Rock Fest Barcelona 2018 (Jueves 5): Ozzy, Judas Priest y H.E.A.T. hacen estallar Can Zam
La edición del Rock Fest Barcelona 2018 se presentaba como la más grande del festival hasta la fecha en su quinto aniversario merced al imponente cartel que traía consigo, y es que una inmensa cantidad de artistas del más alto nivel y de renombre pasarían por los escenarios del Parc Can Zam de Santa Coloma de Gramenet a lo largo de los días 5, 6 y 7 de julio.
Rock Fest Barcelona se ha convertido en uno de los festivales más codiciados de Europa en tan solo cinco ediciones. Tras una progresión natural que dio comienzo en 2014 con un cartel donde Mojinos Escozíos y Manowar compartían protagonismo, este año, Rock Fest Barcelona 2018 es un monstruo de muchas cabezas (cinco este año, concretamente) que ya es imparable. Tanto que, a medio festival, se ha anunciado que del 4 al 7 de Julio de 2019, nos vemos en el mismo sitio a la misma hora.
El recinto de Can Zam acogió en la noche del 4 de Julio la primera jornada del festival, donde pudimos comprobar que el recinto está configurado de manera muy similar al año pasado y con mejoras o reubicaciones de espacios pero sin grandes cambios. La carpa Motörtent está situada en otro punto del recinto, el recinto se ha configurado con algo más de capacidad y en general se nota que este año se esperaba más gente que en 2017. El cartel, con días donde Judas Priest y Ozzy comparten protagonismo como ayer o donde Kiss y Scorpions se turnan la cabecera, como el sábado, justifica las altas expectativas de asistencia.
No todo iba a ser loas: el sonido del primer día fue un impedimento para disfrutar de algunos conciertos, especialmente Uriah Heep y Eclipse. En el escenario Rock, en concreto, los graves estaban tan disparados que era complicado no prestar atención al fallo. Las colas de acceso e intercambio de pulseras fueron difíciles de llevar bajo un sol de justicia pero, a diferencia de otros años, en esta ocasión no hubo demora en el acceso de público y todo el mundo pudo entrar a ver a sus bandas favoritas a tiempo.
El primer día, pese a ser un jueves con las complicaciones que eso supone para los que trabajan, ya venía con platos muy fuertes, y es que la gira de despedida de Ozzy Osbourne (hasta que nadie diga lo contrario) y los incombustibles Judas Priest copaban el line-up de la primera jornada, donde también veteranas bandas como Accept, Uriah Heep, Tankard o Dee Snider aportarían su espectáculo unido al de bandas más jóvenes como Amaranthe, Tankard o Eclipse.
Born in Exile se presentan en sociedad
Cada año la organización del festival da la posibilidad a que una banda colomense tome parte en festival, y probablemente, podemos decir, que Born in Exile es la mejor banda local que haya pasado por el escenario del Rock Fest. Aprovecharon su escasa media hora para mostrarnos sus facultades muy a pesar de que el sonido no acompañó. Metal progresivo con guitarras muy trabajadas con base de death melódico y la gran voz de Kris Vega dejando patente que “Drizzle of Cosmos” es un debut más que interesante. Desgraciadamente sus muchos detalles técnicos quedaron ensombrecidos por un sonido poco definido y que parecía zozobrar en cada racha de aire.
Amaranthe coquetea con el pop y batalla con el sonido
Era mi segunda vez con Amaranthe y la verdad es que sigo pensando lo mismo que la primera: son una gran banda pero todo el concepto es muy prefabricado, y a eso hay que añadirle que cada vez tiran más hacia el pop sin complejo alguno. Su metal moderno con tres cantantes que se van turnando al más puro estilo Van Canto engancha aunque cortes como “On the Rocks” te dejan realmente frío. Elyze Ryd lució registro y modelitos y el grupo conectó con la gente a partir de la excelente “1000000 Light Years Away” con un Henrik rasgando su garganta en momentos puntuales. Show dinámico y mucha entrega a pesar de que el sonido tampoco estuvo precisamente perfecto, estando a un volumen exageradamente alto. Gran Olof Mörck a la guitarra y destacando especialmente el material de su disco “The Nexus”, con “Invencible” y el tema que da nombre al disco para terminar.
Tankard, acalorados y todavía sobrios, pero cumplidores
Difícil papeleta la de los germanos TANKARD teniendo que aportar con su Thrash Metal festivo y etílico una dosis de energía extra a un público aplastado por el asfixiante sol y calor, aunque dispuesto y receptivo. El sonido no les acompaño en absoluto, de hecho creo que gozaron del peor de todo el festival, pero Gerre y los suyos, expertos en mil batallitas de toda índole, saben de sobras a estas alturas sortear los peores obstáculos. Andy, su guitarra, llevaba un cabreo monumental, no sin razón, dado que el sonido de su guitarra iba y venía durante toda su actuación y así es difícil centrarse. Por suerte, Gerre, atento a ello, supo llevarse las miradas y la atención del público gracias a sus desenfadadas odas al noble arte del bebercio, sus bailecitos y coreografías y sus entretenidas pláticas gracias a las cuales nos recordó algo así como 14 veces que la banda llevaba 36 años en activo sin parar ni un día, sin necesidades de “reunirse” en alusión a tantas otras bandas.
TANKARD serán siempre recordados por sus primeros discos, pero siempre es de agradecer que la banda insista en recordar que ellos nunca se fueron y lo haga llenando su repertorio de cortes más recientes (algunos de ellos ya clásicos) como “Rectifier”, “One Foot in the Grave”, “Rapid Fire”, “Rools for Fools” o “A Girl Called Cerveza”. Lógicamente, los mayores vítores se los llevaron sus grandes hits de los 80 como “The Morning After”, “Zombie Attack”, “Chemical Invasion” y por supuesto “Empty (Tankard)” con la que cerraron con todo el personal enloquecido cantando y saltando; todo un clásico festivalero. No dieron el concierto de su vida pero si amenizaron una jornada de festival donde la caña brillaba por su ausencia.
Eclipse demuestran (en el tramo final) que van para dioses del hard rock
El hard rock actual tiene con Eclipse a una de las bandas más en forma de la escena y disco a disco demuestran que están a otro nivel. Era (ya) su tercer Rock Fest y en cada uno de ellos mejoran escenario y horario. Se les vio cómodos a los de Erik Martensson a ritmo de “Never Look Back”. El sonido fue de menos a más terminando por sonar la cosa casi perfecta, pero confieso que temas como “Blood Enemies” o “The Storm” funcionan mejor en una sala que en un festival.
Pulcritud de estribillos, detalles técnicos y mucho fan coreando “Stand on Your Feet” y el resto del dorado material de esta gente. El pie de micro rojo de Martensson es ya todo un distintivo del combo sueco. Resaltar el momento acústico con la preciosa “Battlegrounds” y representando su material más reciente “Downfall of Eden”, con ecos irlandeses, un elemento con el que juegan siempre con maestría. Se despidieron con la excepcional “I Don’t Wanna Say I’m Sorry” y “Runaways”. El tramo final del concierto alcanzó el nivel de calidad insultante, lástima que no hubo tiempo para más.
Dee Snider, una apuesta segura
El que fuera líder de TWISTED SISTER, a parte de estar viviendo una segunda juventud, parece abonado de por vida al festival y es que con ésta, 4 eran las ediciones en las que el rubio vocalista de Nueva York actuaba en el Rock Fest en estas 5 ediciones. Entiendo los motivos -tal y como reza el festival, es una apuesta segura- pero habiendo tanta y tanta banda interesante ahí fuera, creo por el bien de la credibilidad del festival que la broma debería finiquitarse ya. Una vez cerrado el capítulo TWISTED SISTER, Dee Snider ha retomado su carrera en solitario pese a que ésta, llevada al directo, sigue centrándose en el legado de la mítica banda que le dio fama 35 años atrás.
Presentando su nuevo trabajo recién salido del horno “For the Love of Metal”, Dee y su banda dieron una lección de tablas y saber estar sobre un escenario animando al público en todo momento y asegurándose de que la intensidad del show no decayera en ningún momento. Repasaron algún que otro corte del citado disco como la que da título al disco o “American Made”, pero el grueso del show se centró en sus viejos hits de los 80 al frente de TWISTED SISTER como You Can’t Stop Rock’nRoll” con la que si no recuerdo mal abrieron, “Under the Blade”, “We’re not Gonna Take it” (La bromita de los huevos con aceite le encanta al personal, es algo que se me escapa al entendimiento) y “Burn in Hell”.
Rescató igualmente un tema de WIDOWMAKER, aquella excelente banda que puso en marcha a principios de los 90 con muy buenos resultados de estudio (no tanto de ventas). Se me ocurren varios cortes más interesantes que “Ready to Fall” pero se agradece el gesto igualmente. Cerraron Dee y su banda con el tema que da nombre a su nuevo disco y por supuesto “I Wanna Rock”, no sin antes retomar la coñita del Huevos con Aceite, algo que parece hacerle mucha gracia al señor Snider, imagino que porque no lleva 30 años sufriéndola. Buen show en líneas generales aunque un tanto anacrónico; escuchar esos temas en el Rock Fest se está convirtiendo en algo tan rutinario como ir a mear o pedirse un botellín de agua cada media hora.
Evergrey, la golosina para los veteranos del festival
En el cartel había un par de regalos en forma de bandas caras de ver por estas tierras. Uno era Uriah Heep y el otro Evergrey, la veterana banda sueca de metal progresivo. Show sobrio en una carpa que quizá no permitió que todo luciera como sería ideal, pero con el grupo demostrando todos sus dotes técnicos en temas como “Recreation Day”. Teclados muy presentes y detalles técnicos constantes con mucha fuerza y melodía. Tom S. Englund sigue siendo el jefe del combo pero cabe destacar la presencia y calidad de Johan Niemann (ex de Therion) al bajo. Convencieron en “Solitude Within”, envuelta en las teclas de Rikard Zander. A pesar de tocar en el escenario principal todo un Dee Sneider hubo mucha gente en la carpa para disfrutar de la sutileza de cortes como “Black Undertow”. El grupo demuestra todo su potencial cuando base rítmica y guitarras unen fuerzas con el moderno teclado y cabalgan a lomos de riffs sorpresivos. El otro pilar del grupo es la calidad de las líneas vocales de todas sus canciones. Les prefiero en sala y con su show completo, pero ninguna queja el poderles ver en el Rock Fest. Todo un regalo.
Uriah Heep o cómo envejecer con dignidad
Pocas bandas llevan en el negocio de forma ininterrumpida tantos años como URIAH HEEP. Y muchas menos con semejante legado, coherencia musical y sobre todo dignidad. Mick Box, acompañado de sus inseparables Phil Lanzon y Bernie Shaw (por lo menos en los últimos 30 años), llegó, tiró de clásicos y venció, vaya que si venció. Pese a lo escueto de su actuación, apenas una hora, URIAH HEEP dieron un recital solo al alcance de esas bandas que llevan toda la vida sobre un escenario.
Dificilísimos de ver por aquí salvo en festivales (no venían por Barcelona desde los años 80, eso lo dice todo), siempre es de agradecer que la organización traiga caramelitos como estos (léase STATUS QUO, BLUE OYSTER CULT o KROKUS en pasadas ediciones) en vez de tirar una y otra vez de la misma lista de bandas. Con un sonido bastante notable, o por lo menos superior a lo escuchado hasta el momento, URIAH HEEP arrancaron a ritmo de “Gypsy”, una apuesta ganadora sin duda. Centrando todo su setlist en los años 70 (con la excepción de “Between Two Worlds”, el fabuloso tema de los 90 que dedicaron a la memoria de ex vocalista fallecido David Byron), la banda londinense arremetió con “Look at Yourself”, “Sunrise”, “Stealin”, “July Morning”, “Lady in Black” y “Easy Livin” con la que cerraron.
Obviamente, faltaron muchísimos clásicos como “Bird of Prey”, “Return to Fantasy”, “The Wizard”, “The Magician’s Birthday”… Pero con 60 minutos de actuación, poco más se puede hacer lo que evidencia lo injusto que es que una banda como URIAH HEEP tenga que estar relegada a una posición tan secundaria en el festival con su trayectoria. Con 71 año a sus espaldas, es difícil pronosticar cuánta cuerda le queda todavía a Mick Box y URIAH HEEP, pero estaría bien que se dejaran de tantos festivales e hicieran una gira en condiciones con su set completo antes de despedirse para siempre.
Accept, los que nunca fallan
Recuerdo como mucha gente no daba un duro por estos ACCEPT liderados por Mark Tornillo y sin embargo, una década después, ahí siguen, más fuertes que nunca, callando bocas, editando discos soberbios (4 ya, a cada cual mejor) y aplastando a la competencia que osa tocar antes o después que ellos. La banda de Wolf Hoffmann y Peter Baltes salió al escenario del Rock Fest tan engrasada como de costumbre, con la misma decoración escénica que en su última visita a Barcelona hace no mucho (emulando la portada de “The Rise of Chaos”, su último trabajo) y barriendo con todo.
Abrieron los germanos con dos cortes recientes, “Die by the Sword” y “Pandemic”, clásicos ya por derecho propio en los setlists de ACCEPT. Wolf liderando a la banda y comiéndose como siempre el escenario, rozó el status de semidiós cuando arrancó con los acordes de “Restless and Wild” que seguida de “Princess of the Dawn”, “Midnight Mover”, “Up to the Limit”, “Fast as a Shark” y “Metal Heart” conformaron el grueso de su actuación satisfaciendo a la legión de seguidores de la institución germana postrados frente al escenario. Prosiguieron con “Teutonic Terror”, probablemente el mejor corte de esta nueva etapa de ACCEPT, con esos coros tan poderosos marca de la casa, y como no, “Balls to the Wall” que instauró la locura colectiva en el recinto de Can Zam.
Su show fue intachable, tanto que Zakk Wylde se tragó la mitad del mismo desde el lateral del escenario tomando nota y grabando videos y fotos sin parar. Llevo una década diciéndolo y conciertos como éste lo corroboran aún más; ACCEPT tomaron una sabia decisión escindiéndose de Udo, dando como resultado dos excelentes bandas (3 si contamos DIRKSCHNEIDER) y habiendo dado vida a 4 discos que en mi opinión figuran entre los mejores de los trabajos recientes editados por bandas clásicas. Y que dure mucho más.
Judas Priest: Glenn Tipton se une a la gran fiesta del sacerdote
Lo de Judas Priest en el Rock Fest fue para enmarcar. Un set list exquisito y detallista, un Halford que capeó sin grandes problemas el material más exigente y luego el gran detalle de que hiciera acto de presencia (y tocara) Glenn Tipton. Duele el no poder ver a ese par de hachas (KK y Tipton) juntos moviendo la melena al unísono, pero los años pasan… ”Firepower” arrasó con todo. Las ganas de ver este material en vivo eran enormes, la verdad que este disco ha sido una enorme sorpresa para todo el mundo. Funcionaron a las mil maravillas “Lightning Strike” y “Rising from Ruins”.
Halford está tan estático como el eterno Ian Hill y son Faulkner y Sneap los que dan vitalidad al conjunto. Fue histórico poder ver en directo piezas como “Grinder” o “Sinner”, y el detalle de ambientar en la pantalla un “The Ripper” con imágenes de las calles de Whitechapel en 1888. Grandísimo homenaje a Jack el destripador con un Halford pletórico de voz y carisma. “Bloodstone” es otro regalo, y a partir de “Turbo Lover” ya empiezan a caer algunas de las mas imprescindibles de su carrera. Scott Travis ha ganado galones dentro del grupo y se dirigió al público un par de veces. Maravillosa “Freewheel Burning”, la pieza que en su día acercó a los Judas a las sonoridades más duras del momento.
“You’ve Got Anither Thing Coming” es absolutamente imprescindible al igual que “Hell Bent for Leather”. Y antes de los bises rugió la moto y apareció en escena un Halford que pudo con el “Painkiller” a pesar de cantarla completamente encorvado. Hubo una serie de imágenes de Glenn Tipton a modo de homenaje cuando para sorpresa de todos apareció para el tramo final de la velada. Prmiero con “Metal Gods” y luego las icónicas “Breaking the Law” y “Living After Midnight”. La realización de cámaras fue exquisita en muchos momentos y especialmente detallista con Tipton. Precioso el momento en el que enfocó a la sombra de Glenn proyectada sobre la pared. Está claro que son unos Judas mermados de formación pero la maquinaria del grupo sigue viva y Halford está a un nivel muy alto.
Ozzy Osbourne aguanta el tipo
Nadie daba un duro por él, de hecho era de sobras conocido su estado de voz y el peso de la edad, pero todo ello no amilanó a una multitud de fanáticos del madman por excelencia del rock para llevar a la banda en volandas y hacer de su actuación una gran fiesta y celebración de estos casi 50 años de trayectoria de Ozzy Osbourne. Por muy mal que esté él (un caso parecido al de David Coverdale el año pasado), el peso de su repertorio y la pedazo de banda que lleva solventan la papeleta sin drama alguno. Con esas bestias secundándole, nada puede salir mal.
Zakk Wylde se comió el escenario literalmente cargándose de responsabilidad y tirando de galones. Blasko, Tommy Clufetos y Adam Wakeman (hijo del famoso ex YES Rick Wakeman, a quién curiosamente sustituía en la banda de Ozzy) no hicieron sino engrandecer un legado musical que habla por sí solo. Con un juego de luces y efectos espectacular -lo mejor del festival sin duda- Ozzy hizo lo que pudo, que no es poco dado su estado físico y vocal. Hubo momentos realmente desastrosos como “I Don’t Know”, “No More Tears” o sobre todo “Mama I’m Coming Home”, pero siendo él, se le perdona.
La banda sonaba compacta y creíble, con un sonido francamente bueno y tirando de hits como “Bark at the Moon” con la que abrieron, “Mr. Crowley”, la sorpresa en forma de “Road to Nowhere”, “Suicide Solution”, “I don’t Wanna Change the World”, “Shot in the Dark”, “Crazy Train” o “Paranoid” que junto a “Fairy Wear Boots” y “War Pigs” llenaron el cupo SABBATH de la noche. Mención especial a esta última en la que -por el bien de la salud de Ozzy- su banda la finaliza con un solazo de Zakk Wylde espectacular, bajándose al foso y tocando la guitarra en la espalda en plan Hendrix/Van Halen ante una primera fila de espectadores flipándolo en colores.
Largo, eso sí, pero entretenido; Wylde en su momento solista no solo muestra la bestia parda que es a la guitarra sino que se marca guiños a viejos temas de Ozzy como “Crazy Babies” o “Perry Mason” (cuyo punteo interpretó íntegramente si mal no recuerdo, habría sido un enorme detalle rescatar algo más de aquel vilipendiado “Ozzmosis”, un gran disco sin duda). Quizá la siguiente demostración de Clufetos a la batería sobraba y alargaba en exceso el tramo instrumental de la actuación, pero tratándose de Ozzy, de nuevo, se lo perdonamos. Habrá quién no guste de ser condescendiente, pero asumiendo que el señor Osbourne tiene 70 años y debería haber fallecido hace décadas en contra de todo pronóstico médico y científico, el simple hecho de tenerle entre los vivos ya es motivo de júbilo y celebración.
H.E.A.T. se salen con pirotecnia incluida
Lo de H.E.A.T. fue impresionante, se mire por donde se mire. A esas horas, y después de grandes platos quedaba un postre que, o salía a por todas, o la gente les dejaba y se iba a su casa. Los suecos se salieron con “The Heat Is On” y “Bastard of Society” con un Erik Grönwall hecho un ciclón y con ráfagas de pirotecnia. Erik se mueve bien y canta mejor demostrando dotes en “Late Night Lady”. “Mannequin Show” me parece un remake de “Ooops I Did It Again” de Britney Spears, muy bien realizado. Está claro que la vertiente pop el grupo la trabaja muy bien. El “triunfito” que lleva dentro Grönwall (salió el chico de un talent show) nos dio paso a uno de los grandes momentos en “Beg Beg Beg” en la que tiró del “Whole Lotta Rosie” de AC/DC y de “Piece of My Heart”. Excepcional como clava las voces de Brian Johnson y Janis Joplin.
Ovación merecida para luego lanzarnos a por “Tearing Down the Walls”. El grupo suena de muerte y a nivel escénico se comen la plaza, y más aún cuando no se escatima en pirotecnia para apoyar temas como “Emergency” o “Inferno”. Definitivamente se nota que Dave, Jay, Tee y Crash llevan desde el 2008 al frente de esta nave. Puede que Erik se lleve todas las miradas, pero el trabajo del combo es rotundo y preciso. Gran final con “Living on the Run” y “A Shot at Redemption” de mostrando que quizá estaba equivocado y no son Eclipse la mejor banda de hard rock actual…
Bömbers, más papistas que el Papa
Olve Eikemo, más conocido como Abbath, es ya también otro de los asiduos del festival. Amante del desmadre y el bebercio, imagino que no debió costarle mucho a la organización -más allá de un puñado de cervezas y un fin de semana de rocknroll, sol y fiesta- tenerle de nuevo por aquí con su banda de versiones de MOTÖTHEAD llamada BÖMBERS para liarla a las tantas de la mañana cerrando el festival. Seamos sinceros, esto hay que juzgarlo como lo que es, una banda de versiones y poco más, lo que no quita que estos tipos lo hagan francamente bien. De hecho, por momentos, si uno no miraba al escenario, parecía que eran los propios MOTÖRHEAD quienes estaban actuando. Abbath no solo imita la voz y el aspecto de Lemmy sino que incluso entre tema y tema suelta las mismas frases y coñitas del difunto Ian Kilmister con el mismo tono de voz y carraspera, dantesco.
La banda con la broma lleva más de 20 años en activo, algo que explica lo rodados que van y sueltos a la hora de interpretar ese puñado de legendarias canciones teniendo que competir con el recuerdo de las originales. No me quedé hasta el final, pero echamos unas risas y buen rato a ritmo de “Iron Fist”, “Jailbeat”, “Stone Dead Forever”, “Stay Clean”, “No Class”, “The Hammer”, “Shoot you in the Back”… Ellos o Motörhits, el recuerdo de Lemmy siempre estará presente en el festival, algo que es de agradecer.
Jordi Tàrrega / Javi Félez / Sergi Ramos / Toni Villen/ Javier Bragado / Dani Bueno
Promotor:RockNRock
Día:2018-07-05
Hora:15:00
Sala:Parc Can Zam
Ciudad:Santa Coloma de Gramenet, Barcelona
Puntuación:9
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