No corren buenos tiempos para la banda finesa. El que otrora fuera uno de los grandes intocables del power metal, a día de hoy tiene una fanbase que se ha visto dividida tanto por los insípidos directos de la banda como por unos lanzamientos que abandonan el sonido clásico y no crean nada que pueda resultar nuevo o cautivador. Con cada visita a la ciudad condal, la capacidad de las salas se ha visto menguada, pero como reza la sabiduría popular, muchas veces si no esperas nada de alguien, es cuándo se crea el espacio para se genere la sorpresa.

Era un jueves atípico en Barcelona. La víspera de festivo creaba esa aura gratificante que tienen los conciertos de los viernes, y ayudó a que el concierto fuera bastante concurrido, pese a que en la apertura de puertas la afluencia aún era escasa, probablemente porqué muchos asistentes aún tenían que llegar desde el trabajo.

Temple Balls, la gran sorpresa de la noche

Los primeros en salir a escena fueron los fineses Temple Balls, que recompensaron la puntualidad y dedicación de los samaritanos que estuvieron desde el principio con un concierto excelente y muy enérgico. La banda, con su aspecto bastante variopinto y su actitud desenfadada, lograron ganarse rápidamente la simpatía, y pudieron explotar el mejor elemento que una banda que carece de la experiencia o del buen sonido puede ofrecer: hacer un show enérgico y cautivador.

Temple Balls (Foto: Pol Mascaró)

El concierto tuvo momentos de toda clase, desde el momento de encender las luces de los móviles para acompañar una balada (RIP mecheros) con “Pauline” y los de ejecución de ese power metal melódico que hiciera célebres a los cabezas de cartel de la mano de temas más directos como “Ball and Chain”. La banda en todo momento se mostró muy comunicativa y agradable con el público, y tras ver lo que pueden hacer con poco más de media hora, uno no puede sino desear que algún festival los cace y podamos ver de que son capaces en plena disposición de sus facultades.

Edge of Paradise, demasiado tranquilos para la noche

Tras el aluvión de Temple Balls, la propuesta más moderna de los californianos Edge of Paradise quedó algo fuera de lugar, más al estar atrapada entre dos bandas con un sonido tan definido y con un público con un gusto tan concreto. Los primeros rugidos de “Universe” parecían prometedores, pero el sonido del grupo, que bebe mucho de bandas como Evanescense o incluso algunos arreglos electrónicos al más puro estilo Rammstein, no cuajó entre un público que se quedó bastante indiferente ante su actuación.

Edge Of Paradise (Foto: Pol Mascaró)

¿Fue un mal concierto? Nada más lejos de la realidad, pero lo cierto es que desentonaron en una noche en que quizás una banda con un sonido más cercano a los gustos de la afluencia habría ayudado bastante a su desempeño. La banda además podría haber puesto algo más de su parte, ya que mientras que a Temple Balls se les vio cómodos y dispuestos a interactuar, a ellos se los notó nerviosos, muy preocupados por el sonido y por encajar el set en los restrictivos espacios que se les deja a los teloneros.

Sonata Arctica, una de cal y una de arena

Para cuándo sonó la banda sonora de Regreso al Futuro que precede el inicio del concierto, la sala Salamandra ya estaba bastante llena, pese a que la afluencia era bastante más baja que la última vez que habían visitado Barcelona y habían estado cerca de llenar Bikini. Se subieron al escenario con calma, pero interpretaron“A Little Less Understanding” con más calma aún si cabe, como si aún tuvieran un pie en el camerino. El corte de su último trabajo no fue un buen tema para dar el pistoletazo de salida a su concierto, más si se tiene en cuenta que Sonata tienen petardazos para empezar el show de la talla de “Misplaced” o “In Black and White”, y es que el contenido del setilst probablemente fuera la principal baza en contra del concierto.

Sonata Arctica (Foto: Pol Mascaró)

Lograron despegar con un «Closer to an Animal» resultón que se crece en directo, tal y como los viene pasando a varias de sus últimas composiciones, como fue el caso de “Whirlwind” del más reciente ‘Talviyö’, sobre cuyo nombre difícil de pronunciar bromeó hasta el mismo Tony Kakko. Si los fans están divididos es justamente por temas como los de este disco o el anterior ‘The Ninth Hour’, muy alejados del sonido clásico de la banda y que fueron grabados con una producción que deja bastante que desear. Pese a todo, algo en lo que están de acuerdo tanto los opositores como los detractores, es que la banda hace que estos temas funcionen en directo, en parte porqué les dan unas revoluciones de más y en parte por el entusiasmo de sus actuaciones. Como ya he dicho, una de cal y una de arena.

El siguiente tema fue “The Day” una auténtica joya de la discografía de los fineses, pero que no termina de funcionar en directo, mientras que“I Have a Right” provocó la primera gran reacción del público, cuyos gritos llenaron por primera vez las paredes de Salamandra con los versos de una canción. Los temas de Sonata, y del power metal en general, están hechos para ser coreados hasta la saciedad mientras saltas y alzas el puño, algo de lo que carecen las últimas canciones. “Storm the Armada” fue la composición reciente que mejor funcionó en directo, y es que, aunque no terminan de convencer, funcionan mucho mejor en directo, con un sonido mucho superior al de la infame mezcla y un gran juego de luces.

Sonata Arctica (Foto: Pol Mascaró)

“X Marks de Spot” fue otra rareza que fue recibida por un público compuesto de incondicionales, pero nunca es sensato basar un concierto en joyas para acérrimos. ¿Qué quiero decir? Recordad a los Iron Maiden de 2006, que decidieron interpretar el ‘A Matter of Life and Death’ en su integridad. Al final del concierto se guardaron los clásicos que todo el mundo quiere y conoce, y es que si junto a temas nuevos que habían dividido a sus fans hubieran puesto canciones que, si bien son queridas por los estudiosos de su discografía, no tienen el peso de los clásicos, el concierto habría sido un desastre. Todos querían escuchar “Fear of the Dark” o “Hallowed be thy Name”, no “Still Life” o “Infinite Dreams”. Pues bien, Sonata cometió este error.

Y mientras tales pensamientos obcecaban mi mente, comenzaron a sonar los primeros acordes de “Tallulah”, quefue recibida con euforia por un público lleno de parejitas y que podría haber sustituido a Kakko en el micro. Como ya he dicho, Sonata tiene un problema a la hora de saber qué temas son queridos por los fans, pero apostar en la balada es un seguro y una parte imprescindible en cualquiera de sus conciertos.

Sonata Arctica (Foto: Pol Mascaró)

Un solo de guitarra de Elias Viljanenjusto precedió a un «Black Sheep» que surgió repentinamente y prendió en llamas el escenario (aunque no literalmente, que Amon Amarth nos tiene malacostumbrados), marcando el que sería el momento álgido del concierto, y es que inmediatamente le siguió «FullMoon», que fue de lejos la canción mejor recibida, provocando tantos saltos y gritos que uno casi podía pensar que estaba en un concierto de Sonata Arctica en el que estos saben elegir bien sus temas. Tienen el potencial de sobra para ser una banda así, para que la hora y media de espectáculo se sienta como esos 20 minutos álgidos, pero por algún motivo siguen durmiéndose en los laureles.

Tras un breve descanso, dieron inicio a los bises con una «Losing my Insanity» que fue bien recibida, ¿pero qué sentido tiene tocar covers resultonas si no le haces justicia a tu legado? Quiero decir, un “San Sebastian”, un “Don’t Say a Word” o incluso “The Cage” habrían servido para revisitar sus grandes trabajos y para demostrar que se encuentran en plena forma, y es que la sensación general era que, si bien el resultado había sido bueno, todo podría haber sido mejor. Siguiendo con las analogías de Maiden, es como si dieran inicio a sus bises con “Doctor, Doctor”, una versión muy querida por los fans pero que seguiría sin funcionar tan bien como “The Evil That Men Do” o “Run to the Hills”.

El concierto terminó con un “Life” demasiado tranquilo, pero que sirvió para reivindicar el mensaje de con concierto así se estaba manteniendo vivo a la música en directo, a la música viva, dando el punto dulce a un concierto que, pese a todo, fue todo un éxito y sirvió para despejar las dudas sobre una banda que últimamente parece haber perdido un poco el rumbo. Siendo honestos, tienen confianza en su nuevo material y ganas sobre el escenario, lo que siempre es una fórmula ganadora, pese a que es inevitable pensar que el día en que decidan revisar sus raíces sin tapujos y armar un setlist con cara y ojos, sus conciertos serán algo de otro planeta.

Texto: Marc Fernández | Fotos: Pol Mascaró

Promotor:Madness Live

Día:2019-12-05

Hora:19:30

Sala:Salamandra

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Edge of Paradise y Temple Balls

Puntuación:7