La COVID-19 ha dejado en un lugar muy delicado a las actuaciones de directo, más si cabe en el caso de géneros musicales como el rock y el metal, que se alimentan en gran medida del contacto y el vínculo entre banda y público. Artistas de pequeña, mediana y gran escala se han visto abocados a posponer giras y adaptarse a la nueva normalidad, a medio camino entre espectáculos con distanciamiento social y actuaciones online.

Entre todos ellos, y siguiendo el camino iniciado por Code Orange y Suicide Silence, llama la atención la propuesta llevada a cabo el pasado viernes por Trivium y Sylosis. Bajo el título ‘A Light Or A Distant Mirror’ (Una Luz O Un Espejo Distante) y al precio de nueve dólares, se trató de un concierto online protagonizado por dos bandas con novedad discográfica en 2020, trabajos aclamados por crítica y público, que además sirven a ambas formaciones para reforzar sus respectivas identidades artísticas. El lugar del acontecimiento: la pantalla. El grupo liderado por Matt Heafy invitó a Josh Middleton y compañía para dar el pistoletazo de salida a este acontecimiento en streaming, diseñado y detallado al milímetro durante meses de arduos preparativos.

Thrash contemporáneo como calentamiento

En la primera media hora, los responsables de producción del evento explicaron las claves del evento para que el público pudiera comprender de forma más detallada su carácter excepcional y los retos que supuso organizarlo y, de forma seguida, llegó el turno de la música.

Sylosis fueron los responsables de poner en marcha la velada. Su repertorio, pregrabado y emitido en abierto, apenas duró veinte minutos y estuvo basado principalmente en su nuevo trabajo, ‘Cycle Of Suffering’. Desde el inicio con ‘I Sever’ y ‘Calcified’, el cuarteto británico demostró que se encuentra más en forma que nunca, su actual formación funciona como una máquina perfectamente engrasada y Middleton comandó el buque con gran convicción y destreza.

Los primeros minutos de actuación del cuarteto inglés sirvieron para vislumbrar el nivel de producción en cuestión. Se trató de una realización audiovisual profesional y una puesta en escena potenciada no solo por luces en acorde a la música, sino por imágenes de gran dinamismo proyectadas en una pantalla detrás de la batería.

 

Los primeros minutos del concierto también sacaron a la luz los desajustes técnicos relacionados con la señal de directo, plagada de interrupciones que no permitieron disfrutar de los temas de forma completa a muchos espectadores. Las reacciones no tardaron en llegar a través del chat habilitado en redes sociales, pero el respetable fue paciente y, generalmente, se vio recompensado. A fin de cuentas, uno debe recordar que tanto la situación como las propuestas alternativas surgidas a raíz del coronavirus son inéditas para músicos, técnicos y espectadores. Todos ellos están tratando de adaptarse a la nueva situación a marchas forzadas.

El seguimiento online resultó inusual, metalheads del mundo entero se reunieron frente a la pantalla y el público compartía sus inquietudes mediante el teclado, en en vez de en un circle pit o en tranquila compañía colectiva. Hubo quien lo celebró con una cerveza en el salón de su casa, también quien tomó apuntes desde el sofá, cuaderno en mano.

Middleton y compañía rescataron “Leech” de ‘Dormant Heart’, el que probablemente sea su disco más denso, y acto seguido equilibraron la balanza con la inclusión de “Conclusion Of An Age”, perla añeja rescatada desde el baúl de los recuerdos que hizo las delicias de los fans más veteranos.

El sonido fue uno de los aspectos que merecen mayor alabanza. Ecualización y mezcla brillaron con luz propia, fueron mucho mejores que los emitidos habitualmente por los grandes festivales celebrados al aire libre. El matiz radica en que esta era una sala equipada y una producción preparada expresamente con ese fin, el de emitirse a través de la red. En cambio, en los festivales presenciales la gran mayoría de bandas sube al tablado sin apenas probar sonido y su música resuena por los altavoces a todo volumen, condicionando el resultado final de la emisión. Simplemente, son dos planteamientos diferentes.

La actuación de Sylosis concluyó con “Empyreal”, una de las canciones señaladas de su segundo trabajo de estudio, “Edge Of The Earth”, que sigue sonando tan poderoso como el día original de su publicación, hace ya nueve años.

Tan lejos y tan cerca

Trivium es una de las bandas de metal que más ha apostado por las plataformas de streaming con el fin de difundir su música. Tres años antes de que la mayor parte del planeta se viera abocada al confinamiento para frenar la expansión del coronavirus, Matt Heafy era ya una cara conocida en Twitch, donde ha logrado construir una amplia comunidad de melómanos que han conectado más allá de la música de Trivium.

Por ello resulta aún más especial que el cuarteto de Florida pusiera el foco en un centro educativo local y escogiera la Universidad Full Sail para albergar este evento, el mismo lugar en el que la banda ha registrado su flamante ‘What The Dead Men Say’.

La canción que da nombre al nuevo disco fue la encargada de romper el hielo y dar pie a un primer tramo de concierto en el que fue evidente que cada detalle estaba calculado al milímetro. Trivium no quiso dejar ningún elemento al azar y se aseguró de que la ejecución de luces, sonido y música fuera de máximo nivel. La banda encadenó una canción tras otra, y de ese modo se sucedieron “Down From The Sky”, “Catastrophist”, “The Heart From Your Hate” y “Forsake Not The Dream”.

Desde el dúo de guitarras de ensueño formado por Matt Heafy y Corey Beaulieu hasta la inconmensurable interpretación a los parches de Alex Bent, la banda ofreció un recital individual y colectivo. El talón de Aquiles del cuarteto sigue siendo el apartado vocal, donde Gregoletto está cada vez menos presente y Heafy flojeó de forma intermitente. En los últimos años el vocalista estadounidense de origen japonés ha progresado de forma considerable, pero, aún así, sigue siendo incapaz de afinar en los pasajes más exigentes y no logra replicar sus líneas vocales con la misma garra y rasgueo que emplea en el estudio. Se trata de una limitación entendible, pero también reprochable, si uno tiene en cuenta el discurso de la excelencia que últimamente la banda defiende a los cuatro vientos.

Otro de los aspectos llamativos del concierto fue que la banda apenas se comunicó con el público en la primera mitad del show. Para cuando “Pull Harder On The Strings Of Your Martyr” hizo acto de presencia y el cuarteto se adentró en el material de ‘Ascendancy’, siete canciones habían sido desgranadas, pero ni una sola palabra fue dirigida a los espectadores desde los micrófonos.

En esta situación excepcional, es cierto que no hay nadie frente al escenario para reaccionar ante el recital de la banda y dar una nueva vida a las canciones que suenan por los altavoces, pero hubiera sido todo un detalle que el grupo arengara o al menos dirigiera dos frases a sus seguidores. Sobre todo, tras haberlos convocado para asistir a una cita colectiva frente a la pantalla y haber promocionado el evento como un acontecimiento cultural que serviría como nexo entre sus fans de todo el mundo.

En ese sentido, cabe remarcar que presenciar la sala cual desierto resultó impactante. En las filas delanteras frente al escenario, el lugar donde normalmente el público se agolpa de forma apasionada, reinaba un gran vacío. El silencio sepulcral fue solamente evitado por los operadores de cámara, que se trasladaban de un lado a otro, tratando de registrar todo lo que sucedía sobre el tablado mediante travellings.

El evento supuso un gran hito para Trivium, brindó la oportunidad de disfrutar por primera vez de las canciones más inspiradoras de su nuevo disco y rescatar viejas joyas no tan presentes en su setlist. Sin embargo, la frialdad también fue parte de la experiencia, algo que resultó extraño considerando que las actuaciones de directo de la banda de Florida suelen estar plagadas de sonrisas y miradas cómplices, gestos que en este ocasión brillaron por su ausencia.

Trivium (Foto: Bryce Hall)

Entre el nuevo material, “The Defiant” fue una de las piezas mas remarcables, la canción irradia frescura y contiene dos secciones memorables: el estribillo y la parte solista. Estas virtudes podrían facilitarle un lugar entre los temas fijos del setlist de la banda. Para entonces, el sonido había superado todo imprevisto inicial. Los instrumentos se escuchaban a la perfección en un equilibrio entre grandeza y nitidez. A su vez, cabe remarcar que las nuevas canciones mostraron a Heafy más cómodo en lo que respecta a las voces, más cerca de su identidad actual como cantante.

Y al llegar a la mitad del repertorio, se hizo la luz. Por fin, la banda se soltó, sonrió y Heafy cogió el micro para dirigirse a sus seguidores: “Amigos, gente de todos los rincones del planeta nos hemos unido gracias a esta música. Esperamos que sirva para ayudar, conectar, desconectar… lo que sea que necesitéis. Celebremos esta música hasta que la tierra se enfríe”, sentenció el frontman, dando el paso perfecto a “Until The World Goes Cold”.

El chat adjunto a la pantalla que retransmitía la señal de streaming no paraba de echar humo. Banderas de Chile, Suecia, Japón, Nigeria, Nueva Zelanda… podían vislumbrarse entre un río ingente de comentarios en los que el personal relataba su experiencia personal como espectador doméstico, haciendo headbanging, cantando las canciones y reaccionando al instante ante cada suceso del concierto.

Espectacular despliegue de luces, imágenes de fondo adaptadas a cada una de las canciones… la ambiciosa producción de Trivium no tuvo nada que envidiar a los clásicos conciertos comercializados en DVDs, que suelen ser editados y refinados a posteriori. Aquí no había ni trampa ni cartón. A medida que la actuación avanzaba, la puesta en escena y la realización fueron cada vez más elaboradas, la diferencia respecto a Sylosis se hizo cada vez mayor y quedó en evidencia quién era el plato principal. Además, con el paso de los temas, los realizadores también mostraron mayor ambición y atrevimiento a la hora de mover la cámara y buscar determinados planos.

La interpretación de la genial “Beyond Oblivion” fue uno de los puntos álgidos de la noche y, a su vez, precedió a uno de los momentos más curiosos. “The End of Everything”, la clásica intro de ‘Ascendancy’ comenzó a sonar, Heafy aprovechó el momento y volvió a dirigirse al público para lanzar un mensaje de unidad y responsabilidad colectiva frente al virus y la adversidad. Sin embargo, justo en el momento en el que la pieza introductoria concluía y la banda se disponía a atronar con “Rain”, la música se paró en seco. Alex Bent tuvo problemas técnicos en su kit de batería y Heafy tuvo que improvisar, bromear sobre la marcha. Fue el momento que destensó el show de forma definitiva, el que acercó a banda y público, las palabras del frontman norteamericano provocaron una cascada de reacciones en el chat.

 

En el vertiginoso ir y venir de giras y festivales, no siempre se cuenta con un concierto de 100 minutos de duración para estrenar nuevo disco, ni mucho menos ante una audiencia tan global. En ese sentido, fue de agradecer que Trivium se explayara de semejante manera y ofreciera al público la oportunidad de poder disfrutar de ‘What The Dead Men Say’ casi en su integridad. Entre “Amongst The Shadows & The Stones”, “Sickness Unto You” y “Bleed Into Me”, la banda hincó el diente a “Strife”, el cual no solo es uno de sus cortes más convencionales, sino que pasó a ser uno de los peor defendidos en el apartado vocal.

Trivium superó la hora y media de actuación al ritmo de “Throes Of Perdition”, noventa minutos vertiginosos y de gran intensidad que fueron hilados con gran inteligencia a través de breves interludios. Apenas hubo respiro entre las canciones, ni para ir al baño o al frigorífico a por la siguiente cerveza. La tripleta final fue culminada con “The Sin And The Sentence” e “In Waves”, tramo en el que el chat estalló en una especie de ovación silenciosa. Estos cortes trasladaron al respetable a los tiempos en los que los festivales masivos y las salas abarrotadas eran parte de la normalidad, e hicieron recordar el modo en el que estas canciones suelen ser celebradas cuando la banda las desgrana sobre el escenario.

Trivium

Trivium (Foto: Bryce Hall)

Tras una hora y cuarenta minutos de espectáculo musical y audiovisual, el cuarteto de Florida echó el cierre agradeciendo a todas las personas que hicieron posible esta ambiciosa producción y recordando: “Somos Trivium y nada nos detendrá jamás”.

La cara B del concierto fueron la ristra de quejas que abundaban en las redes sociales a la finalización del concierto. Muchos usuarios que pagaron su entrada no pudieron ser testigos del show parcial o íntegramente debido a problemas técnicos. Como era de imaginar, dispositivos y conexiones a internet desiguales no funcionaron de la misma forma ante la señal de streaming. Una de las asignaturas pendientes para la banda debería ser la de facilitar las indicaciones necesarias para que en el futuro todos los seguidores puedan disfrutar de experiencia de este tipo plenamente.

Texto: Mikel Yarza

Promotor:Trivium

Día:2020-07-10

Hora:21:30

Sala:Full Sail University

Ciudad:Florida

Teloneros:Sylosis

Puntuación:8