Este Muro no se cae

La historia de Muro es la de una banda que quedó al margen de la gran fiesta del heavy metal en nuestro país. Donde Barón Rojo y Obús se llevaron la gloria y los palacios de deportes llenos, Muro siempre fueron el patito feo. Su estilo les hizo ser banda de minorías y su sello no quedo impreso con la misma fuerza en la escena.

La historia de Muro es la de una banda que quedó al margen de la gran fiesta del heavy metal en nuestro país. Donde Barón Rojo y Obús se llevaron la gloria y los palacios de deportes llenos, Muro siempre fueron el patito feo. Su estilo les hizo ser banda de minorías y su sello no quedo impreso con la misma fuerza en la escena. Curioso es cuando hoy en día todavía les recuerdan en Alemania (cuando vas a Wacken y dices que eres de España siempre hay alguien que pregunta por Muro) lo que pone en evidencia aquello de que nunca hemos sabido valorar lo que tenemos en casa. Tras idas y venidas, reuniones y desventuras, ahora la banda ha vuelto a coger cierto ímpetu, manteniendo su formación clásica con la excepción del clásico vocalista Silver, que se encuentra sustituido por ese portento que es Rosa Pérez.

El pasado 13 de junio pasaron por Barcelona, una ciudad que no visitaban desde hace mucho tiempo en formato sala, aunque actuaron en el Ripollet Rock de 2010 junto a Avulsed. De hecho, la última vez en que Muro hicieron algo con cara y ojos fue probablemente cuando realizaron la gira de teórica reunión allá por 2007, cuando recalaron en el Extremusika y otros eventos con su formación clásica. Después de eso, la edición de “El Cuarto Jinete” en 2013 y varios conciertos de presentación que pasaron sin pena ni gloria hasta que Silver decidió abandonar la formación y las cosas quedaron en el aire. Pero ahora, en 2015, la banda ha cogido los escenarios con ganas nuevamente y el añadido de Rosa ha sido todo un revulsivo para una banda que parece tener más ganas de metal que nunca.

La sala Bóveda les recibió con una respetable entrada, cercana a las 200 personas. Con un sonido más que decente y un escenario en el que intentaron aprovechar al máximo el espacio (hay que decir que la batería de Lapi ocupaba la mitad de la superficie como aquel que dice) el grupo salió a por todas desde el minuto uno. Arrancaron con “El Cuarto Jinete” rápidamente seguida de “Epílogo”. La gente les recibió con un rugido y no hubo ni un solo momento de bajón a partir de ese momento. El público, en su mayoría bastante curtido, tenía ganas de speed metal, de acero y sangre, y eso es lo que Muro le dio. Obviamente, el principal morbo residía en observar como se desempeñaba Rosa a la voz con temas del calibre de “Juicio Final”, “Telón de Acero” o la propia “Acero y Sangre”. Y creo que hablo por todo el público asistente si digo que Muro no solo han acertado en su elección sino que incluso han mejorado. Rosa tiene mucha energía, buenas tablas y carisma. Y no deja de haber una noción romántica en ver a una mujer hecha y derecha, envuelta en cuero, entonando machorriles himnos del metal ochentero. Su voz rinde, rinde mucho, y se nota que se lo está pasando tremendamente bien sobre el escenario.

Por supuesto que en el concierto no pudo faltar la versión eterna de Accept del “Fast as a Shark”. Rosa la inició con el cántico habitual de la versión de los alemanes cuadrando las notas mucho más de lo que hacía el bueno de Silver, cuya voz en este campo era menos versátil. El final llegó con “Ciclón” a todo trapo, con Muro sonando como una apisonadora y la sala entera cantando “este Muro no se cae”. Una noche mágica para aquellos que desearían que aún fuese 1986 y una banda totalmente encendida con ganas de demostrar que son capaces de sobrevivir a su vocalista más carismático.