The White Buffalo: nube de melancolía en Barcelona
Después de hacerse famosos por su colaboración con "Sons of Anarchy", Thw White Buffalo llevan años conquistando la carretera en pos de consolidarse como una excelente propuesta en vivo, siendo capaces de reunir en sus conciertos desde metaleros melenudos a familias enteras.
Su concierto en Barcelona sirvió no solo para demostrar su envidiable estado de forma en el escenario, sino para alardear de lo variado de una propuesta musical que tiene casi tantas luces como sombras.
L.A. Edwards, la sorpresa de la noche
Las decisiones de Jake Smith a la hora de seleccionar a sus bandas teloneras suelen ser curiosas, yendo desde grupos al uso hasta a cantautores más íntimos, pero en esta ocasión L.A. Edwards se me antojaron como la banda perfecta para calentar la que había de ser una gran noche.
Como banda pertenecen a ese movimiento al que me gusta llamar cariñosamente “retromodernillos”, ya que conservan una estética y un sonido innegablemente anticuado, como un cruce entre Johny cash y led Zeppelin, y aun así hay algo eminentemente nuevo en su sonido: como cuándo se comenzaron a colorear los documentales de la segunda guerra mundial.
El espíritu melancólico del blues sureño vivía no solo en la música, sino en su forma de comunicarse con el público y de moverse sobre el escenario, sobria pero eficientemente, compensando una actitud tal vez algo fría con una ejecución íntima y resolutiva. Pese a ser los teloneros, presentaron una muy buena producción en el juego de luces, la clase de toques de ambición que hacen que una banda sea prometedora. Al final abandonaron el escenario súbita y rápidamente, lo que se dice coloquialmente a la francesa, tras dar un breve pero intenso show de 40 min que se encargó de que el respetable estuviera predispuesto para lo que estaba por venir.
La cornada del Búfalo Blanco
La marcha de “Problem Solution” fue la responsable de quitarle las telarañas a la sala, que pronto se lleno con los vítores y el entusiasmo de un público que respondió a la enérgica canción con un bailoteo que se propagó por toda la sala como un incendio forestal. Una breve pausa precedió a la tranquilidad de “One Lone Night”, entregando el que sería el primero de varios momentos íntimos de la noche.
Algo que llamó la atención fue que el público era casi tan variopinto en lo generacional como en la propia escena metalera, con la diferencia estando en no ceñirse a una estética concreta como si ocurre en los conciertos eminentemente de género. Al final del día, The White Buffalo es un grupo con potencial de atraer a un público muy grande, y en su audiencia uno podía encontrar desde entrañables parejas mayores hasta melenudos bastante más guapos que en tu típico concierto de Kreator.
La velocidad regresa con la “Rocky”, que sirvió tanto para que la gente arrancara a bailar como para que Matt Lynott pueda lucirse tras la batería, demostrando que es un músico de un talento increíble. “Now I will play a sensitive one” anunciaba Smith antes de encarar “Don’t You Want It”. Aquella iba a ser la dinámica del concierto, en el que la banda alternaba hábilmente una canción más cañera con una balada.
La fórmula funcionó, pues temas como “Set My Body Free” fueron coreados desde el minuto 1 por toda la audiencia, que vivía sumida en un show que apenas si respiraba para tomar aire, no liberando al respetable del embriagador abrazo del más puro espíritu del blues. Pese a todo, nada puede compararse con el recibimiento que tuvo todo un exitazo como “Oh Darling, What Have I Done”, que fue presentada como una “love song” y fue acompañada por la atmosférica luz de una bola de discoteca.
Definitivamente, las salas grandes le hacen bien a The White Buffalo pese a lo íntimo de su propuesta, tanto por los detalles en la producción como por la facilidad que tienen para hacer que la audiencia se entregue a su música. Además, se pudieron ver las primeras, aunque no las últimas, lagrimillas en los ojos de muchos.
“Es muy caliente aquí”, chapurreaba Jake antes de que la intro de batería de “No History” fuera acompañada con las palmas del público que estaba para los momentos tristes y los alegres. Curiosamente, en uno de los momentos álgidos de improvisación, a Lynott se le cayó una baqueta, lo que hizo que Smith estallará en una risotada. Al final estos accidentes lo mejor es tomárselos con humor.
Tras una breve presentación de la banda, proceden a desgranar el que tal vez sea su tema más famoso, un “Come Join the Murder” que en su día se hizo célebre gracias a Sons of Anarchy. Pese a todo, la canción ya forma parte del imaginario colectivo, y fue recibida con éxtasis por un público que se afanó en grabarla con sus móviles. Uno podría entrar a debatir si es algo adecuado para hacer en un concierto, pero cabe tener en cuenta que gran parte del público no parecía muy ducho de los acontecimientos en vivo, por lo que considero que cabe darles un pase.
En contraste, la alegre “Joe and Jolene” se encargó de iluminar un ambiente que tal vez había sido opacada por demasiada melancolía, pese a que la canción en sí no es precisamente vivaracha. Sea como fuere, el público volvió a bailar, que al final es lo importante.
A la hora de afrontar una canción tan íntima como “The Whistler”, la gente pidió silencio con bastante vehemencia. En verdad hablar en un momento así es una falta de respeto, tanto para el artista como para el resto de los asistentes, pese a que es cierto que controlar las emociones en un concierto puede resultar difícil. Curiosamente es la clase de ambientes que me he encontrado en conciertos de bandas como The Aristocrats, en los que la musicalidad ha pasado a primer plano, lo que da a pensar sobre el alcance de una propuesta como la de The White Buffalo.
Un breve brindis con el público precedió al a tranquilidad de “I Got You”, mientras que “The Pilot” sirvió para despedir la noche con la presentación oficial de la banda y el agradecimiento obligatorio a la ciudad, abandonando el escenario con la fría decisión que augura un bis por todo lo alto.
Y evidentemente, “Highwayman” fue interpretada y recibida por todo lo alto, pese a lo fría y lastimosa que es realmente la canción, seguida de un “Damned” que sirvió para que toda la banda pudiera reincorporarse a la interpretación, solo para concluir con una canción tan marchosa y rápida como “How The West Was Won”, culminando la velada en una nota luminosa y conmovedora.
Un grupo que cada vez va más
Si bien hace unos años ver a The White Buffalo en España era todo un milagro, cualquiera que los hubiera visto en Razzmatazz habría pensado que se trataba de una banda a la que cualquier sala de menor capacidad se le quedaría pequeña rápidamente. Es una experiencia a la que alguien más familiarizado con el rock o el metal muy probablemente no esté acostumbrado, en la que los súbitos bailoteos son tan comunes como las múltiples grabaciones con el móvil en los momentos claves de la actuación.
El grupo tiene potencial más que de sobra como para atraer a un gran público, así como las aptitudes necesarias para dar un excelente espectáculo en vivo, por lo que no me cabe la más mínima duda de que, a base de dar conciertos así de espectaculares, The White Buffalo terminará por ser una experiencia transversal que no conocerá de tribus urbanas, edades o aspecto físico, tal y como lo fueran en su día los espectáculos de los ídolos de rock más inmensos.
Texto: Marc Fernández | Fotos: Marina Ayuso y Víctor Vallespir
Promotor:Live Nation
Día:2022-05-04
Sala:Razzmatazz
Ciudad:Barcelona
Teloneros:L.A. Edwards
Puntuación:8
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.