Slayer: Barcelona, ¿tienes fuego?
La ciudad condal estaba de primeras entregada a un show muy esperado por el contexto que le rodeaba. Un grupo que anuncia retirada y, por consiguiente, su gira de conciertos a lo grande como Slayer y un roster de artistas invitados del más alto nivel como Lamb Of God (los cuales hacía bastante que no pasaban por España), Anthrax y Obituary hacían que la expectación fuera alta en una velada casi al nivel de un festival.
Decir que está cerca de un festival en ciertas características no es moco de pavo… Un aforo de más de 4 500 personas completamente vendido con el «no hay billetes» colgado desde varias semanas atrás y un precio de la entrada de 70€ dejan entrever que era un show más grande de lo normal de la mano de los 4 grupos que actuarían en el Sant Jordi Club de Barcelona. Es verdad que hoy por hoy también podemos encontrar bolos más caros con menos bandas (Metallica, Bon Jovi o Rammstein en estadio mismamente para 2019), pero el concepto es muy distinto, tanto en afluencia de gente como en formato.
Con todas estas premisas, en un día lluvioso en la capital barcelonesa, las puertas del recinto abrieron para que las largas colas del público pudiesen ir pasando y matar dos pájaros de un tiro: coger sitio para el concierto y resguardarse del frío y la lluvia. Tardó un buen rato en entrar todo el respetable, pero desde que comenzó a pasar gente hasta la primera actuación hubo un margen de más de una hora, por lo que esa gestión estuvo bien llevada por parte de la organización.
Obituary: Un trance metalero
El inicio de los de Florida fue un poco abrupto empalmando el final de la canción que sonaba de fondo directamente con la primera suya, «Redneck Stomp», y desde ahí empezó un concierto que se podría calificar como ideal para abrir una velada de estas características.
Aunque tocaron casi 10 canciones (8 para ser más exactos repartidas entre varios discos de su repertorio como por ejemplo «Sentence Day», «Visions In My Head», «I’m In Pain» o «Slowly We Rot» entre otras), el rollo de Obituary en directo hace que los temas parezcan algo difusos y no se vislumbre del todo bien dónde arranca y dónde finaliza cada uno, por lo que a final se percibe como una descarga de thrash/death metal que busca prender la mecha de lo que se viene más adelante. Fue una escasa media hora de actuación, pero el sabor de boca fue bueno, y no había hecho más que empezar la tarde.
Anthrax: un seguro de tralla
Si algo caracteriza los conciertos de Anthrax es que no defraudan. Aún no he escuchado a nadie decir que los neoyorkinos han hecho un mal bolo, y ayer tampoco fue el caso. El tema para caldear al público antes de comenzar fue «The Number Of The Beast» (Iron Maiden), y a este le siguió una intro a modo de cover que tocaron los propios Anthrax del «Cowboys From Hell» de Pantera, del cual interpretaron el principio y la unieron con «Caught In A Mosh».
Siguió otra canción que ya casi parece de los propios Anthrax (algo parecido a lo que le sucede a Metallica con «Whiskey In The Jar» o a Guns N’ Roses con «Knockin’ On Heaven’s Door»). «Got The Time» siguió poniendo patas arriba el anexo del Sant Jordi y dejando el sello de los estadounidenses marcado. Sus directos son así: contundentes, repletos de buen rollo, thrash y una energía muy poderosa que se transmite a los fans de forma muy sencilla y efectiva.
En esta gira tampoco vino a España Charlie Benante a la batería, por lo que el encargado de cumplir su función fue Jon Dette (que ya tocó en su día con Slayer). Se echa de menos a Benante en los conciertos de Anthrax en España, ya que en las últimas ocasiones no ha acudido con el grupo. Por otro lado, Scott Ian se sumó a Joey Belladona para animar el cotarro y trató de hablar algo de español (sin mucho éxito). La intención es lo que cuenta, no obstante, los seguidores se quedan con la música, y en ese apartado, lo hicieron de manera excelente.
Más éxitos como «Fight ‘Em ‘Til You Can’t», «Antisocial» (otra versión) o «Indians» hicieron botar a los asistentes y corear los hits de Anthrax en Barcelona, y la manera de concluir el concierto fue cerrando el círculo que ellos mismos empezaron al tocar «Cowboys From Hell» con otro fragmento al término de su repertorio con el que pusieron el nivel por las nubes (da igual cuando lo leas). Llamó la atención que cuando los miembros de la banda se despedían, un niño pequeño apareció en el escenario y fue el encargado de lanzarle las púas de Anthrax a la gente que copaba las primeras filas. Un detalle curioso.
Lamb Of God: mejorable
La propuesta del cartel de la gira de despedida de Slayer plantelaba una especie de dilema en su génesis. El pack de grupos, tanto en sus giras por otros continentes como por Europa, está formado por Obituary (o Testament en otros lugares), Anthrax, Lamb Of God y Slayer. El orden por el tipo de directo y de estilo musical que lleva a cabo cada grupo no se corresponde con el de su relevancia en el panorama actual. De esta manera, por su música, el orden más lógico sería Obituary – Lamb Of God – Anthrax – Slayer, pero todo la relevancia de Lamb Of God ha crecido mucho en los últimos años, y en este caso su puesto en este orden mencionado es el de Anthrax y viceversa.
Este planteamiento deriva a plasmar que el cambio de estilo thrashero al groove para luego pasar al thrash… pues a lo mejor no fue la mejor opción y corta un poco el rollo. Habrá gente que no comparta este punto de vista, como es normal, pero descolocó en cierto sentido a unos cuantos de los que estaban en Barcelona.
«Omerta» abrió el show de los de Richmond (Virginia) ante el cual los fans se hallaron totalmente entregados. Aunque la descolocación mencionada hizo que en ciertos tramos se hiciese algo pesado. Randy Blythe estuvo muy activo durante toda la actuación y tradujo el nombre del grupo al público barcelonés (Cordero de Dios pronunciado de aquella manera) y junto a él, la formación lo dio todo para que los presentes se dejasen la piel en la pista del recinto (y en las gradas los que había por allí).
Las canciones que más éxito tuvieron a lo largo del concierto de Lamb Of God en Barcelona fueron «512», «Laid To Rest» y, sobre todo, «Redneck», con la que finalizaron apuntillando un «ole». Si algo le faltó ayer (y en general) a Lamb Of God es una batería de hits/temazos reconocibles por la escena. Se les ha denominado en varias ocasiones los herederos de Pantera por el estilo groove que llevan a cabo, pero, si no tienes canciones míticas como «Walk», «Cowboys From Hell», «Domination», «5 Minutes Alone», «Cementery Gates» y una larga lista más es imposible que la comparación se llegue siquiera a acercar a la realidad. Tienen buenos temas, pero les falta algo que reviente, y eso se plasmó en su directo.
Más grandes que nunca
Si has visto ya antes a Slayer, cuando vas a una de sus actuaciones sabes lo que te vas a encontrar en el ámbito musical. Vistos una vez, vistas todas prácticamente, pero esta ocasión fue distinta. Ir a ver a la banda es acudir a un recinto y comerte hora y media (o el tiempo que dure) aproximadamente del thrash que han compuesto a lo largo de su trayectoria, y, en ese sentido, esta vez no fue distinta.
Lo que hizo especial a este show de Slayer fue su producción. La sorprendente despedida que anunció el grupo hizo que organizasen una gira encabezada por ellos mismos más ambiciosa que nunca, y este paquete de cuatro artistas ha hecho que pasen de hacer su típico show en España en La Riviera/Razzmatazz a recintos más grandes como el Palacio de Vistalegre y el Sant Jordi Club, ambos con un aforo hasta la bandera.
Esta cantidad mayor de personas hace que haya más dinero por venta de entradas, merchandising y demás en los conciertos. De aquí, obviamente hay más gastos por la presencia de grupos de alto nivel en el roster, pero Slayer acrecenta sus ingresos considerablemente, y esto ha hecho que su puesta en escena haya sido la más espectacular de su historia. Varios telones, luces y, sobre todo, fuego incesante caracterizaron el espectáculo de los norteamericanos, que hicieron las delicias de los acérrimos que acudieron a ver a la formación.
Slayer: lo de siempre, pero con mucho fuego
«Repentless», el single que le da nombre al último álbum, abrió la veda de casi una veintena de canciones que hicieron que el ritmo no parase en el Sant Jordi Club. El setlist fue muy repartido entre toda su discografía, y es que esta despedida debía servir para darle un repaso a toda su trayectoria. De todo el repertorio, las que más destacaron fueron «War Ensemble», que arrancó tras una cuenta de tres en castellano que hizo Tom Araya tras agradecer a la gente que fuera a su concierto, «Black Magic» y, por supuesto, los himnos de la banda en los bises.
«South Of Heaven» fue el primero de sus tres trallazos que sonó en Barcelona, y a esta le sucedió «Raining Blood». Aquí, Tom Araya la lió, y es que se perdió cantando las primeras estrofas e iba metiendo las frases donde podía. Consiguieron apañarlo y arreglarlo en el estribillo y siguieron con el show (mucha gente no se dio ni cuenta). «Chemilcal Warfare» llamó la atención al colarse en este pasaje en el que suelen encontrarse siempre temas de los más míticos, y nunca viene mal una canción más.
Por último, «Angel Of Death» (donde Tom volvió a liarla un poco con un desafine monumental en su grito del principio) fue el punto final a una velada en la que el fuego en el escenario fue el gran protagonista durante los 85/90 minutos aproximados de bolo de Slayer en Barcelona. El concierto más grande de la historia de la formación en la ciudad condal llegó para devastar a todo el mundo con su potencia (a pesar de que el sonido del recinto no es el mejor). Nos veremos pronto, Slayer.
Texto: Dani Bueno | Fotos: Sergi Ramos
Promotor:RockNRock
Día:2018-11-18
Hora:18:00
Sala:Sant Jordi Club
Ciudad:Barcelona
Teloneros:Lamb Of God, Anthrax, Obituary
Puntuación:9
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