HAMLET + OPERACIÓN MUTANTE

…debajo de sus putrefactas emociones esconden merecidos logros, como los de ser de los primeros grupos estatales en grabar fuera de estas fronteras, de tocar con las yemas de los dedos un contrato multinacional que quedaría en una caja de cristal de ecos vacíos (“Revolución 12.111”) o de perpetuar la innovación entre disco y disco ajustándose a las tendencias sin caer en el título de oportunistas. Siempre se ha dicho de ellos que lo mejor es el directo y cuando por fin los ves retumbar bajo las tablas, sabes con certeza que la capacidad de proyección internacional que poseen es ya temiblemente certera. Con un repertorio de más de quince años de carrera y un sin cesar de conciertos repartidos por aquí y por allá, nunca dejarán indiferente a nadie, no se trata de humildad ni ambición sino de HAMLET, una de las apuestas mas contundentes de la actual estratosfera española que podrían quedar perfectos tanto en un cartel hardcore como en uno de metal, o uno de simple rock and roll (y ni que decir en alguno de tantos hijos bastardos del matrimonio de éstos)… No es que sean una revolución sonora, no es que sean la técnica hecha carne ni que creen escuela, pero si algo no podemos quitarles, es el privilegio de ser PURA VIDA, ya que con una carrera con más altos que bajos y con más glorias (aunque sean personales) que penas, hoy HAMLET destilan toda la vigorosidad de estar vivos y no la metáfora de estar solamente respirando…¿sabes cuando dicen eso de que un grupo se deja el pellejo en el escenario? HAMLET lo saben y ya pueden darse el placer de coquetear con la fama, aunque ésta sea todavía underground…

Una sala mediana de un polígono industrial como lo es la Sala Vivero de Málaga, rellenada de cuerpos sudorosos y mentes dislocadas por la música “cañera”, parece el escenario perfecto para que HAMLET descarguen esto que tratan de llamar una vuelta contundente a su sonido hardcore, después del desfile mas deftonesco que fue Syberia (aunque queden cenizas de esa llama), digo perfecto, porque estoy segura que HAMLET se sentirían como en sus primeros pasos, solamente que en este caso son conscientes de que, sea la que sea la canción, será coreada. Mejor omitamos hablar de los teloneros OPERACIÓN MUTANTE, que al igual que el pedo de un niño de cinco años pasan silenciosamente y sin gracia (si queréis coña ya tenemos a unos GIGATRÓN, no hace falta otros), y metámonos más en la piel de nuestro protagonista: alrededor de la medianoche empieza a sonar la habitual intro entre el telón también habitual para esta gira de “Pura Vida” (la virgen mexicana de Guadalupe que debajo de la manta solo esconde un cráneo) y ante la expectación saltan al ring Molly y los suyos. Este es el momento en el cual te preguntas si después de una gira de más de 13 fechas ya recorridas, el cansancio haría mella en esos cuerpos más rockeros a lo metrosexual que lucen hoy HAMLET pero nada más alejado de la realidad, ya que “Arruinando nuestra vida” suena realmente como si de una bomba molotov se tratase, estallando entre el mar de brazos y gritos de los presentes.

Se necesita algo de  coraje o estar muy seguros de sí mismos para atreverse a tocar íntegro un disco todavía fresco en una gira, pero nos daríamos cuenta que no solo La doncella de hierro se puede permitir estos caprichos, ya que aunque se trate de material nuevo, la mayoría de las canciones (“En mi nombre”, el vitoreado “El diablo”, “Fronteras en tu mente” o “Acaba con el poder”) no bajaron la intensidad del concierto en ningún momento. Quizás gracias también al señor Molly, que merecidamente se gana el galardón de ser un frontman más que destacable (esos bailecitos, ese movimiento de caderas, esa voz rota) y romper el hechizo con una exquisita canción, en todo sentido de la palabra, como es “Miénteme”…Una de las dudas que me asaltaron antes de escuchar como sonaban las canciones en directo, era la de comprobar si Colin Richardson (Slipknot, Fear Factory) había hecho un trabajo de guante blanco y si sonaría la batería de Paco Sánchez igual que en el disco: solo tengo que decir que no era por el sonido de esa noche (que en realidad estaba bastante bien), HAMLET han superado sus propias limitaciones y nada da más gusto que escuchar riff tras riff de  Pedro Sánchez acompañado por el colchón melódico que le proporcionan Luís Tárraga y Álvaro, que aunque sea nuevo en el barco, es como si se conociese los trucos de toda la vida. Tras demostrar de qué están hechos, solamente quedaban paso para los clásicos…

¿Sabes cuando un grupo esta a punto de convertirse en un clásico? Es simple: cuando en su repertorio tienen temas para  rellenar fácilmente un concierto de casi dos horas (que es lo que pasó). A este paso, HAMLET pueden permitirse tocar canciones de hace tres discos que aun arrancarían sonrisas y saltos (el mosh mas íntimo) y sabedores de su status, preguntar al público que canción querían escuchar (“Jodido Facha”).

La verdad es que no faltaron los repasos a “El Inferno” (“Vivir es una ilusión”), “Insomnio” (“Odio”), “Revolución 12.111” (“Hombre del 2000”), el álbum negro (“Limítate”) o Syberia (“Imaginé”, “Para toda una vida”) antes de acabar con el ya característico final de empalmar “J.F” y “Tu medicina” para terminar de correrse violentamente con “Irracional”, algo que, aunque suene a repetitivo, no pierde el sabor a triunfo.

Sé que suena bastante a halago, no se si será el entusiasmo, pero HAMLET son ya un número incapaz de perderse, se lo curran y convencen que es lo que importa. No llenaran estadios ni venderán millones de discos, pero ganas ni valor les faltan…además, es siempre la misma historia, ese tipo de reconocimiento solo se logra cuando dejas un bonito cadáver y un buen recuerdo…pasó antes, y seguramente volverá a pasar, pero saberlo no se puede explicar de otra manera más que vivirlo.

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