La dalia negra arrasa Navarra
Giras multitudinarias que albergan en un mismo cartel a cuatro o más bandas. Esa suele ser la tónica habitual en lo que se refiere a las visitas internacionales de metal extremo. Por eso llama la atención que The Black Dahlia Murder haya optado por realizar un tour en solitario, con acompañantes puntuales.
Una aventurada pero justificada decisión, si tenemos en cuenta la experiencia y el reconocimiento que atesora el buque comandado por Trevor Strnad. La sala Totem de Villava albergó la primera fecha estatal de la gira de The Black Dahlia Murder, cita en la que el quinteto estadounidense volvió a demostrar por qué sigue siendo una de las bandas de death metal melódico más en forma de la actualidad. Les precedió Virvum, formación suiza de death metal progresivo que caló hondo en el respetable, aunque apenas pudimos presenciar ya que, cuando llegamos a la sala, el grupo se encontraba inmerso en el tramo final de su actuación.
Embestida sin fisuras
Tras el consiguiente parón para acondicionar material y escenario saltaron sobre el tablado los protagonistas de la noche. The Black Dahlia Murder atacó sin pudor desde el primer segundo a ritmo de los trepidantes dobles bombos y blast beats que abundan por doquier en su poderosa música. Lamentablemente, su fuerza no obtuvo la misma respuesta por parte del público. Apenas 60 personas acudieron un jueves a la sala para presenciar la descarga de la banda de Michigan, una pobre asistencia que dejó en evidencia dos cosas:
Por un lado, los hábitos culturales a los que seguimos atados, según la cual asistir a conciertos es mayoritariamente una actividad social relacionada con el fin de semana. Por otro, el preocupante predominio de Bilbao como foco principal de los conciertos metálicos y la consecuente reticencia del público vizcaíno a moverse a conciertos de escala media cuando se celebran fuera de sus fronteras.
Pero volvamos a lo meramente musical. La banda sigue presentando en sociedad “Nighbringers”, su octavo trabajo de larga duración y con el que decidieron arrancan el show. Tras tres cortes en los que el sonido conjunto todavía estaba falto de equilibrio, las armonías de guitarra salieron a relucir en las clásicas “Miasma” y “Statuory Ape”, que fueron celebradas con tímidos mosh pits y coreados por todo lo alto en los memorables pasajes solistas.
Sumergidos en el acto central de la velada, “What a Horrible Night to Have a Curse”, “Malenchantments of the Necrosphere” y “On Stirring Seas of Salted Blood” fueron otras joyas que brillaron con luz propia. En el apartado rítmico, la banda se presenta como un bloque que embiste confiada y sin fisuras, cual máquina perfectamente engrasada. Las tétricas melodías y ambientaciones siempre están presentes en las canciones del quinteto, pero la base formada por bajo y batería es tan sólida que, al unirse con guitarras que ejecutan los mismos riffs y acentos, el resultado conjunto suena de forma aplastante.
“Kings of the Night World” retomó la vena thrasher del grupo, más presente que nunca en “Nightbringers”, y logró estrechar más si cabe el lazo con el público presente, sea a través de los pogos que se sucedieron en las filas delanteras o en las continuadas ovaciones al final de cada canción. La cantidad de asistentes fue muy inferior a lo que una actuación de semejante nivel merece, y precisamente por ello cabe resaltar que los allí presentes fuimos testigos privilegiadas del buen hacer de la banda norteamericana.
El colosal tramo final llegó con “Everything Went Black” y “Deathmask Divien”, dos perlas más de “Nocturnal”, el álbum con mayor protagonismo en su repertorio, en detrimento de trabajos brillantes pero más recientes como “Everblack”. Dos discos que, casualmente, la banda tenía a la venta en su puesto de merchandising como principales reclamos en formato doble, tanto CD como vinilo.
La llamada a la épica tuvo su episodio de cierre con la emblemática “I Will Return”, que sirvió a su vez como acertada síntesis de las principales cualidades de la banda: destreza técnica, ataque rítmico y vocal despiadado, y elegancia para la armonización. Realizar buenas canciones, con pasajes que encandilen al público y son coreadas al unísono está solo al alcance de los mejores y The Black Dahlia Murder es una de esas bandas que durante 18 años ha refinado la fórmula hasta el punto de ser maestros incontestables en su estilo.
Esperamos que los seguidores del metal extremo, aquellos que forman una buena base al norte del Estado, acudan a esta y otras citas similares en el futuro. De lo contrario, las visitas internacionales disminuirán, el lujo de presenciar a bandas de alto nivel en salas pasará a ser parte del pasado y tendremos que conformarnos con las placenteras pero limitadas interpretaciones festivaleras.
Texto: Mikel Yarza | Fotos: Víctor Gallego
Promotor:Madness Live
Día:2019-04-25
Hora:20:00
Sala:Totem
Ciudad:Villava, Navarra
Teloneros:Virvum
Puntuación:8
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.