GREAT WHITE
El “gran blanco” arrastra desde años ha el estigma de ser la banda más gafe y desafortunada de la historia del rock. Razones no les faltan para apoyar a dicha candidatura, el playback perpetrado en Madrid hará ya unos años fue sonado. Intentar timar a los asistentes para terminar saliendo por patas fue un disparate antológico. Más triste fue la muerte de más de 100 personas abrasadas en su concierto cuando el fuego pirotécnico se extendió por un falso techo en un show en EEUU. En fin, tras tantas historias se han juntado los chicos que empezaron (la mayoría) con el escualo y pasean con orgullo sus 25 años de singladura. Y a pesar de los pesares nadie les negará que para llevar tanto tiempo y haber aguantado tanto, parecen vivir una segunda juventud.
Abrían fuego los gaditanos HANDFUL OF RAIN, precioso nombre de reminiscencias Savatage y una buena apuesta de hard rock que apenas fue presenciada por cuatro gatos. Le pusieron ganas y demostraron un más que competente nivel, un cantante con una buena voz, solidez en la ejecución y un batería al que le encantan los malabarismos baqueteros. Desgraciadamente el público barcelonés estuvo gélido con ellos y si a eso le sumas varios problemas técnicos hicieron que la ilusión con la que empezaron se fuera diluyendo. El último intento del cantante para animar a la concurrencia fue inútil, una lástima. Como crítica de lo poco que pudimos verles es que suenan algo típicos y que su look no es precisamente el que uno espera por el estilo que practican. A pesar de ello apuntan maneras, y si eso se aprecia después de combatir ante todos los elementos tienen más que mérito. Pero claro, el hecho de tocar con la banda con más mala suerte del rock supongo que pasa factura, de hecho el virus “Great White” estuvo presente toda la noche…
Pocas veces he visto un inicio de concierto tan raro. GREAT WHITE asaltan la palestra frente a una sala medio llena y muy entusiasta, pero el micro de Jack Russell no funcionaba y directamente, con un autoritario gesto con la mano, hizo parar a toda la banda. Más aplausos y esta vez sí, “Desert Moon” sonó completa muy a pesar que hasta después de “Old Rose Motel” al cantante se le vio con muy malas caras y un cabreo apreciable. Fue curioso ver la presentación de la banda a las primeras de cambio, algo envejecidos en el aspecto físico pero tan jóvenes y competentes en cuanto a ejecución y maestría. Russell se cortó hace tiempo la melenilla rubia de pote y Mark Kendall iba de riguroso negro, calvo y con gafas de sol. Michael Lardie a la rítmica dejó patente que toca acústica, percusiones, armónica, rítmica, teclado y hace unos coros perfectos. Sean McNabb es puro actitud al bajo, no es miembro formador del grupo pero es un escudero importante capaz de lucirse también en los coros. Manteniendo el pulso a la perfección Audrie Debrow se sentaba tras los parches.
“Shot in the Dark”, “Face the Day” y material de su último “Back to the Rythm” demostraron el buen hacer del grupo, hard rock con ese poso blues que lo impregna todo. Para muchos los White han sido una banda que ha estado a un nivel mucho más bajo que los grandes nombres del hard de los 80, pero el feeling y estilo que siempre han practicado, juntamente por ese amor a las versiones ajenas y esa capacidad de hacerlas suyas y convertirlas en himnos propios les da una personalidad al alcance de muy pocos. El hecho de que todos excepto el batería metan coros y que los reproduzcan al nivel de estudio (¡de verdad que no hubo play back!) y que adornen los temas con percusiones, teclado y armónica es una gozada. “On Your Knees” nos devolvió a ese lejano 1982, y la interpretación de “Save Your Love” en acústicas les quedó excepcional, hay que remarcar que es su gran balada.
Desgraciadamente el precio de haber reunido a casi toda la formación original pasa por aplacar egos y ceder un espacio que quizá muchos preferirían verlo llenado por material de la misma banda. Todos tuvieron su momento solista y Kendall se arrancó un precioso blues reivindicándose como mr. Feeling. Poco después Sean la emprendió con una de las versiones más logradas de la banda, el “Red House” de Hendrix. Continuaron con “Mistabone” pero cedieron luego espacio para que Michael Lardie se luciera con otro tema de su disco en solitario. Fue quizá el punto menos brillante del show. “Rolling Stoned” y “Call it Rock and Roll” enderezaron las cosas que llegaron al clímax con ese pedazo de historia que es la monumental “Rock Me”, con unos coros antológicos. Ovación de gala al que debía seguir la versión del “No Quarter” de los Zeppelin que finalmente no cayó. Para cerrar “Can’t Shake It” y “Wasted Rock Ranger” que a pesar de quedar impecables resultaron infectadas por el virus Great White: los problemas de sonido volvieron a tener presencia, aunque esta vez Jack Russell se lo tomó con buen humor, pues el show funcionó y de qué manera. “Once Bitten Twice Shy”, su archiconocida versión de Ian Hunter, supuso el fin de fiesta por todo lo alto. Se quedaron en el tintero “Move It”, “Gonna Getcha” o “Afterglow” pero poco hay que achacarle a una banda que roza las dos horas de actuación.
Hubo momentos en que me llegaron a recordar el estado y exquisito nivel de Y&T en su última venida a estas tierras pues, juntamente con ellos, son de las bandas que han demostrado que a pesar de tantos años siguen manteniendo ese nivelazo de antaño. Sobreponiéndose a la mala suerte y a “su virus” parece que el tiburón blanco no es una especie en peligro de extinción, si mantienen esta formación vale mucho la pena verlos, aunque debas tragarte material ajeno.
Texto: Jordi Zelig TÃ rrega / Fotos: Sergi Ramos
Promotor:RM
Asistentes:200
Día:06/02/08
Hora:20:30
Sala:Apolo
Ciudad:Barcelona
Teloneros:HANDFUL OF RAIN
Puntuación:8
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