Rock Fest Barcelona 2019: Fortu levanta Can Zam. Powerwolf y ZZ Top conquistan
Segunda y tórrida jornada de Rock Fest Barcelona en un día cargado de buenas bandas y que dio comienzo a unas temibles dos y media del mediodía, justo cuando hace más frío.
Con el público ya bien situado y el recinto presentando una cantidad de gente decente pero sin aglomeraciones ni agobios (el año de Iron Maiden o el de Kiss fueron mucho más densos). el segundo día de Rock Fest tuvo a muchos triunfadores. Desde el retorno al escenario de Gamma Ray, muy esperado, a la manera en que Fortu de Obús levantó al público a un horario aparentemente poco proclive a las explosiones de energía. Pero fue ZZ Top, con su gira del 50 aniversario, quien reunió a todo el mundo frente al escenario Fest para ver a los barbudos interpretar su repertorio de blues-rock tejano durante una hora y cuarto.
Los problemas de sonido de Böhse Onkelz, cuya mesa de sonido propia les dio algún que otro disgusto, no empañaron una actuación que atrajo a muchísimo público alemán. Es más, la firma que realizaron en la carpa Asdent fue demencial y seguramente la más poblada de todo el festival. En resumen: un día de contrastes, diversidad de estilos dentro del rock y el metal y muy buen ambiente en el Parc de Can Zam.
Beast In Black: una revelación para muchos, un seguro para otros
Los muchachos de Anton Kabanen tuvieron la nada agradecida tarea de inaugurar la jornada a las dos y media de la tarde bajo un sol abrasador y con un recinto a medio llenar. Fueron muchas las quejas en las redes por la posición de Beast In Black en el horario, y si bien es cierto que lo lógico habría sido situarlos en la tent a media tarde, ni la actuación de la banda ni la respuesta del público se vieron mermadas. El grupo aprovechó que la posición del sol cubría de sombra el escenario para resguardarse, haciendo estallar el escenario con temas como «Cry Out For A Hero» o «Unlimited Sin» en una inauguración de la segunda jornada por todo lo alto.
La banda balbucea algo de español para acabar de meterse en el bolsillo a un público que ya tenían cautivado con su despliegue musical, un gesto que siempre es de agradecer y que se vio en varias ocasiones a lo largo de la jornada. Cabe destacar la juventud del público que poblaba las primeras filas y que han encontrado en Beast in Black y Battle Beast a la rivalidad Metallica/Megadeth de su generación, pese a que a la hora de la verdad todos salgamos ganando teniendo a dos bandas excelentes. Pese a todo, no solo los jóvenes y fans se volcaron con ellos, y es que la energía y el desempeño de la banda fue tal, que lograron reclutar una buena legión de seguidores nuevos entre los curiosos que se asomaron por el escenario Fest.
«Este calor no podría venir mejor para canciones que hablan de bajar al infierno a matar demonios», decía Papadopoulos antes de acabar el concierto con «From Hell With Love» y “End Of The World”. Muy pocas veces se inaugura una jornada de festival con una banda capaz de dejar el listón tan alto, pero Beast in Black no solo fueron una de las revelaciones del Rock Fest, sino que también dieron uno de los mejores conciertos, y un servidor no descarta que sigan la estela de ascensos meteóricos de otras bandas de su estilo como Sabaton o Powerwolf. Recordad estas palabras; en unos años el nombre de Beast in Black estará de nuevo en el cartel del Rock Fest, solo que mucho más alto.
Thunder: La tormenta eléctrica conquista el Santa Coloma
El segundo acto del dia vino a cargo de los londinenses Thunder, banda mítica para aquellos amantes del hard rock y el heavy metal clásico a la par que desconocida para los fans de sonidos más extremos, propios de la modernidad. Rozando la tercera edad y a pleno sol, salieron a comerse el escenario con una gran actuación totalmente entregada a sus fieles. Temas como “Backstreet Symphony”, “Higher Ground” y “Dirty Love” fueron los más destacables del concierto demostrando que, aunque ahora mismo no sean uno de los peces gordos de la escena, hubo un tiempo en que marcaron a toda una generación, los mismos que se encontraban entre el público cantando a pleno pulmón.
La tormenta también involucró al público, invitándolo a cantar estrofas simples o a responder preguntas como el “do you like sex?” antes de tocar “The Devil Made Me Do It”, que cogió por sorpresa a más de uno. Faltaba apenas una canción para finalizar la actuación cuando en el escenario vecino empezó su repertorio la Rage & Barcelona Rock Orchestra, hecho que motivó al cantante Danny Bowes a poner pausa a su actuación para pedirles respeto, junto con el apoyo de todos los fans qué aplaudían cada palabra que decía. Un final curioso para una banda que cuesta de ver por estas tierras.
Rage se superan con un concierto muy especial
Los conciertos con orquestras siempre me recuerdan al despegue de un cohete. Hay tantas cosas que pueden salir mal que casi da angustia contemplarlo, pues muchas veces esa majestuosidad rimbombante y excelsa que aportan los instrumentos clásicos, puede truncarse en una retorcida entropía de instrumentos inaudibles, sonidos acoplados y canciones descompasadas. Rage corrieron el inmenso riesgo de no solo intentar tamaña hazaña, sino de hacerlo además en el sino de un festival, en que los problemas de sonido y los horarios estrechos son el pan de cada día.
Pese a todo, la banda encabezada por Peavy Wagner logró sacar adelante un concierto tan complicado con su habitual simpatía y su ejecución milimétrica, respaldados desde retaguardia por la Barcelona Rock Orquestra dirigida por Pepe Herrero de Stravaganzza. La orquesta se escuchaba con fuerza entre las primeras filas, e hizo que la música del grupo alcanzara un nuevo nivel de épica y que fluyera con la precisión de un reloj suizo, llenando los huecos entre temas con interludios orquestales que hicieron las delicias de los asistentes.
El concierto fue algo más tranquilo de lo que Rage tiene acostumbrados a sus seguidores, sonando más ominosos y menos agresivos, pero no por ello dejaron de lado su característica descarga en vivo. Definitivamente, la moneda al aire del concierto con orquesta sonrió a la banda, que tuvo más suerte que unos Sôber que intentaron lo mismo el año anterior. Un “Higher tan the Sky” coreada en todos los rincones del recinto y que dejó más de lado el sonido orquestal en pos de un sonido más cercano a los Rage que todos conocemos, sirvió para poner punto y final a un concierto muy especial para la banda.
King King: La banda que hizo temblar la Rock Tent
Esta banda británica activa desde el 2008 propuso temas de lo más melódicos y adictivos, su vocalista Alan Nimmo demostró que se puede crear magia con una sola guitarra y su brillante y característica voz.
Representando a Escocia, apareció en la escena (como en muchas otras ocasiones) con la típica falda escocesa y su estampado, dotando de color y movimiento al escenario.
Sin duda, el material presentado ayer estuvo a la altura de su rock blues, dos factores destacables de ello fueron; por un lado los teclados interpretados por Jonny Dyke (principalmente el sonido piano) y un hammond físico, por otro las dos guitarras que se presentaron fueron una Fender Stratocaster, la cual brillaba como nunca lo ha hecho ninguna en los solos ya que su sonido recordaba al utilizado por el guitarrista David Guilmour, y la segunda fue una Gibson Les Paul con un matiz parecido pero con más cuerpo. Zander Greenshields (bajista) y Andrew Scott (batería) por ende también destacaron por su complicidad, fuerza, sincornicidad y energía. En el caso de King King que actuaron en la rock tent, el sonido mejoró considerablemente de manera que la banda pudo lucir todo su potencial haciendo de su espectáculo una gran promoción para todos aquellos que no los conocían.
Turili/Lione Rhapsody: en la frontera de dos etapas
Después de una gira de reunión muy exitosa, Luca Turili y Fabio Lione sorprendieron a propios y extraños anunciando que iban a grabar nuevo material juntos bajo otra encarnación de Rhapsody con todavía otro subtítulo más. El trabajo en cuestión se lanzó al mercado el mismo día de su concierto en el Rock Fest, y era además el primer concierto de este nuevo proyecto.
Lo nuevo de los italianos Turilli/Lione Rhapsody es más progresivo y menos rimbombante que sus trabajos clásicos, y un “Phoenix Rising” que abusaba de samples pregrabados fue recibido con frialdad por un público que estalló en cuánto sonaron los primeros acordes de “Dawn of Victory”. La tónica de la banda fue la misma a lo largo del concierto: intercalar un tema de esta nueva era con un clásico conocido y querido por la audiencia, y lo cierto es que la jugada les salió bastante bien. El público estuvo muy entregado en todo momento, incluso con temas que la mayoría no conocían, y todo parece indicar que esta nueva era de los impredecibles Rhapsody podrá contar con su habitual cohorte de fanáticos.
El lado amargo del concierto lo puso el hecho de que el volumen de la guitarra de Turili estuviera demasiado bajo a lo largo de todo el concierto y que Lione malgastó demasiado tiempo charlando con el público entre canciones, haciendo que la banda no pudiera cerrar con su celebradísimo “Emerald Sword”, sucediéndoles lo mismo que a unos Mago de Oz, que en 2015 se quedaron sin poder tocar “Fiesta Pagana”. Estaría bien una gira de salas a fin de ver si esta nueva encarnación de la leyenda del power metal logra fraguar entre la audiencia.
Obús sorprende para bien
Grandes y míticos, Obús fue uno de los grupos más esperados del viernes. Después de una larga trayectoria y conseguir un público de lo más fiel, siguen con su gira en este 2019 ahora en Rock Fest Barcelona. Durante la actuación se encontraron muchas sorpresas, no solo a nivel musical e interpretación que fueron sorprendentes (no solo por la edad) sino por sus movimientos y gestos cómicos pero obscenos hacia la audiencia.
Su hit “Va A Estallar El Obús» fue coreado de una forma muy viva y efusiva por los asistentes, que sin duda acabaron muy satisfechos y cambiaron la atmósfera que hubo hasta el momento. En ese instante de auge, se realizó una performance que consistía en cambiar los roles del vocalista y el batería, mientras Fortu tocaba la batería, Carlos Mirat hacía percusión en una de las barras de montaje que fue dotada de un micrófono. Con el Stage Fest a reventar, y para finalizar decidieron subir a los fans más pequeños a interpretar “Vamos Muy Bien” mientras sus seguidores admiraban y disfrutaban del último tema.
Doom a media tarde por Candlemass
Se presentaban los suecos Candlemass en la carpa del Rock Fest ante una audiencia que abarrotaba el recinto y un sol que a esas horas, media tarde, había bajado lo suficiente como para colarse dentro y castigarnos las espaldas. No era el escenario idóneo para una descarga de doom metal pero la banda capitaneada por Leif Edling, lejos de arrugarse, salió a darlo todo y dio uno de los conciertos del día sin duda.
La gran duda residía en el hecho de si Johan Langquist (cantante de su debut “Epicus Doomicus Metallicus” de 1986. De vuelta en el grupo recientemente) podría atacar debidamente las partes más operísticas de trabajos como “Nightfall”, “Ancient Dreams” o “Tales of Creation” perpetradas por el insustituible y carismático Messiah Marcolin. Sin llegar al grado de maestría mostrado por el orondo ex vocalista del grupo, Johan salió victorioso sorteando esos tramos de temas más complicados y agudos gracias a tablas, solvencia y saberse adaptar a las adversidades.
Liderados de nuevo por Leif Edling y su bombín (cabe recordad que el líder del grupo ha estado ausente una temporada por motivos de salud, de hecho no estaba en el grupo en la anterior actuación de Candlemass en el Rock Fest Barcelona de hace 3 años), los suecos fueron a por faena y exceptuando “Astorolus – The Great Octopus”, centraron su repertorio en viejos clásicos como “The Well of Souls”, “Mirror Mirror”, “Dark Reflections”, “Bewitched”, “Dark Are the Veils of Death” o “Solitude” con la que cerraron una actuación sublime a la altura de lo que se esperaba.
El sonido marca el directo de Böhse Onkelz
Se apostó fuerte con la presencia de Böhse Onkelz, banda alemana que además interpreta todos sus temas en su lengua materna. Al ser su primera vez en Rock Fest Bcn dedicaron unas palabras en español de agradecimiento por esta calurosa (y nunca mejor dicho) bienvenida. La fuerza de su estilo Punk Rock hizo movilizarse a todo aquél que se encontrara cerca, aunque sin duda la presencia mayoritaria germánica entre el público cantó fervientemente todos los temas.
Algo que llamó especialmente la atención fue una guitarra azul estilo Gretsch Bo Diddley G5810 portada por Matthias Röhr (guitarrista), realmente curiosa estéticamente para el estilo, pero sin duda consiguió causar furor. Llegado a uno de los últimos momentos de la banda, se vivió un fallo técnico bastante grave: el sonido de la mesa de la banda dejó de funcionar durante unos minutos y, con ello, el que se emitía para todos los aficionados del festival. En ningún momento los intérpretes dejaron de tocar, y fueron acompañados por los cantos de la audiencia, que, a pesar del gran error, no dejaron que la banda se desanimara.
En estos momentos es cuando se demuestra que el público es realmente fiel y entregado ¡En las duras y las maduras! Estos alemanas fueron una de las grandes sorpresas desconocidas para el público español, pero los germanos sabían lo que cocía en este Rock Fest Barcelona 2019, y es que, como se demostró posteriormente en la carpa de firmas, tuvieron la aglomeración más grande de la historia del festival en este ámbito, donde se unieron centenares de seguidores ansiosos de estar unos segundos con la banda. Pudimos hablar unos minutos durante la firma con sus miembros, y nos dijeron que en Alemania esto es su pan de cada día, y que son considerados casi como «dioses» en palabras de Böhse Onkelz.
Entombed A.D. y su death metal arrasan
Todo lo que rodea a la legendaria banda sueca de Death Metal es un tanto confuso. Por un lado tenemos a Entombed A.D. -banda capitaneada por el primer vocalista del grupo L. G. Petrov- y por el otro a Entombed a secas con Uffe Cederlund, Alex Hellid y Nicke Andersson, quienes recientemente se han reunido y han logrado hacerse con los derechos del nombre original del grupo. A falta de que estos últimos se pongan las pilas y empiecen a operar debidamente, Entombed A.D. siguen editando discos y girando sin parar, para mayor gloria de sus seguidores. Saliendo a tocar entorno a la hora de cenar, la carpa presentaba un llenazo absoluto para dar la bienvenida a los otrora líderes del death metal escandinavo de principios de los ’90 junto a Dismember.
El sonido no fue todo lo bueno que cabría esperar pero ello no afectó en absoluto al recibimiento que la banda capitaneada por L. G. Petrov tuvo en Can Zam. Presentando nuevo disco “Bowels of Earth”, los suecos presentaron varios temas intercalados con viejos cortes del grupo, clásicos imperecederos del género, como “Stranger Aeons”, “Eyemaster”, “Wolverine Blues” o “Living Dead”. Lógicamente, como era de esperar, el célebre “Left Hand Path” anunciaba que el show iba terminándose con toda la carpa patas arriba el pleno estado de júbilo. Se despidieron los suecos anunciando que volverían con su propia gira en otoño de este año.
Gamma Ray: un clásico regresa, ¿pero hasta cuándo?
El retorno de Kai Hansen a los ruedos con la banda que hizo que muchos se olvidaran de Helloween, probablemente fuera una de las sorpresas más gratas del año, ya que tras varios problemas de voz y el éxito indiscutible de la gira Pumpkins United, muchos eran los que pensaban que Gamma Ray iban a quedarse aparcados en un cajón. Nada más lejos de la realidad, los germanos salieron envueltos en su habitual hálito de simpatía y optimismo reforzado por un “Heaven Can Wait” bastante inesperado, ya que es un tema que suelen guardar para el tramo final de sus actuaciones.
Gamma Ray vino con el formato que ya adoptaran en sus últimos conciertos previos a la gira de Helloween, y su vocalista ejerce de muleta a Hansen y permite que la calidad de los directos no se vea mermada. Pese a todo, el bueno de Kai sigue afrontando gran parte de las letras, y de vez en cuándo liberaba unos gritos de sus entrañas que trasladaban a la audiencia de vuelta al ‘Walls of Jericho’. Las primeras filas estaban pobladas de fans de la banda que han pasado los últimos años sin saber si volverían a escuchar clásicos como “Dethrone Tyranny” o “Rebellion in Dreamland” en directo, habiendo un constante intercambio de entusiasmo que se tradujo en un concierto intenso y energético.
El tramo final vino pavimentado por “Send Me a Sign” y “Land of the Free”, que hicieron que nadie en la audiencia añorara las habituales versiones de Helloween. Gamma Ray se marcó un concierto inmenso que los devuelve por todo lo alto al podio al que pertenecen por derechos propios, pero la certeza de la continuidad del Pumpkins United y el estado de la voz de Hansen hacen que el futuro de la banda esté en tela de juicio. No nos confundamos; la banda rindió al 100% y Kai fue el guitar hero sonriente y carismático de siempre, pero no sería de extrañar que prefiera el rol de guitarra líder en Helloween al de un cantante que necesita auxilio en Gamma Ray. ¿Volveremos a ver a Gamma Ray? Eso, amigos, solo el tiempo lo dirá.
Powerwolf: los cabezas de cartel honoríficos
Los germanos me recuerdan a ese futbolista que antes de ser la estrella del equipo ha pasado por todas las categorías inferiores, por el segundo equipo, por el banquillo y que finalmente logra demostrar lo que vale. Llevan años prodigándose en nuestro país como teloneros y como discretos rellenos de festivales, pero, a base de un trabajo constante y bien hecho, se han ganado el derecho de llenar salas en todo el mundo y de ser las atracciones principales de la mayoría de festivales europeos. Poco a poco su producción ha ido volviéndose mayor y más compleja, y sus composiciones les siguen el ritmo de cerca, siendo ‘Sacrament of Sin’ uno de los mejores trabajos del año pasado.
Con estos precedentes, unos Powerwolf a los que se les añoró algo de pirotecnia, desplegaron unos épicos “Fire and Forgive” y “Army of the Night” ante una legión de fans tan numerosa que cualquiera habría pensado que eran la atracción principal de la noche. A pesar de su ominoso aspecto de sacerdote demoníaco, Attila Dorn es un frontman divertido y que sabe conectar con la audiencia, y Falk Maria Schlegel es un correcaminos que hace una maratón en cada concierto en su empeño de ser el cheerleader de las misas del metal de su banda. Sin embargo, lo que elevó el concierto al olimpo de la historia del festival fue el hecho de que la audiencia se entregó tanto que llegó a mimetizarse con los cánticos del grupo hasta convertirse en su sexto miembro.
Como ya pasara con Beast in Black, el extenso público estaba poblado de jóvenes que muy probablemente vean en Powerwolf a los Manowar de su generación, y es que canciones como “Amen and Attack” y especialmente “Armata Strigoi” han calado tan profundamente entre la audiencia, que Attila podría haberse ido a tomar una tila y cualquier fan podría haberlo sustituido. Si de algo peca el Rock Fest es de apostar en leyendas que son seguros para ocupar los puestos de cabeza de cartel, en vez de darles la hora y media y la pirotecnia a grupos que están viviendo sus años dorados, y sería una lástima que hubiéramos de esperar a que los mitos del rock perezcan para darles a bandas así las oportunidades que se merecen. El show terminó con un “We Drink your Blood” directo y salvaje, y es que Powerwolf no solo se bebieron nuestra sangre, sino que también se comieron la jornada.
Napalm Death derriba la Rock Tent
Es verdaderamente difícil describir la locura que inundó la Rock Tent anoche. Los de Londres aparecieron diez minutos más tarde de lo previsto, aparentemente por algún fallo técnico pero, una vez allí, nos dieron a todos una lección de pasión y entrega. Hablando de lecciones, entre canción y canción el incansable frontman, Mark “Barney” Greenway, luciendo una vistosa camiseta roja con el símbolo de la paz, se explayó hablando, algunas veces en castellano, de temas tan controvertidos como la guerra, la religión o el fascismo.
Cuesta escoger, también, los temas de Napalm Death que encendieron más a los presentes, pues todos eran celebrados. No obstante, no podía faltar de ninguna manera la versión “Nazi Punks Fuck Off” de Dead Kennedys, seguida por “Persona Non Grata” y “Smear Campaing” para despedirse. Resumiendo, entre los constantes circle pits de la audiencia y los movimientos frenéticos y desacompasados del cantante, acompañado por sus secuaces, dio al festival el chute de energía final que necesitábamos para seguir con lo que quedaba de jornada.
ZZ Top: “It’s party time, it’s time to rock with ZZ Top
Solo los grandes consiguen traspasar la frontera que separa el anonimato que muchas veces conlleva dedicarse a la música rock a formar parte de la cultura popular. El trío tejano formado por Billy Gibbons, Dusty Hill y Frank Beard lo consiguieron ya hace años, puesto que desde su formación en 1969 la pintoresca imagen compuesta a base de sombreros, gafas de sol y barbas de medio metro se ha hecho conocida en todo el mundo. Jóvenes y adultos, metalheads de pura cepa, rockeros desenfadados, un Can Zam abarrotado esperaba para ver a las leyendas en acción.
Sí, es cierto, inicialmente costó un poco adecuarnos a ZZ Top puesto que la mayoría de asistentes salía de la destrucción de Napalm Death o de la ferocidad de Powerwolf, pero al primer rasgueo de guitarra ya nos fuimos aposentando, bajando las revoluciones al ritmo de las armonías de blues rock. Sin extenderse en explicaciones o agradecimientos, tocaron un repertorio de clásicos, a cada cual más mítico y bailable, arrancando con “Got Me Under Pressure”, pasando por “Waiting For The Bus” y saltando de tema en tema hasta la animada “Gimmie All Your Lovin’”. Las piezas más disfrutados por el público fueron, junto a la que acabamos de mencionar, “Sharp Dressed Man”, la tan esperada “La Grange” y la famosa “Legs”.
Estas, entre otras, fueron sonando a lo largo de la hora y cuarto de espectáculo, convirtiendo el recinto en una pista de baile para aquellos que gozaban de espacio para moverse. Los afortunados que se hicieron un hueco en las primeras filas, en cambio, aprovecharon para visualizar el show de unos artistas que, pese a seguir en forma musicalmente hablando, sabemos que no durarán para siempre. ZZ Top se mantuvieron prácticamente inalterables en el escenario a lo largo del concierto, derrochando la seguridad que cincuenta años de experiencia les ha dado. Otros aspectos reseñables de la actuación fueron que, aunque muchas veces bandas con una composición similar (guitarra, batería y bajo) suenan digamos, diferentes o carentes de potencia, en esta ocasión no podría ser mas diferente, ya que tuvieron un sonido envidiable.
Esto, de hecho, puede ser, en parte, obra del festival en sí mismo porque, salvo en alguna actuación, encontramos en general una sonoridad excelente. Por poner algún “pero”, diremos que al comenzar algún tema, sobretodo cuando quedaba sólo un instrumento, como en “Tush”, era perceptible cierta falta de precisión, digamos, en comparación a la versión de estudio pero… ¿Desde cuándo el Rock N Roll debe de sonar nítido? Finalmente los tres hombres se retiraron tras interpretar una versión “hardrockera” con toques sureños de “Jailhouse Rock”, pieza original del rey del rock, Elvis Presley. En conclusión: un buen sonido, una buena actuación y una noche perfecta para “rockanrolear” al son de ZZ Top.
Lección de guitarra con Michael Schenker Fest
Cerrando la noche junto a ZZ Top se encontraba Michael Schenker quien está viviendo una segunda juventud tras poner algo de orden en su vida una vez dejados atrás los problemas con el alcohol y las drogas. Con una fuga de gente considerable, el guitarrista teutón presentaba su flamante y relativa nueva formación bajo el apodo de Michael Schenker Fest, que engloba a Michael, su banda, Gary Barden, Robin McAuley y en esta ocasión Doogie White en sustitución de Graham Bonnet por algún motivo que se me escapa.
Con un sonido bastante mejorable, la banda del ex guitarrista de Scorpions y Ufo dispuso de hora y media sobre el escenario, tiempo de sobras para darle una amplia repasada a su carrera aunque lejos de los repertorios de 3 horas y 30 temas que solía venir tocando en sus últimas actuaciones de gira. Arrancó el show por todo lo alto con el famoso “Doctor Doctor” que junto a su otro clásico “Armed and Ready” puso las pilas al personal.
Con “Attack of the Mad Axeman” Gary Barden demostró estar en un estado de forma notable pese a su edad, aunque palidece cuando Robin McAuley coje el micro y demuestra porqué es el mejor vocalista -de lejos- de todos cuantos tuvo Michael Schenker. Con Robin al frente, la banda interpretó “Save Yourself” y “Love is not a Game”, sendos hits de la carrera de ambos bajo las siglas McAuley Schenker Group a finales de los 80. Tuvo tiempo también el germano para darle una repasada a su último trabajo “Ressurrection” del que extrajeron “Warrior” con Doogie White al frente y como no el “Coast to Coast” de Scorpions. Cerró su actuación por todo lo alto con dos hits de Ufo “Rock Bottom” y “Lights Out” que pusieron el broche de oro a una actuación notable, una vez más, del hacha germano.
The Best Rock Tribute, que comenzó antes de la finalización del concierto del virtuoso guitarrista, puso la guinda a la jornada del viernes con multitud de cambios de vestuario para simular ser algunas de las estrellas míticas del rock y el heavy metal, para lo cual también interpretaron otra tanda de hits que han marcado la historia del género como «Girls, Girls, Girls» de Mötley Crüe, «Still Loving You» de Scorpions o «Electric Eye» de Judas Priest entre muchos otros.
Texto: Javi Félez, Marina Salcedo, Marc Fernández, Anna Fernández, Sergi Ramos, Dani Bueno | Fotos: Xavi Mercadé, Sergi Ramos, Roger Navarro
Promotor:RockNRock
Día:2019-07-05
Hora:14:30
Sala:Parc Can Zam
Ciudad:Santa Coloma de Gramenet, Barcelona
Puntuación:8
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.