Agresividad y destrozos menores con Saint Vitus en Madrid
Podemos decir que las dos bandas procedentes de continentes diferentes y que, a pesar de la diferencia de edad, lo petaron de tal manera que casi acabaron destruyendo la sala con sus más oscuros sentimientos y quién sabe si hasta deseos. ¿habían poseído la sala?
Dopelord rompiendo el… ¿hielo o techo?
La apertura de puertas fue bastante puntual, pudo retrasarse unos 5 minutos máximo.
El primer grupo en comenzar, Dopelord, abrió a las 20:30 un espectáculo que para nada nos dejó indiferentes. Estilo muy ambiental (propio del género doom) acompañado de efectos que nos introdujeron a una oscura atmósfera donde se respiraba relax y desconexión del mundo exterior.
La unificada y similar apariencia de los miembros que formaban este cuarteto polaco me llamó la atención a la vez que me transmitía armonía: todos llevaban barba muy frondosa, y salvo el batería que llevaba pelo largo, los tres restantes llevaban un corte de cabello similar. (Cosas de las modas). También el vestuario: pantalones ceñidos, oscuros (salvo 1); camisetas lisas negras salvo el bajista, que era blanca con las mangas de color; zapatillas, tatuajes… Aparte, la misma marca de guitarra, Gibson, distinto modelo:una flying y otra SG. En los primeros temas predominaba la música instrumental hasta que poco a poco llegaron las que tenían más letra para cantar.
Tras la canción inicial, Dopelord nos dijeron que fue su primera vez en Madrid. El siguiente tema comenzó con un fragmento de audio pregrabado. Tema más rítmico, más acelerado. Avanzaban su setlist desde un dispositivo móvil o PDA con un soporte acoplado en el pie de micro. Se veía por momentos que llegaba más gente a la sala, comenzaba a llenarse. Para reponer fuerzas e hidratar sus gargantas paraban a beber: uno, cerveza, otros tenían café (o eso parecía por el envase, típico vasito de cartón) y otros, otras cosas.
Había bastantes elementos en el escenario, quizá por eso prefirieron no moverse demasiado de un lado para otro y permanecer más fielmente a su zona asignada. Estaba la funda de alguna caja de batería, soportes que ni sé para qué sirven, pero el vocalista lo utilizó para refugiar sus botellas de agua en “zona segura”. En este tema cercano a la mitad de concierto notó la voz bastante distante y distorsionada. También mencionaría la atención que creo que llamó los cales recubiertos de una especie de funda que, con cierta iluminación, parecían fluorescentes, destacaban en la sala.
Tocaron temas de su primer trabajo ‘Black Arts, Riff Worship & Weed Cult’ como fueron ‘’Adicted To Black Maggic’’ y ‘’Preacher Electric’’,mezclando con temas de su último álbum ‘Children Of The Haze’ (2017) como fueron el caso de ‘’Reptile Sun’’ y ‘’Children Oh Haze’’, tema que da nombre al nuevo trabajo. Es bonito ver cómo los espectadores disfrutan y tratan de recoger estos momentos grabando audios, grabando vídeos, haciendo todas las fotos posibles a la vez que viven la escena presencial. Fue aquí donde el bajista Piotr se acercó mucho al límite del escenario para estar más próximo a sus espectadores que disfrutaban como enanos.
Se despiden con un éxito de noche.
El sabor del buen doom
Y por fin, llegó el esperado turno de los veteranos americanos Saint Vitus que vinieron de Los Ángeles para darnos todo en una tarde noche de doom más experto y sonado. Nos saludaron en castellano ¡Hola! y nos preguntó ya en su lengua materna ¿qué tal estáis? Desde el primer segundo el movimiento era muy pronunciado, más que sus anteriores compañeros (pese a la diferencia de edad).
Algo que no me pareció muy correspondido fue el sonido. La voz no se escuchaba prácticamente en ninguna canción, mientras que oía por exceso los graves de bajo y distorsión. Ahora ya dispusieron de más espacio en el suelo del escenario que sus compañeros, lo cual les permitió moverse libremente. Saint Vitus nos presentaron temas de su nuevo trabajo como fue ‘Remains’.
En estos momentos la sala estaba prácticamente llena. Desde el principio no cesaba de caerse, aunque fuese a escala microscópica, trocitos del techo de modo que parecía lluvia. A pesar de que, esta vez, el día estaba muy soleado afuera. Los Saint Vitus hicieron un inciso para recuperar fuerzas tras todo lo que habían dado, todo lo que habían sudado. Y aún quedaba lo mejor.
El principio de ‘War Is Our Destiny’ comenzó, a mi parecer, como un tema de Mötorhead, pero después cambió totalmente. Al finalizar aprovecharon y repusieron fuerzas, otros se secaban el sudor con una toalla… ‘One Mind’ marcó una pequeña variación a los temas anteriores siendo este más lento. También destacar la afluencia del público. Es en ocasiones como estas cuando vemos público de más avanzada edad.
De nuevo fallos en la sonorización: la voz no se oía. En cambio, no cesaban los graves y se hacía hasta incómodo por la distorsión. El bajista se acercó y con ello creó un momento de máximo sentimiento donde la distancia entre artista-espectador se reducía hasta el punto deseado.
Otra vez más agradecimientos y cumplidos hacia su preciado público madrileño como un «You’re so kind». Tras este acto, sus fans se animaron a mostrar la admiración que tienen por su banda con gritos y silbidos. Algo a mencionar fue cuando apareció de repente con dos botellas vacías de tónica Schweppes para hacer un añadido extra a los sonidos de instrumento. Pero la voz no estaba del todo bien ecualizada, salvo en algunos momentos en los que podíamos oír bien sus gritos, sabíamos que él lo daba todo, pero esta noche, el equipo de sonido no hizo justicia.
Llegan al tema que tiene como nombre el de la banda, ‘Saint Vitus’, en el que la emoción sube hasta chocar las manos artistas y espectadores en numerosas ocasiones. De nuevo piden participación, pero esta vez es más fuerte que nunca. Tras este tema se tomaron un merecido descanso de dos minutos y volvieron a la cara con ‘Born Too Late’, pero antes preguntaron si queríamos más canciones, con su cigarro en la mano. Se encendieron las luces para visualizar toda la sala y su público, nos pidieron que alzásemos las manos, puños, que mostrásemos que estábamos ahí, hasta tal punto que nos convencieron para que cantásemos al son del ritmo de su música.
Por primera vez se juntaron bajo y guitarrista y tocaron algunos acordes juntos, enfrentados uno a uno a tan sólo centímetros de distancia, algo bastante típico, pero hasta entonces no había ocurrido en este concierto. Ya tenían al público totalmente poseído por el efecto de sus acordes y su magia, nos habían encandilado con sus virtuosismos: solo de guitarra con la lengua y detrás de la cabeza. Para el último tema, la escogida fue ‘Useless’, y de esta manera cerraron su concierto. Se despidieron con muchos agradecimientos y no faltaron de nuevo los choques de manos.
Texto: Kaisla Virtanen | Fotos: Alejandro Ortega
Promotor:Madness Live
Día:2019-04-26
Hora:20:00
Sala:Copérnico
Ciudad:Madrid
Teloneros:Dopelord
Puntuación:9
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