W.A.S.P demuestran en Madrid que debían haberse retirado hace tiempo
Cuando se habla de W.A.S.P es inevitable que la mente no te lleve a aquella época dorada de hair metal de los ochenta. Aunque Blackie y los suyos se declinaran por un sonido más crudo, fueron una de las piezas claves de la escena, marcando tendencia con su estética y alcanzando rápido la fama como sus primeros discos.
Huelga decir, por tanto, que, tras su reputación, y después de una cancelación y algún atraso debido a motivos pandémicos más que conocidos, la gira de celebración del 40 aniversario era un acontecimiento de lo más esperado, y que se saldó con un “sold out” en la icónica La Riviera madrileña.
Si bien la banda parecía haber alcanzado una segunda juventud con la salida de ‘Babylon’ (2019) y ‘Golgotha’ (2015) y sus respectivas representaciones en vivo tras una época de escasa profundidad compositiva; sorprende el aumento de público varias décadas después de la era dorada de ‘The Crimson Idol’. Curioso cuanto menos, pues ni los aniversarios de dicho álbum congregaron tal cantidad de público, y, siendo este hecho, además, inversamente proporcional a la calidad de sus conciertos.
Dentro del circo (de los horrores)
De sobra es sabido que en los últimos años la duración de los conciertos de W.A.S.P. va en declive, así como la reputación que precede a Blackie Lawless. Sin teloneros, y con conciertos que no exceden la hora y cuarto, es el formato que practican los estadounidenses desde hace un tiempo, por lo que asistir uno de sus shows es como un visto y no visto.
Concretamente, en lo que acontece a esta gira, la escenografía fue de las pocas cosas que estuvieron a la altura, quizá la más llamativa en términos de producción hasta la fecha. Numerosos paneles laterales, un par de pantallas que serían protagonistas en todo momento, y decenas de farolillos para crear una ambientación digna de un videoclip, elevaron la propuesta escénica para crear hype momentos antes del inicio del show. Pero lamentablemente éste solo quedó en eso.
Tras la conocida intro saltaron los cuatro miembros que componen la banda actualmente para dar comienzo a un medley de aproximadamente 10 minutos, donde presentar “On Your Knees”, “The Flame”, “The Torture Never Stops”, “Inside The Electric Circus” en la que no llegar a interpretar íntegramente ninguno de los 4 temas.
“L.O.V.E. Machine” y “Wild Child” encendieron al respetable, su magnificencia e importancia en la historia no es para menos, sonando con una voz sospechosamente perfecta. Bien en sabida la reputación del señor Lawless en lo que a añadir pistas pregrabadas se refiere, pero apoyarse en ciertas partes a lo acontecido en esta gira hay un abismo.
Siguió sonando “The Idol” y las dudas se iban despejando a medida que avanzaba la actuación. Le llegó así el turno a las dilatadas “The Great Misconceptions Of Me” y “Chainsaw Charlie (Murders In The New Morgue)”, representantes todas por antonomasia del ya citado ‘The Crimson Idol’. Aunque los archiconocidos temas mantuvieron a algunos en vereda, las sensaciones agridulces en la pista era muy notables. Tanto que ni “Blind In Texas” del ilustre ‘The Last Command’ consiguió remontar el vuelo.
W.A.S.P. es una de esas bandas que tiene catálogo del que tirar para hacer shows memorables sin escatimar en duración. Pero cuando la hora y algo del tiempo en escena se resumen a tocar una lista escasa de ellos e interpretados en playback, hay un problema.
Resabidas son “Animal (Fuck Like A Beast)”, su cover de The Who, “The Real Me” y su hit por excelencia “I Wanna Be Somebody” como para conocer bien la pista de audio de los CDs originales. De nada sirve deshacerte en halagos a unos seguidores por las pantallas laterales, cuando se les falta al respeto al no cantar ni una sola estrofa de tus propias creaciones.
Tan solo salvaron el show el intento de coros del guitarrista Doug Blair y el bajista Mike Duda, que pusieron sus esfuerzos en no hacer tan evidente el poco hacer y la falta de decoro del líder de la banda. Sí todo ello fuera poco, la cantidad ingente de niebla constante que apenas permitía ver a los músicos, contando con iluminación únicamente el batería Aquiles Priester, y un sonido totalmente embarullado, acabaron sumando más sentimientos negativos. Ni tan siquiera pudo verse a Blackie subido en las vertebras de su famoso micrófono “Elvis”, como la noche anterior en Barcelona.
En resumidas cuentas, de nada sirve labrarse una lograda reputación para tirarla a la basura de esta manera. El paso de tiempo es inexorable para todo el mundo, incluidos los “rockstars”, y aquel Blackie treintañero no va a volver a asomar, eso está claro. Pero señor Lawless, cobrar casi 50€ por setenta minutos de playback donde el público solo ha de contentarse por la nostalgia, es para hacérselo mirar. Igual debería usted comenzar a dedicarse a otra cosa y no faltar más el respeto a tus fans.
Texto: Tamara Ruiz | Fotos: Nocnar Tosnophal
Promotor:Madness Live!
Día:2023-04-02
Hora:19:30
Sala:La Riviera
Ciudad:Madrid
Puntuación:4
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