Adelantados a su tiempo en su día, absolutamente nadie en todo el panorama español se atrevió a hacer, ni de lejos, lo que hizo HAMLET: No tan sólo acertaron en los años noventa a parir una música sin parangón en territorio nacional, sino que además tuvieron la vista y la virtud de jugar sus cartas de manera productiva, mejor dicho, de la única manera productiva en que se las podían jugar en la España prosaica que todos conocemos: marchándose fuera. Así pues, que en 1993 HAMLET pisaran nada más y nada menos que los Morrisound Studios de Florida (NAPALM DEATH, SEPULTURA, OBITUARY) para grabar con Tom Morris “Sanatorio de Muñecos” dice ya de por sí bastante sobre donde se encontraba esta banda respecto a las demás en el terreno del metal nacional. Los resultados, hablan (hablaron) por sí solos. Si dijera que la primera vez que cayó en mis manos “Sanatorio de Muñecos”, allá por el año 1995, no aluciné pepinillos, estaría mintiendo. La explosión de PANTERA con su “Cowboys From Hell” se había dado hacía un tiempo insignificante (al menos teniendo en cuenta los lapsos de tiempo acción – respuesta habituales en cuanto a pelotazos en la piel de toro de corrientes estadounidenses), por lo cual dicha reacción ante estos nuevos sonidos resultaba poco menos que sorprendente, máxime tendiendo en cuenta que podíamos encontrar ciertas similitudes con la banda de Dimebag en la forma, nunca en el fondo. A algunos de nosotros la edición de “Sanatorio de Muñecos” e incluso de “Revolución 12.111” nos pilló demasiado chavalillos, algo fuera de onda todavía en cuanto al circuito de conciertos se refiere, por lo cuál la oportunidad que ahora se nos brindaba de escuchar temas de estos dos álbumes en directo, más allá de los dos cortes habituales, se adivinaba cuanto menos excitante. 

No quisiera dejar pasar la ocasión de destacar el show que ofrecieron NUNNERY, por mucho que llegué a la sala tan sólo a tiempo de disfrutar del último tema. Pero, diantres, qué bien sonó. Un rock grueso y directo, bien tocado y mejor entendido, que hizo las delicias de todo aquél que fuera a disfrutar de un buen concierto. Una apuesta segura de unos tipos que saben muy bien lo que se traen entre manos.  

Llegamos al punto culminante de la noche. Nunca me hubiera imaginado un inicio del show así. Tras un tiempo de espera no demasiado largo la sala se queda a oscuras y empieza a sonar por la PA el “Staying Alive” de los BEE GEES a todo trapo, al amparo de varias luces móviles en plan discotequero. Y si bien no nos íbamos a transportar a los 70 de la mano de John Travolta y su “Fiebre del Sábado Noche”, lo cierto es que aquello iba a resultar un gran ejercicio de nostalgia, de sana nostalgia.  Cuando la introducción de “Irracional” empezó a sonar por los bafles, al público, muy predispuesto al desmelene, enloqueció cual fan que a pesar de saber lo que va a sonar estalla en júbilo. Y la verdad es que no me costó nada contagiarme. Molly, que en un principio salió con una camiseta sin mangas pero que más tarde pudimos ver con otra de DOKKEN, sabía que esa noche se encontraba ante sus fans más acérrimos y no dudó en darlo todo desde el primer segundo. Y es que por mucho que siempre ha sido un grandísimo frontman y un gran culo inquieto, nunca deja de sorprenderme la tensión desbocada que desata sobre las tablas. Y si la brevedad de la canción tan sólo es equiparable a su gancho, esa noche pareció durar menos que una exhalación: cuando nos quisimos dar cuenta ya estaban sonando “Creerse Dios” y “Poseer Bajo Sumisión”. Y es que aquello era un torbellino, ya que todas las piezas habían encajado desde el principio del show, sin prolegómenos ni altibajos: Por todos es bien sabido que la premisa angular para recrear el sonido de la banda es que las guitarras de Pedro y Luís suenen claras, crudas, gruesas y cortantes; pues bien, aquello no podía sonar mejor, y creo no equivocarme al aseverar que dicha sensación era extensible a todos y cada uno de los instrumentos, voz de Molly inclusive. Este último, por otra parte, dio en el clavo recreando las voces de aquellos discos sin dejarse influenciar por las tendencias más melódicas adoptadas en los últimos trabajos de la banda: desde la voz más nasal que a veces adoptaba en el “Sanatorio de Muñecos” (novedad en directo para muchos de los que estábamos allí) hasta los gritos más desgarrados y pseudoguturales que inundaban el “Revolución 12.111”. Puede ser que éstos últimos no alcanzaran en todo momento la extremidad del compacto pero, pardiez, es que Molly en ese disco rozó su límite (y por otra parte supongo que a día de hoy se cuida más la voz que en los principios). 

Hacía tiempo que no escuchaba los temas del “Revolución…” y lo cierto es que canciones como “No Me jodas”, “Habitación 106” o “Egoísmo” me refrescaron la memoria para recordar lo rápido y extremo que llegaba a ser alguno del material antiguo. Menuda tralla y qué bestia parda Paco Sánchez a la batería. Tras la curiosa, modesta y pegadiza “Ceremonia TV” llegaría “Repulsa Total”, un tema que ni tan siquiera tocaban en la época de “Sanatorio de Muñecos” por lo cual, tal y como apuntaló Molly, estábamos ante un momento especial, por si alguien todavía no se había dado cuenta. Todo lo contrario que “Coeficiente Deprimente”, tema que de muy de vez en cuando han ido recuperando para el directo. “El Color de los Pañuelos”, “Basta” y “Al Lado” no apaciguaron los ánimos precisamente, con un público que no dudaba en vitorear a la banda, ante las caras de satisfacción de los músicos, o de liar un pogo más que considerable en los pasajes más rápidos de los temas. Por su parte, “Crónica Antisocial”, “El Pequeño Dictador” y la pesimista y salvaje “Hombre del 2000” terminaron dándole un buen repaso al “Revolución 12.111”. Tras la ya citada “Egoísmo”, que fue, sin duda, uno de los temas más salvajes y que causó más reacción entre la concurrencia la banda se retiraría para volver con su tema insigne, “J.F.”, cuyas primeras estrofas Molly dejó cantar al público apuntándolos con su micro, con evidente respuesta. Que no fuera la última en sonar resultó ser todo un detalle, y es que “Qué Voy a Hacer” y “Discriminación” (con la que cerraron) demostraron tener suficiente gancho.  

Todo un acierto esta gira y una alegría para muchos. Nadie le puede negar a la banda su actualidad, pues lo cierto es que han seguido una evolución totalmente coherente. Lo que les reafirma como banda es que para nada renieguen de su pasado, sino que se sientan orgullosos de él (con la excepción de “Peligroso”, aunque entra dentro de lo razonable). En fin, el mejor concierto que les he visto a HAMLET, interpretando algunos de sus mejores temas y dejando claro una vez más que se trata de la banda nacional con mejor directo. Los que nos quedamos prendados de aquella primera época nos zampamos nuestro dulce y abandonamos la sala Apolo más satisfechos de lo que nunca hubiéramos esperado. La forma de celebrar estos 15 años como banda no podría haber sido más acertada.

Texto: Penumbra (penumbra@themetalcircus.com); Fotos: Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com)

Promotor:Hfmn Crew

Asistentes:650

Día:28/02/2008

Sala:Sala Apolo

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9