Desde 2012 hacía que se dejaban caer por la península, cuando presentaron su genial obra “Reign Supreme”, y cinco años han tardado en completar su continuación, este “Wrong one to Fuck With”.

Así son las giras internacionales, que de repente te enteras de que Dying Fetus tiene tres fechas en España para promocionar su última masterpiece junto a tres bandas obligadas del género, teloneros de lujo como Psycroptic, Beyond Creation y Disentomb, y cae en lunes en Madrid. Hay que ir. Así que, tras seis horas de bus nos plantamos a las siete de la tarde en la sala Mon (antigua Penélope), aún de día y con una fresca considerable. Hay que decir que, para ser un lunes la entrada no se dio mal: tal vez unas doscientas personas en pista para ver al trío.

La sala presenta algunas novedades desde que la visité por última vez con el anterior nombre para ver a At The Gates: techo más alto, instalaciones más modernas, mejor equipo de PA, y se han eliminado dos columnas molestísimas que había en el medio de la pista. Así que a las siete y media de la tarde, con puntualidad extrema, suben al escenario los australianos Disentomb. Esto fue una patada en el pecho así, de buenas a primeras, como para avisarnos de lo que se nos venía. En media hora dieron una lección de Brutal Death a piñón fijo, con bombos rapidísimos y cuerdas afiladas. Sonidazo tremendo y show lleno de energía en el que destacamos las baterías de Henri Sison, por su técnica, velocidad, y el visual de tener al mismísimo He-Man blandiendo las baquetas por el poder de Greyskull. Nos preguntamos: si los primeros suenan así, ¿Qué van a dejar para el final? Y es que esto es brutal death, señores; nada de piques, nada de medírnosla a ver quién la tiene más larga. El público ha pagado su ticket y tiene que obtener un standard de calidad. ¿Capar sonido a los teloneros para que la banda principal brille más? Nah, eso lo hacen los que no saben tocar.

Los esperadísimos Beyond Creation también dejaron un concierto para el recuerdo. Fue breve, más de lo que nos hubiera gustado, y el sonido, al principio, no fue tan brillante como con los anteriores, quizá debido a la complicación de mezclar esas guitarras custom Strandberg con ocho cuerdas, bajo de seis, y esa batería tan completa y compleja (qué pereza montar eso, por favor), que quedó en plano secundario las primeras dos o tres canciones. Solventadas las incidencias, el concierto fue tan fluido, versátil, melódico, técnico y brutal, que la mayoría nos quedamos con los pies taladrados al suelo. El cerebro humano necesita tiempo para procesar tanta información en tan poco tiempo. Algunos dirán que les sobran tappings, para gustos colores, pero desde luego el combo de Montreal ha marcado con ellos su seña de identidad. Las voces tremendas de Simon Girard dan el contrapunto brutal a esos riffs enrevesados y progresivos y a los solos espectaculares. ¿Lo mejor? Todo, estos hombres tocan mucho y muy bien. ¿Lo peor? Por decir algo, que les pongan pala a esas guitarras y bajo: tienen muchas cuerdas pero son feísimas.

Con Psycroptic el clima dio un vuelco y volvimos a la metralla más contundente. La iluminación se tornó a rojos y anaranjados y los de Tasmania nos regalaron un death más contundente lleno de técnica y precisión. Al principio se dejó escapar un cariz más modernete, y acabaron con una ráfaga de vieja escuela, con temas elegidos de su amplia discografía desde sus inicios en 1999. Vinieron con el joven Lochlan Watt (ex-Thy Art Is Murder) a las voces, que les dio ese rollo Deathcore, y los hermanos Joe y David Haley, miembros fundadores, a la guitarra y batería respectivamente, demostraron que son una máquina milimétrica de destrucción. Joe anduvo algo estático en la parte derecha del escenario sumido en la oscuridad, concentrado en su tarea, algo lógico cuando atendemos a las complejas y precisas líneas que ejecutaba con tremenda limpieza con su guitarra de trastes en abanico. Tremendo concierto directo a la nuez, fueron los primeros de la noche en levantar un pogo en la pista que duró todo su recital.

Dying Fetus no tienen nada especial en lo visual. Colocan dos sobrias lonas idénticas a los lados del escenario y se dedican durante una hora a hacer lo que saben: repartir cera y quemar sus instrumentos. Adelantaron la batería principal, de dos bombos, que estuvo reservada durante toda la tarde en la parte de atrás, esperando para ser literalmente devastada. Desde 2012 hacía que se dejaban caer por la península, cuando presentaron su genial obra “Reign Supreme”, y cinco años han tardado en completar su continuación, este “Wrong one to Fuck With”. Han recuperado su logo inicial, pero su técnica, velocidad, precisión y soltura han alcanzado cotas sobrehumanas. John Gallagher no es un tipo expresivo, es una máquina interpretativa sincronizada con su banda. Hacer fotos a sus manos es tarea ardua. Tappings, arpegios con sweep-picking, solos de dolor de cabeza, y vocales de ultratumba, todo envuelto en un sonido cortante y afilado. La guitarra estaba al frente de toda la mezcla, definidísima, jugando con contrastes en palm-mute y juegos de quintas a una velocidad que el ojo no es capaz de procesar. Sean Beasley aporta toda esa agresividad visual que Gallagher no puede sumar, acariciando sutilmente las cuatro cuerdas a púa y sin embargo sacando una pegada y un brillo que no se correspondía con sus movimientos. Se reparten las frases, confiriendo esos contrastes y matices que hacen que tres hombres parezcan cinco. Y bueno, Trey Williams no se queda atrás, rellenando y levantando con la percusión todo ese delirio sonoro con forma de Brutal Death Técnico. Hay que verlos, porque son únicos, porque lo hacen muy bien, porque no sólo reparten sino que enseñan. De verdad, un directo de Dying Fetus es una masterclass de interpretación y técnica. Su repertorio no difiere mucho del que trajeron cinco años atrás: eligieron cortes clásicos de sus inicios, desde “Kill Your Mother/Rape Your Dog”, de “Killing on adrenaline”(1998), con la que cerraron, pasando por la tremenda “Your Treachery Will Die With You”, de “Descend Into Depravity”(2009), hasta llegar al culmen técnico con cuatro bombazos de cada una de sus más recientes obras, destacando la sorpresa inicial, “From Womb to Waste”, con la que se ganaron al público desde los primeros quince segundos. Y poco más. Vienen, tocan, nos dejan con la boca abierta, y se van.

Madness Live trajo este caramelito a la península y había que aprovecharse. No todos los días se tiene la oportunidad de contemplar y disfrutar de tanto arte y buen hacer desde puntos tan dispares del globo concentrados en una sala. Me encontré con colegas de Valladolid, Málaga, y por supuesto de ciudades aledañas a la capital (un servidor se desplazó desde Sevilla), que sabían que, a pesar de ser un maldito lunes, no podían perderse este regalo. La sala respondió fenomenal tanto en sonido como en temperatura e infraestructura. La puntualidad fue exquisita, y las bandas, como ya he dicho, un absoluto diez. Así da gusto escribir. Todo perfecto.

Setlist Dying Fetus:

From Womb to Waste

Fixated on Devastation

Grotesque Impalement

Induce Terror

Your Treachery Will Die With You

One Shot, One Kill

Subjected to a Beating

Invert the Idols

Seething With Disdain

In the Trenches

Wrong One to Fuck With

Praise the Lord (Opium of the Masses)

Kill Your Mother, Rape Your Dog

Texto y fotografías: Odigir Olaf

Promotor:Madness Live Productions

Día:2017-11-13

Sala:Mon

Ciudad:Madrid

Puntuación:8