Rainbow corona una excelente primera edición de Rock The Coast
La segunda jornada del Rock The Coast venía precedida de las buenas sensaciones que dejó el primer día completo del festival, protagonizado por Scorpions y Europe. En esta ocasión, Ritchie Blackmore's Raibow sería quien llevase el peso del cartel, pero junto a la banda había muchos otros grupos que pusieron el listón por las nubes en Fuengirola. Aquí te contamos lo sucedido.
Freedom Call: «happy metal» para empezar el sábado
Freedom Call saltó al escenario con mucha actitud y garra. Fue su honor empezar el segundo y último día de conciertos de esta primera edición del Rock The Coast, y los de Alemania no quisieron malgastar la ocasión dejando que se les fuera un poco la olla. Chris Bay animó el cotarro con sermones intentando predicar con su “religión del metal” que, según él, unirá a todo el mundo con paz, amor y hermandad. Viendo lo rápido que enganchó a los presentes, fue una buena decisión empezar el día con su power facilón, claramente inspirado por Hammerfall.
Jinjer: Presente y futuro asegurado
El primer concierto que de verdad levantó pasiones en la segunda jornada del Rock The Coast fue el de Jinjer. Tatiana y los suyos, que no paran de girar por todo el mundo sin apenas descanso (y cuando lo tienen lo emplean en grabar nuevos trabajos), llegaron a España en la segunda de sus tres visitas en este 2019 para su única fecha en la etapa de festivales veraniegos en nuestro país. A pesar de rodar por todo el globo, durante las pruebas ya se pudo ver a todos los miembos (salvo Tatiana) checkeando que su equipo estaba a punto, y acertaron al dedillo.
Desde el primer instante con «Words Of Windsom» dieron una lección de cómo repartir caña sobre el escenario, algo que hicieron con sus temas más representativos hasta la fecha como «Who’s Gonna Be The One» o «Pisces» entre otros hits y los nuevos cortes del EP lanzado a principios de 2019, ‘Micro’, que quedaron muy bien conglomerados en su setlist a pesar de que le han dado una vuelta de tuerca al sonido de Jinjer que no ha sido del agrado de todos.
La capacidad de congregar a tanta gente a la hora en la que tocaron le proporciona más mérito al éxito de su actuación, y es que el calor golpeaba cual Thor con su martillo. Jinjer tiene mucho futuro por delante por el esfuerzo, dedicación y carisma que desprenden a raudales, no obstante, su presente no de queda atrás y es una de las apuestas con las que ha triunfado el festival en esta primera edición.
Los problemas no pueden con Angelus Apatrida
Si el pabellón había quedado por todo lo alto con el bolo de Jinjer, Angelus Apatrida no fueron menos y demostraron al respetable por qué eran la gran apuesta de metal nacional de este Rock The Coast. Su último álbum publicado el año pasado, ‘Cabaret De La Guillotine’, era el precedente más reciente con el que los de Albacete llegaban a Fuengirola. Ya estuvieron en algunos de los directos del día anterior, por lo que el calor sofocante de la localidad malagueña no era algo nuevo para ellos.
Todo parecía ir como la seda con una buena descarga de thrash metal en el acalorado Marenostrum Castle Park, pero los problemas con el bajo provocaron que se viviesen unos minutos de vacío que cortaron el rollo bastante. Quizás ahí le faltó algo de reflejos al grupo para haber hecho algún solo extenso o cover de cualquier cosa para disimular, pero la manera de actuar de los miembros dejó en evidencia que las cosas no estaban yendo bien. Davish hizo amago de un solo, pero quedó en agua de borrajas.
Por suerte, Jose consiguió volver a repartir cera con su bajo y de ahí arrancaron un frenético «Downfall Of The Nation» (de su último disco mencionado), para después versionar a Slayer «para una movida que ya se verá». «Give ‘Em War», en la que bromearon con hacer un wall of death como la noche anterior en Europe (no) y la ya mítica «You Are Next» cerraron un accidentado directo que Angelus Apatrida sacó adelante en una muestra de madurez que deja claro por qué están en el top de la escena metalera nacional.
Siddharta: esta es tu casa
Ha sido necesario un festival del calibre del Rock The Coast para que se reconozca a Siddharta. Sus fieles seguidores ya conocen su potencial, y que aparezca en el cartel de la primera edición de este evento ha sido motivo de celebración. Porque Fuengirola es su casa, y ya llevan muchos años rockeando en la costa. El agradecimiento a sus fans por asistir ha venido desde el inicio con «Titere», de su enorme debut ‘Octubre’. Una joya del rock estatal que ha recibido el romántico nombre de obra de culto. Quizás demasiado pronto, porque Siddharta están más vivos que nunca, y de un tiempo a esta parte siguen presentado ‘III’, su nueva joya.
«Si duele existe» abrió la presentación de su última entrega con un Fernando Pleite a un nivel de voz de matrícula. «Cain y Abel», «Roto» y «Funambulista» hizo las delicias del público que terminó alucinando con «M.U.A.». Otro viaje a 2001 que continuó y terminó con su emblemática «Nadia», con todos asistentes coreando su estribillo a modo de agradecimiento por otro concierto inolvidable. El público pedía más, pero el tiempo de actuación en un festival es el que es. Pocas bandas remueven tantos sentimientos a través de sus canciones.
Dark Tranquillity: condenados por el sonido
Dark Tranquillity saltó al escenario 2 con toda la fuerza y buena voluntad, pero pronto los problemas de sonido les robaron el protagonismo. Voces que iban y venían, teclados que apenas se intuían y unas guitarras que fueron solo una sombra de lo que tendrían que haber sido empañaron su actuación. Aunque los pioneros del sonido de Gothenburg demostraron profesionalismo y mucha experiencia, la verdad es que éxitos infalibles como «Atoma» o «Misery’s Crown» sonaron difusos y, tristemente, se hizo difícil discernir las magnéticas melodías de los suecos entre el caos sonoro.
Tampoco parecía que su melodeath de corte escandinavo fuera lo que mejor casaba con la bola de fuego que era el sol malagueño a esas horas, brillando sin piedad. Mikael Stanne y los suyos empezaron el show con todas sus mejores intenciones, moviéndose por todo el espacio, ocupando el escenario adjunto y hasta bajando al foso a saludar los fans, pero pronto la realidad del calor español les condenó a entregar un espectáculo mucho más estático. Quizá vestir de largo, de negro integral y con jaqueta fuera una estrategia contra las quemaduras… Poco eficaz a juzgar por el color rojizo que iban tomando sus rostros, amén de los del resto del público.
Otra clase de oficio de Magnum
No hay público suficiente que no sea capaz de dominar Bob Catley. Magnum es única en su especie, es capaz de enganchar a los que no han escuchado ni un solo tema suyo. Tienen esa magia. En el escenario principal del Rock The Coast lo han vuelto a hacer. Los ingleses se han ganado a todos los asistentes sin muchos aspavientos, pero es que pocos pueden resistirse al carisma de su vocalista, aunque el guitarrista Tony Clarkin y el bajista Al Barrow se muevan lo justo y necesario.
Con «Wild Swan» ha comenzado su antología de canciones que todos sus fans disfrutan y que cala hondo en casas ajenas. Hasta los que estaban en la grada no han evitado mover los brazos al ritmo de «Lost on the Road to Eternity» o «Your Dreams Won’t Die». El público obedece a lo que Magnum dicta. Sumisos consentidos. «Vigilante» ha terminado por desatar esa euforia controlada con un Catley al alza. El tramo final ha sido inolvidable con «The Spirit» y «Sacred Hour», con una bella «Don’t Wake the Lion (Too Old to Die Young)» como guía previa al inevitable final. Fin de fiesta de un show de rock melódico histórico y de bandera. Con cada concierto ganan más adeptos, y ya son unos cuantos. Cada vez que pisan un escenario lo consiguen.
Opeth: hasta el prog y más allá
No solo son uno de los colosos del metal progresivo, sino que también saben cómo entretener y conectar con el público. Cuando además de tocar música (de alto nivel técnico) también diviertes a los presentes llamando a uno de tus miembros «Peluca» para que los asistentes lo coreen al unísono, confiesas que has flipado y estás nervioso por haber compartido cartel con Ritchie Blackmore y por haber estado a escasos metros de él y bromeas con los fans sobre que a pesar de tener un nuevo trabajo lo que lo peta es lo antiguo, lo que se demuestra es que Opeth es un grupo de metal progresivo diferente.
La gente ya le había coreado a su frontman «Miguelito», y el grupo correspondió con un setlist que no podía ser más variado: 8 canciones de 8 álbumes diferentes. «Sorceress» abrió la lata hasta la conclusión con «Deliverance», y durante todo ese pasaje navegaron por su discografía para satisfacer los gustos de todos los aficionados de la banda según las diversas etapas de la formación a lo largo de los años. Un gran concierto de Opeth que hizo de previa a la perfección para que el público se preparase para el cabeza de cartel del festival: Ritchie Blackmore’s Rainbow.
Tribulation: el ritual de los acérrimos
El nombre más grande de este Rock The Coast 2019 era el de Rainbow con Ritchie Blackmore a la cabeza, pero la oferta durante su actuación no se redujo únicamente a ese concierto como obligan otras bandas como Guns N’ Roses por contrato. Entre el final de Opeth y los primeros compáses de Ritchie Blackmore’s Rainbow, Tribulation actuaba en el castillo, donde la audiencia era muy baja.
Este factor no hizo mella en el bolo de la banda, que bajo una escenografía muy particular tenebrosa y algo macabra desplegaron su estilo psicodélico que les caracteriza. Es difícil clasificar a Tribulation con esa mezcla de influencias del doom, un rock muy atmosférico y demás elementos presentes en su música, pero ahí está ese factor que hace especial a esta formación, que ante unos pocos valientes desplegó su show y mostró a los seguidores su último trabajo, ‘Down Below’ (2018).
Ritchie Blackmore’s Rainbow: los clásicos lo son por algo
Dejando a un lado a Opeth, a The Darkness, a Scorpions, a Europe y a todos los demás artistas que han terminado tocando en la primera edición de Rock The Coast, Rainbow eran la piedra angular del festival y sobre la que se construyó el resto de un cartel que ha terminado siendo excelso. El lujazo de poder tener una de las únicas cuatro fechas de Ritchie Blackmore en suelo europeo en 2019 ha jugado muy a favor del festival de Fuengirola, que ha vivido un lleno casi completo a las nueve de la noche, cuando Blackmore y su banda han salido a escena.
Lo ha hecho con su habitual pasividad fingida pero desde el primer momento se ha visto que Blackmore hoy estaba en estado de gracia, lejos de las actuaciones algo mediocres que realizó en 2017 cuando arrancó este retorno parcial a sus raíces rockeras. ¿Habrá sido por simpatía con su vocalista Ronnie Romero y su evidente conexión con nuestra tierra? Puede ser. Según nos contaba en su momento el promotor del evento, Romero fue instrumental en que Rainbow acabasen tocando en el festival y, sin duda, la calidez que sentía la audiencia por el vocalista era casi igual a la que sentían por el propio Blackmore.
Ha salido a escena con “Spotlight Kid” y ha tenido al público comiendo de su mano desde el primer segundo. La última vez que Blackmore puso un pie en España fue en 1997, hace casi 22 años. Muchos ya habían abandonado toda esperanza de volver a verle tras su reclusión en el medievo junto a la talentosa vocalista Candice Night. Hoy no había espacio para medias tintas: aunque en algún momento Blackmore ha estado algo errático a la guitarra, ha tenido energía y conexión con las 15.000 personas que llenaban en Marenostrum Castle Park de Fuengiropla.
La interpretación de “I Surrender” ha sido otro momento álgido de la noche, devolviéndonos a los Rainbow de su época más comercial. Pero es que prácticamente cada vez que Ritchie sacaba un riff de la guitarra el público estallaba. Todos, cada uno de ellos, forman parte de la historia de la historia del rock de una manera tan profunda -sea en el caso de Rainbow o de Deep Purple- que nadie podía contenerse.
Así pues se han ido sucediendo versiones tremendas y llenas de magia de “Mistreated” (con una increíble exhibición de poderío vocal por parte de Romero) , “Since You Been Gone”·, “Man on the Silver Mountain” (con un fragmento improvisado de “Woman From Tokyo”), “Perfect Strangers” y una enorme “Black Night” que ha conducido al ecuador del show tras cincuenta minutos sobre el escenario. Todo ante un escenario espectacular con el mar de fondo y la noche cayendo. Puede que sea el primer Rock the Coast pero la atención al detalle ha sido de quitarse el sombrero.
Ha sido curioso cuando, en la primera ocasión en que Romero se ha dirigido al público, lo ha hecho en castellano soltando un “joder, que ganas tenía de decir esto”. También cuando Blackmore le ha preguntado por el fútbol a Romero entre tema y tema y el vocalista le ha dicho que el mejor equipo de la zona es el Málaga Club de Futbol, aunque por lo bajini ha dejado entrever que él es del Madrid entre risas. Un breve solo de batería y bajo han seguido a “Difficult to Cure” para terminar desembocando en un rockero “All Night Long” que nos ha recordado a los mejores momentos de Graham Bonnet.
El gran momento de la noche -o uno de ellos- ha sido una hipnótica interpretación de “Stargazer”, donde Ronnie Romero se ha ganado el sueldo a base de bien. Poderoso, técnicamente perfecto y con un rango insultante. Sus dejes y gestos propios de Ronnie James Dio han servido como bonito homenaje al vocalista, aunque también ha tenido el detalle de salir al escenario con una camiseta de Manzano y reivindicarlo ante el público al final del concierto mostrándole la camiseta al público. La también clásica “Long Live Rock ’n’ Roll” ha sido otro de los momentos clave de un concierto en el que, de hecho, cada riff era un momento clave.
El tramo final del show, con “Burn” y un bis de “Smoke on the Water” ha llevado el público al éxtasis absoluto -diría que incluso más con “Burn” que con la trilladísima “Smoke…”, aunque siempre es histórico poder ver al creador de su riff ejecutándolo de una vez por todas. Y al final, a su manera, Ritchie ha dicho adiós. Tirado de rodillas en el suelo del escenario, mientras el público coreaba el estribillo del clásico de Deep Purple ha hecho el gesto de que ahí quedaba el show y así ha sido. Entre coros del público, la banda se ha acercado al frontal del escenario a saludar y el show ha llegado a un final algo improbable pero irreprochable.
Twelve Foot Ninja volcó toda su alma y triunfó
Aunque Twelve Foot Ninja tuvo la mala suerte de coincidir con Rainbow, cabezas indiscutibles de la noche, su estilo es lo suficientemente diferente como para lograr congregar un pequeño grupo de fans fieles en la cima del Castillo. El sonido del escenario más particular del Rock The Coast fue, otra vez, impecable, y el cuarteto subo sacarle el mejor partido. Aunque lo primero que llama la atención es el eclecticismo radical de su sonido, a medio camino del extremo y el jazz con sus toques a reggae, seria de necios confiarse en que eso es lo único que los de Australia tienen para ofrecer.
Su propuesta tiene una factura excelente tanto a nivel compositivo como interpretativo: Nick Barker se presentó como un showman impecable, Steve MacKay a la guitarra demostró que podía con todo lo que le echen, Rohan Hayes elevó los temas con su groove magnético, y Shane Russell hizo latir el corazón del grupo con sus bombos. Sin embargo, fue en esas partes extremas, inesperadas, que Twelve Foot Ninja atacó nuestros tímpanos con toda su garra – especialmente el tema de su nuevo lanzamiento que adelantaron. Un auténtico caramelo, aún no muy conocido, pero que fue un auténtico placer de disfrutar en la primera edición de este festival.
Let’s rock with The Darkness!
El nivel implantado por los Rainbow de Ritchie Blackmore era muy alto, y para mantener el ambiente por las nubes de la noche los escogidos eran The Darkness. El curioso cuanto menos trato del frontman de los británicos, Justin Hawkins, con el respetable siempre anima a quienes ven a la banda de los hermanos Justin y Dan Hawkins. La manera de conversar y alentar al mismo tiempo de su líder es un clásico punto a favor de The Darkness, quienes desde el principio hicieron botar a quienes poblaban el Marenostrum Castle Park.
«Fuck» fue la palabra más empleada en los intermedios de canciones por Justin, que sacó adelante un buen concierto junto al resto de sus miembros para que la fiesta no parase en Fuengirola. «On Fire» tuvo especial relevancia al describir cómo se encontraba el ambiente, y además de ella cayeron otras como «Givin’ Up» o «Get Your Hands Off My Woman» hasta el single que todo el mundo estaba esperando «I Believe In A Thing Called Love», donde todos intentaron imitar (sin conseguirlo) los imponentes agudos de Hawkins. La fiesta no paró y se marcaron (fuera de tiempo al haber terminado tarde Rainbow) un par de temas más entre las que se coló un fragmento de «I’ll See You In My Dreams» de Giant, y eso siempre es bien para quien quiere disfrutar en un festival que empezaba a dar sus últimos coletazos a eso de la medianoche.
Michael Monroe: exceso de energía
Después del concierto de The Darkness, tan divertido como cabía esperar, solo Michael Monroe podía llevar el festival un nivel por encima. El finlandés salió a tope al escenario desde el segundo uno con “One Man Gang”, un tema del próximo disco que editará en octubre. Al final de la primera canción, el sudor ya brillaba sobre la piel de Monroe, que estaba en el frontal del escenario en un split que le dolería a cualquier persona de treinta años menos pero que a él ni le hizo inmutarse.
El set de Monroe, que duró apenas 55 minutos para compensar algunos retrasos en el set de Rainbow y The Darkness, fue más intenso de lo que cabía esperar ante un público festivalero que no siempre es el más benevolente -y menos después de los cabezas de cartel. La gente estuvo volcada con el finlandés desde el primer momento que tiró mucho de Hanoi Rocks y de Demolition 23 a sabiendas de que el público de este tipo de eventos necesita canciones que le suenen. Así pues, el set fue mitad y mitad. “Old King’s Road”, “Trick of the Wrist” y poco más de sus últimos discos. Eso sí, un buen repertorio de Hanoi con “Taxi Driver”, “Don’t You Ever Leave Me”, “Up Around the Bend” y la eterna “Malibu Beach Nightmare” que ha puesto a todo el público a hacer palmas.
De Demolition 23 ha habido espacio para “Nothing’s Alright” y “Hammersmith Palais”, los dos mayores temas de aquel disco de culto que le produjo Little Steven de la E Street Band. Para acabar un “Dead Jail or Rock N’ Roll” que ha terminado con Monroe paseándose por enésima vez por el foso, apoyándose en las manos del público para cantar en sus caras y desgañitándose.
Conception: expectación, retraso y decepción
El Castillo de Sohail estaba a reventar antes de la salida de Conception, pero comenzar con 35 minutos de retraso después de la maratón de conciertos de la jornada enfría todos los ánimos. Para colmo, el sonido les hizo un flaco favor a los noruegos al inicio y tardaron en ponerse a tono para comenzar a presentar su nuevo Ep ‘My Dark Symphony’ que ha compartido protagonismo con su clásico ‘Flow’. Roy Khan no ha perdido su misticismo y su interpretación ha sido mejor de la esperada.
A mitad de su show el sonido les ha acompañado y los que no habían abandonado el recinto han podido disfrutar de «A Virtual Lovestory» o su más reciente «My Dark Symphony». Debido al retraso inicial les han concedido unos minutos de cortesía que han sabido aprovechar. Han salvado los muebles, pero queda la sensación de lo que pudo ser y no ha sido. Una actuación muy esperada que no ha saciado todas las expectativas de los seguidores de esta banda de culto nórdica.
Mayhem: despiden Rock The Coast con su mejor show
Pocos grupos hay tan ideales para cerrar un festival como Mayhem, leyenda clásica (y controvertida) donde las haya. La historia de esta banda es harto conocida y no tiene sentido volver a repetirla aquí, pero el Mayhem que despidió la primera edición del Rock The Coast pueden ya revisar su pasado desde la perspectiva. Para la ocasión, los pioneros del black metal llevaban un espectáculo dividido en tres partes, en honor a las distintas etapas de su discografía, presentadas en orden cronológico inverso: la primera, más moderna y brutal; la segunda, esotérica y mística; la tercera, directa y distorsionada.
Los escenarios del Rock The Coast harto demostraron su buena calidad de sonido a lo largo del festival, pero con un caso difícil como Mayhem se superaron. Los de Oslo sonaron, honestamente, más bien de lo que nunca han sonado en sus discos, con una batería con una siniestra reverb, unas lineas de guitarras claras y unos growls bien moldeados y atmosféricos. A nivel escenográfico, aunque distan de enterteiners del black más contemporáneo, Mayhem demostró también cierta soltura y elegancia: desde la decoración de los micrófonos de Attila (una soga en la primera mitad, y huesos en la segunda) hasta el cráneo que le acompaña en la interpretación de «De Mysteriis Dom Sathanas», pasando por las vestimentas, el corpse paint y los banners gigantes que les acompañaban onstage.
Dry River paga los platos rotos
El retraso de Conception ha provocado que Dry River acumulara media hora de demora sobre la hora fijada. Al ser los últimos les ha tocado reducir su set, pero ánimos no les han faltado para invitarnos al año 2038 y demostrarnos su valía. Los castellonenses son un espectáculo en vivo y su calidad instrumental no está reñida con su locura. Lo han mantenido desde su inicio con «Fundido a Negro» hasta el final.
Con trajes y corbatas parecen cualquier cosa menos una banda de rock ecléctico, como se hacen llamar. En «Irresistible» les acompañó dos personajes para hacer una clase de aerobic sobre el escenario al ritmo de esta cachonda canción, con unos bailes más cercanos a la Macarena que a los de una banda de rock al uso. Un ejemplo de lo que son capaces de ofrecer. Están completamente locos. Y esa locura la han contagiado a un numeroso público que ha apostado por su arriesgada propuesta para cerrar el escenario del Castillo en esta primera edición del Rock The Coast.
Fin de fiesta, y nunca mejor dicho
Una primera edición absolutamente excelente para Rock The Coast. Un sonido que, por lo general, ha estado a la altura (cuando el 90% de bandas suenan bien y otras no, culpad al técnico), un emplazamiento que es absolutamente perfecto (en qué festival tienes unas escaleras directas a la playa?), unos horarios que se han cumplido muy fielmente y un ambiente inmejorable. Aunque la contratación de Rainbow y Scorpions pesa, lógicamente, lo cierto es que el concepto de festival agradable en medio de la Costa del Sol con el aeropuerto a veinte minutos es el verdadero cabeza de cartel. Un festival agradable, bien organizado y con vocación de continuidad que ha sido la sorpresa de la temporada y ha sabido llevarse al público de su lado.
No cabe duda de que habrá aspectos a mejorar en el futuro pero es importante remarcar que, al término de esta crónica, no se nos ocurren demasiados o errores especialmente visibles. Sería quejarse por quejarse. Lo cierto es que la primera edición del Rock the Coast ha pasado el examen con matrícula de honor.
Texto: Laura Cano, Satur Romero, Dani Bueno, Sergi Ramos | Fotos: Lolo, Sergi Ramos
Promotor:Madness Live!
Día:2019-06-15
Hora:14:15
Sala:Marenostrum Castle Park
Ciudad:Fuengirola
Puntuación:9
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