No siempre todas las circunstancias se dan para hacer de un concierto una noche idílica. En el show de los daneses, no fue algo en referencia a la calidad artística, sino a la cantidad de gente presente que dejó una sensación algo descafeinada.

Los conciertos en pabellones de tamaño medio son los que más están sufriendo las consecuencias de la sobreoferta de eventos musicales del panorama del heavy metal. Múltiples artistas internacionales tocan cada semana y les cuesta llenar sus respectivos directos (los nacionales tienen dificultades similares, pero eso, por ejemplo, ya sucedía antes de la pandemia).

Hace cerca de un mes ya se pudieron ver los problemas de los tours de Machine Head + Amon Amarth y el de Arch Enemy + Behemoth, que mejor hubieran estado en una sala grande (La Riviera en Madrid o Razzmatazz en Barcelona -el de Amon Amarth y Machine Head pudo cambiarse a tiempo-) ya que se se hubieran adecuado mejor a la cantidad de gente con entrada para el evento. De hecho, por ejemplo, Airbourne ha cambiado del Sant Jordi Club a Razzmatazz por este motivo (como ya lo hizo Alter Bridge en su anterior gira -esta vez ya se ha confirmado desde un inicio la sala barcelonesa para evitar esos problemas-).

Está claro que la producción no es la misma y todo es más espectacular con este tipo de grupos en un pabellón, pero hay un problema: no meten la gente suficiente como para que sea rentable. Está muy bien que estos grupos pidan cantidades astronómicas, obviamente están en su derecho, pero si luego alguien decide pagarlas y los recintos no cuentan con la cantidad de fans suficiente no solo para que haya que reducir la zona de aforo al máximo para que no parezca vacío, sino para ni siquiera llegar ni a rentabilizar un espectáculo, el problema recae en quien decide traer a dichos artistas.

Es una pena que ciertas bandas tuvieran que quedarse lejos de nuestras fronteras en sus tours europeos, pero si en Bélgica, Países Bajos o Alemania meten unos 5.000 asistentes y aquí difícilmente la mitad, a lo mejor España no está preparada para este tipo de giras debido a la afluencia del público a este tipo de shows. Parkway Drive ya no pasa por aquí (salvo en festivales), Sabaton ya no ha contado con España para su tour… y a lo mejor es el futuro que debe producirse en nuestro país: que vengan los grupos en el recinto que pueden llenar, con la producción adecuada al mismo y con un caché que sea beneficioso para todas las partes.

Buenos teloneros con poquísima gente

Con este pretexto, Volbeat se plantó en Barcelona con Skindred y Bad Wolves como teloneros. El Sant Jordi Club se veía desangelado desde el primer concierto (luego con los daneses mejor, pero la zona de pista se redujo mucho para no acrecentar esta sensación).

Bad Wolves abrió la lata y, con el cambio de vocalista (Daniel Laskiewicz entró en lugar de Tommy Vext hace cosa de un año), el enganche de la formación descendió bastante. Tommy Vext era el aliciente de este grupo, y sin él pasa a ser una banda con temas buenos como hay muchas más en el panorama. Su cover de “Zombie” de The Cranberries, la cual se hizo muy popular cuando la publicaron, fue la más coreada en un corto set para entretener a los pocos presentes.

Skindred tuvo una conexión mucho mayor con los asistentes y es que su frontman es todo un showman que sabe cómo hacer moverse a las grandes masas. Con un traje-chándal de lentejuelas negro, Benji Webbe supo alentar a los que disfrutaban de su concierto (mucha gente sorprendida al ver que el reggae metal de Skindred no casa mucho con el estilo de Volbeat).

Su manera de ir de lado a lado dividiendo al público por sectores para hacerles corear sus temas, la fusión de canciones míticas con su propia música y el buen rollo que transmite el cantante fueron vitales para el éxito ante un público para le cual los británicos eran desconocidos. Había un pelín más de gente, pero seguía dando un poco de pena ver la pista con tanto espacio no solo atrás, sino también en las zonas más cercanas a la valla.

Volbeat se consagra con un show de prestigio

La influencia que ha tenido un grupo como Metallica en el espectáculo de Volbeat se nota mucho. No solo en la música, que siempre ha sido algo más que sonado y reconocido por el propio Michael Poulsen, sino, como se vio en su actuación en el Sant Jordi Club, también en su puesta en escena. De hecho, la banda danesa ya llevó un escenario idéntico, y en este caso no era como el de su compatriota Lars y compañía pero sí con pantallas detrás de la batería (y bajo ella) y una pasarela para acercarse más a los fans.

Volbeat (Foto: Sergi Ramos)

La proyección de imágenes en dichas pantallas muy bien estudiada en cada una de las canciones junto al buen juego de luces hicieron que, desde el inicio, Volbeat tuviera a su favor el factor visual. Además, el sonido no fue nada malo si se tiene en cuenta que no es el mejor pabellón del mundo en este aspecto, por lo que el grupo, de primeras, ya tenía una sensación de grandeza respecto a su último paso por nuestro país en Razzmatazz.

Volbeat (Foto: Sergi Ramos)

Ante eso, ya solo quedaba lo más importante: su música. El potente inicio con uno de sus himnos como “The Devil’s Bleeding Crown” con potentes columnas de humo alrededor de los músicos dio el pistoletazo de salida de manera ideal, y tras dicha canción fue una batería de hits en los que consiguieron que el respetable se entregase por completo como “Lola Montez”, la intro de la emotiva “I Only Want To Be With You” en un mini medley, “Sad Man’s Tongue” con su referencia a Johnny Cash o la divertida del último disco (‘Servant Of The Mind’) “Wait A Minute My Girl”.

Volbeat (Foto: Sergi Ramos)

La capacidad que se apreciaba de hacer que la gente se supiera casi cada uno de sus temas no deja de ser un síntoma de la grandeza de este grupo, que internacionalmente están haciéndose cada vez más importantes y, a pesar de no reunir a tanta gente como en otros países en España, muestran que han ascendido a otra liga. Gusten o no, son de esos artistas destinados a encabezar festivales (ya lo hacen) y reemplazar a los Metallica o Maiden de turno como otros compañeros como Sabaton o Parkway Drive.

Volbeat (Foto: Sergi Ramos)

Los éxitos más antiguos tenían una recepción mejor que los temas más novedosos, y por ello “Seal The Deal”, “For Evigt” o la última “Still Counting” gozaron de un apoyo de la gente envidiable. Si a eso se le suma lo bien que suena una reciente como “Shotgun Blues” o la introducción de la cañera “Slaytan” en vivo entre otras, Volbeat reafirmó su condición de gran banda con este show en Barcelona.

Volbeat (Foto: Sergi Ramos)

El guiño de Poulsen a Ucrania por su guerra, la dedicatoria a su padre del propio Michael de “Fallen” antes de tocarla y el ver a Rob Caggiano con gorra y pelo suelto en lugar de gorro y su particular coleta fueron algunos de los puntos a recordar de una noche donde los daneses (y el neoyorquino Rob) dejaron claras sus intenciones y su poder.

Texto: Dani Bueno | Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Madness Live!

Día:2022-11-10

Hora:19:00

Sala:Sant Jordi Club

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Skindred, Bad Wolves

Puntuación:9