Thy Art Is Murder y compañía derriban Barcelona
Decir que esta era la gira de deathcore del año puede parecer poco acertado a tan solo dos meses de haber iniciado el mismo. Pero es ridículo pensar que antes de terminarlo nos pueda visitar una gira con más titanes por cartel que la que nos atañe.
El público barcelonés se enfrentaba a cinco horas de metal altamente extremo por delante. Un reto solo accesible para oídos musculosos. La sobredosis de brutalidad podía acabar con el más pintado, pero cierto es que la baraja de grupos elegidos para el cartel fue clave absoluta para que en ningún momento el tedio hiciese acto de presencia. Variedad dentro de un mismo contexto y mucho por demostrar.
I Am: el opener perfecto
El único nombre poco conocido del cartel resultó ser una agradable sorpresa capaz de potenciar mucho sus cualidades en directo. La fuerza y el entusiasmo de I Am, y especialmente de su vocalista Andrew Hileman, y un público que empezó reducido, pero creció exponencialmente con rapidez, congeniaron en un show realmente dinámico pese a lo escueto.
El respetable se mostró especialmente receptivo para tratarse de tan temprana hora, y no dudó en corear, aplaudir y hasta intentar abrir un pequeño pit por poco que la banda diese oportunidad. La propuesta slowcore no fue impedimento para las ganas de fiesta, ya que la combinación de este con melodías de guitarra de corte clásico muy melódico aportan, no solo entretenimiento, sino voz propia.
Rivers Of Nihil: venidos de otra dimensión
Sin duda el grupo más de la noche. Es una lástima que el tiempo les impidiese desplegar todo su contenido, ya que se les quedaron vertientes por mostrar y mucho contenido en el tintero. Especialmente de su último ‘Where Owls Know My Name’, que es una pequeña obra maestra. Su estilo más cercano al death, con volantazos de descarado progresivo podía no casar con el público allí congregado. Pero por suerte no fue así. Llegaron y triunfaron. Y es que, pese a una tesitura distinta, son un espectáculo técnico digno de ver.
Las modulaciones vocales de Jake Dieffenbach, embutido en una especie de túnica shaolin que aportaba al componente cósmico de su propuesta, abrieron más de una boca. Y los pasajes más ambientales y progresivos sonaron a pura delicatesen. Además, todos y cada uno de los grupos disfrutaron de un sonido excepcional, y en este caso, esto fue condición vital para que Rivers Of Nihil pudiesen desplegar su magia. Ojalá vuelvan pronto con tiempo suficiente para mostrar todas sus cartas, ya que en su anterior visita tampoco pudieron lucirse suficiente. Por suerte esta vez reclutaron a más de un nuevo fan entre sus filas.
Fit For An Autopsy: de menos a mas
Nos adentrábamos ya en terrenos de deseo. La sala empezaba a abarrotarse y se notaba que empezábamos a pasar a palabras mayores. Había muchas ganas de ver a los de New jersey, y más tras esa joya que venían a presentarnos, llamada ‘The Sea Of Tragic Beasts’. Curiosidad máxima para ver cómo afrontaban aquellos pasajes de voz clara que a su vez suenan tan lúgubres en este último trabajo. Por desgracia, esta fue una pequeña decepción.
El set empezó con el tema homónimo del disco y Joe Badolato no estuvo a la altura de las notas más altas. Por suerte, una vez salidos de dicho tema, esto no pareció seguir siendo un problema, y el grupo entero sonó contundente cual mazacote de hormigón. Y es que se agradece encontrarse con propuestas de este estilo que vayan más allá del amasijo de breakdowns. Fit For An Autopsy han demostrado -y siguieron haciéndolo aquella noche- que tienen muy buena mano a la hora de poner orden en el caos. Prueba de ello fue la creciente “Mirrors”, que fue defendida a un nivel que algunos no esperarían si habían juzgado de más con aquel primer tema.
Una de las joyas de la noche, pese a que no sería capaz de hacer sombra a “Black Mammoth”. La encargada de cerrar el set y que puso a todo el público a moverse como si aquella fuese la última del grupo principal. Un dislocamiento masivo de cervicales a la altura de la ocasión.
Carnifex: la materia más densa
Es de extrañar que, a estas alturas, y tras tantos años, Carnifex no sean capaces de encabezar carteles medianamente masivos. Siempre que se les ve por aquí es teloneando a otros. Pero siempre reciben un apoyo brutal por parte de su público. De hecho, gozan de ese estatus de grupo “clásico” pese a llevar más o menos tantos años en activo como los mismos Thy Art Is Murder.
Sea como fuere, desde el minuto uno la abarrotada salase volcó en entusiasmo con un grupo que sabe que viene a jugar en casa. Su primera “World War X” fue recibida con devoción absoluta pese a las tibias críticas que ha despertado el álbum de mismo nombre. Sin embargo, el ramalazo blacker y el clásico sampler de base sinfónica aportaban un tono de oscuridad malsana que, combinada con la densidad por sobreexposición instrumental, callarían más de una boca en las distancias más cortas. Y es que son una apisonadora en directo.
Scott Ian Lewis es todo presencia, y a nivel instrumental consiguen definirse lo suficiente como para no sonar a mero algoritmo. Bien es cierto que su propuesta algo más clásica puede hacerse algo cuesta arriba en shows largos, y más a estas alturas de la noche. Pero sus nueve temas terminaron siendo el número perfecto para no sonar ni a poco ni a demasiado.
Thy Art Is Murder: violencia sin parangón
Expectación máxima de un público con ganas de reencontrarse con viejos amigos. El nivel de cariño del que gozan Thy Art Is Murder por parte de sus fans es uno al alcance de pocos. Y ellos lo saben. No fue necesario ni siquiera terminar la primera “Death Squad Anthem” para que este se hiciera patente. Todo el mundo estaba dispuesto a verter hasta el último aliento. Y en el pit no había miedo a romper y romperse huesos.
Para cuando el primer clásico de la noche llegó, en el que CJ McMahon nos animó a agarrarnos del hombro de aquel que tuviésemos al lado para saltar todos en comunión, la conexión público-banda ya era absoluta e indivisible. Y es que la energía que se genera en esta clase de recitales es difícil de transcribir a palabras. La sensación de que el disfrute es puro y de que no hay nada que demostrar. Este espíritu se personó en más de uno de forma más evidente que la pura entrega.
Era sudor, más de un torso desnudo entre el público (masculino y femenino), crowdsurfers y muchas parejas a hombros disfrutando de la que posiblemente fuese su banda favorita. Por cierto, ese primer clásico fue “The Purest Strain Of Hate”, el primer tema en levantar cánticos al unísono.
https://www.youtube.com/watch?v=iw-b_VdpCEU
El grupo decidió bajar un poco las revoluciones con “Eternal Suffering”, de su último trabajo. Aquí demostraron que, en directo, son capaces de generar igual de bien esas atmosferas densas y opresivas que no necesariamente se contradicen con la brutalidad vigorexica de su estilo. Además, en este tema se activaron las pantallas que se situaban tanto a ambos lados del escenario como a modo de tarima de la batería. En ellas se proyectarían imágenes acordes con la temática de cada corte.
A saber: guerras, paisajismo industrial, oscuridad tecnológica o simplemente imaginario surrealista. Esto no solo aportó un dinamismo bastante de agradecer en un show de deathcore, sino que también generó una atmosfera de concierto de grandes dimensiones que a los fans enorgullecería. “Fur And Claw” y la eternamente demandada “Holy War” serían los dos únicos pasajes que pertenecerían aquella noche a aquel disco que les hizo saltar a las grandes ligas y los colocó como el ejemplo a seguir. Esta última “Holy War” no será tal vez su mejor tema, pero sí que quedó claro que es, posiblemente, el más querido por su público.
Pero a nivel de interacción con el público, sin duda el punto álgido sería la adorada “Reign Of Darkness”, que nos pondría a todos la piel de gallina al escuchar a toda la sala gritar aquel “You will see the true face of pánic” de su primer estribillo. Thy Art Is Murder había convencido de que este era ya el último tema, y a nivel de elección podía ser. Pero a juzgar por los “oeoeoe” del público en cuando CJ y los suyos abandonaron las tablas, no parecían haber engañado a nadie.
Volvieron a escena para regalarnos otra muestra de atmosfera perteneciente a su último ‘Human Target’: “Chemical Christ”. Tal vez no fuese el tema más potente ni el más reconocido, pero desde luego fue uno muy especial y que demostró una confianza plena por parte de la banda hacia sus seguidores, que se fueron a casa no solo con una sonrisa en la cara, sino con varios kilos menos, sudados en el pit.
Texto: Titus Ferrer | Fotos: Aitor Chaparro
Promotor:Bring The Noise
Día:2020-02-05
Hora:17:00
Sala:Razzmatazz 2
Ciudad:Barcelona
Teloneros:Carnifex, Fit For An Autopsy, Rivers Of Nihil, I Am
Puntuación:9
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