Masterclass de heavy clásico con Skull Fist y Screamer en Barcelona

Con una dosis de voluntad y buenas maneras Screamer preparó a los aficionados en la sala Wolf, para que acto seguido Skull Fist desatase la pasión a base de actitud, destreza y velocidad.

Arrancó en la sala Wolf de Barcelona la gira conjunta de dos bandas que se dedican a mantener vivas las referencias del heavy metal propio de los 80′, Screamer y Skull Fist. Los primeros, procedentes de Suecia, más centrados en estructuras tradicionales con algo de velocidad y, los segundos, de origen canadiense, mucho más acelerados, combinado speed y heavy metal.

Media hora antes del inicio del concierto la sala Wolf presentaba un aspecto decepcionante, con apenas público, sin embargo, a medida que los minutos fueron transcurriendo se empezó a notar la llegada de los amantes de un estilo que sigue aguantando el paso del tiempo y resistiendo a otras corrientes musicales que acaparan más atención en la actualidad.

Screamer calentando el ambiente

Evidentemente, quienes se dieron cita en el recinto barcelonés sabían lo que les esperaba, por lo tanto, fue lógico el entusiasta recibimiento con el que fueron acogidos los miembros de Screamer. La actuación de los suecos se centró en sus dos últimos álbumes, ‘Kingmaker’ lanzado el pasado enero y ‘Highway Of Heroes’ que data de 2019, de los que tocaron cinco canciones de cada uno. El resto de temas se los repartieron entre ‘Hell Machine’ (2017) y ‘Phoenix’ (2013).

Como himno pegadizo que es, arrancaron con “Kingmaker”, tema que abre y da título a su mencionado último álbum, para seguir con “Burn It Down”, del mismo trabajo y luego continuar con “Demon Rider”. Pero el primer gran subidón lo protagonizó “Ride On”, con su ritmo contagioso y las guitarras mucho más determinantes, un poco al estilo Judas Priest. Respondiendo los seguidores con entusiasmo.

Un pequeño problema del guitarrista Dejan Rosic con el cable de su instrumento puso una momentánea pausa para retomar de inmediato el recital y exhibir sus dotes para crear armonías con “Rise Above”, a la que sucedió la más tranquila “The Traveler”, seguida de la enérgica “On My Way”, que incluyeron algunas interesantes partes solistas de guitarra.

La intensidad de la actuación se mantuvo en aumento con los riffs que dominaron tanto “Highway Of Heroes” como “Phoenix”, para interpretar a continuación dos canciones que incluyen sugestivas armonías a doble guitarra como, “Hell Machine” y “Rider Of Death”, está última también con efectivos solos. Para la recta final dejaron otra de sus piezas de ritmo accesible y contagioso como “Hellfire”, a la que siguieron “Shadow Hunter” y “Out Of The Dark”, para completar una hora justa de actuación.

Screamer no levantaron pasiones pero sí motivaron a un público que disfrutó con sus composiciones en las que dejaron constancia de sus habilidades a la hora de conjuntar ritmos pegadizos, armonías sugestivas y solos atractivos. Quizá un poco más de volumen en sus guitarras les hubiera dotado de algo más de garra, no obstante cumplieron con las expectativas. Sin embargo, la actuación que iban a protagonizar sus colegas de cartel eclipsó en cierta medida su presentación.

Skull Fist, un torbellino arrasador

Y es que, la entrada en acción de Skull Fist fue como un torbellino que borró de inmediato la imagen que habian dejado Screamer, alcanzando el concierto una nueva dimensión desde el mismo momento en que Zach Slaughter comenzó a rasgar su guitarra para atacar con “Hour To Live”, de su álbum de 2014 ‘Chasing The Dream’, ejecutada a un ritmo trepidante mezclando velocidad y técnica con la contribución del guitarrista Brett Overkill, miembro de apoyo para esta gira.

Un inicio espectacular en el que ya se pudo observar algo consustancial a la propuesta de Skull Fist y es el hecho de que Zach adorna sus vocalizaciones con intensos aullidos, presentes a lo largo de toda la actuación. Sostenidos por una base rítmica incansable, integrada por un inquieto Casey Guest al bajo y la contundencia tras el kit de batería de JJ Tartaglia, ambos guitarristas se despacharon a gusto con todo un himno como “Get Fisted” de su álbum debut de 2011 ‘Head Öf The Pack’.

A la par que las canciones iban cayendo la excitación entre el público aumentaba. Así, al llegar el turno de “You’re Gonna Pay”, los seguidores comenzaron a corear el estribillo y mantuvieron el entusiasmo cuando fueron ejecutando “Long Live The Fist”, “Blackout” y “Ride The Beast”, sin que la pasión interpretativa decayera. “Heavier Than Metal”, significó un punto de inflexión. Zach dejó la guitarra en un rincón y se dedicó a cantar solamente, además de pasearse por el escenario mentiéndose entre las piernas del bajista para, en un momento dado, saltar sobre el público para hacer “crowd surfing” durante unos instantes.

Un breve solo de batería a cargo de Tartaglia sirvió de introducción a “Sign Of The Warriors”, otro tema/himno con partes solistas brillantes a cargo de Brett y algún punteo de Casey que sirvió de excusa para que el público se lanzara a corearlo. En la recta final atacaron con “Bad For Good” y con un tema infaltable como “Head Öf The Pack”, para acabar saltando ambos guitarristas hacia el público, con Brett subido a hombros de Zach mientras seguían ejecutando el tema ante el jolgorio general. 

Un final que el público se resistía a creer

Una vez de regreso al escenario, los músicos se despidieron mientras el público se quedó en espera de los bises, que no se hicieron esperar, con otra canción inevitable en el repertorio de Skull Fist como “No False Metal” que, como era de prever, contó con una magnífica respuesta.

Con los músicos de vuelta a los camerinos, los seguidores, más enfervorizados que en cualquier otro momento, solicitaron de nuevo la presencia de la banda que volvió para un segundo bis. En este caso “You Belong To Me”, después del cual desaparecieron una vez más, dejando a los presentes con evidentes ganas de que la marcha no finalizara.

Pocos dejaron su puesto en la sala en espera de ver si caía un tercer bis. Tras varios minutos coreando el nombre de la banda y sin que las luces se encendieran, la petición de los seguidores fue en aumento hasta que tuvo que salir Brett a agradecer la insistencia pero, comentó, que no tenían más canciones preparadas y la actuación había terminado. Finalmente, los aficionados abandonaron la sala con resignación pero convencidos de que habían asistido a un concierto de los que no se olvidan. Una hora fue suficiente para que Skull Fist convencieran de que es una banda que en directo tiene una vitalidad impresionante.