Ahora sí, después de la fiesta inaugural la noche anterior, el nuevo festival del la zona del levante sur de España daba el pistoletazo de salida con dos intensas jornadas con mucho calor por delante.

Viernes 24 de junio

La primera jornada del festival la iniciaron el viernes 24 de junio los chicos de Lándevir. La banda proveniente de Elda, en Alicante, a pesar de las intempestivas horas donde el calor no dejaba títere con cabeza y el sol quemaba todo a su paso, tuvieron una acogida más que satisfactoria para las horas y para ser los primeros en estrenar el escenario “Estrella Levante”.

Landevir (Foto: Lolo)

Un show animado y que dio mucha energía a los asistentes que coreaban temas como “Las Mil y Una Noches”, “Alba” y “Bodas De Sangre”, entre otros, que amenizaron un poco el calor y las horas poniendo muy buen rollo para comenzar la jornada.  El agónico paseo de ida y vuelta que resulta desde los Main Stage hasta el Heretic en todas las horas de sol y también acabando ya la jornada por el cansancio…pero no impidió que aún así los asistentes hicieran los esfuerzos necesarios para ver a sus bandas favoritas.

El thrash más machacón abría el día en el Heretic con los cartagineses Injector, donde fueron más que bien acogidos por familiares, amigos y fans que cervezas en mano ya estaban calentando motores y cargando pilas para lo que se avecinó más tarde. A pesar de que por la situación de este escenario, ya que el viento al estar situado en el puerto hace que a veces el sonido sea un poco extraño, lo dieron todo como de costumbre y se metieron de buena tarde para empezar, a un público más que entregado, en el bolsillo con algunos hits como “March To Kill”, “Oppressive Force” y “Enemy Of The Sun”.

Injector (Foto: Lolo)

Los italianos Rhapsody Of Fire salieron sobre las tablas con un «I’ll Be Your Hero» que sonó demasiado tranquilo para las expectativas de un público que la recibió con bastante frialdad, muy posiblemente porqué lo que les llevaba a estar frente a ese escenario en particular fuera el deseo de escuchar a los Rhapsody más antiguos. Le siguió “Chains Of Destiny”, con un Gioacomo Voli  que puso mucho de su parte para despertar a un público aún algo dormido y acalorado.

Rhapsody Of Fire (Foto: Lolo)

Por el contrario, «Dawn Of Victory» fue el primer himno en sacudir el parque del Batel hasta los cimientos, electrizando a la cada vez más numerosa muchedumbre que se acumulaba frente al escenario. «Rain Of Fury» pese otro corte nuevo, también gusto mucho, lo que me hace pensar que el problema, más que en el contenido del setlist, estuvo en unos Rhapsody que salieron dormidos pero que supieron remontar el concierto.

Rhapsody Of Fire (Foto: Lolo)

Por supuesto, concluir con «Emerald Sword» es siempre una garantía de éxito, y una vez más el público se volcó en un espectáculo que pese a lo breve, fue el responsable de prender un festival que ya no se apagaría durante el resto de la jornada. En lo particular, pese a un inicio algo accidentado, considero que Rhapsody Of Fire supieron remontar y culminar un show que al final fue resultón y divertido, por mucho que tampoco fuera nada memorable.

Los primeros acordes de «Blind Superstition» fueron los encargados de allanar el camino para la que sería una actuación apoteósica de la leyenda germana del thrash Sodom. En el contexto global del festival, los muchachos de Angelripper tenían la dura labor de ser el único referente thrasher de la jornada, y aunque los acólitos que se apelotonaron a hacer pogo al ritmo de himnos como «Agent Orange» eran escasos, lo que no se les puede negar es que estaban entregados.

Sodom (Foto: Lolo)

Pronto una vaharada de polvo seco hizo se personó frente al show como si fuera parte del espectáculo, pues poco pudo hacer el césped del Batel frente a la furia de los mosh pits. Hubo un momento para recordar a Lemmy con una muy cañera versión de «Iron Fist», manteniéndose en la línea de un concierto que brilló por no levantar en ningún momento el pie del acelerador. No fue la única cover del show, pues otra muy cañera versión de “Surfin Bird” pilló a muchos por sorpresa, lo que no impidió que fuera convertida en una excusa para seguir montando pogos.

Sodom (Foto: Lolo)

El epílogo de su actuación inicio con un «Nuclear Winter» que se llevó por delante las últimas briznas de hierba que quedaban frente a su escenario, trallazo que empalmaron con «Bombenhagel» que culmino una actuación que, si bien podría haber sido más multitudinaria, sí que satisfizo a los fieles thrashers que se congregaron a su llamada, obsequiándoles con un concierto que se alargó varios minutos más allá de la hora de finalización estipulada.

Sodom (Foto: Lolo)

Para compensar los minutos que se le había comido Sodom al alargar su concierto, Bush saltaron rápida y casi sin anunciar al escenario, arrancando como un huracán una actuación que, aunque atípica, pillo a más de uno por sorpresa. Pese a ser una banda de grunge en un festival de metal, los americanos no se amedrentaron, y cortes como «Everything Zen», consiguieron que varios curiosos se aproximarán a cotillear su actuación solo para quedar cautivados por su honesta ejecución.

Bush (Foto: Lolo)

«Es raro que estemos aquí» señaló en más de una ocasión Gavin Rossdale pero aun así, Bush no se comportaron como si estuvieran fuera de su elemento, y pese abandonar el escenario un poco a la francesa, las sensaciones que dejaron tras de sí no fueron malas. No tocaron «Glycerine», supongo que, por motivos obvios, y la verdad es que no puedo sino loar su pasión y su profesionalidad a la hora de encarar un concierto que se les podría haber vuelto en contra muy fácilmente.

Bush (Foto: Lolo)

Lacuna Coil hicieron retumbar toda la muralla situada al lado del Estrella Levante. Pisando más que fuerte y con una puesta en escena espectacular, ya tras Sodom empezaron a ir animando a los asistentes a que se fuesen acercando tranquilamente ante los escenarios a pesar de que el sol seguía haciendo de las suyas en las pieles. Cristina Scabbia y compañía tuvieron un sonido impecable y dieron un show con mucha potencia y muy cercano al público.

Lacuna Coil (Foto: Lolo)

Nuestros vecinos italianos y su característico gothic metal vinieron para vencer con “Blood, Tears, Dust” , “Apocalypse” , “Our Truth” o “Nothing Stands in Our Way” entre algunos de las canciones de un setlist que a muchos les devolvió a su tierna adolescencia.

Lacuna Coil (Foto: Lolo)

Si algo caracterizó las actuaciones en el Heretic, fue que por la distancia que había recorrer desde los principales hasta el mismo, el que terminaba sobre sus tablas era porqué sabía qué es lo que iba a encontrar. Y fue así como una multitud nada desdeñable se apelotonó a las 19:00h de la tarde para ver un concierto con todo el sol de cara, en el que unos islandeses enloquecidos no solo no estallaban en llamas, sino que se venían arriba con la curiosa combinación que se alineó con su espectáculo.

The Vintage Caravan (Foto: Lolo)

Ya desde los primeros compases de “Whispers”, el concierto de The Vintage Caravan tuvo un algo que lo hizo atrapante, ya fuera por la pura pasión de los músicos o por la precisión con la que encajaban todas las piezas al ejecutar unos temas que conectaron muy rápidamente con la audiencia. Cortes algo más ambientales como “Crystallized” siguieron convenciendo a un grupo cada vez más grande de espectadores, que llegaban en goteo tanto de las barras como de los escenarios principales.

The Vintage Caravan (Foto: Lolo)

Uno de los grandes momentos de la tarde vino de la mano de la épica “Dark Times”, cuyo regusto grandilocuente hizo que el pequeño Heretic se sintiera como el mismísimo Wembley. También hubo tiempo para otras canciones con un planteamiento algo más comercial, como una marchosa “Can’t Get You Off My Mind” que fue cantada por una sorprendente cantidad de personas.

The Vintage Caravan (Foto: Lolo)

La cañera “Reset” también pilló a muchos por sorpresa, que quizás se esperaban una propuesta tranquila y hippie, solo para que un “Expand Your Mind” que se sintió grandioso concluyera un espectáculo redondo de principio a fin. Vintage Caravan tienen la capacidad de volverse muy grande en nuestro país, y con conciertos así, considero que es cuestión de tiempo que pronto les veamos en las ligas más grandes.

The Vintage Caravan (Foto: Lolo)

Los suecos Avatar volvían a pisar España una vez más para recibir como es ya costumbre para ellos, una calurosa bienvenida estrenando su temporada en el día más largo del año donde la solanera mediterránea no les derritió las energías ni las ganas.

Avatar (Foto: Lolo)

Aunque poco después de empezar el concierto tuvieron un pequeño problema de sonido con la batería, Johannes como buen maestro de ceremonias y showman experto, no dejó que los ánimos del público decayesen en ningún momento y una vez solucionado todo, hasta tocaron con más potencia aún. «Let It Burn», «Bloody Angel», «Colossus», «Smell Like A Freak Show», «The Eagle Has Landed»… solo son algunos de los éxitos de la banda que pudimos disfrutar en directo de todo el repertorio que llevan. Una pena no poder disfrutar de la escenografía completa con confeti y pirotecnia habituales en sus shows. Pero sin duda uno de los mejores shows del día en cuanto a puesta en escena, cercanía, calidad… todo el conjunto.

Avatar (Foto: Lolo)

La bala de speed metal que es “Screams In The Night” abrió una actuación de Night Demon en la que se descargó una amplia gama de los sonidos más clásicos, de esos que curiosamente ocupan solo las cabezas de los carteles o sus puestos más modestos; sin términos medios. “Empires Fall” se empalmó rápidamente, marcando una dinámica que iba a permitir que la banda pudiera exprimir al máximo cada minuto de actuación.

Night Demon (Foto: Lolo)

Tras agradecer brevemente a la audiencia que estuvieran con ellos en el escenario pequeño, encararon una «Heavy Metal Heat» que mucha gente del público se sabía, como también habían coreado “Full Speed Ahead”, que había sonado justo antes. El espíritu clásico de su concierto atrajo a un curioso batiburrillo generacional en el público, un reflejo de la atemporalidad de ciertas propuestas. El doble pedal de «Dawn Rider» supuso uno de esos momentos en los que la energía del público sencillamente paso a otro nivel de revoluciones, ya fuera saltando o moviéndose al ritmo de su marchoso riff.

Night Demon (Foto: Lolo)

Hubo una transición épica a «Flight Of The Manticore» que no bajó ni un ápice en velocidad, al contrario que un sol que sí que no dejó de bajar a lo largo de la actuación, permitiendo que el grupo se creciera al amparo de la inminente oscuridad. Un skeletor subió al escenario para darles de beber de un cáliz en «The Chalice», protagonizando la clase de momento clásico que muchas bandas así se guardan para los festivales. Hubo un pequeño momento de calma y un amago de abandonar el escenario previo al gran final con «Night Demon», que sonó más veloz y agresiva que en el propio disco.

Night Demon (Foto: Lolo)

Amorphis iluminaba los últimos rallos de la hora dorada en el Estrella Levante. Aunque con un sonido abrumador a la par que arrollador, no es una banda que dé demasiado espectáculo sobre el escenario y menos a esas horas y es cierto que pueden ser un poco… pesados a nivel auditivo si no eres un fan acérrimo del estilo pero podemos decir que nunca defraudan. Con hits como «Northwards», «Wrong Direction» y «House Of Sleep» sumergían a todo el recinto en un estado tántrico del metal progresivo.

Amorphis (Foto: Lolo)

Corriendo hacia el escenario pequeño para ver cómo Midnight destrozaba nucas en el Heretic con un directo que aunque de escenografía era simple no necesitó de nada más que de ellos con sus capuchas negras y sus cinturones de balas de decoración para que la gente se volviese loca en los pogos. Con «You Can’t Stop Steel», «Satanic Royalty», «Fucking Speed And Darkness», entre otras grandes y fieras canciones, hicieron que el propio mar del puerto se embraveciese.

El primer «headliner» en hacer acto de presencia fueron unos Black Label Scociety que, capitaneados por el incombustible Zakk Wylde, probaron el porqué de su ubicación en el cartel. Un «Bleed For Me» aplastante y desgarrador abrió la caja de los truenos y marcó la tónica de su espectáculo: intenso y avasallante. Su avasalladora presencia es muy diferente a la de los grupos más extremos, que estaba puesta en la intensidad y pasión puesta en la pura ejecución musical. Zakk se tomaba momentos para jugar con el público y hacerle chillar, practicando una comunicación con la audiencia que, aunque no es profunda, es resultona, construyendo sobre su personaje de tío duro y distante.

Black Label Society (Foto: Lolo)

Uno a uno, se fueron desgranando temas de épocas muy distintas, desde un “Destroy And Conquer” del reciente ‘Doom Crew Inc’ que sonó mucho más potente en vivo, hasta un “Heart Of Darkness” que conquistó el escenario con su riff atrapante. Aunque aún hubo tiempo para la caña inmisericorde, como ocurriera con la melancólica “A Love Unreal”, uno de los momentos más mágicos de la noche ocurrió cuándo Zakk se sentó en el piano para saludar al público en español y encarar «In This River», a la que le acompañó una presentación de fotos con el triste abanico de músicos que nos han dejado, desde Dimebag Darrell y Vinnie Paul hasta Van Halen.

Black Label Society (Foto: Lolo)

A continuación “Trampled Down Bellow” sirvió para que la banda pudiera sacar pecho de su producción, haciendo aparecer unos grandes chorros de humo desde el escenario, que aunque no son tan espectaculares como unas llamaradas, pone de relieve lo bueno que es que las bandas se tomen en serio la producción que llevan a los festivales. La caída de la noche ha coincide con un «Set You Free» de su último corte que elevó la experiencia a una intimidad que se pierde a plena luz del día.

Black Label Society (Foto: Lolo)

Las explosiones de humo regresaron con «Fire It Up», momento en el que miembros del crew también aprovechan para lanzar pelotas hinchables al público, y que se vió alargada por un diálogo de solos entre Zakk Wylde y Dario Lorina, que se extendió como una sección instrumental en la que los guitarristas pudieron alardear de sus capacidades para tocar desde detrás de sus cabezas. Finalmente, la queridísima “Stillborn” fue recibida clamorosamente por un público que pudo despedirse a lo grande de uno de los conciertos más esperados del festival, que demostraron no tenerle miedo a las posiciones más altas de los carteles.

Black Label Society (Foto: Lolo)

Los reyes de la noche de forma indiscutible fueron Avantasia el proyecto de Tobias Sammet que arrasa allá donde va. Ya soñando el primer acorde del tema Twisted Mind la gente se volvió totalmente loca. De inicio a fin, todo el público le llevó el concierto a la banda, cantando todas las canciones, animando sin fin hasta la última nota de Sing of the Ross con Seven Engels, como de costumbre. Entre «Dying for an Angel», «Farewell», «Lost In Space», el tema homónimo al grupo, «The Story Ain’t Over» donde Bob Catley deslumbró con su vozarrón, «The Scarecrow» luciendo por todo lo alto al gran Jorn Lande… el concierto fue apoteósico. A falta de Amanda Somerville y Michael Kiske, presentaron a Ralf Scheepers de Primal Fear.

Avantasia (Foto: Lolo)

El sonido fue mágico en todo momento aunque a veces en las primeras filas se acopla a un poco entre tantas voces e instrumentos, pero fue sin duda, un espectáculo en todos los sentidos como siempre hacen allá donde aterrizan. Estrenando su gira festivalera y dicho por el mismo Tobias, anonadado y realmente agradecido e impresionado por la inmensa y masiva acogida que tuvieron ayer en Cartagena, aunque apuntó que le parecía un poco exagerado el alto precio de las cervezas en el festival, comparándolo con ciudades como Mónaco. Un concierto de Avantasia siempre sabe a poco pero sabemos que por lo que se les quiere en España siempre van a volver y con muchas ganas y mucha fuerza.

Avantasia (Foto: Lolo)

Mientras que Tobias Sammet y sus muchachos hacían de las suyas en el escenario principal, Dying Fetus asaltaron el escenario Heretic con toda la artillería, dando una lección magistral de como ejecutar metal extremo ante un público que estaba enloquecido y con ganas de desatarse. Ya desde “Schematics”, la intensidad se tradujo en un pogo gigantesco que ocupaba casi toda la amplitud disponible para el público y que se mantuvo a lo largo de toda la actuación, que a base de temas brutales como “Subjected To A Beating” o “One Shot, One Kill”, no permitió que la energía se extinguiera ni un solo segundo.

Dying Fetus (Foto: Lolo)

“Your Treachery Will Die With Yoy” devolvió la energía a un pogo que ocupaba toda la extensión del Heretic, este íntimo y realmente más intenso escenario del Imperium, que ha albergado algunas de sus actuaciones más atípicas y memorables. No en vano alguien del público dijo: «Si que suena como un feto muriéndose», pues muchos de los asistentes estaban ahí simplemente para no ver a Avantasia encontrándose con que la organización había dispuesto a la misma hora a la propuesta más diametralmente opuesta a ellos del cartel.

Dying Fetus (Foto: Lolo)

El bruto inicio de «Homicidal Retribution» hizo estallar un intenso wall of death, que aunado al frenético espíritu de “Grotesque Impalment” sirvió para concluir una actuación en la que la propia banda parecía sorprendida, ya no solo por la cantidad de espectadores que habían logrado reunir tocando a la misma hora que un cabeza de cartel, sino por la locura que no habían dejado de demostrar durante su hora de actuación.

Con una desbandada y considerable (y bastante injusta), Leprous aparecieron misteriosamente con un trompetista incluido en «Out Of Here», que creció poco a poco hasta atrapar a los valientes que aún aguantaban a esas horas. No sería el último, pues justo antes de «The Cloak» hubo otro momento íntimo, en el que Einar Solberg y su piano se quedaron a solas para introducir al místico reino de la canción.

Leprous (Foto: Lolo)

No es ningún secreto que los festivales no les hacen justicia a unos Leprous que se vienen arriba en la intimidad de una sala, en la que momentos así funcionan a las mil maravillas. Temas como «Bellow, por lo contrario, sí que se beneficiaron de la atmósfera oscura aunque amplia del formato festivalero, siendo un tema que la audiencia de pudo poner a corear animadamente aún en los rincones más recónditos del público. “The Price” supuso otro de los momentos en los que el público interactuó masivamente, pudiendo verse un sinfín de cabezas agitándose al ritmo del emblemático riff de la canción.

Leprous (Foto: Lolo)

Einar comento que no tenía claro si Cartagena está o no en Murcia, aparentemente porqué nadie le explicó que la ciudad se llama igual que la comunidad autónoma, antes de encarar un “Running Low», que una vez más logra arrancar varios cánticos entre el público, algo no tan común en los conciertos de este estilo, en los que la audiencia tiende a adoptar una actitud más contemplativa. “From The Flame” supuso uno de los momentos más apoteósicos, logrando recolectar hasta la última gota de energía de un público de madrugada que se sentía de todo menos fatigado.

Leprous (Foto: Lolo)

La recta final del show vino de la mano de “Nightime Disguise” y “Slave”, a cuya precisa e intensa ejecución se le sumó un atrapante juego de luces que, como ya he dicho, se sintió desmerecido en el contexto de un festival al aire libre. Leprous parecen tener tanto los seguidores como los himnos como para hacer muy grande una propuesta musical única en el panorama música europeo, pero hasta que no se hallen con la fórmula que les funcione tanto en salas como en festivales, las grandes ligas a las que están destinados se les seguirán resistiendo.

Leprous (Foto: Lolo)

Y cerrando en casa en el Heretic, más que bien acogidos por un público de lo más entregado, los chicos de Hitten con su hard rock estilo AOR demoledor, con un sonido impecable y un juego de luces y humo espectaculares, metiéndose todo el puerto en el bolsillo y poniendo el broche final a una larga jornada de forma impecable con hits como “Something To Hide”, “Buit To Rock” o “Twist Of Fate” entre otros.

Sábado 25 de junio

Llegaba la soleada y calurosa segunda jornada del Rock Imperium, última ya también, donde todo comenzó en el Heretic Stage con los chicos de Scarecrow Avenue jugando en casa y, a pesar de la torradera, más que bien acogidos por fans empedernidos. La fiereza con la que se sueltan sobre el escenario es arrolladora. “Templanza”, “Titán”, “Tundra” y “Lux” fueron algunos de los temas con los que desprendieron e irradiaron todo su potencial.

Opera Magna iniciaron su show con unos 10 minutos de retraso en el primer concierto destacado de la segunda jornada, marcada por la cancelación de última hora de Whitesnake. Pese a todo, bajo un sol de justicia y una sensación de confusión generalizada entre el respetable, el grupo valenciano salió a por todas, descargando un power metal en castellano muy querido en este tipo de festivales.

Opera Magna (Foto: Lolo)

Temas como «Luz Y Oscuridad» calaron con solvencia entre un público que aún necesitaba un petardazo que le hiciera despertar. Otros cortes como “El Pozo Y El Péndulo», arrastró una caña importante y terminó de romper el hielo con un público que aún no estaba del todo por los conciertos. Poco a poco la gente se vio convencida por su propuesta, traduciéndose en una afluencia cada vez mayor sobre el escenario Estrella Levante.

Opera Magna (Foto: Lolo)

Finalmente, una heroica “Horizontes De Gloria” nos traslada de lleno a esos años 2000 en el que el metal en nuestro idioma estaba en pleno auge, sirviendo además para que Francisco Javier Nula pudiera lucirse con la guitarra. Al final, pese a no ser una hora agradecida para tocar, Opera Magna pudieron llevar a cabo un espectáculo entretenido y que sorprendió a más de uno.

Jorn (Foto: Lolo)

Jorn aparecía de forma calmada, pero pisando fuerte el Imperium Stage con un sonido limpio y una puesta en escena sosegada, pero sin parar, ha deleitado a los ansiosos fans con un repertorio de hits impresionante. Variaron entre covers entre las que se encontraban “Strangers In The Night” de Saxon y “Rainbow In The Dark” de Dio, con la que ha cerrado el show. De su propia cosecha no podían faltar el “Walking On Water”, “Life On Death Road” o “War Of The World”.

Doro (Foto: Lolo)

La reina del metal Doro salía al escenario frente a una multitud inimaginable de miles de personas expectantes por verla coronarse por todo lo alto sobre el Estrella Levante Stage. La solanera de la tarde no hizo que desfalleciese ni un alma, ansiosa por disfrutar de la mujer más representativa e influyente del mundo y la historia del heavy metal clásico. Los años no pasan por ella, la fiereza, la complicidad con el público, el saber estar sobre el escenario, y una voz con una calidad y limpieza desgarradoras, que cautivó a absolutamente todo el recinto de los Main Stages donde el aforo empezaba a ser agobiante pero espectacular encontrarse aquella cantidad ingente de personas apalancadas allí.

Doro (Foto: Lolo)

El repertorio de Pesch fue un recorrido por toda su carrera musical, desde aclamados himnos como “All We Are”, “Burning Witches” de su época con Warlock y temas de su carrera en solitario como “Raise Your Fist in the Air”, “Hellraiser” y “All For Metal”. Todos y cada uno de los grandes éxitos que resonaron por todo el recinto calaron en lo más hondo de miles de voces coreando con todo el sentimiento cada nota, cada letra… No se es la reina del metal así como así y Doro siempre pone el listón bien alto y lo demuestra sobradamente.

Europe (Foto: Lolo)

La manada de rockeros y metaleros era ya más que inmensa, se agolparon para poder disfrutar del espectáculo de una de las bandas de rock clásico más influyentes. Europe aparecían sobre el Imperium Stage bañados por el sol de la hora dorada con una energía abrumadora. Con Joe Tempest como líder de forma incombustible del resto del conjunto, recorría ambos escenarios para complacer a todos los fans que llenaban ya el recinto hasta los topes.

Europe (Foto: Lolo)

Un lujo de espectáculo donde se ha podido disfrutar de un show completo debido a la lamentable cancelación de Whitesnake a primeras horas de la tarde por problemas de salud de uno de los miembros. “Rock The Night”, “Carrie”, “Cherockee” y el tema mítico que se convirtió en todo un himno mundial, tanto dentro como fuera del rock, “The Final Countdown”, fue coreada por miles de voces unidas que seguro han disfrutado de un show muy cercano por parte de la banda, de un sonido impecable y de la voz de Joe prácticamente sin cambios de calidad tras tantos años de carrera.

Europe (Foto: Lolo)

Los músicos de Blaze Bayley estuvieron deambulando impacientes sobre el escenario mientras Opera Magna terminaba de desgranar su concierto, y sin tiempo para intros o parafernalia, las primeras notas de «Lord Of The Flies» fueron las encargadas de dar el pistoletazo de salida al show. Si algo tiene Blaze, aparte de humildad y un increíble saber hacer sobre el escenario, es un carisma que no tarda en adueñarse de un escenario grande que estaba hambriento de una primera gran experiencia grupal.

Blaze Bayley (Foto: Lolo)

Aun así, el micro no dejaba de hacer travesuras, bajando el volumen en alguno de los momentos clave. Como el propio Blaze señala, «Virus» es un tema que Maiden nunca tocó en vivo en su momento, y es que, para muchos fans de la doncella, tener a la voz de esta época tan fácilmente denostada en un escenario interpretando joyas que Iron Maiden jamás tocará en sus shows de estadio, es todo un privilegio. Una elección sorprendente fue la épica «The Clansman», que pese a ser un tema que se viene arriba en directo (los propios Maiden la han rescatado para el ‘Legacy Of The Beast’), es un mastodonte de más de 8 minutos que cuesta adaptar a los confines de un festival.

Blaze Bayley (Foto: Lolo)

Pese a todo, se trató de una elección excelente que hizo saltar hasta a la última alma que abarrotaba el Batel. Tras una ronda algo largas de «Scream For Me», encararon un «Man On The Edge» en el que Blaze bien podría haberse ido a tomar un carajillo, pues el público cantó como si la vida le fuera en ello, aunque no llegó a los niveles de intensidad de un “Futureal” que al final del día es la canción con más A.D.N Iron Maiden que se compuso mientras estuviera en la doncella. Aunque breve, se trató de una experiencia para disfrutar de un concierto muy especial que quizás en otro contexto habría sido complicado de contemplar.

Blaze Bayley (Foto: Lolo)

Un discurso motivacional sobre el escenario sirvió para dar hype a la salida de Dry River sobre las tablas. «Fundido A negro» hizo saltar a una audiencia que se conocía prácticamente toda la letra, haciendo que el show se sintiera tan espectacular como el de bandas más internacionales. Le siguió «Perdiendo el Norte» y su musicalidad con un sonido cercano a influencias como Abba, logrando que la gente esté a tope y volcada en cualquier cambio del ritmo. También dieron un código promocional para su tienda online por haberlos elegido a ellos antes que a Doro o a Europe, cosa que ellos mismos reconocen que les pilló por sorpresa, pese a que se comentaba ampliamente que se trata de un grupo que es un seguro en directo.

Dry River (Foto: Lolo)

Finalmente señalan que han tenido que acortar su setlist, pero qué tocaran un fragmento de un tema nuevo e inédito, tras el que siguen subiendo a un gracioso bailarín a hacer una coreografía con ellos, no ocultando las inclinaciones más poperas hacia las que tiende un grupo tan ecléctico, que no en pocas ocasiones a lo largo de su actuación logró que varias personas se pusieran a bailar.

Dry River (Foto: Lolo)

«Me va a Faltar el Aire» es cantada al unísono por un público que no ha dejado de estar volcado ni un solo segundo. Concluyen con la coordinación no solo del músico que debe ejecutar una canción, sino como los resortes de una maquinaria en directo bien engrasada y entregada a elevar el show, haciendo de «Traspasa Mi Piel» la gran ganadora de la velada, no por ser extraordinariamente mejor que el resto de las canciones, pero si por concentrar todo lo que hizo del concierto algo memorable. «A los grupos nacionales no se les apoya, se va a sus conciertos y se disfruta» señalaron antes de abandonar el escenario. Unas interesantes palabras que podrían darnos que pensar unos instantes.

Dry River (Foto: Lolo)

De nuevo en el Heretic Stage, llegó el ritual carnal al diablo que ofrecen siempre los Belphegor, aunque esta vez el sonido fue algo flojo en la voz de Helmuth. A pesar de ese pequeño contratiempo, ofrecieron su característico espectáculo a lo misa negra con su habitual decorado sobre el escenario, con símbolos satanistas y calaveras por todas partes. “Lucifer Incestus”, “Totentaz – Dance Macabre” que es indispensable en su repertorio, “Stigma Diablicum” y el aclamado hit “Baphomet” han sentenciado al público a arder en el infierno.

Los instantes previos a la actuación de Scorpions cristalizaron un fenómeno conmovedor que ocurre en un momento clave de un festival: durante la actuación de EL cabeza de cartel. Con la caída a última hora de Whitesnake, ya no había espacio para la duda; convirtiéndose los alemanes en el plato fuerte de esta primera edición del Imperium. La gente se aglomeraba en masa, a un nivel de multitudes que muchos no experimentaban desde tiempos anteriores a la pandemia, buscando estar lo más cerca posible de esta extravagante experiencia colectiva al amparo de un clásico del rock.

Porque si de algo puede alardear Scorpions, es de galones, como permitirse el lujo de comenzar el concierto con un corte del nuevo disco, elevado magistralmente por una espectacular producción con holograma en tres dimensiones, que para «Make It Real» se transformó en una inmensa bandera española.

Scorpions (Foto: Lolo)

Es en estos momentos en lo que se empiezan a ver los problemas de los que aqueja la banda desde hace algunos años y sobre lo que los fans están comenzando a llamar la atención. La ejecución por momentos se siente muy mecánica y fría, sin permitir la clase de poder explosivo que uno tiende a relacionar al escuchar a Scorpions. Se tiende a dar gran parte de esa responsabilidad a los límites vocales de Klaus Mein, pero lo cierto es que a lo largo del concierto aguanto a un gran nivel.

Scorpions (Foto: Lolo)

Este concepto se relaciona directamente con «The Zoo», que al tratarse de un clásico que todo conoce, enciende mucho en sus primeros compases, pero poco a poco va perdiendo al público, pese a ser un tema con muchos grandes momentos. Especialmente mecánica se sintió la instrumental «Coast to Coast», no porqué su ejecución fuera mala, nada menos, sino porqué se seintió como una banda que aún al límite de sus fuerzas, solo es capaz de cumplir a un nivel que es bueno por los pelos. Todos somos conscientes de la edad de los músicos, y se suele ser más apologético por ello, porqué al final uno termina disfrutando del concierto, pero resulta innegable que la banda salva ciertas situaciones por la mínima.

Scorpions (Foto: Lolo)

La reciente «Seventh Sun», aunque tiene un sonido épico y misterioso, no logró calar entre un público que sí que responderá a la entrega de la banda en los clásicos, que junto con la cañera «Peacemaker» supuso la última aportación de su última obra de un set que desde ese momento ya viró hacia la nostalgia y los éxitos. «Bad Boys Running Wild» inició esta etapa con su pesado riff haciéndose sentir entre los miles de personas que contemplaban una ejecución milagrosamente cumplidora de uno de los cortes más duros de los germanos.

Scorpions (Foto: Lolo)

Otro corte que bordaron fue la complicada «Delicate Dance», que, con su precisa y técnica estructura, en vivo no habría perdonado a una banda carente de las aptitudes necesarias para llevarlo a cabo. «Send Me An Angel» supuso el primero de los varios grandes momentos del concierto, mostrando a una banda muchísimo más cómoda en la ejecución de las baladas. Algo similar ocurrió con la emotiva «Winds of Change», que incluyó solidaridad con Ucrania en un pequeño cambio en su letra, en la que la banda supo meterse al público en el bolsillo tanto por la ejecución musical como por la clase de entusiasmo puro que solo se consigue cuando un artista hace algo con pasión.

Scorpions (Foto: Lolo)

A la calma de dos baladas seguidas le siguió una batería de cortes hardrockeros como «Tease Me Please Me»y la engañosa «Rock Believer», que, aunque empieza tranquila, crece hasta convertirse en algo inmenso. Mickey Dee y Pawel Maciwoda se apoderaron del escenario brevemente, momento en el que el sueco ejecutó un espectacular solo de batería que atrapó las interactuaciones del público como si de un éxito más se tratara. De hecho, fue tan espectacular que eclipsó a la mismísima «Blackout», a la que le siguió toda institución como «Big City Nights», un clásico tan interiorizado entre todo coinessseur del género que resulta imposible no unirse en palmas a su ímpetu.

Scorpions (Foto: Lolo)

«Still Loving You» provocó la aparición de un campo de móviles que quisieron capturar un momento tan memorable, y la canción supo estar a la altura. «Rock You Like A Hurricane» supuso también un efecto similar, solo que en vez de con un momento de ternura, con un subidón eléctrico e imparable, permitiendo terminar con nota un concierto en el que se lució un nivel que tengo mis serias dudas de que la banda pueda mantener durante mucho tiempo más.

Al acabar Scorpions la desbandada fue bastante grande, aún más de lo que habría cabido esperar, pero eso no impidió que Saurom salieran a por todas para adueñarse de los últimos coletazos de la noche con un “Monte de las Ánimas” que era una llamada a la fiesta. El grupo tal vez abusó de momentos pregrabados en los primeros compases del show, en los que es vital meterse al público en el bolsillo, más cuando éste está compuesto por asistentes de festival que llevan todo el día en pie y otra jornada a sus espaldas, o de fans de Scorpions que se marchan y han de ser convencidos para que se queden.

Saurom (Foto: Lolo)

Aun así la banda tiró de un encanto en directo que explica los varios grupos de fieles que había concentrados delante de su escenario aún durante el concierto de Scorpions, que hicieron acto de presencia en temas como “Salta”, en los que hubo una juerga más que considerable. Otras como “El Lazarillo de Tormes” son más duras y coreables, pero otras como «En el Carnaval del Diablo» son mucho más festivas y movidas, con una bailarina incluida en su sección instrumental para animar la juerga.

Saurom (Foto: Lolo)

En “El Círculo del Juglar” la banda incluso se atrevió a pedir un wall of death al ritmo de la bandolina, cosa a la que el público accede para sorpresa de muchos. Con “La Taberna” subieron a todo el campamento vikingo al escenario, sobre el que se pegaron una super juerga, currándose mucho un concierto tan especial como el de un festival.

Saurom (Foto: Lolo)

Los suecos At The Gates terminaron de tumbar el Heretic Stage con su demoledor death metal y un sonido más grave que la voz del mismísimo demonio. Repasaron temas clásicos de la formación, entre los que cabe destacar los himnos “Slaughter Of The Soul” y “Blinded By Fear”. La brutalidad con la que han arrasado, por sonido, por presencia y por las canciones ha terminado de rematar a todas las personas que han asistido con ganas de desnucarse vivos al festival entre headbangs, wall of deaths y pogos. Nunca decepcionan y siempre son una apuesta más que segura, aunque cabe destacar que. como a otras bandas de renombre, el Herectic se les quedó pequeño y no sólo por la afluencia de fans.

Se cerraba la velada también en el Heretic Stage con la mágica actuación en acústico de Eric Martin (MR. Big y Avantasia) acompañado de Oliver Hartmann (Avantasia). Un dueto que no necesitaba de nada más que buen sonido y un par de guitarras semiacústicas. A estas dos fieras sí que se les ha quedado más que pequeño el Heretic, ya que no cabía un alma más allí, todos dispuestos a disfrutar del lado más cercano y carismático de Eric Martin, que no ha parado de charlar y bromear junto a su compañero con todos los fans dándole el calor que se merecía. Y él les ha elogiado con un setlist formado por grandes temas de Mr. Big donde “To Be With You”, “Wild World” (cover de Cat Stevens), “Take Over” o “Daddy, Brother, Lover, Little Boy” se encontraban entre ellos y han sido algunos de los más destacados, aunque el repertorio entero fue un acierto en todos y cada uno de los hits elegidos.

Pain Of Salvation (Foto: Lolo)

«Accelerator» de Pain Of Salvation apareció sobria y repentinamente para evitar cualquier otro retraso en el inicio de los conciertos, aunque eso no impidió que la música conectará inmediatamente con la fiel congregación que aún aguantaban a altas horas de la madrugada. «Reasons» fue aún mejor recibida, logrando que todo el público se volcara en sus versos, y para que los despistados que se pensaban que el festival ya estaba concluyendo dieran media vuelta y al menos se quedaran observando desde lejos.

Pain Of Salvation (Foto: Lolo)

Nunca es fácil ser la última banda de un festival, pero Pain of Salvation juegan con que sabían que aquellos que se quedaron era porqué realmente querían ver a la banda, pasando su show intercambiando mucha energía con la audiencia y retroalimentándose para seguir añadiendo intensidad a la ejecución de sus temas. También hubo espacio para presentaciones más íntimas lejos de los breakdowns y arrolladoras bases rítmicas, como ocurrió en «Wait», que creó una atmósfera de una tranquilidad trascendental. «Used» triunfó como la favorita de entre los fans que es, que por su parte se sumieron de lleno en su montaña rusa emocional.

Pain Of Salvation (Foto: Lolo)

El juego de luces termina siendo el gran protagonista de la noche, acompañando a la perfección la experiencia de escuchar cada canción, brillando especialmente en una hipnótica «Restless Boy», en la que parecía que una tormenta de estrellas de luz surgiera desde la parte trasera del escenario. La misteriosa «Panther» de su homónimo último disco se aprovechó de este mismo juego, pero cobijándose en una intensidad más atmosférica y acorde con la canción, mientras que la brutalidad y el aura misteriosa de «On a Tuesday» fue la joya de la corona que permitó terminar tanto el concierto como el festival por todo lo alto.

Al final, tras dos días de festival y con un huracán organizativo de por medio, no es descabellado considerar que esta primera edición del Imperium ha sido un éxito. Por supuesto, hay cosas a mejorar, desde la imposibilidad para aparcar o acampar cerca del propio festival, así como la lejanía del escenario Heretic respecto a los principales y sin olvidar los precios algo excesivos que uno podía encontrarse dentro del recinto.

Pese a todo, no todos los festivales pueden alardear de ser capaces de capear la cancelación de un cabeza en su segundo día y, aunque los retrasos en los conciertos fueron molestos, no hubo que lamentar ninguna cancelación más por motivos organizativos. Con la confirmación de Deep Purple para su edición de 2023, parece que el Imperium ha venido para quedarse, con el aprendizaje de los errores que en muchos casos no han sido culpa suya y que vivirá para convertirse en uno de los festivales de referencia en España.

Texto: Marc Fernández y Zoe Lilith | Fotos: Lolo

Promotor:Madness Live!

Día:2022-06-24

Sala:Parque El Batel

Ciudad:Cartagena

Puntuación:7