Si bien hace un par de meses ya tuvimos la ocasión de presenciar la actuación
de unos grandes del black/death metal sueco como son DISSECTION, ahora le tocaba
el turno a otro de los insignes fundadores del death metal de dicha escena.
Ahora bien, cierto es que, a pesar de tratarse de una banda clave en la historia
del death metal europeo, GRAVE no gozan de la holgada reputación de las huestes
de Nordveit. O, mejor dicho, no pueden presumir de un reguero de seguidores
tan vasto. De hecho, diría que la gran mayoría de los seguidores actuales del
metal extremo menores de 20 años no conocen a GRAVE, por lo cual, tal y como
me olía que sucedería, la sala Dejà Vú en esta ocasión presentó una asistencia
de público de lo más discreta.

Cuando los primeros teloneros saltaron a escena, cinco éramos las personas
en la sala si obviamos el resto de integrantes de los otros grupos y tour managers
que pululaban por ahí. Poco a poco fue llegando más gente con cuentagotas hasta
que para GRAVE “llegamos a ser” la pírrica cifra de 70 almas. En esta ocasión
tuvimos la oportunidad de presenciar la actuación de dos teloneros bastante
desconocidos pero que supieron sorprender y dejar un sabor de boca inmejorable.
Lo cierto es que tan sólo por ellos los euros de la entrada ya estaban amortizados.
Los primeros en saltar a escena fueron los austriacos THIRD MOON, practicantes
de un death metal melódico muy en la onda de la escuela Gothenburg. El grupo
posee nada más ni nada menos que tres guitarras, lo que en un principio podría
parecer algo exagerado. Nada más lejos de la realidad. Gracias a un sonido altamente
cristalino se encargaron de demostrarnos el buen partido que le sacan al uso
de los tres hachas, aportando multitud de detalles y matices a unas composiciones
que tan pronto nos sacudían con la caña más propia de unos primeros IN FLAMES
como nos envolvían en cuidados desarrollos con componentes acústicos. Ciertamente
supieron como transmitirnos esa vertiente más melódica sin olvidarse de meter
caña en todos y cada uno de los temas. El último corte que interpretaron se
lo dedicaron a Pamela. Sí, sí, a Pamela. ¿Que quién es? Pues la chica de la
barra, con la que el batería del grupo había estado intentando ligar minutos
antes de subirse al escenario. La verdad es que el hecho de que la camarera
no tuviera ni idea de inglés y el señor en cuestión ni idea de español hizo
que la situación fuera graciosa (cuando entré en la sala estaban solo ellos
y yo o sea que no me fue muy difícil comprobarlo).

Ahora era el turno de los suizos DISPARAGED. ¿Qué nos ofrecería esta gente?
Con el primer tema dejaron las cosas bastante claras: death metal clásico rápido
y técnico, más en una onda americana old school (nada de bruthal death desbocado).
Al igual que THIRD MOON gozaron de un sonido excelente y consiguieron en todo
momento sonar brutales pero para nada repetitivos. Si bien la respuesta del
público ante los primeros teloneros fue bastante correcta, ahora con DISPARAGED
las escasas setenta personas liaban una buena cuando terminaba cada uno de los
temas, sinónimo de que éstos entusiasmaban a la concurrencia. Las caras de satisfacción
de los músicos dejaban entrever que ellos tampoco eran ajenos a este detalle.
No era para menos. La técnica de su soberbio batería ya merece un punto y a
parte: con un estilo tan peculiar como pasmoso este hombre nos demostró como
se puede sonar brutal cogiendo las baquetas como si fueran palillos chinos.
Menuda bestia. Tras un buen puñado de temas, se despidieron del escaso público
entre sinceros y entusiastas aplausos.

El tiempo de espera de un concierto a otro estaba siendo ciertamente breve
y GRAVE se preocuparon de no convertirse en la excepción: en pocos minutos ya
los teníamos frente a nosotros. Con su ya característica bandera de Suecia colgando
de uno de los bafles dieron el pistoletazo de salida ante una audiencia que
en gran parte no dio tregua al headbanging. Evidentemente, la escasez de público
no iba a ser un impedimento para disfrutar al máximo de la presencia de los
suecos. Ola Lindaren guitarra y vocalista de la banda demostró encontrarse en
un buen estado vocal que nos permitió disfrutar de todas y cada una de las composiciones
en su plenitud. La verdad es que tocaron sin tener ningún tipo de set list en
escena, por lo que supongo que o bien se sabían el orden de las canciones que
iban a tocar de memoria o bien decidieron dejar un cierto margen a la improvisación.
Más bien me huelo que fue esto último. Ola, que salió ataviado con una camiseta
de CELTIC FROST y unos tejanos, no dudó ni un instante en comunicarse con el
público entre canción y canción, ejerciendo su labor de frontman cuando el momento
lo requería o más bien se lo permitía. Y de tal forma fueron cayendo toda una
ristra de clásicos que sirvieron para dar un buen repaso a su discografía (a
pesar de que no tocaran, que yo recuerde, ninguna canción de aquél discretito
“Hating Life”). Los temas que obtuvieron una mejor respuesta del público fueron,
obviamente, los más antiguos, en especial los pertenecientes al mítico disco
“Into the Grave”, obra imprescindible en la historia del death metal europeo.
Así pues, pudimos escuchar temas clásicos como “Deformed”, “And Here I Die”
o “Extremely Rotten Flash” y otros más recientes como “Rise”  o la apabullante
“Breeder”, con cuya interpretación supieron recrear de forma brillante el contraste
entre ese riff inicial tan marcado y su subsiguiente blast-beat. Asimismo también
sonaron “You’ll Never See” y “Soulles”, de sus respectivos discos homónimos.

En la recta final del concierto Lindaren nos anuncia que deberían ir terminando
su actuación porque de aquí a nada la sala empezará a llenarse de gente “chic”
y amantes del pop. Acto seguido los suecos escurren la poca sangre que quedaba
en nuestros putrefactos cuerpos al ritmo de la tan simple como aplastante “Reborn”
y, cómo no, el himno por antonomasia “Into the Grave”. Lamentablemente, durante
la interpretación de tan vanagloriado tema al frotman se le rompe la cuarta
cuerda de su guitarra y le toca apechugar y apañárselas con un puñado de riffs
algo más huérfanos de lo habitual para llegar hasta el final del mismo de la
forma más digna posible.

Tras desaparecer del escenario y cuando unos cuantos pensábamos que no habría
bises, Ola aparece con una nueva guitarra secundado por las aún humeantes manos
de Pelle, Jonas y Fredrik para deleitarnos con un par de temas más, uno de ellos
“Heretic”, de su última obra de estudio “Fiendish Regression”, culminando así
los casi 90 minutos que duró la actuación.

Pues eso, un concierto de auténtico death metal potente y rabioso con tres
grupos que se encargaron de acelerar el proceso de descomposición de nuestros
oídos con gusto y pútrida mala leche. Si bien no se trató de algo espectacular
la verdad es que fue todo un gustazo. Ahora solo queda decir… Concierto de CANNIBAL
CORPSE hace un puñado de meses: 500 personas. Concierto de GRAVE: 70 personas.
¿Contradictorio? ¿Desalentador? ¿Lógico? La respuesta no está en las causas,
sino en las consecuencias.

Texto y Fotos: Penumbra

Datos:Sala Deja Vú
Barcelona
Publico: 69 personas
Promotor: Frontline

Día:21/01/2005

Puntuación:7