Sería poco más de las cinco y media de la tarde cuando llegamos ante las puertas
principales del Astoria, uno de los clubes más importantes de Londres, donde
presumiblemente seriamos testigos de una gran dosis de buena música a manos
del incombustible Ronnie James Dio y su banda. No dejaba de ser interesante
la cita que teníamos con uno de los mejores vocalistas de la historia del rock,
no sólo por lo esperado que era este concierto en la capital inglesa, sino porque
además este era uno de los shows elegidos en la gira para grabar algunas escenas
que aparecerán en el inminente nuevo DVD de los neoyorquinos.

Hacía semanas que las entradas ya no circulaban por los locales autorizados
para la venta de las mismas, algo que sin duda nos auguraba el lleno en la sala
y un concierto de esos de los que dan que hablar durante bastante tiempo. Los
reventas ya llevaban horas dejándose la garganta en las calles adyacentes al
local, pidiendo entre 40 y 60 libras (entre 60 y 90 euros mas o menos) por unas
entradas que realmente costaban 26; no obstante siempre son bastantes los aficionados
que no dudan en gastar más dinero en un ticket que seguramente les aportará
un buen rato de agradable música. La cola daba la vuelta a toda la manzana,
cientos de personas de todas las edades aguardaban ansiosas con la esperanza
puesta en que la espera no fuera demasiado larga, mientras no dejaban de escucharse
comentarios acerca de la grabación en vivo del nuevo DVD de DIO o de si seguiría
siendo el mismo pese a su edad, aunque no iban a tener que esperar mucho para
comprobar por sí mismos, que para este “abuelo del rock”, darlo todo en cada
concierto no deja de ser su pan de cada día, y que sin duda, sigue estando tan
lleno de vida y de fuerza sobre las tablas como en el 83 cuando aún promocionaba
el disco que sería su buque insignia en el futuro: “Holy Diver”.

Tras un cacheo exhaustivo (incluso comprobaron la capacidad de la tarjeta de
memoria de mi cámara digital), conseguimos entrar por fin hasta las entrañas
del mítico Astoria, donde nos asegurábamos una buena posición entre las primeras
filas para no perdernos ni un detalle del concierto. El comienzo, previsto para
las 18:30, se alargó hasta pasadas casi las 19:20, algo que comenzaba ya a mosquear
al personal asistente. Técnicos de sonido y luces no paraban de dar vueltas
por el escenario, aunque parecía que no tenían mucho interés por hacer rápido
su trabajo… ¡ para que después hablen de la famosa “puntualidad inglesa”!

Tras el esperado apagón de luces y una introducción clásica, parecía que por
fin daría comienzo el concierto.

El primero en aparecer sería Simon Whright a la batería, seguido de Rudy Sarzo a las cuatro cuerdas y, como novedad Doug Aldrich (WHITESNAKE) a
la guitarra que se unió a la banda tan sólo tres días antes de que el tour llegara
al Reino Unido, por la baja de Craig Goldy. Tras sus respectivas presentaciones
entre el humo, los focos se dirigían a los teclados desde donde emergía Scott
Warren. Un gigantesco telón de fondo con la imagen de la portada de “Holy Diver”,
como no podía ser de otra manera,  escoltaría a la banda durante el show que
se extendería durante, más o menos, unas dos horas y media.

Se notaba que la gente tenía ganas de que empezara todo, el ambiente no podía
ser mejor. Todos y cada uno de los asistentes estaba buscando entre la oscuridad
del escenario a que apareciera el dueño de una de las mejores voces del rock,
y tras unos largos segundos apareció por fin Ronnie, sin poder evitar disimular
en su cara una expresión de sorpresa al ver el recibimiento que estaba teniendo
una vez más en esta ciudad. Se le aprecian los años, la falta de pelo, las arrugas,
pero sin embargo sigue transmitiendo la misma ilusión y fuerza que hace treinta
años, y por si fuera poco, sigue conservando una voz de oro capaz de seguir
haciendo las delicias de los aficionados más exigentes.

El primer tema en sonar fue “Tarot Woman” de RAINBOW. Sin duda pareció una
buena elección ya que el público que abarrotaba el local, se volcó desde el
primer momento con la banda, coreando y animando sin parar. Le siguió la clásica
“The Sign of
the Southern Cross” de su época BLACK SABBATH para disfrute del publico
asistente. Sin duda dentro del mundo del rock y metal en Inglaterra, BLACK SABBATH
son considerados como los dioses del género y no son pocas las personas que
los alaban y los reconocen por ser uno de los grupos pioneros de muchas nuevas
corrientes musicales que irían apareciendo después. El tercer tema elegido esa
noche por el bueno de Ronnie fue “One Night In The City” extraída del segundo
lp en la historia de Dio, “The Last In Line”.

Después de estas tres canciones, que nos resultaron un grato aperitivo, y sobre
todo una buena muestra de lo que nos quedaba por ver, el grupo desapareció de
nuevo entre el humo y el escenario quedó vacío.

Tras un momento de despiste colectivo, se encendió una pantalla colgada a media
altura en el lateral derecho del escenario y todas las miradas se dirigieron
a ella. Pudimos ver imágenes hechas por ordenador de dragones que sobrevolaban
llanuras y paisajes interminables (algo que por desgracia nos trajo a la mente
momentáneamente a RHAPSODY) y de pronto emergió, como protagonista, el demonio
que aparece en la portada del “Holy Diver” acabando con ellos. Tras esto y con
una imagen que nos recordaba claramente a Star Wars, unas letras inclinadas
hacia el fondo iban sucediéndose sobre un fondo del espacio estrellado en la
que se podía leer una especie de cuento en el que todos los títulos de los temas
de “Holy Diver” estaban incluidos y mezclados entre las frases. Aparecía ahora
un primer plano de Dio hablándonos del poder del “Holy Diver” y presentándonos
el disco. Antes de que la pantalla se apagara y nos diera tiempo a asimilarlo,
pudimos oír contundentemente el comienzo de “Stand Up and Shout”, lo que nos
avisaba de la vuelta al escenario de la banda.

Tras esto, sonaron “Holy Diver”, himno total de DIO, “Gipsy”, tras la cual
vendría el solo de batería de Simon Whright, de unos diez minutos,   “Caught
In The Middle”…… una por una, todas los temas del primer disco en solitario
de Ronnie James Dio en su orden correcto y con una ejecución extraordinaria,
en la que no pudimos ponerle pegas.

Momento para el recuerdo el comienzo de “Don’t Talk To Strangers”: Luz tenue,
muchos mecheros encendidos en el aire y, sobre todo, muchas gargantas cantando
juntas, algo que hacía de aquel, un recuerdo mágico que pronto desembocaría
en un estribillo agresivo y contundente, con guitarras un poco mas pesadas de
lo habitual en esta parte. “Straight Through The Heart” y “Invisible” surgieron
sin demasiada pausa entre ellas mientras que Dio no paraba de hacer “los cuernos”
en todo tipo de poses, y señorearlos ante su cámara. Era el turno de otro tema
importante: “Rainbow In The Dark”, que hizo levantar los pies del suelo a la
mayoría de la sala y animar aún mas el cotarro. “Shame On The Night” fue la
siguiente y tras ella, el bueno de Doug Aldrich esperaba su turno en solitario
para sacarle todo el partido posible a su guitarra eléctrica, con un solo en
el que dejaba clara su calidad y sobre todo mucha técnica.

Después del solo, otro clásico, “Gates Of Babylon” de RAINBOW y cuando el público
se encontraba posiblemente más animado (y acalorado), era el turno de otro temazo
marca de la casa, “Heaven and Hell”, que comenzaba jugando un poco con el acompañamiento
del publico a las voces y palmas, animado por Ronnie. Más clásicos,  como no
podía ser de otra manera; el turno para “Man On The Silver Mountain”, aclamada
una vez más por los incansables fans. Ya parecía que no debía quedar mucho y
el ambiente cada vez se animaba más y más. “Long Live Rock ‘n’ Roll”, ideal
para ese momento, hizo las delicias de la mayoría de los asistentes, seguidas
de mas himnos: “The Last In Line” y “We Rock”, que cerraban el concierto ante
el delirio de los fans.

Dio se movió como si tuviera treinta años menos. Él solo llenó el escenario
con su fuerza, aunque tampoco hay que olvidar a la banda que le acompaña, que
saben muy bien lo que hacen y no son nuevos en esto de la música, demostrando
que posiblemente esta formación momentánea sea una de las mejores que ha tenido
este grupo, aunque con esto, quizás me esté ganando el desacuerdo de muchos
fans de DIO.  ¡Un diez para ellos!.

Buen sabor de boca nos dejó a todos los asistentes el show que nos presentaron
los americanos, ya se sabe que DIO siempre es una apuesta segura en directo.
Prometió volver muchas más veces por Londres, aunque con la energía que tiene
este hombre, estamos seguros de que todavía le quedan muchos kilómetros que
recorrer, no sólo por aquí, si no por todo el mundo.

Texto: Jose M. Bravo / Fotos: Sergi Ramos

Datos:Astoria
Londres
Público: Sold-Out
Promotor: N.D.

Día:22/10/2005

Puntuación:9