Crisix y Saurom animaron la edición reducida del Z Live

Tras meses de espera e incertidumbre, el Z-live de Zamora consiguió celebrarse en una edición diferente y especial, no sin el consiguiente esfuerzo, trabajo y un descomunal despliegue de medios humanos que hizo que todo funcionase a las mil maravillas.

Si nos hubiesen dicho a principios de año que íbamos a sufrir una pandemia que iba a trastocar todos nuestros planes futuros, seguramente nos hubiésemos echado a reír. Si bien pensábamos que era cosa de unos meses, vimos como todos los grandes eventos del año iban cayendo uno tras otro en un efecto dominó. Todos los grandes conciertos, todas las grandes giras y todos los grandes festivales tuvieron que cancelarse ante la amenaza del coronavirus. Algunos como el Tsunami Xixón o el Z-Live consiguieron reinventarse y hacer una edición diferente a lo habitual, bajo estrictas medidas de seguridad. Incluso siguiendo todas y cada una de las exigencias sanitarias a rajatabla, muchos eventos tuvieron que aplazarse para el próximo año.

The Electric Alley (Foto: Nacho García)

Un especial dedicado a la organización del evento, por el excelente trabajo del “Staff” en todos los aspectos. Tanto en la entrada, con los controles de mascarillas y temperaturas, a camareros, seguridad, técnicos, etc… El Z-Live es un evento con un perfecto funcionamiento que demostró que si se puede disfrutar de la música en vivo con total seguridad.

The Electric Alley: El gran descubrimiento.

Arrancando el festival de forma puntual, comenzó este grupazo de hard rock, que arrastra adeptos allá por donde va. Nadie diría que es una banda gaditana, ya que se manejan muy bien en un perfecto inglés durante las canciones hasta que descubres que no son “Yankies” cuando el cantante se dirige al público con su “eje” de Cádiz. Con tan sólo una hora por delante, la banda lo dio todo ante un público animado pero tranquilo y con un comportamiento ejemplar, que fue recalcado por la organización en las redes sociales.

The Electric Alley (Foto: Nacho García)

Con un sonido muy potente y bajo un sol abrasador comenzaron con “Celebration” de su último trabajo ‘Turning Wheels’ y le siguieron temas como “Last Letter”, “One Lasting Light” o “No Control” con el que cerraron su hora de actuación y se llevaron una buena ovación.

Opera Magna: La llama del Power Metal

Esta banda de power metal valenciano fue muy esperada por el público asistente, que se volvió loco intentando hacer headbanging sentados en las sillas con “Donde Latía Un Corazón”. Muchos “hey hey hey manos arriba”, y un Jose Broseta que a pesar de que el sonido de su micrófono no era muy bueno, supo tener al publico entregado y entretenido en todo momento. “Después De Ti”, “El Pozo Y El Péndulo” o “Por Un Corazón De Piedra”, tema que abre su trilogía ‘Del Amor Y Otros Demonios’ de 2019. Tras presentar a la banda y avisar de que iban terminando, le tocaba el turno a “La Herida”.

Opera Magna (Foto: Nacho García)

Mientras tanto, un revuelo de técnicos correteaban intentando atrapar una cortina de detrás del escenario que ondeaba por el viento que estaba saliendo. Se notaba que la gente estaba deseosa de música en directo. Opera Magna fue una banda muy esperada por el público que demostró que el power metal sigue muy vivo.

Dark Moor: No fue su día

Con la caída del sol y un aforo que no se acababa de llenar, salieron a escena Dark Moor. Desde el minuto uno tuvieron bastantes problemas de sonido en monitores y no conseguían escucharse.Los primeros temas “Birth Of The Sun” y “Spectres Dance”, deslucieron un poco el inicio de la actuación por dichos problemas. Aun así, consiguieron hacer un buen concierto con temas como “Tilt At Windmills”, “This is My Way” o “La Canción Del Pirata”.

Dark Moor (Foto: Nacho García)

Saurom: Se dejaron la piel y la garganta

Ya a estas alturas de la noche, se esperaba un lleno total del reciento, teniendo en cuenta que había “Sold Out” de entradas, pero sólo las mesas y alguna zonas de las gradas tenían gente. Se pensaba que para Saurom y Crisix se llenaría todo, pero no fue así. Saurom llegaron dispuestos a comerse el escenario y darlo todo en su actuación. Como el cantante mismo dijo, no le importaba ni su garganta, ni que su micro no funcionase bien, ni las horas que se pegaron de carretera, ni nada.

Saurom (Foto: Nacho García)

Llevaban sin tocar desde febrero y demostraron que estaban muy contentos de poder volver a subirse a un escenario. Confesaron que no tocarían nada del trabajo nuevo, ya que fue todo tan apresurado que no pudieron preparar el material nuevo para directo. José Gallardo al bajo, estaba muy impulsivo desde el minuto hasta el final de la actuación y estuvo animando en todo momento para que no decayese nadie .

Saurom (Foto: Nacho García)

Los Juglares, como ellos mismos se denominan, tocaron temas como “Músico De Calle”, “La Mujer Dormida”, “Cambia El Mundo” o el gran tema “El Carnaval Del Diablo”. A estas alturas del concierto, el cantante hacia lo que quería con el público. Unas olas perfectamente sincronizadas salieron de los asistentes que estaban sentados. “Fiesta” es lo que querían y es lo que sonó. Un gran concierto de hora y media de Saurom que a pesar de no haber tocado en meses, no habían perdido ni un ápice de forma física.

La apisonadora Crisix.

Es bien sabido que Crisix allá donde toca, desata la locura. Se pudo comprobar en su gira de salas pequeñas a principios de año, cuando todavía existía la normalidad absoluta. La organización funcionó como un reloj y a las 12 puntuales con un frío notable y un numero menor de público que se ausento después de los juglares, comenzó a sonar la intro.

Crisix (Foto: Nacho García)

Aun así, los thrashers están curtidos en mil batallas y no se les intimida tan fácilmente. Allí donde tocan lo revientan todo. Sea con veinte personas o sea con cinco mil. Y para empezar fuerte como a ellos les gusta, y calentar al publico que ya andaba más abrigado, nada más que “Leech Breeder”, “Xenomorph Blood” y “Rise Them Rest”. Juli siempre muy comunicativo explico que era todo muy raro, todos sentados sin poder saltar o correr, pero que era mejor esto que nada. Un concierto de una hora con su habitual cambio de instrumentos, versiones y un “Ultra Thrash” para rematar una gran noche para recordar.