Suicidal Angels atacan a la ciudad del caos
Es un secreto a voces que la Ciudad de México no vivió de manera ortodoxa el confinamiento y que su acelerado ritmo de vida bajó muy poco en los dos últimos años. Pero faltaba algo, al menos, para un ente siniestro que se mueve sigiloso por sus caóticas calles y que parecía encadenado y mermado por la falta de un sacrificio metalero que reactivara su fuerza descomunal.
Los conciertos poco a poco regresan a la también llamada CDMX y aunque ya hubo algunos hace unas semanas en cuanto metal se refiere, la noche del 11 de marzo de 2022 fue especial pues se celebró el primer bolo con la capital mexicana en semáforo verde y los griegos Suicidal Angels como padrinos de este hecho que para muchos más que histórico, fue catártico.
El comando thrash había aterrizado unas horas antes, procedente de Atenas, para presentarse en el salón del Circo Volador, el mítico teatro negro de la capital azteca que sirvió como punto de partida de su gira ‘Live Agression Over Latinamerica 2022’, que además de otras cinco ciudades mexicanas, también llegará a Bogotá y Medellín, en Colombia.
El objetivo del escuadrón de ángeles suicidas a simple vista era simple: dar promoción a ‘Years of Aggression’, su más reciente álbum editado en 2019. No obstante, el concierto fue especial para Nick Melissourgos y sus querubines. Por un lado volvieron a tierras mexicanas luego de casi una década y, de paso, rompieron con una sequía de bolos de casi tres meses, pues su última aparición en directo fue el 24 de diciembre del año pasado en su natal Atenas. No había márgenes de error y de hecho, la misión fue cumplida con creces.
Con un toque diabólico
Previo a la aparición de Suicidal Angels, el honor de comenzar a guiar a la horda thrash hacia las puertas del abismo sónico recayó en dos excelentes bandas mexicanas Venemous y Tulkas, quienes sirvieron de lugartenientes para allanar el camino del panzer ateniense rumbo a la devastación musical. Venemous inició las hostilidades con una certera demostración que desde las primeras notas de la abridora “Ceremony”, dejó en claro que las oscuras paredes del Circo Volador se cimbrarían ante la rabia de la banda, quienes invocaron a los fantasmas del recinto, dormidos por casi dos años y hambrientos de himnos prohibidos.
Pese a que el sonido no les favorecía mucho, poco más de 20 minutos le bastaron a la agrupación oriunda de la CDMX para liberar la rabia contenida del público, quien no dejó de sacudir el cráneo con temas como “Merciless Divinity”, “The Blood I Carry”, el último sencillo editado por Venemous, o “In Presence of Evil”.
La misa negra se tornó más intensa vía un crossover que por momentos hizo recordar a Toxic Holocaust y a Destruction, con riffs muy certeros a través de “Evil Forces”, “Black Mass” y “Bonded in Steel”, tema con el cual se despidieron, dejaron el caldero humano a punto de ebullición y levantaron la mano para que se les ponga atención, pues la calidad y profesionalismo mostrados en el escenario fueron impecables.
Thrash técnico
Tras la reyerta diabólica, el turno fue de Tulkas, la banda originaria de Santiago de Querétaro, que saltó al escenario con gran emoción y enfatizó desde un principio la alegría y el catarsis que ya se vivía en la noche capitalina, luego de dos años sin música en directo. “Conquer Evil” arrancó un set más tirado al thrash metal técnico, con un sonido mucho más compacto y muy bien apuntalado por los golpes certeros de Aruh, el baterista de la agrupación que, sin duda, se llevó la mención especial durante el set.
La mejoría en el sonido fue notoria y el mosh pit surgió de forma natural con temas como “Hate”, “Extinction” y “Rebellion”, que sin duda fue la mejor ejecución de la noche para estos queretanos formados en 2010 y comandados por el vocalista Javier Trapero.
El ritual continúo con “Outsider God Creation” y tuvo su desenlace con “Smoke”. Segundos antes, Trapero aprovechó la ocasión para presentar a Pach, también integrante de los thrashers Strike Master, como el nuevo bajista de Tulkas. Acto seguido iniciaron los punteos con las cuatro cuerdas y los Tulkas culminaron un preámbulo perfecto que vaticinaba la llegada de la corte suicida desde la ancestral Atenas.
Bienvenidos al caos
A estas alturas de la noche, en el salón del Circo Volador la adrenalina ya bullía y era curioso ver cómo una postal de la “normalidad” pre-pandemia se esbozaba en el ambiente mientras el escenario se preparaba para lo que sería el ataque final que llegó cuando ya pasaban las 10 de la noche. Y así, sin temores, sin remordimientos, como si siguieren fidedignamente las palabras vertidas en su tema “Frontgate”, la división de los Ángeles Suicidas apareció en el escenario y literalmente conminó a los ahí reunidos a caminar el sendero musical que los llevaría hasta el valle donde moran los señores del inframundo.
Con la portada del “Years of Aggresion”, de la autoría de Ed Repka, como fondo para dar vida al ambiente apocalíptico, Nick Melissourgos, Gus Drax, Aggelos Lelikakis y Orpheas Tzortzopoulos se plantaron como los grandes comandantes de la horda metalera, mientras saludaban al público y agitaban los brazos para encender los ánimos.
“Endless War” fue el grito de ataque con el que Nick Melissourgos inició una carnicería auditiva cuya intensidad no dio tregua en ningún momento. Thrash metal renovado y sin lugar a experimentos, con unas bases sólidas que mostraron la gran influencia de las bandas clásicas en estos griegos que se formaron en 2001. La caldera humana continuó su agitar con un intenso vaivén a ritmo de la devastadora “Born of Hate” en cuyos riffs brilló la destreza de Gus Drax, quien se atascó en derroche y, cual alma condenada al infierno, se sumergió en un baño de azufre representado por los gritos de la multitud que simplemente se rindió ante la banda.
“Years of Aggression” y “Eternally to Suffer” continuaron el recital marcial de una banda completamente enfocada en la ejecución y que no necesitó de discursos y frases clichés para hacer conexión con la audiencia; de hecho, fueron contadas las veces en las que Melissourgos se salió del plan de ataque musical para dirigirse de manera directa al público.
Eso no fue ni de lejos una limitante, pues entre cada canción se escuchaba el grito de: “Suicidal, Suicidal” para dar paso a una nueva ejecución del cuarteto que, complacido, vio cómo su proyecto musical es un generador natural del “moshpit”.
“Frontgate” reiteró la invitación para viajar hasta los dominios de Hades y terminó por hipnotizar a la legión thrasher, que extasiada no paraba de agitar los brazos y las melenas a ritmo de “Bloody Ground” y “Bloodbath”, ante el aporreo incesante a las cuerdas del bajista Aggelos Lelikakis, quien coronó la conexión griego-mexicana cuando saltó al escenario con una máscara de luchador.
La apoteosis llegó cuando Nick Melissourgos gritó a todo pulmón: “Mexico City, you are the Capital of War” y dio paso a la intro reptante del tema del mismo nombre. La hoguera volvió a encenderse y el movimiento automático fue un nuevo slam, el enésimo de la noche, en honor a los señores de la guerra. “Seed of Evil” reventó los tímpanos para seguir con “The Sacred Dance of Chaos”, cuyas notas introductorias sirvieron como breve descanso para continuar la comunión extrema que se concretó cuando el líder de los griegos mencionó lo especial que era volver a la CDMX luego de casi 10 años.
El cerrojazo vino con “Moshing Crew”, casi un himno para Suicidal Angels, quienes complacidos vieron como se formaba un brutal “wall of death” que terminó de matar todas esas ansias contenidas durante dos años por no poder disfrutar de un directo tan lleno de energía que culminó con “Apokathilosis” y un concejo por parte de Nick Melissourgos: “Remember our name, we are Suicidal Fucking Angels”.
La noche de thrash metal no decepcionó y se erigió como un vaticinio de que todo comienza a recuperarse. Si las cosas vuelven a la normalidad o no es algo incierto. Pero siempre que haya música, lo demás es lo de menos.
Texto y fotos: Israel Téllez
Promotor:Cacique Entertainment
Día:2022-03-11
Hora:20:30
Sala:Circo Volador
Ciudad:Ciudad de México
Teloneros:Venemous, Tulkas
Puntuación:9
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