Sorprendente. Es el término que me viene a la cabeza al rememorar lo vivido la noche del 3 de Noviembre en la sala Heineken de Madrid. Sorprendente en primer lugar porque, si comparamos la gente que había en la cola cinco minutos antes de la apertura de puertas, con la que abarrotaba la sala justo antes de que el cantante canadiense saliera a escena, no nos queda más opción que quedarnos con la boca abierta. Pocas veces he visto una sala tan vacía con los teloneros y tan llena con la estrella principal. Y es que, ya sea por casualidades de la vida, o porque Danko Jones ha sabido mezclar el rock de toda la vida con algunos tintes más modernos, gusta a casi todo el mundo. Público diverso, de todo género y condición, para disfrutar de uno de esos concierto-fiesta que tanto gustan por la capital (Sólo hace falta recordar el inmenso éxito de los Australianos Airbourne el año pasado). Porque no debemos olvidar que, dejando al margen contenidos e ideologías y a pesar del esfuerzo de muchos (cada día más) de revestir el género de una trascendencia manida que a veces roza el ridículo, el Rock and Roll es y debe ser siempre diversión. Y en lo que a juerga y diversión se refiere, Danko Jones es todo un maestro.

Abrían la noche puntuales los británicos “Young Guns”. Su propuesta a medio camino entre los Last Prophets  más cañeros y unos Blink 182 de lo mas melosos entusiasmo a una veintena de fans que copo las primeras filas pero dejo fría al resto de la sala. Quizas fuera una propuesta demasiado adolescente para un público algo más curtido como el que fue poco a poco llenado la sala. A pesar de este hecho, desarrollaron su actuación con notable profesionalidad, los temas presentaron cierta contundencia y se volcaron con sus incondicionales que disfrutaron muchísimo de poder estar tan cerca de sus ídolos. Si consiguen dotar a sus temas de algo más de empaque y siguen por ese camino quizás logren salvarse de la inevitable quema de las miles de bandas de su género.

Y después de los británicos, la fiesta. Con un montaje escénico espectacular y casi nunca visto en la pequeña sala madrileña, y pegado a su ya clásica Gibson Explorer, el cantante canadiense saltó al escenario mientras los acordes de “I think bad thoughts” revientan los altavoces. Sin tiempo para descansar nos regalan un par de temas más hasta llegar a “Forget my name”, primer tema álgido del concierto, con el público de la sala completamente volcado, momento que aprovecha para saludar a la audiencia y comenzar con las bromas. “Es cierto, aquí en España soy Dan Cojones!! “Siñor” Dan Cojones!!!” grita a los cuatro vientos partiéndose de risa, mientras la gente corea su españolizado apodo. Y empiezan a verse manos levantadas con botellas de Chufi (madre mía lo que puede dar de si un comentario en una entrevista), y el show empieza a desvariar convirtiéndose en una suerte de monologo humorístico mezclado con Rock and Roll para deleite de muchos y desidia de unos pocos. Cierto es que personalmente no me suelen gustar mucho las bandas que pierden el tiempo con monerías en lugar de canciones, pero de vez en cuando, cuando se hace con gracia y salero, pues también se agradece algo de humor. ¿Quién dijo que el Rock and Roll tenía que ser algo serio?

Y así, entre bromas y canciones, con el show de la horchata includio (Se bebió casi un litro ni corto ni perezoso para deleite de los fans) se va desgranando un concierto bastante completo con temas para todos los gustos “Invisble”, “Sugar High” o “Lovercall” hacen las delicias del respetable que no para de cantar, reir y bailar durante toda la velada.

Mención aparte merecen los dos “subalternos” que acompañan al mulato cantante y que cumplen a la perfección su labor de acompañamiento. Dan Cornelius a la batería y sobre todo John Calabrese a las cuatro cuerdas cumplieron a la perfección con su cometido, aportando contundencia  y profesionalidad a un show de lo más completo.

Se despide la banda después de casi una hora y media de show con la sensación del deber cumplido y el público enfila la castiza calle gran vía con la agradable sensación de que este pequeño paréntesis Rockero a mitad de semana ha merecido la pena. Mañana habrá que currar otra vez, pero al menos esta noche, nos vamos de fiesta. Y todo gracias, al Señor Dan Cojones!.

Texto y Fotos: Javier Bragado

Asistentes:200

Día:03/11/2010

Sala:Heineken

Ciudad:Madrid

Puntuación:9