Eldorado reafirmaron su estado de gracia con un concierto de altos vuelos

La demostración de un directo sin fisuras, hicieron muy grandes y memorables a ELDORADO. Sin duda, una reputación ganada a pulso a base de trabajo, trabajo, humildad, y más trabajo. Concierto muy completo y al nivel de los grandes del género que será recordado por la entrega infinita del grupo.

Hacía bastante tiempo que ELDORADO no bajaban tan al sur del país, y con ese gran y recién estrenado trabajo bajo el brazo, era de suponer que un buen puñado de seguidores los esperara con los brazos abiertos. Muchos kilómetros a sus espaldas después, la banda ha ganado en experiencia y eso lo demostraron al poco de arrancar su concierto en la Louie Louie de Estepona en estos primeros compases de su recién estrenada gira, que les llevará por muchas ciudades del país y varios países europeos. Antes de subirse a la tarima, tuvieron el detalle de ir saludando a todos los seguidores que iban a encontrando a su paso, además de entablar conversación. Y es que esos gestos de sencillez y de agradecimiento, siempre se merecen un reconocimiento a todas luces.

Con Jesús Trujillo al hammond por primera vez, comenzaron con “Karma Generator”; tema título de su último trabajo de largo metraje, que con esos cambios de ritmos sirvió de prefecto entrante para ir caldeando al ambiente para todo lo que nos tenían preparado. Porque la respuesta efusiva llegó a continuación con la potente “Hipernova”. Con tan poco trayecto recorrido, ya pudimos notar que el sonido y el empaque de la banda eran de primerísimo nivel. Todos los buenos presagios de vivir una noche de rock se cumplieron con las bondades de “Puede decir adiós” y “La Flor de la envidia” en directo. Si en disco ya nos resultaban temazos como la copa de un pino, en directo ganaban enteros a unos niveles que superaban todas las expectativas. Y ya no digamos la respuesta del público con la fuerza que desprende “Reactor”, o esa brillante versión del “Somebody To Love” de JEFFERSON AIRPLANE que hizo botar a todos los asistentes y sacarle de sus gargantas su conocido estribillo.

La rotundidad de la base rítmica formada por César Sánchez y Javi Planelles (que vuelve a su puesto de batería desde el principio de gira), y la contundencia de la guitarra de Andrés Duende, forman un sumatorio perfecto a la rajante voz de Trujillo, con la que no paraba de asombrarnos. Su destreza y la fuerza en vivo de temas como “Space Mambo” o “Mr. Saturn”, nos dejaban anonadados por momentos. Todos ellos tuvieron su hueco individual de forma salpicada a lo largo del show para su respectivo solo. Siempre amenos y buscando en todo momento la participación del respetable.

También hubo tiempo para una sección de temas lentos en los que el cantante canario se colgó la acústica, y nos deleitó con las melodías de “Resurrección Ahora” o una sentida “Blue Jay Wings”. ELDORADO seguían con ganas de guerra, y el aliento del público era la excusa perfecta para seguir golpeándonos con la potencia de una tremenda “Midnight Games”, algunas representaciones más de su último trabajo como “Quiero verte libre” y “Gente diablo”, y dejarnos casi noqueados. Pero aún quedaban más sorpresas, y el público no estaba dispuesto a que nos dijeran adiós a pesar de que su actuación alcanzaba casi las dos horas de duración. Y en su tramo final, con los vítores de los asistentes retumbando por todos los recovecos de la sala, nos regalaron la enorme “Kassandra”, una rocosa “Another Bright Sunday” y “La Casa de las siete chimeneas” en recuerdo a su disco de estreno.

Todo salió a pedir de boca. La mayoría de sus interpretaciones se basaron en su versión en castellano y la demostración de un directo sin fisuras, hicieron muy grandes y memorables a ELDORADO. Sin duda, una reputación ganada a pulso a base de trabajo, trabajo, humildad, y más trabajo. Concierto muy completo y al nivel de los grandes del género que será recordado por la entrega infinita del grupo. Cosas del karma…