The Obsessed dejó «la huella del riff» ante un escaso público en Barcelona

El paso de The Obsessed por Barcelona no tuvo la respuesta de público que merecía una banda con su linaje, pero eso no hizo mella en su espectáculo.

Como no podía ser de otra manera, The Obsessed pasaron por Barcelona para exhibir músculo y dejar constancia de su herencia, la del riff mastodóntico, que fue el protagonista absoluto del concierto que los estadounidenses ejecutaron en la sala Bóveda con impecable precisión.

Zarza, unos invitados peculiares

Antes del turno de los principales protagonistas del espectáculo, con una sala todavía con escaso aforo que fue llenándose a medida que transcurria su actuación hasta alcanzar algo más de media entrada, el duo catalán Zarza se encargo de crear el ambiente idóneo.

Zarza (Foto: Andrea Rodríguez)

Compuesto por Martha Wood (bajo y voz) e Iván Ruíz (batería), se mostraron como una propuesta de lo más peculiar que encajaba, en gran medida, dentro de los sonidos que iban a estar presentes posteriormente. Zarza, se decantan por las sonoridades graves y distorsionadas del bajo junto a una batería de infinitos recursos para así suplir la ausencia de otros instrumentos. La delicada voz de Martha, a veces con un punto enérgico, completan su arriesgada apuesta.

Zarza (Foto: Andrea Rodríguez)

Pusieron en marcha su actuación con “La Templanza” una extensa pieza con flauta inicial y golpeo tribal de la batería, con varios cambios de ritmo y una atmósfera de carácter espiritual. Continuaron con “Disforia Dimensional” y “Guruismo Deficiente” confirmando ambos músicos su versatilidad cada cual en su instrumento, mientras el público empezaba a cogerle el gusto dando señales de aprobación a pesar del listillo de turno que no paraba de soltar gilipolleces impidiendo una buena comunicación entre Martha y los presentes.

Zarza (Foto: Andrea Rodríguez)

Dos raciones más de vibrantes sonidos de bajo y golpes incesantes de batería con los títulos de “Punto Cero” y “Puñal Por Detrás”, pusieron punto final a una consistente actuación de alrededor de 40 minutos cuyo único inconveniente estuvo en el deficiente sonido del micro de la voz.

Una leyenda sobre el escenario

Que todo un acontecimiento como recibir en España por primera vez a toda una leyenda como The Obsessed no llenara hasta la bandera la sala Bóveda es un síntoma de cómo están las cosas para los sonidos duros en la actualidad. Sea como fuere, tras su presentación en Madrid, el grupo liderado por Scott “Wino” Weinrich salió sin complejos y dispuesto a inundar de riffs demoledores la sala.

The Obsessed (Foto: Andrea Rodríguez)

“Wino”, que a sus 62 tacos conserva una magnífica cabellera, gris, pero cabellera al fin y al cabo, se presentó con una formación renovada y en formato de cuarteto por vez primera, con el batería Brian Constantino, incorporado en 2016, como único participante (además de “Wino”) en su último álbum, ‘Sacred’ publicado en 2017. Tanto Jason Taylor (guitarra), como Chris Angleberger (bajo), se incorporaron en 2022, el último de ellos en sustitución del fallecido Dave Sherman.

El doom en su máxima expresión

El arranque no pudo ser más demostrativo desde el momento en que el ritmo denso y acompasado de “Sodden Jackal” se fundía con el persistente y rugoso riff guitarrero, cargando la atmósfera de una sonoridad robusta y rocosa mientras el doom monstruoso inundaba el ambiente hasta penetrar en los cerebros de los presentes para invadir sus neuronas y provocar un estadio de euforia colectiva.

Lamentablemente, el sonido no estuvo todo lo correcto que era de esperar. Desde la mesa de control nunca encontraron el punto ideal ni para las voces y mucho menos para las partes solistas de guitarra, complemento imprescindible para disfrutar de las canciones de The Obsessed. Esos magníficos solos de aires setenteros en ningun momentos se escucharon con la nitidez precisa, restándole emoción a la actuación.

The Obsessed (Foto: Andrea Rodríguez)

Asimismo, el micro de voz de “Wino”, quien tuvo problemas ya desde el inicio para comunicarse, tampoco contó con el calibre necesario para poder escuchar su voz con la suficiente nitidez. Consecuentemente, el riff vigoroso y los ritmos de ambientación grave se convirtieron en protagonistas del concierto en temas como,  “Hidding Mask”, “Brother Blue Steel”o “Sacred”, este último muy celebrado por los aficionados. Hubo algún conato de pogo no demasiado extendido cuando interpretaron piezas más rítmicas como “Streamlined” y “Be The Night”.

Repaso a toda una carrera

En conjunto, la actuación de The Obsessed constituyó un repaso a su no demasiado extensa discografía, si tenemos en cuenta que desde que se formaron en 1980 solo han lanzado cuatro álbumes, aunque también hay que considerar sus largas etapa de inactividad.

The Obsessed (Foto: Andrea Rodríguez)

Todos su álbumes, desde el primero de título homónimo publicado en 1990, pasando por ‘Lunar Womb’ (1991) y ‘The Church Within’ (1994), hasta ‘Sacred’, su última obra publicada en 2017, estuvieron representados, además de un recuerdo a la otra banda de “Wino” Spirit Caravan, de la que interpretaron “Lost Sun Dance”. También adelantaron uno de los temas que incluirán en su nuevo álbum “It’s Not Ok”, que se publicará a finales del presente 2023 con el título de ‘Gilden Sorrow’.

The Obsessed (Foto: Andrea Rodríguez)

Ya avanzado el espectáculo, cuando Scott anunció “Freedom”, uno de los himnos identificativos de la formación originaria de Maryland, el público respondió con entusiasmo, convirtiéndose en uno de los momentos más emotivos del recital. En el tramo final, mejoró el sonido de las partes solistas de guitarra, pero el concierto quedó definido más por la aplastante dinámica rítmica que por las invividualidades, de las que se disfrutó a medias.

The Obsessed (Foto: Andrea Rodríguez)

Los componentes de The Obsessed no se destacaron por su efusividad sobre las tablas. Solo “Wino” fue soltando algunas frases cortas que se perdian en el aire por las señaladas deficiencias del sonido. En todo caso, lo compensaron con su profesionalidad y su eficacia instrumental, dejando satisfechos a los seguidores, que era lo fundamental. En definitiva, con la visita a Barcelona de The Obsessed se saldó una cuenta pendiente. Durante 70 minutos un puñado de privilegiados presenciaron el debut de un auténtico grupo de culto, de esos que no abundan en la actualidad.