Pagar más de 50 euros por una entrada - la más barata, sin tener en cuenta esos engañosos euros por distribución- en los tiempos que corren, es todo un lujo. Y como resultado de ello, fue bastante triste ver un emplazamiento tan mágico como el Castillo de Sohail de Fuengirola (Málaga) vacio en más de dos tercios de su capacidad.

La cultura tiene y debe tener un precio; todos estaremos de acuerdo. Lo que es más criticable es que esa valoración monetaria suponga una barrera para que muchos no puedan acceder a ella. Pagar más de 50 euros por una entrada – la más barata, sin tener en cuenta esos engañosos euros por distribución- en los tiempos que corren, es todo un lujo. Y como resultado de ello, fue bastante triste ver un emplazamiento tan mágico como el Castillo de Sohail de Fuengirola (Málaga) vacio en más de dos tercios de su capacidad. Mencionaremos también los amplios espacios laterales que quedaron libres fuera de la zona habilitada con asientos frente al escenario. ¿No es más rentable fijar un precio menor en las entradas y que asista el triple de personas? Lo dicho; una verdadera lástima.

Más penoso aún, cuando los que estuvimos presentes fuimos testigos de un concierto de bandera. Uno de esos que son memorables. Servidor no recuerda cuando fue la última vez que escuchó un sonido tan nítido y perfecto en un show en vivo. Y ya no digamos el listado de enormes temas que sonaron a lo largo de las dos horas de actuación. Porque aunque ahora la formación se llame IAN ANDERSON a secas, todos sabemos quien en su cabeza visible y cuáles son sus temas insignias. Antes se llamaban Paco, y ahora Paquito.

Con “Living in the Past” nos abrieron las puertas del Castillo para contarnos sus nuevas y viejas historias, musicar su denuncia social y política, y ofrecernos, en definitiva, un regalo para los oídos que no tardaron en seguir deleitándose con “With You There To Help Me” y “Nothing To Easy”. Al poco tiempo nos dimos cuenta de la importancia en los actuales shows de la banda del joven Ryan O’Donnell. Segundo vocalista y percusionista que desahoga a Ian Anderson en muchas partes, y que a nivel visual otorga un plus de diversión en su propuesta musical. Y es que aunque la energía del flautista escocés se mantiene casi intacta, su voz no es la de finales de los sesenta. Es obvio.

Era el turno de presentar el nuevo trabajo en solitario de Anderson, “Homo Erraticus”. Y lo hicieron con el single “Doggerland” y “Enter The Uninvited”, que en directo ganan muchos enteros. “Sweet Dream” fue otro recuerdo al pasado antes de dar otra pincelada de presente con “The Engineer”. Y ahí quedo la presentación de temas de nueva hornada de Anderson, porque el resto fue un best of JETHRO TULL. La prueba estaba que con “Teacher”, “Critique Oblique” y esa popular “Boureé”, cerraron una primera parte en la que el público ya se comenzó a calentar. Tanto, que muchas personas levantaron sus traseros de las sillas y se situaron en los laterales y parte posterior para moverse con más comodidad cuando “Thick as a Brick” daba inicio a la segunda parte. Hasta Danny Vaughn que se encontraba por allí (y es que el guitarrista americano tiene ahora su residencia den la Costa del Sol, y se deja caer en algún que otro concierto), animaba dando palmas cual follonero de la fiesta. Aunque con “Too Old to Rock ‘n’ Roll: Too Young to Die” no hizo falta animación extra, teniendo en cuenta que el público estaba a sus pies desde hacía mucho tiempo.

“Songs From the Wood”, “Farm on the Freeway” y “My God” levantaron más si cabe los ánimos de los presentes antes de que el despertador del final comenzara a sonar con “Aqualung”. La frescura y energía que tiene en la actualidad esta canción casi 45 años después de su creación, es la explicación de que se considere a esta banda-grupo en solitario, una leyenda viva. Pero estaba claro que quedaba una de las piezas más importantes de la banda británica. Si; lo adivináis. John O’Hara hizo sonar en sus teclados con las primeras notas de “Locomotive Breathe” y parecía que el castillo iba a ser víctima del ataque de algún enemigo. Pero eran los propios residentes los que formaron tal algarabía.

Salvo los datos económicos y de asistencia que comentábamos al principio, nada que reprochar en los aspectos musicales. Ya sabemos que son tan cuidados con el sitio en el que eligen para tocar, que no coge por sorpresa que a petición de la propia banda estuviese prohibido consumir en las barras mientras estaban actuando. El sumatorio de una colección de grandes temas interpretados por unos músicos de larga carrera musical, y una acústica de escándalo, hace que conciertos como estos rocen la perfección. Y de todo ello gozamos los que asistimos a otra demostración de Ian Anderson y compañía. Pero repetimos: es duro comprobar que Don Dinero bloqueara las puertas de un castillo que musicalmente nos abrió el rey escocés bien acompañado de su séquito.

 

Texto y Fotos: Satur Romero (satur@themetalcircus.com)

Promotor:Rif Producciones - Espectáculos Mundo

Día:10/07/2014

Hora:22:00

Sala:Castillo de Sohail

Ciudad:Fuengirola, Málaga

Puntuación:9