Vinnie Moore hizo levitar Pamplona
Tener la osadía de enfrentarse al mundo empuñando una guitarra, conseguir mejorar técnicas ya inventadas, hacer creaciones majestuosas y lanzarse al ruedo de los escenarios subiendo como la espuma y permaneciendo durante años en los primeros puestos, solo está reservado para un puñado de elegidos. Entre ellos está Vinnie Moore, que desde los doce años y con toda esa pasión que le llevó al olimpo de los guitarristas, nunca cejó en su empeño de seguir aprendiendo mientras componía para el grupo en el que se encontrase o abriéndose camino en una carrera en solitario con la que ha recorrido el mundo entero y editado nada menos que diez álbumes.
Creo que cuando un dios de la guitarra, en éste caso Vinnie Moore, aterriza en una ciudad como Pamplona y en un local que se ha convertido por méritos propios en lugar imprescindible dentro del circuito nacional de muchas de las primeras figuras del rock mundial, hay que ir. Así de simple, ir, ver, disfrutar, gozar, pellizcarte para saber que aquello no es un sueño y los días siguientes reconocer que tuviste la fortuna de estar ahí. Sí, las oportunidades como ésta no se pueden desaprovechar. Se había programado una gira por nuestro país de tan solo cinco fechas pero han añadido, al menos hasta éste momento, una más. Pamplona, Oviedo, La Coruña, Valladolid, Madrid y Barcelona, respectivamente los días que van desde el 28 de noviembre hasta el 3 de diciembre. Nosotros tuvimos la suerte de estar en la primera de éstas citas, en Pamplona, en la sala Zentral.
Los colores que ofrece la música
Estoy en condiciones de asegurar, por la experiencia de haber asistido a docenas de conciertos, que la gama de colores que creíamos conocer, no es total. Hay una parte que, si no te paseas por lugares donde se rinde culto al rock and roll, nunca conocerás. Además, no es lo mismo asistir a un concierto con cantante, que a uno donde sólo escucharemos música, en el cual ese abanico de posibilidades se multiplica. Las atmósferas que recrean las canciones tienen tintes concretos, a veces opacos y otras traslúcidos, teñidos de rojo sangre o cualquier otra gama que siempre evoca universos infinitos donde los precipicios acaban por enmudecer la propia música. La Vinnie Moore Band nos lo mostró, nos enseñó el camino por el cual nuestra mente es capaz de vislumbrar lo que comento.
Vida, música, sentimiento y pasión
Pasando las nueve de la noche comenzaba el concierto. Desde un escenario envuelto en penumbra nos llegaron los primero sonidos de la intro que invitaba a los cuatro músicos a aparecer ante el público. Con orden fueron tomando sus posiciones, bajista en el centro del escenario, segunda guitarra a la izquierda, batería al fondo y en el centro, y el guitarrista principal a la derecha. «Daydream», del disco de 1987 «Maind´s Eye» , fue el tema con el que abrían las doce canciones que interpretarían, ejecución perfecta en el que Vinnie ya empezó a demostrar parte de las técnicas con las que se maneja en sus ejecuciones. Encauzaron el segundo tema, «Whith The Flow», con la alevosía ya por bandera a sabiendas que el público esperaba eso, energía y pasajes de largo recorrido con recovecos intensos.
Tras ésta segunda interpretación se dirigió al respetable saludando y agradeciendo la asistencia. «The Maze» cayó sin previo aviso pero daba igual, gran parte de los asistentes ya meneaba la cabeza con esa posesión que sólo el rock otorga a quienes lo sienten. Más técnica en una canción, la más larga del repertorio, con la que el artista se explaya y enseña el virtuosismo de sus dedos añadiendo ese guiño que le hace al «Smoke on The Water» mientras arranca la pasión que el público pueda tener por la música, que, a priori, no es poca dada la razón por la cual estábamos allí. El nirvana existe.
El lamento de una guitarra
La presentación de la banda vino justo antes de demostrar que con una guitarra se puede hablar de sentimientos casi mejor que con palabras, «Rain», una preciosa balada cuyos arpegios van llenando el alma de sensaciones, a veces, encontradas. Aplausos, más agradecimientos y el quinto ya se dejaba sentir, «Check It Out», permitiendo que en el último tercio del tema el batería Roberto Pirami mostrara sus dotes desatando la euforia del público, esto hizo que el de las baquetas se viniese arriba y lanzara algunos gritos hacia el respetable que respondía a modo de eco. Finalmente esta comunión acabó fundiéndose con el resto de los temas. «In Control», «Time Traveler», «Ridin’ High» fueron las piezas que abrieron un camino hacia el lucimiento del guitarrista y el bajista que en ésta gira acompañan a un Vinnie Moore pletórico que manejó la situación controlando arranques de guitarra suaves con tendencia a buscar siempre los momentos álgidos, entrando de soslayo, sin disimulo y con tibieza manifiesta.
Es el sonido de una banda bien empastada y experimentada que se pasean por el pentagrama creando acordes para brindar un camino a esa melodía que adquiere protagonismo con el paso de los minutos. Se ve que la abstinencia no es algo que Vinnie defienda en cuanto a música se refiere, si el público pide, éste se lo da. Y si el músico precisa del público la respuesta también está asegurada.
Lo infinito no existe, pero la música permanece
La lluvia de medianoche precedió a la estrella de la mañana, culminando así un concierto lleno de disfrute, éxtasis, frenesí y lujuria. La música de las fieras sonó en el Zentral y los focos se apagaron. Agitando las manos a modo de despedida, los miembros de la banda abandonaron el escenario con la absoluta seguridad que no tardarían en volver. Y así fue, tres minutos pidiendo más fueron suficientes para que cada uno volviera a su sitio y se arrancaran con un cover de The Beatles «While My guitar Gently Weeps» para acabar con un potente «Meltdown» cuyas guitarras punteaban empastadas perfectamente y apuntando con el mástil al público que no paró de jalearles, dejando un estupendo sabor de boca.
Todo eran elogios y comentarios que ensalzaban la figura de ese guitarrista que en los ochenta compuso la sintonía de un anuncio de una bebida gaseosa que al sonar saltaban las chapas por el aire. Este era el primer concierto de esta pequeña gira, y también el último de la tercera edición del ciclo Iruña in Blues, en fin, detalle que hace pensar que Vinnie sabe mover muy bien sus hilos y aprovecha su estancia en nuestro país para que otras ciudades puedan disfrutar de su directo. Hora y cuarto aproximadamente de concierto del que salimos sabiendo un poquito más de música, del buen hacer, de la constancia y la calidad. Contentos. no, lo siguiente. Por cierto, UFO, del que es guitarrista Vinnie, harán gira de los cincuenta años dentro de 2019 y en España tiene citas, habrá que estar atentos.
Texto: Kiko Casado | Fotos: Aritz Sola
Promotor:Salan Producciones
Día:2018-11-28
Hora:21:00
Sala:Zentral Iruña
Ciudad:Pamplona
Puntuación:9
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