The Aristocrats son músicos de otra galaxia

Hay músicos que, por la facilidad que tienen con sus instrumentos, hacen pensar que tocar la guitarra, el bajo o la batería puede ser fácil. Cuando se juntan tres especímenes de este calibre en una misma formación, y encima conectan en ritmos, sensibilidad y sentido del humor podemos estar seguros de que disfrutaremos de una velada especial. The Aristocrats son una apuesta segura.

Hay músicos que, por la facilidad que tienen con sus instrumentos, hacen pensar que tocar la guitarra, el bajo o la batería puede ser fácil. Cuando se juntan tres especímenes de este calibre en una misma formación, y encima conectan en ritmos, sensibilidad y sentido del humor podemos estar seguros de que disfrutaremos de una velada especial. The Aristocrats son Guthrie Govan a la guitarra, Bryan Beller al bajo y Marco Minnemann a la batería y, aunque su currículum de colaboraciones los precede, la química del trío ofrece una experiencia musical más allá de lo esperado.

Bryan Beller (Foto: Josep M. Llovera)

Así, en un sábado donde la oferta de conciertos estaba disparadísima debido a las fiestas de la Ciudad Condal añadidos al resto de carteles interesantes que se aglutinan en fin de semana, no deja de ser sorprendente el lleno de Salamandra para ver al trío instrumental. En sus ya numerosas visitas, han ido incrementando el número de espectadores, pero lo de aquí es una agradable sorpresa. No se consiguió el sold-out pero el aspecto de la sala, con más de 500 espectadores, era envidiable.

Guthrie Govan (Foto: Josep M. Llovera)

Música y buen ambiente

Desde la presentación del primer tema “Blues fuckers” pudimos adivinar que gozaríamos de buen sentido del humor y de geniales “improvisaciones” que se van solapando con solo un cruce de miradas. Los temas de corte jazzístico como “Furtive Jack” se alternan con otros más Prog clásico a lo King Crimson como “Culture Clash”, o bases funkies de “Ohhh Nooo” que toman cuerpo a medida que avanzan. Sonido perfecto. Espectáculo musicalmente cautivador… ¿Qué más se puede pedir? “Get it Like That” la “broma” con cerditos y pollos de goma que demuestran que con pocos medios se pueden hacer cosas interesantes a la vez que divertidas y como sin querer, da paso a un solo de Minnemann que nos recuerda porqué es un referente en los timbales.

El concierto termina con la larga explicación del origen del tema “Desert Tornado” tras la interpretación del cual, los tres músicos ya ni se molestan en salir del escenario para hacer otra entrada en forma de bis, e interpretan “Smuggler’s Corridor”, haciendo participar al público según el instrumento que toca cada uno, lo que demostró que la gran mayoría de los asistentes tienen ciertos conocimientos instrumentales, a la par de no dividir a la audiencia por su género… cosa que el batería intento cuando quiso que las chicas cantaran los coros a lo “cookie monsters”…

Marco Minnemann (Foto: Josep M. Llovera)

Se acabó la diversión

Que el concierto fue un éxito lo demuestra la buena entrada que tuvo, el “respeto del respetable” al mantener la atención en el escenario (con sus contadas excepciones) a lo que también ayudaron los miembros de seguridad de la sala que se vieron forzados, a partir del segundo tema, a pedir a la gente que no utilizara el móvil para hacer fotos o grabar vídeos por petición del manager una vez arrancado el show.

The Aristocrats (Foto: Josep M. Llovera)

Todos estamos de acuerdo que pidiéndolo por megafonía momentos antes de empezar hubiera solucionado la papeleta. Pero lo que realmente manifiesta el éxito del espectáculo es la cara de satisfacción con que la mayoría abandonaban la sala, muchos de ellos tarareando los coros del último tema. The Aristocrats son gente que no falla. Realmente deben ser de otro planeta.