Dark Tranquillity repasan más de veinte años de carrera en Madrid

Dudo que ninguno de los presentes se fuera a casa con malos sensaciones: ni los seguidores de la vieja escuela que flipaban con el sonido Goteborg a finales de los 90 ni los que engancharon al grupo hace cinco o diez años

Un día después de estar en Arena con un llenazo agobiante, y visto lo visto la noche anterior, no parecía pintar demasiado bien la visita de DARK TRANQUILLITY con TRISTANIA, ya que apenas cincuenta personas estaban haciendo cola para la apertura de puertas. Por eso fue una agradable sorpresa ver que según pasaba el tiempo, el público hizo acto de presencia hasta pasar la mitad de la sala, que en los tiempos que corren, y con un mes de noviembre saturado de fechas, es un logro. Más teniendo en cuenta dos aspectos: la anterior visita de los noruegos apenas congregó a medio centenar de personas, mientras que los segundos tuvieron que cancelar su anterior gira europea hace justo un año.

A ritmo de ‘Number’ y , abriendo de la misma manera que lo hace ‘Darkest White’, fueron apareciendo todos sus miembros, enlazando con ‘Night on Earth’. Desde la entrada de Mariangela Demurtas, TRISTANIA parecen ser otros; conservando cosas de sus inicios (en un par de años cumplen dos décadas, que se dice pronto), pero con los últimos años muy presentes en sus conciertos. Así se explica que más de la mitad de su set esté centrado en su último álbum, con más de la mitad del mismo con temas de él. Pero es que lo poco anterior fue de ‘Rubicon’, con ‘Exile’ y ‘Year of the Rat’, y ‘Sacrilege’ de ‘Illumination’, el último disco con Vibeke a las voces. Del 2007 para atrás no tuvieron tiempo de recordar nada. A cambio, los mejores momentos los pudimos disfrutar con ‘The Shinning Path’ y ‘Himmerfall’. Un grupo entregado que supo conectar con el público, que en su mayoría se notaba que iban por DT.

Number
Night on Earth
Exile
Year Of The Rat
Himmel Fall
Darkest White
Requiem
The Shining Path
Sacrilege

Los suecos salieron a por todas en formación de quinteto. Y es que Daniel Antonsson, bajista, dejó el grupo a principios de año… y no parece que echen mucho en falta dicho instrumento en directo viendo lo bien que lo hicieron. Martin Henriksson y Niklas Sundin estuvieron perfectos en la ejecución de las guitarras, aunque sus expresiones faciales eran mínimas. Todo lo contrario que Mikael Stanne, comunicativo, agradecido, sonriente… y lo más importante, cumpliendo con su tarea en todas las líneas vocales. Si los teloneros se habían centrado en los últimos seis años de su carrera, DARK TRANQUILLITY se puede decir que hicieron un repaso a más de veinte años de grandes éxitos. Sí, es cierto que las referencias a ‘Construct’ eran evidentes, pero las mostraban a cuentagotas y bien mezcladas con grandes glorias pasadas. De hecho, sólo estuvieron ausentes en la cita ‘The Mind’s I’ y ‘Character’ (me pesó no escuchar ‘The New Build’ o ‘Lost to Apathy’, qué se le va a hacer). ¿Queríamos temas de sus inicios? Sin problema. Echaban la vista atrás y recuperaban ‘A Bolt of Blazing Gold’ de ‘Skydancer’, contando en ella y en ‘Undo Control’ de ‘Projector’ con Mariangela Demurtas para las voces femeninas; de ese disco también cayeron ‘ThereIn’ y ‘To a Bitter Halt’. Poco tiempo hubo para ‘The Gallery’, pero estuvo bien representado con ‘Silence, and the Firmament Withdrew’.

El resto estuvo enfocado en sus lanzamientos de este siglo. En ‘Haven’ ya dieron muestras de su evolución sonora (no tan brusca como la de sus compatriotas IN FLAMES), y la evidenciaron gracias a ‘Indifferent Suns’ y ‘The Wonders at Your Feet’. Todo venía aderezado por un juego de luces propio, si bien no muy espectacular (aunque difícil para hacer fotos), sí muy efectivo en la distancia, además de las proyecciones constantes en la pantalla trasera, terminando la inmensa mayoría de ellas con el nombre de la banda o el logo DT. La mezcla tan variada de todas sus etapas dejó clara una cosa: a pesar de todo, han sido fieles a su sonido. Sí, añadiendo cada vez más elementos a su sonido, pero dudo que ninguno de los presentes se fuera a casa con malos sensaciones: ni los seguidores de la vieja escuela que flipaban con el sonido Goteborg a finales de los 90 ni los que engancharon al grupo hace cinco o diez años. Sirva como ejemplo que dos de los temas más coreados fueron de ‘Fiction’, tanto ‘Terminus (where Death is Most Alive), en las que el sonido electrónico trajo los inevitables “lo lo lo lo” del público, como ‘Misery’s Crown’, de sus temas más limpios. Entre ellas colaron ‘Final Resistance’ y ‘ThereIn’, pero el fallo estuvo en darle tanta importancia a ‘Construct’ en el tramo final. Vamos, nunca hubiera pensado que terminarían de una manera tan calmada como ‘Uniformity’, por muy temazo que me parezca. En cualquier caso, veinte canciones dieron para mucho. No hubo más que ver la cara de felicidad de los cinco suecos como de todo el público al salir de la sala.