Tras una excelente primera jornada la cosa iba a mejorar incluso con el sábado. El sol brilló y nada más almorzar me encuentro de cara con Glenn Hughes en el hall del hotel. Maravillosa forma de empezar el día. Suponíamos que en la segunda jornada habría mucha más gente, y así fue. Impresionante entrada, muy superior a los shows que suelen hacer Quireboys o Hughes cuando vienen en solitario.

Tras una excelente primera jornada la cosa iba a mejorar incluso con el sábado. El sol brilló y nada más almorzar me encuentro de cara con Glenn Hughes en el hall del hotel (habrá una entrada de blog sobre el encuentro). Maravillosa forma de empezar el día. Suponíamos que en la segunda jornada habría mucha más gente, y así fue. Impresionante entrada, muy superior a los shows que suelen hacer Quireboys o Hughes cuando vienen en solitario.

La banda del Yuyu

Está muy bien que la organización tenga en cuenta a las bandas de la zona y La banda del Yuyu fueron los elegidos para dar una buena muestra de lo que se cuece en tierras gerundenses. Estuvieron la mar de entretenidos, muy comunicativos, muy agradecidos con las otras bandas y con la organización, y consiguieron calentar motores y sacar adelante algunos temas muy meritorios. El frontman se movió mucho y bien, un guitarra muy líder y una base rítmica compenetrada, con un simpático bajista dando la nota de color. Rock personal, algún toque sureño, alguna jam y gran final eléctrico que terminó con su guitarrista por los suelos.

Jared James Nichols

El guitarrista sureño es un ciclón en directo y estuvo muy por encima de lo que ofreció hace tiempo en el Rocksound barcelonés. Es pura potencia y desprende sensualidad, algo que agradecieron muchas féminas, pues la media de edad de los grupos era de más de 50 años. Con el torso desnudo y gustándose tocó al 11 haciendo poses con su simpático y altísimo bajista Erik Sandin. Suena a lo Ted Nugent y en parte también su actitud, y su blues musculoso rivaliza con el del gran Eric Sardinas. Nos quedamos esta vez sin “Cat, scratch Fever” pero encantados con “Blackfoot” y “Get Down”. Su power trio funciona de maravilla y las versiones elegidas son perfectas. Primero la brillante “Rock and Roll Hoochie Koo” de Rick Derringer y luego la portentosa “Come on in My Kitchen” de la leyenda Robert Johnson. La hizo absolutamente fiel a la original haciendo que el sabor del delta del Mississipi invadiera la sala. Calor y entrega en “Crazy” y “Can You Feel It?” para convencer a todo el mundo de que el chico va para estrella. Despidió con una versión de Mountain: “Mississipi Queen” dejando claro de que en un show de festival se desenvuelve como pez en el agua. Estuvo horas con la gente y salieron como grandes triunfadores del evento. Cada vez que lo veo sobre un escenario, más me convence.

Glenn Hughes

Otra vez división de opiniones en un show que tuvo momentos mágicos pero en el que el peso de lo instrumental fue quizá demasiado elevado. Está claro que hay que darle cancha a Doug Aldrich, que estuvo de diez, y al baterista sueco Pontus, un perfecto escudero para el divo. A grandes rasgos el show estuvo a la altura de la leyenda pero hace una década Glenn Hughes conseguía dejar a unos patidifusos y a otros con lágrimas en los ojos. Esta vez no se llegó a tanto, pero es espectacular verle atacar “Stormbringer”. Comedido de inicio para luego irse soltando. Me encantó “Orion” y pronto nos atraparon esos ritmos funkies con alma soul. Su voz sigue estando en otra galaxia y en “Way Back to the Bone” hubo ese homenaje a Mel Galley con el que formara Trapeze siendo un adolescente. No sería la única versión de esa banda, luego caería “Touch My Life” Mágicas fueron “First Step of Love” y sobretodo “Sail Away”, revindicando su etapa en Deep Purple. Sorprendente la versión de Whitesnake “Good to Be Bad”, la verdad el que el grupo la hizo sonar genial y Aldrich disfrutó como un niño. El guitarrista iba vestido de estrella del rock, con torso desnudo y mangas largas a juego con su rubio platino. Impresionante el solo de voz en “Mistreated” aunque la alargaron hasta el cuarto de hora y eso desesperó a muchos. Más que nada porque iban a caer solos de guitarra, batería y de guitarra y batería juntos. Los dos temas de Black Country Communion sonaron realmente bien y me sorprendió que no diera cancha a su trabajo con California Breed. “Soul Mover” me sigue pareciendo uno de sus mejores temas y el final con “Burn” nos dejó sin palabras… Sólo por ese final mágico ya valía la pena estar allí. Nadie más que Hughes puede cantar este tema. Decir también que el divo estuvo comunicativo y ágil de movimientos, justo lo contrario que en el bufet del hotel. Podemos encontrarle peros a la actuación, pero siempre es un placer enorme verle sobre escena.

The Quireboys

Estos no fallan y no lo van a hacer nunca. Era la primera vez que les veía en un show en festival y la verdad es que son perfectos. Pura diversión. Espectaculares desde esa magistral “Black Mariah”. Spike sigue siendo el frontman perfecto, con el clavel en la solapa, la copa en la mano, el rimmel y su pañuelo. Les sale todo y disfrutan al son de “Misled” o “There She Goes Again”. Está claro que hay muchos temas que tienen que sonar pero siempre hacen alguna concesión a cortes menos habituales caso de la intensa balada “Searching”, “Tramps and Thieves” o los tres temas de su penúltimo disco. Del nuevo no sonó nada y me decepcionó el no verlo en la zona de merchandising. Coros masivos, bailoteos y cervezas en alto para celebrar la balada “Roses and Rings”, la potente “This Is Rock and Roll” o la oscura “Whippin’ Boy”. Las favoritas del fan siguen siendo “Hey You”, “7 O’Clock” y la final “Sex Party”, pero antes hubo las preciosas baladas “Sweet Mary Ann” y la intensa “I Don’t Love You Anymore”. Destacar que “Beautiful Curse” va para clásico al nivel de la evocadora “Mona Lisa Smiled”. Un show de los Quireboys es sinónimo de pasarlo bien y disfrutar de lo lindo. Son infalibles con ese piano incesante de Keith Weir y la dupla de guitarras formada por Griffin y Guerin.

Perfecta despedida para un festival del que salimos convencidos que va a crecer más y más y que apunta a ser una de las citas más esperadas del año en Cataluña. El Ripollet ya es obligado, veremos que pasa el próximo verano en Polinyà y… a esperar a partir de octubre el festival de blues de Cerdanyola y el Calella Rock Fest.

Día:2015-10-11

Hora:19:30

Sala:Fàbrica Llobet

Ciudad:Calella

Puntuación:9