The Baboon Show: el punk conquista Pamplona
Atronadora vista a Pamplona con dos bandas, una de Barcelona y otra de Estocolmo, que comparten muchas similitudes en el escenario. Ambas ofrecen punk sin concesiones, canciones rápidas y directas, además en las dos formaciones son féminas las que se encargan de la voz, siendo ésta también muy parecida, con la que juegan constantemente con registros cargados de rabia. The Capaces y The Baboon Show son, respectivamente, las culpables de que las últimas horas del pasado 12 de octubre la sala Zentral, de Pamplona-Iruña, reventara por los cuatro costados.
Conseguir que una banda quede consolidada es complicado y tiene un trabajo de largo recorrido, y si no que se lo digan a The Capaces. Formados a finales de 1999, fueron rodando el proyecto y dando forma a un estilo que cuatro años más tarde quedaba consolidado con la primera entrega de la banda «Born To Punk». A partir de ahí contabilizamos, hasta el momento, cinco trabajos más, siendo el último de ellos «Rawness» el que se encuentran presentando en una extensa gira.
The Capaces, dejaron cicatriz
The Capaces visitaron Pamplona en una cálida noche otoñal descargando toda su furia en cincuenta minutos aproximadamente. A las nueve y media arrancaban directamente con «Roots» y «Scarwoman» saludando después por primera vez a un público que ya ocupaba como la mitad de la sala, cosa que me alegró mucho dada la condición de teloneros, aunque ya para la tercera canción habían demostrado con creces que ese calificativo es, simplemente, un apelativo que se le pone al grupo que va a abrir la velada cuando, digamos, hay un cabeza de cartel.
Los temas fueron uniéndolos en bloques de dos, parando para hacer algún comentario breve o tomarse un chupito rápido, siempre el tiempo justo para que el ambiente no decayera absolutamente nada. Creo recordar que «Light The Fuse» fue el tema en el que uno de los dos guitarristas tuvo que tocar sentado delante de la batería porque la correa se le rompió. Al acabar rápidamente subsanó el mal y «Black Dalhias» dio paso al resto del repertorio cuyo nivel no bajó ni un sólo instante. Martillo (voz), apisonadora total sobre el escenario, no paraba de saltar a la vez que lanzaba provocaciones a un respetable que las recibía con esa satisfacción de sentirse parte del espectáculo, como así era ya que puedo contar que más de uno se fue al suelo intentando imitar la patada que también la cantante soltaba al aire alguna vez.
De los músicos destacaría lo bien conjugadas que están las guitarras, la línea de bajo que permanece constante en todo el bolo y una potente batería marcando el camino acelerado que exigen los temas de ésta formación, cuyos discos no duran la mayoría más de media hora.
Respecto al sonido en la sala, cabe recalcar que quizá le faltó ajuste ya que en general todo el concierto tuvo un poso de suciedad, no siendo esto razón para decir que la banda, de Barcelona, son uno de esos grupos que jamás hay que dejar de ver si se presta la ocasión. Los tres último temas «Survive», «Hammer Style» y «For Good» fueron descargados con más coletazos de rabia, si cabe, y pusieron final a ésta primera actuación de la noche tras la cual nos dejó media hora charlando y comentando lo que acabábamos de presenciar mientras preparaban el escenario para The Baboon Show.
The Baboon Show, punk-rock en vena
Se hizo la oscuridad en la sala abriéndose el telón de nuevo. La sintonía de los Judas sonaba sobre el escenario mientras iban saliendo batería, bajo y guitarra, en ese orden, recibiendo gran ovación para cada uno de ellos por parte del público. Tomaron su posición y se lanzaron ya con el primer tema que interpretarían de los dieciocho que llevaban en el set-list, «No Afterglow». De entre bambalinas y por la parte derecha del escenario surgió un muelle de mujer saltando y saludando con besos al aire al público que, enfervorecido, lanzaba gritos de admiración. The Baboon Show ya estaban sobre las tablas, allá arriba, la batalla era ineludible y fue cuando Cecilia, micro en mano, empezó a cantar provocando desde el primer instante la excitación de la sala entera. «You Get What You Get» le siguió y a ésta segunda unas cuantas más. La continuidad y la contundencia de las canciones hizo que el ambiente ascendiera en pocos minutos al nivel máximo y así se mantendría ya durante todo el concierto.
«Radio Rebelde», tema que da nombre al noveno disco de la banda, fue coreado casi enterito. De hecho, todas las canciones obtuvieron el beneplácito del público reconociendo con sus coros que tenían algo de mágico. Para entonces la sala estaba a reventar, no se hizo sold-out pero lo rozó, en torno a novecientas personas nos congregamos a los pies del escenario de un Zentral histérico adorando aquella banda Sueca que no se cortaba y desparramaba grandes dosis de punk.
Tirarse al público, bailar sobre la barra
La energía que Cecilia fue dejándose sobre el escenario se notaba por momentos, pero se sabía reponer rápido. Uno de los trucos fue el de presentar a la banda, sí, pero de un modo sutil, parándose bastante más de lo habitual en cada uno de ellos y diciendo cosas primero para provocar una respuesta negativa del público y después para acabar alabando así a cada uno de los tres músicos que la arropan cada noche. Con Frida, la bajista, se notó un cariño especial por parte del público. Quiero decir que me pareció una mujer con un carisma enorme, su manera de tocar el bajo brutal y una mirada un tanto hipnotizadora.
A Cecilia le gusta esa sensación de que el público la pasee por la sala, así que avisó que se iba a tirar y se tiró. Fue justo cuando «Dig On» iniciaba sus primeros acordes que a la cantante le dieron su paseo de la noche por toda la sala en volandas, seguro que es un disfrute único que te hagan eso, igual un día habría que probarlo aunque mucho me temo que yo no acabaría bailando encima de la barra del local, como acabó Cecilia mientras su compañero se cantaba enterito todo el tema, e incluso se permitió la licencia de vacilarle antes de que volviera al escenario.
Lo cierto es que Håkan Sörle tiene una gran voz con ese registro que piden los temas de The Baboon Show, me gustó mucho y que otro miembro de la banda se cante alguna canción en medio de un bolo hace que éste adquiera, además, otro color. Y, una vez, Cecilia hubo descansado unos minutos entre presentaciones y paseos varios por la sala, volvió a coger el micro para seguir azuzando a la masa que para entonces estaba ya muy caliente y en el cénit del placer que provocan los grupos de éstas características.
Punk, diversión y adrenalina
El público sólo quería música, más punk, más himnos, más momentos de esos que la banda no paraba de regalar. «Holiday» dio paso al single del disco que presentaban, ya en la segunda parte de los conciertos en nuestro país, la primera pasó por nueve ciudades en el mes de marzo, «Same Old Story» es una adaptación preciosa de los años setenta de Knutna Nävar, quizá la que más melodía pueda tener pero sin perder nada de la rabia común a todas. Y la ráfaga continuó.
Cuando había pasado algo más de una hora de concierto abandonaron el escenario con una escueta despedida. El telón no se cerró y las luces seguían igual, únicamente los gritos del público coreando el famoso «beste bat» era lo que llenaba la sala en ese momento, así que los cuatro miembros del grupo volvieron a aparecer, se colgaron los instrumentos y una vez más se escuchó «bat, bi, iru…» y arrancaron un set de tres temas, «Hurra», «Fuego» y «Punk Rock Harbour» para acabar de nuevo abandonando las tablas y dejando a la gente en la cresta de una ola que no cesaba en su empeño de seguir empujando hacia la playa, así que por segunda vez, tras los gritos del respetable y con cara de salir muy impresionados por lo que estaban consiguiendo, ésta vez sí lo hicieron con la determinación de dejar aquello finiquitado pero con el mejor de los sabores. Se marcaron un «Heidi Heidi Ho Ho», impresionante blues-punk, que puso patas arriba toda la sala, el pogo fue bestial y el disfrute no se puede describir. Cecilia acabó encima de la batería, Frida con una sonrisa enorme y los otros dos flipando también. Se quedaron en el escenario saludando a la gente y finalmente desaparecieron.
Las luces de la sala se encendieron, el telón se cerró y los técnicos de escenario empezaron su labor a contra-reloj, éstas cosas son así, para que unos disfruten otros tienen que trabajar, es lo que hay. Y aquí quiero decir que la gente del Zentral Iruña volvió a demostrar toda esa profesionalidad a la hora de hacer frente a un bolo de éstas características donde el aforo hay que controlarlo bien y la seguridad debe hilar muy fino.
Y nos fuimos, una noche más, con esa cara de haber estado disfrutando durante dos horas y pico esos himnos punks que tanta energía transmiten, esa gente tan maja que va a los conciertos y esa sensación de que el suelo se está moviendo cuando media sala se pone a botar a ritmo de la música. Sólo quiero un poco más, no pido mucho, ¿o sí?
Texto: Kiko Casado | Fotos: Aritz Sola
Promotor:HFMN
Día:2018-10-12
Hora:21:30
Sala:Zentral Iruña
Ciudad:Pamplona
Teloneros:The Capaces
Puntuación:9
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