Stick To Your Guns y la positividad violenta

Soy de los que siempre defenderá que un concierto de hardcore es una experiencia que toda persona debe vivir al menos una vez en la vida. La energía que se genera en esta clase de bolos tan intensos y acalorados se traduce en sensaciones que no se pueden vivir en ningún otro sitio.

Desde luego si algo podíamos esperar de una noche como esta era actitud. No era la primera vez que veíamos a dos de los tres integrantes del cartel, o sea que sabíamos de lo que eran capaces. De los terceros habíamos oído maravillas desde el pasado Resurrection Fest y de su reciente paso por A Coruña, o sea que la cosa pintaba excepcionalmente bien. Y así daba fe de ello una cola que llenaba la acera de la sala Razzmatazz 2 previa apertura de puertas.

Get The Shot: mezcla de géneros, pureza conceptual

Los canadienses eran los encargados de abrir la velada. Como he dicho los teníamos ya en el radar tras haber arrasado en el pasado resurrection, y por tanto veníamos con ganas de dejarnos sorprender. Solo entrar en la sala se apagaron las luces, y el “For Whom The Bell Tolls” empezaba a sonar a un volumen bestial, poniendo al público en situación.

Get The Shot (Foto: Mavi Parra)

La cosa tardó aproximadamente un milisegundo en ponerse intensa. Tal como pisaron el escenario y dieron el primer guitarrazo Get The Shot dejaron claro que venían a dejarse la piel y llevarse la nuestra de recuerdo. Hardcore metalizado del que tanto gusta a día de hoy, pero de una intensidad y carácter orgánico al alcance de muy pocos afortunados. Su vocalista J-P se encargaba de llevar el peso del show a sus hombros con una ligereza y entusiasmo que agotaba solo de mirarle. Sin embargo, ninguno de los demás músicos paró quieto más de medio segundo. El escenario era un cumulo de vaivenes y bandazos al ritmo de unas guitarras tan machaconas como afiladas. Y es que el trabajo de Tom, su guitarra principal, es encomiable. No solo en cuanto a los riffs que orquestan los temas, sino también en los solos que tanta personalidad aportan al grupo.

Get The Shot (Foto: Mavi Parra)

J-D no paraba de animar al público. No pedía, exigía circle pits, Wall of deaths y demás terminología de género mientras se metía al público en el bolsillo saltando sobre él o a base de discursos que derrochaban autenticidad y agradecimiento. Si su propuesta funcionó tan bien fue porque se les vio disfrutar tanto o más que a su público. Y no es que aquel quedase precisamente poco satisfecho. De hecho, me atrevería a decir que se llevaron el título de bolo de la noche, dejándonos con ganas de muchísimo más.

Crossfit con Nasty

Los cabezas de cartel no eran el único reclamo grande de cara a la asistencia masiva de público, pues estos belgas son un grupo queridísimo por los fans de nuestras tierras, y así se demostró numéricamente en asistencia. Me da mucha rabia no casar con la propuesta beatdown de Nasty, pues estoy seguro que disfrutar de un concierto suyo como fan tiene que ser toda una experiencia. Y así parecía al ver aquel cumulo de karatekas bailarines en el centro de un pit en plena ebullición desde que el grupo salió al escenario.

Nasty (Foto: Mavi Parra)

Sin embargo, allá donde el anterior grupo triunfó, Nasty parecían tener alguna clase de impedimento para terminar de conectar con su público. Su actitud no terminó de sentirse nunca del todo real, y todo parecía impostado y ensayado. Su cantante Matthi ejercía las veces de frontman de forma muy divertida entre pequeñas coñas y pose en clave de entretenimiento. E incluso se bajó a la valla en más de una vez. Sin embargo, era difícil olvidar que aquello debía pasar cada noche y que esta no era una ocasión especial. Un sentimiento totalmente ingenuo por nuestra parte, sí, pero que por parte de los otros dos grupos si se vio correspondido. Y al final esto es un poco de lo que van estos conciertos.

Nasty (Foto: Mavi Parra)

Más allá de eso, dieron un recital bastante impecable en lo suyo. La sonorización era más que aceptable exceptuando la voz, que crujía en los tonos más bajos. Y pudimos disfrutar especialmente del espectáculo que nos ofrecía su batería Nash, que conseguía camuflarse entre las guitarras consiguiendo sonidos que eran pura artillería de guerra. Desde luego los fans quedaron contentos, pese a lo corto, ya que debido al horario parecía que aquello iba a ser más duradero. Se despedían de nosotros con “Zero Tolerance”, tema que contiene posiblemente la única melodía que escuchamos por su parte aquella noche.

Stick To Your Guns contra el mundo

Los californianos son un grupo tremendamente querido por aquí, y sus directos son siempre un valor seguro. O sea que las ganas eran tantas como la seguridad con la que les esperábamos. Lo único que podía hacernos dudar era que sus dos últimos trabajos han perdido bastante fuelle respecto a sus hímnicos “Diamond” y” Disobedient”. Sin embargo, en un acertado ejercicio de autocrítica el grupo parece haber sabido trasladar muy bien la demanda del público a su setlist.

Stick To Your Guns (Foto: Mavi Parra)

La cosa se abrió por todo lo alto con la furiosa “What Choice Did You Gave us”, que desde el minuto uno incitó al público a corear todas y cada una de sus líneas en absoluta reivindicación. Y es que si de algo saben Stick To Your Guns es de apelar a las entrañas de su público a la hora de unirlos a su mensaje. En un contrapunto más emocional pero igual de apasionado siguieron con el que es uno de sus clásicos por excelencia, sino el definitivo. La casi totalmente melódica “We Still Believe” tuvo al público cantando puño en alto de principio a fin en un momento realmente emocionante.

Era hora del primer corte de su último “True View”. “The Sun, The Moon The Truth: Penance Of Self” dejó respirar un poco a los fans pese a su carácter intenso de puro hardcore. Sin embargo, el breakdown final, que tan bien funciona atrapó a más de uno en un pit que ya recordaba a una máquina de hacer palomitas entre tanto salto y abarrotamiento. Disculpad el símil ridículo, pero es que la imagen era de una claridad abrumadora.

Stick To Your Guns (Foto: Mavi Parra)

Algo muy característico del grupo y que va muy unido al género que predican y a su herencia más punk son sus temas de menos de tres minutos, que lejos de quedar relegados a composiciones menores, son recordados y funcionan increíblemente bien en directo. “The Bond” y Such Pain” fueron dos de ellos e introdujeron otro de los himnos por antonomasia previo al cual Jessie, vocalista y líder, pidió la colaboración de absolutamente todos y cada uno de los asistentes. “Against Them All” es otro de aquellos temas que apela a la rabia individual más que a la de un colectivo, y su carácter melódico y pegadizo ayuda más a convertirla en un himno generacional.

El hardcore como terapia

Siempre diré que un concierto de hardcore te convalida como mínimo cinco sesiones de psicólogo. Y es que más allá de lo musical, el mensaje de reivindicación va siempre unido a la búsqueda de la emoción como chispa para encender la mecha del explosivo. Jessie es conocido por la intensidad y cantidad de sus discursos, tanto los que compone en el estudio como los que intercala en directo y por los cuales se disculpó al principio del concierto.

Stick To Your Guns (Foto: Mavi Parra)

Sin embargo, ahí estábamos todos, emocionados ante sus ganas de cambiar el mundo que tanto odia a base de cambiarnos y educarnos a nosotros mismos. Un mensaje de revolución interna que viene apoyado siempre por lo previamente escrito en su música. Lo que quiso comunicarnos era su intención de que esas ganas de ejercer cambios, por pequeños que fueran, no se terminasen a la salida de la sala. Pues los conciertos forman parte de nuestra zona de confort al fin y al cabo, y todo suele quedarse en agua de borrajas.

Y ahora que nos tenían ablandados, ya podían atacar de nuevo sin compasión alguna con “Bringing You Down” y “Empty Heads”, dos más de esos temas cortos pero condensados en que la intensidad es un ejercicio anaeróbico. La segunda funcionó especialmente bien ya que sus breakdowns están diseñados perfectamente para ser bombas en los directos.

Stick To Your Guns (Foto: Mavi Parra)

Llegaba el momento del que para un servidor era el peor tema de la noche. “The Suspend” era el único corte que escucharíamos de su EP “Better Ash Than Dust”. Pero que sorpresa fue darse cuenta de que aquel parecía ser un tema realmente importante para la banda. Jessie empezó dedicándoselo a todas las mujeres de su vida, y se notó que estaba emocionalmente adherido a la letra. En directo aquello acabó siendo todo un ejercicio de noise rock recitado casi en spoken Word como si de un concierto de Being As An Ocean se tratase. Al final consiguieron ponernos los pelos de punta y todos estallamos en aplausos. No lo vimos venir.

Cambio de tercio absoluto hacia otra de las emotivas hímnicas que además todo aquel que ha compartido su vida con un perro sabrá apreciar con mucha más fuerza. “Nothing You Can Do To Me” devolvió la fiesta a la pista y se encargó de recordarnos que aquella noche íbamos a salir de allí sin voz ninguna.

Dos más de su último trabajo antes de encarar el tramo final del concierto, que por cierto vino sin ninguna clase de paripé ni bis. Algo muy en consonancia del discurso hardcore general del concierto. “Doomed By You” y “Married To The Noise”, posiblemente el mejor tema del disco y que fue celebrado con la mayor alegría posible, despedían aquel “True View” antes de la clásica “Amber”, único tema que escucharíamos aquella noche de su más antiguo “The Hope Division”.

Obviamente la despedida iba a quedar a cargo del que ya se ha convertido en su himno principal, y que busca más la introspección que la revolución. La melódica “Nobody” nos robaba el último aliento antes de terminar un concierto que pese a lo corto no nos dejó con sensación de incompleto. Todos en Barcelona salimos de allí con una sensación de poder y unas ganas de ejercer por cambiar un mundo en decadencia que espero que para los demás no fuesen pasajeras. Pues la música se encargó aquella noche de ejercer de transmisor de algo más grande que todos nosotros.