The Rolling Stones se mean sobre todos con un desafiante inicio de gira en Madrid
La banda de rock más longeva de la historia, los verdaderos reyes del rock and roll, dieron una tremenda lección de clase y energía en Madrid.
Hay cierto halo de surrealismo en el hecho de ver un concierto de The Rolling Stones en Madrid en pleno 2022. Por un lado la propia realidad pospandémica en la que se nos sigue haciendo raro (de cojones, además) congregarnos masivamente en un estadio sin mascarillas, como si 2020 y 2021 no hubiesen existido jamás. Pero, por otro lado, el mero hecho de que una panda de sin ley como los Stones estén sobre un escenario celebrando su sesenta aniversario, en contra de todo pronóstico, casi cuarenta años después de anunciar su última gira es algo que no ha sucedido jamás.
Porque una cosa era ser BB King, salir sentado en una silla y tocar tu Lucille con el pulgar hasta caer muerto a los 90 años (aunque se despediría mucho antes de los escenarios). Otra cosa muy distinta es salir a pavonearte ante todo un estadio de 50.000 personas con un escenario de 90 metros de largo a la tierna edad de 78 años teniendo que darle lustre a un setlist de dos horas de duración con 25 grados de temperatura. Nunca hemos visto esto: los Stones escriben la historia del rock and roll y todo el que se considere leyenda debe seguir su senda. Si hay Stones, probablemente, hay AC/DC. Y si hay AC/DC hay todo lo demás.
El Wanda Metropolitano recibió su primer concierto de los Stones y lo hizo apenas cinco años después de su última actuación en el Estadi Olimpic Lluis Companys de Barcelona. Si bien aquel concierto adoleció de cierta electricidad a ratos, la noche del Wanda fue eléctrica por muchos motivos. Era la primera vez que la banda volvía a España sin Charlie Watts, algo a lo que Mick Jagger hizo referencia al principio del concierto. “Es nuestra primera gira europea sin Charlie” dijo. “Le echamos mucho de menos”.
No en vano, el concierto abrió fuego con un pequeño solo de batería atronando por la PA mientras un montaje de imágenes del eternamente sonriente Charlie se mostraba en las pantallas del escenario. Y como si nada hubiese pasado en el mundo en estos últimos 2 años y medio, allí aparecían Mick, Keith y Ronnie junto a su eterno equipo de apoyo: Darryl Jones al bajo, Chuck Leavell a los teclados, Bernard Fowler a los coros, Matt Clifford a los teclados, Tim Ries y Karl Denson en la sección de viento, Sasha Allen a los coros y el ahora vital Steve Jordan a la batería.
Sin miramientos
Empezaron sin miramientos, con “Street Fighting Man”. Deliciosamente frágiles en la coordinación pero siempre caminando firmes gracias a la base rítmica de Jones y Jordan y un Jagger que sigue dirigiendo a la banda a golpe de dedazo al aire, los Stones recibieron el cariño de Madrid al momento. He ahí lo de la electricidad: el público sabía que ésta, quizá sí, era la última. La falta de Charlie evidenciaba la propia mortalidad de unos Stones que se han mostrado desafiantemente inmortales a lo largo de muchas décadas. Tan solo la Reina de Inglaterra puede mirarles por encima del hombro a día de hoy y algo me dice que los Stones saldrán ganando.
La banda seguiría con un “19th Nervous Breakdown” y un infeccioso “Sad Sad Sad”. Pero el primer hit de la noche, un fluido “Tumbling Dice” puso a todo el estadio a cantar al unísono. El debut en directo de “Out of Time” del “Aftermath” nos recordó que la discografía de la banda es tan profunda como tiempo se le quiera dedicar. Y el fervor de los fans votando por “Beast of Burden” nos aportó una más que correcta versión del clásico.
Dos horas y cuarto de show
Ya metidos en faena, Mick le preguntó al público si estaba listo para cantar y el público respondió sobradamente en “You Can’t Always Get What You Want”. La novedosa “Living in a Ghost Town” ha dado paso a un “Honky Tonk Women” que ha encendido las luces del estadio y ha puesto a todo Madrid a bailar y corear el estribillo.
Tras ella, pausa y un momento para que Mick presente a los miembros de la banda, con especial énfasis en un Ron Wood que cumplía hoy los 75 años (sigue siendo el baby Stone, se supone). El confetti ha inundado el escenario mientras Madrid le cantaba un sentido cumpleaños feliz al gamberro guitarrista. Pero con la ovación a Keith Richards, el Wanda se ha venido abajo. Keef no podía dejar de sonreír durante los dos minutos de reloj que el público le ha ovacionado. Con esos aplausos en el bolsillo nos ha obsequiado con “Happy” y “Slipping Away”, como está mandado.
Con el concierto ya maduro la banda ha entrado en la zona de los hits infaltables. “Miss You” ha puesto a bailar a todo el estadio, aunque “Midnight Rambler”, con su improvisación y deconstrucción ha bajado el ritmo soberanamente. Pero tras eso, el grupo se ha lanzado a por un “Start Me Up” glorioso, un “Paint it Black” emocionante como pocos, y ya para acabar “Sympathy for the Devil” y un “Jumpin’ Jack Flash” electrizante.
Sin tiempo para demasiado descanso y pasando ampliamente las dos horas de show, el grupo ha vuelto a escena con “Gimme Shelter” y el clásico dueto vocal de alto voltaje entre Mick y Sasha Allen. La banda ha dejado claro su posicionamiento mostrando una bandera de Ucrania (Mick también ha llevado una chaqueta con los colores durante los bises) e imágenes del desastroso estado del país tras la invasión rusa, en un gesto que ha emocionado a todo el estadio. Casi siguiendo la estela de los últimos acordes, la banda se ha lanzado a por “(I Can’t Get No) Satisfaction” con energía encomiable pese a llevar dos horas y cuarto sobre el escenario. Una versión extendida y casi catártica que ha puesto el final a la noche entre vítores de un público entregado como pocos.
Lo de esta noche ha sido un fenómeno de la naturaleza. Está claro que estos Stones no son los del Madison Square Garden del 72. Ni siquiera los de Copacabana en 2006. Pero hay algo tremendamente desafiante en que estos tipos sean capaces de, literalmente, mearse sobre todos nosotros con su energía bordeando esa edad a la que nuestros abuelos comienzan a tener alzheimer, parkinson o hay que meterlos en una residencia.
Han podido con todo: guerras, pandemias, drogas, problemas de salud y, lo más importante, han podido con ellos mismos. Y eso, quizá, es lo más especial de todo: si algo han demostrado los Stones en estos 60 años es su capacidad para poner a la banda por encima de unos egos y conflictos que a veces han sido atómicos. Si ellos han podido y están aquí llenando estadios, quizá ese conflicto con tu vecina, tu jefe o tu pareja se puede gestionar.
Larga vida a The Rolling Stones.
Texto y foto: Sergi Ramos
Promotor:Live Nation / Doctor Music
Día:2022-06-01
Hora:22:15
Sala:Wanda Metropolitano
Ciudad:Madrid
Teloneros:Sidonie, Javier Vargas Blues Band
Puntuación:8
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