Riot V: el triunfo de la old school en Barcelona

Cuando se habla de Riot, siempre hay cierta tristeza, una muda referencia a lo que debería haber sido pero que nunca ocurrió.

El consenso es que es se trata de un grupo que por trayectoria, influencia y logros musicales debería haber llegado mucho más lejos de lo que lo hizo, pero que aún con el paso de los años y pese a la trágica muerte de Mark Reale, sigue siendo capaz de congregar a sus fieles seguidores en cualquier rincón del mundo y dar un concierto memorable.

Redshark, el orgullo de Barcelona

Algo magnífico que ha hecho Riot V en esta gira es apostar por el talento local a la hora de abrir sus actuaciones, dándoles así una oportunidad a prometedores grupos nacionales que de lo contrario no obtendrían esa visibilidad. Fue así como Redshark pudo salir al escenario a demostrar como la constancia y el trabajo bien hecho se traducen en una actuación intensa y cautivadora, calando entre los fans de Riot desde los primeros acordes de la cañera “Drill State”.

A menudo se ha dicho que Redshark son al speed lo que Slayer al thrash, desgranando sus riffs afilados y directos sobre una base rítmica constante y contundente, pese a que cortes como “Never Too Late” demuestran su capacidad para equilibrarse sobre momentos más melódicos, aún cuando no tardaron en apostar por la caña desenfrenada de la mano de la homónima “Digital Race”. Hubo un retorno a ‘Evil Realm’ de la mano de “Burn your Flag”, que fue coreada como si de un himno de los mismos Riot se tratara, enlazando magistralmente con la hermosa “Burning Angels”.

Redshark dominaron en todo momento un escenario grande que les sienta como un guante, exprimiendo cada segundo de sus algo más de cuarenta minutos de actuación al ritmo de trallazos que fueron recibidos pletóricamente por el público, tal y como ocurrió con “Kill Your Idol” o la poderosa y melódica “Mars Recall”. La recta final de su actuación vino de la mano de la sentimental “I’m Falling” y la épica “Stronger Than Ever” que en el contexto de una actuación en la que allanaban el camino para todo un referente, sirvió de broche de oro  para una noche que sin duda ni la banda ni los asistentes olvidarán.

Riot V, una leyenda en plena forma

Ya desde el momento en el que “Flasbacks” comenzó a sonar por la P.A., el público se preparó para la que estaba destinada a ser una velada inolvidable, pues Rot V salieron al escenario con todo un petardazo como “Fight or Fall”, una elección inesperada pero que hizo las delicias de unos fanáticos que corearon el estribillo como si de ello dependiera la continuidad del concierto.

La batería de Gilchreist sirvió para introducir a “On Your Knees”, que se encargó de mantener a la sala caliente tras una inicio por todo lo alto, seguida por la épica «Victory», que puso una vez más a todos los feligreses a cantar al son de sus gloriosas melodías iniciales, desembocando en un estribillo que sonó triunfal en una festiva noche de viernes. La atmósfera en la sala Salamandra era de juerga absoluta, con el personal volcado en la actuación desde el minuto uno y dispuesto a darlo todo en una actuación que tras un inicio apoteósico, se sentía histórica.

La breve “Fire Down Under” se sintió como una transición entre los distintos estilos que el grupo lleva más de cuarenta años practicando, desde el pionero heavy metal más cañero de sus inicios hasta el speed metal más pulido de su etapa de madurez, enlazando con “Flight of the Warrior”, otro guiño del grupo a ‘Thundersteel’, el que sería el disco protagonista de la noche, pese a que también hubo tiempo para cortes más recientes, como fue el caso con “Bring the Hammer Down”.

Tampoco tardó mucho el grupo en regresar a ‘Thundersteel’ de la mano de “Johny’s Back”, que calmó un poco el ambiente y equilibró un concierto en el que de lo contrario habría habido mucha caña grandilocuente, allanando la atmósfera para que la tranquila “Bloodstreets” brillara con luz propia y se alzara como uno de los grandes momentos de la noche. Aunque probablemente llamarle balada no sea justo, la canción ejerció ese rol en el contexto global de la noche, hilvanando a la perfección un show en el que hubo tiempo para todo.

“Take me Back” nos trajo de vuelta, viva la redundancia, a los Riot V del s.XXI con un estribillo festivo y facilón que hizo las delicias de un público con ganas de juerga, no abandonando la fiesta  pero sí la tranquilidad para encarar “Angel’s Thunder, Devil’s Reign”. Hubo otro regreso a los primeros años de la banda de la mano de la rockera “Overdrive”, cuya atmósfera al más puro Led Zeppelin cuajó sorprendentemente bien con la locura speed metalera de la elaborada “Black Leather and Glittering Steel”.

Esta forma de equilibrar el concierto alternando temas más ligeros con otros más abrasantes es una fórmula que funcionó a la perfección a lo largo de la noche y que se pudo volver a ver con la dupla “Magic Maker” y “You Burn in Me”, permitiendo al grupo sacar pecho de su versatilidad a la vez que ofrecía una experiencia más variada. Si bien a lo largo de la crónica he hecho hincapié en el ambiente festivo de viernes por la noche que reinaba, estas ganas de juerga no se materializaron en todo su esplendor hasta que se encaró “Swords and Tequila”, con la que el grupo hizo un falso abandonó del escenario para prepararse para la batería de bises.

Como no podía ser menos, Riot V estaban guardando la artillería pesada para el final, volviendo a aparecer sobre las tablas para encarar un tema tan querido y pionero como “Warriror”, que en directo siempre suena mucho más letal y poderoso, al que le siguió todo un himno del Speed Metal como lo es “Thundersteel”, que aunó su apabullante poderío instrumental con la entrega incondicional de un público que seguía con la energía por las nubes, como si el concierto acabara de comenzar.

Sorprendentemente, la banda aún guardaba bajo la manga un bis más, volviendo a aparecer sobre el escenario para descargar un inesperado pero muy bien recibido “Road Racin’” festivo y movido que hizo las delicias de los feligreses, aún cuando a aquellas alturas ya no necesitaran más motivos para estar totalmente motivados. Un fin de fiesta por todo lo alto.