El bis, por una vez, fue distinto. En el bocadillo habitual de "Highway to Hell" y "For Those About To Rock", la banda metio "Riff Raff" a modo de loncha de jamón para acompañar. Es uno de los temas favoritos de Axl y hace practicamente 36 años que no la tocan, así que fue más que bienvenida en el setlist. Obviamente, el final con cañonazos de "For Those..." marcó el punto y final a una noche que dejó al público absolutamente extasiado. AC/DC tienen cuerda para rato y, como Kiss, han demostrado que no le tienen miedo ni siquiera cambiar a su propia banda.

AC/DC han vuelto a hacerlo. Cuando lo tenían todo en su contra, cuando todo el mundo estaba pidiendo la cabeza de Angus Young, pidiendo hora para el cirujano para arrancarse sus tatuajes de la banda por la entrada de Axl Rose, cuando el propio Axl Rose se había quedado limitado de movimientos en una silla porque tiene una fractura en un pie… AC/DC van y hacen uno de los mejores conciertos de su historia en un abarrotado estadio de la Cartuja de Sevilla. Sin despeinarse. Y en el caso de Axl Rose, sin moverse del sillón.

Lo de anoche fue insultante.

El día no presagiaba nada bueno. Durante toda la semana había estado lloviendo en Sevilla. La cortina de agua que caía el martes por la mañana en la capital hispalense era tremebunda. Pero, por algún extraño motivo que escapa a nuestro conocimiento, a las seis de la tarde el cielo se abrió, lució el azul y cesó la lluvia. A partir de ese momento, el concierto de AC/DC dejaba de peligrar. Tres días antes, en Lisboa, se había sopesado la cancelación debido a las inclemencias del tiempo. Sevilla estuvo en duda en algunos momentos pero finalmente salió adelante.

Al llegar al estadio de la Cartuja quedaba claro que había mucha más gente que la vez anterior, en 2010. También es cierto que se trataba de fecha única en nuestro país y se desplazó gente de todos los rincones. Pero una vez dentro del estadio se veía mucho hueco. Lo que parecía un pinchazo se fue arreglando a medida que pasaban los minutos. Alguien tuvo la brillante idea de hacer que el acceso a pista se realizase a través de una sola cola, lo que hizo eterno el acceso de un buen porcentaje de seguidores de la banda. Tanto que, pese a que la hora estipulada de inicio eran las 21:30, la banda no salió hasta las 21:50. Algunos ya le gritaban «fuera, fuera» al trono de Axl Rose, pensando que el cantante estaba retrasando a AC/DC. Finalmente, las luces del estadio se apagaron y comenzó a proyectarse la intro de esta gira a la par que una cuenta atrás encendía al público hasta límites insospechados. Y el escenario estalla en mil chispazos. Ahí están, impertérritos, como si en los últimos doce meses no hubiesen cambiado de vocalista, de batería y de guitarra. Un bloque de hormigón llamado «Rock or Bust» fue lanzado contra nuestras caras y pasamos los siguientes minutos recomponiéndonos.

No fue hasta que Angus Young hizo su célebre paso del pato cruzando por delante del sillón de Axl que en el campo visual uno podía apreciar al guitarrista y a Axl Rose en un mismo vistazo. Historia del rock pura y dura para el recuerdo y una lección de supervivencia (o de pragmatismo incómodo) por parte de la banda, que ya ha demostrado estar por encima de sus componentes. Alguien de Live Nation, la empresa promotora del evento, me decía un par de semanas antes que, pese a todo lo que se escribía en redes, tan solo se habían devuelto alrededor de mil y pocas entradas. Mil y pico personas que ahora deben estar tirándose de los pelos por la ausencia de Brian Johnson mientras la banda sigue llenando estadios allá donde va.

El setlist fue bastante variado respecto a los conciertos del año pasado en Madrid y Barcelona. Varios añadidos han ido encontrando su sitio en el repertorio durante este último año de gira. Así pues, respecto a los shows del año pasado pudimos disfrutar de «Rock N’ Roll Damnation», «Given The dog a Bone», «Got Some Rock & Roll Thunder» y «Riff Raff», perdiéndose por el camino «Play Ball» y «Baptism by Fire», que no terminaban de cuadrar en directo. La entrada de Axl Rose en la banda ha servido para desempolvar algunos viejos temas de la era de Bon Scott, como «Riff Raff», donde Brian nunca había sonado bien por su diferente registro vocal y lo por lo dañado de su voz.

Así pues, el show siguió adelante con «Shoot to Thrill», «Hell Ain’t a Bad Place to Be», «Back in Black», «Got Some Rock & Roll Thunder» y «Dirty Deeds Done Dirt Cheap». Desde el primer momento quedó claro que Axl estaba ardiendo. Con algo que demostrar – y con lo que gustan los retos- Rose ha terminado siendo la solución menos obvia y más efectiva a una situación que para otras bandas habría supuesto echar el cerrojo. Pero no nos olvidemos de que en 1980, tras la muerte de Bon Scott, la banda fichó a Brian Johnson y lo hizo tan solo siete semanas después.

La voz de Axl es perfecta para AC/DC. Aspera y rocosa pero aguda y versatil. Lo necesario para entonar los temas del «Back in Black» tal y como se concibieron en el disco, con los mismos tonos y acentos en las líneas melódicas, lejos de las re-adaptaciones que hacía Brian en las últimas giras para cubrir las carencias de una voz cada vez más maltrecha. Se nota que Rose ha comido Bon Scott y ha cenado Brian Johnson, porque adapta su voz a ambos estilos y lo hace a la perfección. Lo que es más importante, su interpretación es fiel a los originales de los discos de estudio. Así pues, en «Hell’s Bells» hace el final de una manera ligeramente distinta a la que lo hacía Brian. En «Let there be rock» hace un grito ligeramente ascendente como el de Bon Scott en el disco original, que alarga varios segundos generando el aplauso masivo del público. En «Whole Lotta Rosie» utiliza el tono narrativo original de Scott, casi susurrando los primeros versos en tono amenazante. Incluso en el break de «High Voltage» se intenta asemejar a Scott en la versión de estudio, lo cual queda bastante mejor que el festival epiléptico de Johnson en la última gira. Y todo sea dicho desde el respeto a Johnson: él es el vocalista real de AC/DC. Pero el problema está en que una vez escuchada la banda con un vocalista que tiene 14 años menos y el rango intacto, los temas ganan tanto que es complicado no ver a Johnson como una piedra en el camino de la banda. Puede que en el futuro encuentre un método con el que salvar su perdida de oído y seguir en la banda, pero difícilmente podrá encontrar unas cuerdas vocales nuevas.

Obviamente, el show de AC/DC estuvo protagonizado por los clásicos. No hubo más que escuchar la explosión de júbilo al inicio de «Thunderstruck» para darse cuenta de qué es lo que quiere la gente. Lo mismo sucedió con «You Shook me All Night Long» que puso el estadio patas arriba. Temas menores como «Sin City» o «Have a Drink on Me» amansaron un poco a las fieras antes del ataque final, ese que solo AC/DC pueden y saben hacer: soltar del tirón «TNT», «Whole Lotta Rosie» y «Let There Be Rock». Esta última, como siempre, con un solo de más de un cuarto de hora de Angus, que se pasea por la plataforma que sobresale del escenario, toca para cada lado del estadio, se pavonea, se contonea y finalmente, en lo alto de una plataforma hidráulica, entra en crisis nerviosa y cae al suelo revolcándose como solo el sabe. El gag más sencillo y, a la par, más efectivo del rock.

El bis, por una vez, fue distinto. En el bocadillo habitual de «Highway to Hell» y «For Those About To Rock», la banda metio «Riff Raff» a modo de loncha de jamón para acompañar. Es uno de los temas favoritos de Axl y hace practicamente 36 años que no la tocan, así que fue más que bienvenida en el setlist. Obviamente, el final con cañonazos de «For Those…» marcó el punto y final a una noche que dejó al público absolutamente extasiado. AC/DC tienen cuerda para rato y, como Kiss, han demostrado que no le tienen miedo ni siquiera cambiar a su propia banda.

Promotor:Live Nation

Día:10-05-2016

Hora:19:30

Sala:Estadio de La Cartuja

Ciudad:Sevilla

Puntuación:10