El optimismo de Anathema no triunfa en Barcelona

Salí con un sabor amargo de la presentación de un álbum que no ha acabado de convencer. No los doy por enterrados ni nada por el estilo; todos podemos pasar por momentos malos e los británicos no son una excepción. Siguen teniendo calidad, los temas del discos en solitario de Daniel son prueba de ello, lo que a veces una apuesta puede salir mal y con “The Optimist” así ha sido.

Antes de empezar me gustaría confesaros lo siguiente: soy bastante fan de ANATHEMA y he llegado a emocionarme escuchando su música. Para mi cada concierto ha sido una experiencia indescriptible y he disfrutado comprando sus cds como lo hace un niño pequeño en la sección de juguetes de un Carrefour. Algo pasó, lo que siempre era un momento único con “The Optimist” no fue así. No me entraba y aunque en el Be Prog me dije a mi mismo: “bueno, no está tan mal en directo”, seguía sin calarme.

El público llenando la sala Apolo (Foto: Elena Marco)

Envuelto en un mar de dudas sobre lo que iba a ver, me presenté en la sala Apolo de Barcelona. Pese a la debilidad del último álbum, los ingleses se han ganado una buena fama e no me extrañó que lograran una buena entrada. Se debe mencionar que tuvieron una ayuda especial: los franceses ALCEST iban a estar presentes.

Con una puntualidad perfecta, Neige y los suyos salieran concentrados al máximo. En los primeros minutos no nos imaginábamos lo que nos iba a caer encima; ALCEST creó una atmósfera oscura y llena de sueños durante su hora de show. El sonido acompañó y el juego de luces dio un plus especial a esa aura que crearon los franceses. Tantos elementos juntos nos hizo pensar que estábamos en el concierto del cabeza de cartel de la velada; canciones como “Autre Temps” o “Percées de Lumiére” fueron ejemplos de lo que comento. Con la perfecta “Délivrance” se alcanzó un clímax épico y su adiós vino acompañado de una gran ovación. No era para menos; ALCEST había dejado el pabellón por las nubes.

Alcest, poniéndolo difícil (Foto: Elena Marco)

“ANATHEMA lo va a tener que hacer perfecto para superar lo que acabamos de ver”. Esto se oía durante el cambio. ¿Lo harían o no?: íbamos a salir de dudas en menos que canta un gallo. A la hora anunciada se apagaron las luces y la banda de los hermanos Cavanagh salió a escena interpretando la instrumental “San Francisco”. De buenas a primeras me llamó la atención la ausencia de John Douglas, pero me olvidé de todo al reconocer los primeros acordes de “Untouchable I & II”. Ambas partes son una apuesta segura por su intensidad emocional pero, tras ellas, la hecatombe estaba predestinada. “Can’t Let Go”, “Endless Ways” y “The Optimist” hicieron desconectar a todo el personal y, pese a la energía de Vicent, la banda parecía adormecida o querer tocar por tocar. Canciones como “Lightning Song” fueron celebradas, aunque no tuvieron su chispa habitual, e temas como “Dreaming Light” no crearon la misma magia que en otras ocasiones.

Anathema (Foto: Elena Marco)

“A Simple Mistake” sonó descafeinada y “Closer” tuvo un toque raro. Nadie duda de la maestría de Vicent y no es malo decir que no puede estar en todas partes cuando, por razones que desconozco, John no estaba. Canciones como “Distant Satellites” fueron un ejemplo de esa improvisación. Daniel Cavanagh nos regaló un tema de su nuevo trabajo en solitario; “The Exorcist” era su nombre y os tengo que decir que la canción fue interpretada con el mismísimo corazón. Fue el momento más sentimental de toda la noche y en el ambiente circuló un intenso aroma a emoción mientras ella sonaba. Excepto por momentos puntuales, como el que os acabo de contar, estaba totalmente desconectado. Cuando tocaron los primeros compases de “Fragile Dreams”, vi que ya habían pasado más de 2 horas de concierto y que ANATHEMA acababa.

Salí con un sabor amargo de la presentación de un álbum que no ha acabado de convencer. No los doy por enterrados ni nada por el estilo; todos podemos pasar por momentos malos e los británicos no son una excepción. Siguen teniendo calidad, los temas del discos en solitario de Daniel son prueba de ello, lo que a veces una apuesta puede salir mal y con “The Optimist” así ha sido. Seguiré yendo a sus conciertos ya que una noche mala la puede tener cualquiera, a ver que tal la próxima vez de ANATHEMA.