Lo primero que merece la pena reseñar del concierto del pasado sábado estaba fuera de la sala, ya que al ser el concierto de uno de los clásicos del rock de todos los tiempos, se podría esperar ver muchas melenas canosas, los resultados de la alopecia masculina o del inevitable devenir del tiempo. Bien es cierto que había mucho público dentro de ese margen de edad, pero gratamente uno podía ver gente que ha disfrutado de GLENN HUGHES por su propia inquietud, por el afán de escuchar a los clásicos para entender el panorama actual y porque la calidad no entiende de décadas, canas o reediciones.

Lo primero que merece la pena reseñar del concierto del pasado sábado estaba fuera de la sala, ya que al ser el concierto de uno de los clásicos del rock de todos los tiempos, se podría esperar ver muchas melenas canosas, los resultados de la alopecia masculina o del inevitable devenir del tiempo. Bien es cierto que había mucho público dentro de ese margen de edad, pero gratamente uno podía ver gente que ha disfrutado de GLENN HUGHES por su propia inquietud, por el afán de escuchar a los clásicos para entender el panorama actual y porque la calidad no entiende de décadas, canas o reediciones.

Antes de ese encuentro, tenía bastante interés en ver a JARED JAMES NICHOLS, que acudía como artista invitado. Puntualmente, JARED JAMES NICHOLS hizo su entrada en el escenario (un poco encajonado, a decir verdad) con su formación clásica de guitarra, bajo y batería. El guitarrista norteamericano es el centro indiscutible de la formación, derrochando rock y blues en sus dedos que con su peculiar técnica de finger picking. La guitarra sufrió desgaste, zarandeos y golpes ante la inagotable energía del guitarrista. Las canciones se sucedieron una detrás de otra sin apenas descanso, gracias a lo cual el público volcó todos sus sentidos en el show. Por esa intensidad en el directo se entiende por qué JARED JAMES ya ha sido telonero de bandas míticas como Lynyrd Skynyrd siendo tan joven y dando sobradas razones para ser cosiderado una futura promesa del rock a nivel mundial. El setlist se centró fundamentalmente en temas de su último disco con canciones como “Crazy”, “Can’t You Feel It o “Mississipi Queen”. En un derroche de humildad y cercanía, al terminar su actuación, saltó de escenario y se mezcló entre el público, recibiendo numerosas muestras de cariño.

Después de un cambio de escenario bastante rápido, llegó el plato fuerte de la noche. GLENN HUGHES, junto al guitarrista Doug Aldrich y al batería Pontus Engborg comenzaron con un tema de la época del bajista en Deep Purple, “Stormbringer”. GLENN HUGHES alcanzaba registros imposibles con una facilidad asombrosa, sin dar muestras de fatiga alguna y con un dominio de la técnica vocal simplemente impresionante. En el concierto hubo alusiones a las distintas etapas del músico en su prolija carrera, por lo que no faltaron temas de Black Country Communion (“One Last Soul”, “Black Country”), Deep Purple (“Sail Away”, “Burn”) o Trapeze (“Way Back to the Bone”, “Touch My Life”).

A nivel técnico, la banda resultó robusta y compacta, como pudieron mostrar Doug y Pontus en sus sendos solos, al igual que el propio Glenn no dudó en mostrar por qué ha sido bajista de Deep Purple y que está en pleno estado de forma con sus más de 60 años de edad.

Podríamos seguir describiendo la consecución de canciones que compusieron el setlist, las menciones a Ronnie James Dio, la emoción con la que Glenn Hughes se dirigió al público a lo largo de todo el concierto, pero hubo un momento con el que se podría resumir todo: “Mistreated”. Cuando la banda tocó este clásico de Deep Purple, el tiempo se detuvo, se saltaron las barreras del sonido y el tiempo… No sé si fueron diez, quince o veinte minutos en los que se volvió una y otra vez al estribillo en las que Glenn subía y bajaba octavas, en las que el público, entregado por completo, se perdía en la voz y en la letra del tema y aclamaban al cantante y bajista. En momentos como ese, uno entiende qué es el rock, qué ha significado para toda una generación, qué hace que los rockeros nunca mueran y por qué a quien le gusta el rock siempre lo llevará consigo. “Mistreated” podía haber sido la única canción del espectáculo y aun así, habría valido la pena estar allí.

Anoche hubo una confluencia de la esencia del rock que siempre será lo que dé sentido a todo lo demás, con el prometedor futuro que está por venir. Unos y otros no compitieron por ser más auténticos, sino que ofrecieron una descarga de rock sensacional, mostrando la mundo que el rock es rock y que es ajeno al paso de las hojas del calendario.

Fotos: Nacho Criado

Promotor:RRS Promo

Día:2010-10-10

Hora:20:00

Sala:Sala Arena

Ciudad:Madrid

Puntuación:5