Warcry, clásica banda de power metal español, llevaban su "Rompiendo el silencio tour" a Barcelona ante una jauría de fans sedientos de escucharles. Aunque se prometían 3 horas de show especial, lo que se acabó entregando fue algo de mucho menos copete y duración, pero poco pareció importarle esto a los seguidores acérrimos que disfrutaron como locos de la velada.

El pasado sábado 10 de Octubre, algo gordo se gestaba en Barcelona: Warcry traían su “Rompiendo el silencio tour” a la capital catalana, después de que éste ya hubiese pasado por buena parte de España (incluyendo Madrid y Andalusia) y Sudamérica (Argentina, Chile y Bolivia, por nombrar algunos). Las ganas de ver la clásica banda de power metal español en la Ciudad Condal eran indiscutibles: tal como reconoció Victor García (cantante), hacía demasiados que no les veíamos el pelo y los fans estaban deseosos de finalmente poder volver a escuchar a los de Asturias. Tan deseosos, que la Razzmatazz 1 estaba llena a reventar. No cabía un alfiler, con gente de la puerta a la barra, del escenario al fondo, y hasta en los balcones del segundo piso.

Razzmatazz llena hasta los topes en honor a Warcry

La verdad, me sorprendió. Warcry es uno de esos grupos a los que les he acabado pillando cariño (porque, si eres un habitual del Leyendas, tienes que acabar pillándoles cariño de alguna forma u otra) pero que, por algún motivo, me costaba conceptualizar fuera de ese ambiente lúdico-festivo (por no decir alcoholizado-polvoriento) de Villena. Cuando me enteré que me estaba metiendo en lo que, al parecer, estaba siendo anunciado como un show de 3 horas de Warcry sin teloneros, me asaltaron las dudas: ¿Lo aguantaría la banda? ¿Lo aguantaría el público? De hecho, ¿habría público o seríamos los cuatro de siempre más los metalpacos que hubiesen salido de su cueva para la ocasión?

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Warcry (foto: Lluís García)

Algunas de estas preguntas se respondieron afirmativamente tan pronto como la congregación rugió al escuchar los primeros acordes de “Nuevo Mundo”. Victor García (cantante) y los suyos saltaron al escenario con una colección de clásicos, dispuestos a repartir caña desde el minuto zero, y es que al hit de ‘¿Dónde Está La Luz’? le siguió, sin pausa para respirar, el tema del mismo álbum ‘Contra El Viento’.

Victor continuó pidiendo la participación del público con aplausos y cantos, entonando su mítico “¿cómo dice?” cada vez que cedía el micrófono a las masas. No tiene mucho reto valorar el impacto de un directo cuando todos y cada uno de los miembros del grupo tienen tal capacidad para arengar al público, tal como demostraron Pablo García (guitarra) y Roberto García (bajo) durante la interpretación de “Cielo e Infierno”, del nuevo álbum ‘Donde El Silencio Se Rompió‘. Quedó claro durante “Coraje”: para Warcry lo difícil es no convertir cada tema en un himno que arranca pasiones desde el primer compás.

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Warcry (foto: Lluís García)

Warcry oyó a Barcelona gritar

Llegamos al primer interludio del directo con una pequeña charla de Víctor, que introdujo el tema de la violencia de género (respaldado por un escalofriante vídeo recopilatorio de titulares de notícias tristemente reales) para dar paso a “Cobarde” y sus sentidas frases como “que el infierno se cebe con él”. La atmósfera estaba ideal para desatar en ese momento una bestia como “Huelo El Miedo”, cuyos pasajes más acelerados hicieron tronar a la Razz entera y poner la piel de gallina a más de uno.

Victor intentó enfrentarse a la jauría que era el foso de Razzmatazz con provocaciones como “¿Voy a cantar yo solo o qué?”. Si Warcry quería oírnos gritar, lo consiguió en el tema homónimo: “Quiero Oírte” desató tal frenesí que fueron necesarios unos minutos para que todo el mundo se recuperase. En ese momento, Pablo se ganó el amor del público marcándose un solo (acrobacia tocando la guitarra sobre la espalda incluida), que derivó en el clásico de Beethoven “Para Elisa” para rápidamente mutar a un “Ardo Por Dentro” que fue pólvora.

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Warcry (foto: Lluís García)

Durante la interpretación de “Odio”, Santi Novoa (teclado) aprovechó para salir de su espacio en la parte posterior del escenario a saludar al público, mientras Rafael Yugueros (batería) prefería quedarse más rezagado. La verdad es que ninguno de los miembros de Warcry tenía reparo en interactuar con su gente, esa gente que se notaba se sentía como familia para ellos: si les pedían que hicieran un dab, ellos lo hacían; si tenían que acercarse a una niña sentada al borde del escenario para que pudiera escucharles más de cerca, ellos lo hacían; y si tenían que ceder el protagonismo de la guitarra a un niño al más puro estilo Dave Grohl, pues ellos también lo hacían.

Final atronador… y corto

Después de un solo de tributos, empezó la segunda mitad del directo, con temas como “Así Soy” y “Devorando El Corazón”. Hacía poco que habíamos pasados las dos horas que el grupo empezó a amenazar con que nos acercábamos al final de la noche: el respetable no lo aceptó, y tras el final del mítico “Tu Mismo” se levantó un coro de gritos que pedían otro bis. Fue el momento de “El Guardián de Troya”, al que algunos exclamaron que “ya era hora”.

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Warcry (foto: Lluís García)

Llegados a este punto, ya se les notaba a los miembros de Warcry que estaban algo cansados: los músicos se mostraban mucho menos móviles y el vocalista acortaba los agudos, ofreciendo el micrófono a los fans algo más de lo deseable. El final llegó con “Hoy Gano Yo”. Poco después de que el reloj marcase las dos horas y aún no media hora del inicio del concierto (recordamos que lo que se anunciaba eran “casi tres horas”), se abrían las luces y el respetable empezaba a desfilar sin demasiada ceremonia hacia la calurosa noche de un sábado en pleno Veranillo.

Más que una ocasión especial, un reencuentro con su gente

Warcry ofrecieron un concierto copado de éxitos y clásicos, y alguna novedad de su último disco ‘Donde El Silencio Se Rompió’, que hizo las delicias de sus muchos y dedicados fans, quienes habían esperado un largo tiempo para verlos. Solamente esto aportó un ambiente y una energía a la velada que no se puede obviar, como el hecho de que es difícil aburrirse en un concierto de los asturianos por lo pegadizos y agradecidos de corear que son sus temas. Ahora bien, debido al tipo de promo que se había hecho del concierto, no se sentía que estuviésemos frente una presentación de un disco nuevo y, más allá del ambiente descrito, tampoco se sentía que estuviésemos en una ocasión memorable como podían augurar los reclamos de «3 horas de concierto» «show especial sin teloneros».

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Warcry (foto: Lluís García)

La producción del “Rompiendo el silencio tour” era decente, pero tampoco nada espectacular. Llevaban un número adecuado de luces y un buen sonido, y puntualmente apareció el típico hinchable con forma de mano cornuda, pero nada más allá de eso y una pantalla que proyectaba visuales con las letras de las canciones hacía indicar que estuviésemos ante una gira especial. Una pena, porque se le podría haber sacado mucho más juego al escenario (especialmente teniendo en cuenta que no se trata de una gira “on the road”, si no que el grupo hace fechas puntuales aquí y allí, por lo que la logística se simplifica bastante).

Como claman en su tema clásico, no creo que se hable del concierto más allá de en los medios especializados como esta casa. Tristemente, no, el heavy no interesa. Pero también es cierto lo que sigue a continuación en la letra: sin entrar en la pureza de las almas de los allí reunidos, sí que quienes se habían juntado en Razzmatazz eran “su gente”, y si lo que querían era escuchar buen heavy sin mucho más espectáculo, lo disfrutaron como locos.

Día:2018-11-10

Hora:20:30

Sala:Razzmatazz 1

Ciudad:Barcelona

Puntuación:8