal pesado con cierto riesgo de que algún individuo decida trepar
y subirse al escenario. Pero, cuando sono “Locomotive Breath” no hubo manera
de frenar a la marea humana que, entregada a la pasión guitarrera de Martin
Barre y la genialidad de Ian Anderson, decidió intentar conseguir una púa,
una foto o simplemente contemplar de cerca una de las bandas más míticas de
la historia del rock, del progresivo, o de cualquier género en el que se les
quiera encasillar. Todos son igual de validos.

Texto y Fotos: Sergi Ramos

Datos:Annexe Sant Jordi
Barcelona
Público: 2000 personas
Promotor: RM Concert

Día:11/05/2006

Puntuación:9