La noche de Slash y Myles Kennedy en Barcelona tuvo poco de Guns N' Roses y, tras tres horas de concierto hace pocos meses en el Estadi Olimpic, bienvenido fue. Un artista íntegro defendiendo su repertorio es una rara avis hoy en día.

Una entrada correcta pero mejorable recibió el paso de la gira de Slash con Myles Kennedy and the Conspirators por Barcelona. Cuatro años después de su última visita como artista en solitario, unos 2500 fans respondieron a la llamada del sombrero de copa y la Gibson Les Paul mas icónicos del rock.

No cabe duda de que el interés por ver a Slash es más discreto ahora que Guns N’ Roses han girado imparablemente durante los últimos tres años, con múltiples paradas en nuestro país incluidas. Es por eso que con su nuevo disco bajo el brazo, el guitarra de Guns N’Roses hizo alarde de ser capaz de llevar adelante todo un concierto sin necesidad de pedir canciones prestadas a su banda principal.

Verle defendiendo su propio repertorio con convicción fue novedoso aunque es evidente que el público habría deseado escuchar algún clásico más de Guns. La anterior visita fue densa en selecciones de Guns And Roses, incluida la eterna pero eléctrica versión de “Rocket Queen” que interpretó. Anoche las cosas fueron distintas y Slash optó por explayarse en sus propias canciones -con especial hincapié en “Wicked Stone” de su aclamado “World on Fire” de 2014. El funcionamiento fue el mismo: durante una cantidad indeterminada de vueltas, el guitarra nos fundió los tímpanos con un solo cargado de feeling, velocidad e inventiva de esos que ya no se suelen escuchar en casi ningún concierto.

Slash (Foto: Sergi Ramos)

Ver al tipo encorvado con la guitarra apoyada sobre una pierna y haciendo sudar a su guitarra es uno de los grandes espectáculos del rock que nos quedan. Tras quince minutos de canción todo el que tuviese dudas de si Slash podría mantener la atención con un repertorio 99% propio quedaron gratamente sorprendidos.

Defendiendo el nuevo material

El set estuvo muy centrado, desde el principio, en el más reciente “Living The Dream”, abriendo con “The Call of the Wild” y tocando hasta ocho selecciones en total del nuevo trabajo -algo poco común hoy en día en artistas de la talla de Slash. Desde la más comercial “Boulevard of Broken Dreams” hasta la bluesy “Serve You Right”, Slash dio un amplio repaso a su nuevo disco, demostrando que confía plenamente en las capacidades de Myles Kennedy y su banda de Conspirators para mantener la atención del público. Kennedy, en concreto, brilló como frontman a lo largo de toda la noche con una entrega vocal espectacular y compartiendo el protagonismo con la estrella sin incomodidades -el caso de la pobre banda de Yngwie Malmsteen nos viene a la cabeza para situarnos en el otro extremo del arco. Slash, de hecho, rehuye de la posición central en el escenario, adueñándose de su lado izquierdo sin muchos aspavientos. Sabe que con sonreírle al público con cara de vacile parapetado tras sus eternas gafas de sol ya consigue suficiente atención. 

Slash (Foto: Sergi Ramos)

De su banda de directo destaca muy especialmente el ya veterano baterista Brent Fitz, capaz de sustentar la banda durante momentos dedicados al lucimiento del maestro, como la mencionada “Wicked Stone”. Durante quince minutos estuvo llevando el ritmo con precisión y exactitud sin despeinarse, como si de una especie de Phil Rudd se tratase durante el interminable solo de Angus Young en “Let There Be Rock”.  En la hímnica “World on Fire”, el tema que abría su anterior disco de estudio, se permitió un breve solo durante la tanda de presentaciones de la banda que levanto un rugido colectivo en el Sant Jordi Club.

Slash (Foto: Sergi Ramos)

Pasando por Guns de puntillas

Tan solo un celebrado “Nightrain” casi en los bises sirvió como concesión a su historia con Guns N’ Roses.  Después de ver un concierto de Guns N’ Roses que pasaba de las tres horas de duración hace escasamente ocho meses, ver a Slash en directo prescindiendo de la práctica totalidad del cancionero de Guns fue una experiencia refrescante. 

Slash (Foto: Sergi Ramos)

El cierre del show, con “Slow Grind” y un épico “Anastasia”, tras dos horas y cuarto sobre las tablas, certificó que Slash está en un estado de forma envidiable -incluso tras tres años de gira imparable con Guns y un costoso divorcio de por medio. Un recital de magia a las seis cuerdas por parte de uno de los clásicos que más tiene que decir hoy en día con su nuevo material y que probablemente ostenta una de las bandas de acompañamiento más solventes del rock duro. Y no, no hizo falta “Sweet Child O’ Mine” para que fuese una gran noche. 

Texto y fotos: Sergi Ramos

Promotor:Live Nation

Día:12-03-2019

Hora:21:30

Sala:Sant Jordi Club

Ciudad:Barcelona

Puntuación:9