Resurrection Fest 2023 (viernes): El nu metal triunfa en Viveiro con Slipknot a la cabeza
El día clave de esta edición del festival gallego tuvo como grandes protagonistas a la banda más ansiada en el festival a lo largo de los años. Pero no solo ellos hicieron un gran espectáculo.
No solo Slipknot hizo las delicias del público de Resurrection Fest 2023, sino que otros artistas como Papa Roach, Fever 333, los escoceses Vukovi a pesar de sus problemas o Blind Channel desataron la euforia en el Main Stage además de grandes artistas que se repartieron en otros escenarios como Meshuggah, Attila, Brutus o Nervosa -entre otros-. En una de las jornadas más completas de la historia del festival el triunfo fue claro, y es que la elección de grupos satisfizo a todos los asistentes en un día que pasará a la historia de Resurrection Fest como contamos a continuación.
Crónica de Resurrection Fest 2023 (viernes)
Después de su participación en el Benidorm Fest y de varios conciertos por España, Megara inauguró el Main Stage del tercer día con un show bajo el sol de Viveiro. Su show empezó con diversas coreografías y bailes, ya que, debido al reducido tiempo de espectáculo, la banda madrileña tenía que ir por faena.
Arrancaron con su clásico “Bienvenido al Desastre” para luego continuar con algunos de sus nuevos temas como “Oxígeno”, “Hocus Pocus” o “Arcadia”, con los que alegraron a un público que ya tenía ganas de pasarlo bien pese a la temprana hora y a los dos días previos de festival. De la mano de Megara, grandes y sobre todo pequeños disfrutaron del país de las pesadillas de la mano de Megara.
Los gallegos Dark Embrace fueron los encargados de dar comienzo a los conciertos del Ritual Stage en la jornada del viernes. El título de su último trabajo, ‘Dark Heavy Metal’, define bastante bien cómo es su sonido: heavy metal con influencias oscuras. Una propuesta de la que disfrutaron numerosos asistentes que allí se congregaban bajo el sol y que contó hasta con fuego durante su espectáculo.
Lo de Vukovi es una de esas cosas que, a pesar de que a priori sea negativo de primeras, a la larga los escoceses han sabido en convertirlo en algo mucho más valioso de lo que hubiera sido si no hubiera sucedido nada raro. ¿Por qué? Pues bien, la actuación de la formación británica se estaba llevando a cabo sin apenas sobresaltos, pero un corte en el sonido a mitad de concierto provocó que su concierto tuviese que pararse sin que hubiera certeza de su retorno para el tiempo restante.
Ahí fue cuando la vocalista Janine Shilstone supo desenvolverse para voltear la situación a su favor. Se bajó casi inmediatamente con el público y se hicieron las clásicas fotos de fin de directo pero, hasta que su slot se agotase, tenía intención de quedarse con los fieles que estaban apoyando al grito de «Vukovi, Vukovi» soportando el fuerte calor que azotaba Viveiro.
Sin embargo, la suerte volvió de su lado cuando el sonido regresó y pudieron tocar tres canciones más, momento en el que la comunión con los presentes había llegado a un nivel en el que Janine podía hacer cualquier cosa que sería vitoreada. Varios mosh e incluso gente jugando al Twister en medio de dichos pogos dieron buena cuenta de que este es uno de los conciertos que más se recordarán en Resurrection Fest 2023 para quienes asistiesen por lo accidentado y la conexión que se generó banda-seguidores.
Mientras los jovencísimos Keepers animaban la zona del Boulevard con sus covers, el trío Rosy Finch salió a escena en el Desert Stage. Esta banda alicantina combina el sludge con elementos de otros géneros y su estilo pesado y cañero atrajo muchos curiosos. Su sonido sucio y distorsionado traslada a la década de los ’90 por sus influencias alternativas, y estos tres artistas fueron más que suficientes para crear una atmósfera intensa en el Desert en la tarde del viernes.
Rosy Finch celebró su primera década de historia este mismo año, y su forjada personalidad sonora reflejó su experiencia. Las voces desgarradoras transmitieron sobre el escenario pura rabia, así como su entrega en el escenario y su estilo desenfadado. El show de la banda alicantina se dividió entre momentos más pesados y lentos con otros más enérgicos y rabiosos, y esa versatilidad fue la clave de su show.
La participación de Blind Channel en Eurovisión ha catapultado la popularidad de los fines a altos niveles. Introducir temas de metal en el concurso más grande de la canción no es tarea sencilla, y mucho menos ganarse la aceptación de metal eres y de gente de fuera del mundillo. Huelga decir que la banda cosecha éxito allá por donde pasa, y si ya fue gloriosa la gira que hicieron en el mes de septiembre, su participación en Resurrection Fest no iba a ser menos.
Comenzaron la descarga con la nueva «Happy Doomsday», para después tocar «We Are No Saints» y «Bad Idea», cortes que dan forma a su último trabajo, ‘Lifestyles Of The Sick & Dangerous’. Hubo tiempo para tocar su conocida versión de Anastacia, «Left Outside Alone» y, por supuesto, para culminar el show con «Dark Side», el corte que les lanzó a la fama.
Mientras los finlandeses Blind Channel arrasaban en el Main Stage, Ghøstkid hicieron lo suyo bajo la carpa del Chaos Stage. Una carpa que ya se quedaba pequeña para muchos conciertos allí celebrados, y Ghøstkid no fueron una excepción. Con público viéndolos hasta los laterales de la carpa, dieron un show a la altura de las expectativas puestas en ellos.
La banda de Sebastian ‘Sushi’ Biesler (ex-Eskimo Callboy) dio al público una sesión intensa de baile al son de las canciones de su único trabajo hasta la fecha. “Start A Fight”, “Supernøva” o “Hollywood Suicide” hicieron vibrar a todos los presentes que eligieron su directo.
Los continuos cambios en la formación de Nervosa hacían que fuera complicado vaticinar cómo sería su actuación en el festival después de que su mayor reclamo dentro de nuestras fronteras, la vocalista Diva Satánica, decidiese dar un paso a un lado y continuar su carrera con su banda de siempre, Bloodhunter, y el nuevo grupo How We End. Con ese pretexto, Nervosa se presentaba con su nuevo espectáculo en Resurrection Fest.
El thrash metal que practican las chicas lideradas por Prika Amaral sonó compacto en el Ritual Stage y desde su «Perpetual Chaos» estuvieron desgranando temas de su discografía (incluyendo el material más reciente en el cual Prika ha decidido que, a falta de encontrar a alguien que se adapte para el puesto como ella desearía, ella es quien mejor puede desempeñar dicha función). Una dosis de metal más old school que sirvió como propuesta alternativa para el público más veterano pero, también, para el más joven que tenía ganas de frenetismo.
Y si se habla de frenetismo, aunque no tanto en la parte musical sino en lo que es un espectáculo sobre un escenario, Fever 333 saben perfectamente cómo enganchar a la audiencia presente allá donde toquen. Los significativos cambios de formación no han hecho mella en el grupo liderado por Jason Aalon Butler, que se erigió como el maestro de ceremonias de «su función» como ellos mismos denominan.
El papel de sus nuevos compañeros está algo menos destacado que antes salvo la excepción de la bajista April Kae, que supo acaparar la atención del respetable con su carisma (además de que antes la banda no tenía este instrumento en sus filas, por lo que le da a la nueva integrante del grupo más libertad para buscar esa conexión con la gente, algo que consiguió sin dificultades).
El repertorio de Fever 333 fue cañero -incluyó hasta una versión de «Song 2» de Blur-, pero lo que más destaca de sus conciertos son las locuras imprevistas de su vocalista, que decidió parar el espectáculo mientras hablaba para hacerse una foto con los Resukids, colocar dos monitores de manera vertical uno sobre otro para subirse y saltar al escenario o bajarse corriendo para subir las escaleras del Pandemonium y cantar y darlo todo desde ahí ante los fans. Una locura de concierto, como se esperaba y como, por suerte, siempre certifican.
Los amantes de los sonidos extremos se deleitaron con la atronadora brutalidad de Attila. Salieron al Chaos Stage en la tarde del viernes con su potente combinación de deathcore, nu metal, metalcore e incluso rap. La banda aprovechó la ocasión para tocar en su totalidad el álbum ‘About That Life’ por su décimo aniversario, algo original y que los aficionados a la formación pudieron disfrutar gracias a la energía transmitida en el show.
El hecho de haberse solapado con la actuación de Fever 333 en el escenario principal fue un desafortunado incidente del que salieron más que airosos. La carpa en su totalidad, así como los alrededores, se llenaron de aficionados a la banda que lo dieron todo con su imponente y enérgico directo. Attila supo animar a su gente y levantar a los presentes, con su carisma y temas del álbum mencionado como «Backtalk», «Thug Life» o «The New Kings».
De hecho, demostraron una destreza sorprendente no solo en la interpretación de su música, sino también a la hora de animar su directo e incitar a su público a dejarse llevar entre mosh pits y saltos. De esta forma enérgica y llena de adrenalina y sonidos extremos, Attila celebró el aniversario de ‘About That Life’ de la mejor forma posible. Su primera vez en el festival gallego no pudo haber salido mejor, y así se vivió en la carpa del Chaos Stage.
Los belgas Brutus protagonizaron un directo a media tarde en el Desert que fue uno de los más distintivos del escenario. Su estilo es la causa de ello, ya que se sale de lo atmosférico habitual en ese escenario para adentrarse en otros sonidos más cercanos al post hardcore y post rock. La fuerza arrolladora que desprenden es contagiosa, y fue sorprendente ver las habilidades de Stefanie tanto a la voz como a la batería.
El estilo melódico y poderoso al mismo tiempo de Brutus atrajo a un gran número de aficionados a un Desert que pocas veces se pudo apreciar tan abarrotado. La gran personalidad sonora de la banda fue un atractivo para descansar de los sonidos extremos que se escucharon antes y se oirían durante el resto del viernes. La banda belga fue uno de los principales referentes de la jornada en su escenario, una elección atrevida por su estilo experimental y melódico para un festival de música extrema, pero todo un acierto.
El inmenso poderío vocal de Stefanie, con su preciosa voz rasgada, fue uno de los elementos más destacables del show de Brutus. Además, la elección del setlist por parte de la banda fue de lo más positiva, por la variedad de sus canciones y sus cualidades para el directo por sus subidas y bajadas de intensidad. Se pudo comprobar en poderosas composiciones como la genial «Brave» o la enérgica «Dust».
Hablar de Papa Roach es como referirse a la etapa adolescente. Los californianos fueron una de esas bandas claves del nu metal del nuevo milenio, aunque nunca llegaron a ser tan relevantes como Linkin Park, por citar un ejemplo. Aunque siempre han tenido más éxito al otro lado del charco, en Europa siguen siendo muy queridos y grandes multitudes se agolpan en sus conciertos como pudo comprobarse en Resurrection Fest.
Desde que sonase «Kill The Noise» el público se vino arriba, y eso que su nuevo trabajo ‘Ego Trip’ no es de lo mejor que han sacado. Pero enseguida llegó «Getting Away With Murder» para terminar de desatar la euforia. Los sets actuales de Papa Roach encierran en gran parte cortes actuales como «Help» que aparecen haberse vuelto imprescindibles, pero no faltan las reminiscencias al pasado con «Blood Brothers», «Dead Cells» y «Broken Home».
Desde que murió Keith Flint los californianos se han apropiado del tema «Firestarter» en sus directos, y es una de las que más pone a bailar al respetable. No fue la única versión que sonó, los acordes del «Lullaby» de The Cure fueron usados por Jacoby Shaddix para presentar a la banda tras el subidón que supuso «…To Be Loved». De sorpresas también estuvo plagado el show. La primera, al entonar los versos en castellano de «Sacars», la segunda al subirse Jason Aalon Butler de Fever 333 a interpretar la nueva «Swerve».
La recta final estuvo marcada por «Between Angels And Insects», «Born For Greatness» , y como no, el colofón final con «Last Resort» y sus reminiscencias a los vídeos de la MTV. Papa Roach dio forma a una de las mejores actuaciones de la velada, con un Jacoby Shaddix en plena forma, que incluso bajo al público saludar a sus seguidores. El último concierto de su gira pues, se dio de la mejor manera posible.
Employed To Serve, la banda capitaneada por la vocalista Justine Jones, arrancó en el Chaos Stage en contrapunto con Papa Roach, donde ella y sus compañeros tuvieron claro que era el momento de ser fieras y no tener piedad con nadie de los asistentes que allí se vieron reunidos ante un sobrio show para dejarse el cuello en el headbang como mínimo. Tuvieron un público muy animado y embelesado por la presencia de Justine, impasible ante sus fans, manteniendo su firmeza en el directo al frente del escenario.
Justine es una de las mejores fromtwoman del género, sin duda aún por terminar de descubrir del todo su gran potencial. En la carpa del Chaos Stage resonaban sus guturales como si saliesen del mismisimo infierno.
La profundidad del sonido en todos los temas era abrumadora. Al ritmo de riffs muy marcados y machacantes que ya dejaban claro que Justine y los chicos de Employed To Serve venían a conquistar Galicia y así lo hicieron, aunque coincidir en el horario con Papa Roach, que sin ser cabeza como tal del cartel ya reunió a una buena cantidad de personas, seguro les dejó sin la afluencia real que esta banda tiene que tener en la realidad.
Uno de los shows más experimentales de la jornada en el Ritual Stage fue el de Meshuggah gracias a su djent y metal progresivo. La banda sueca hizo una demostración de originalidad creativa con su característico «math metal». Además, hicieron gala de su amplísima experiencia como artistas con un show memorable para los amantes de la música extrema lleno de variedad y buena música. Su selección incluye pocas canciones pero de larga duración, hecho que causa un efecto arriesgado en directo que pocos saben gestionar como ellos.
Además, los cambios estilísticos a lo largo de la historia de esta banda sueca son carne de cañón para un directo de lo más dinámico y variado. Además, en esta ocasión, el lleno absoluto de Papa Roach en el show anterior en el Main Stage favoreció un ambiente impresionante mientras caía la noche en Viveiro con un clima mucho más llevadero que en la jornada del jueves. La turba peregrinó desde el escenario principal hasta el Ritual sin mucho margen de movimiento para ver el directo de Meshuggah antes del show de Slipknot.
La fuerza arrolladora de la música de Meshuggah se apreció desde la primera canción, así como su capacidad para combinar todo tipo de sonidos sobre el escenario. La banda hizo gala de sus habilidades y experiencia con un potente repertorio adaptado a la escasa hora de la que disponían. Su estilo pesado aportó variedad al cartel del viernes, elegantemente seleccionado para disfrutar de directos diversos. Los asistentes se rindieron ante los encantos de la agrupación sueca y su imponente directo, a nivel tanto sonoro como de escenografía, que fue espectacular.
La entrega del público fue absoluta gracias a himnos como «Broken Cog», «Ligature Marks», «In Death – Is Life», «In Death – Is Death» o «The Abysmal Eye». Fue una lista breve pero intensa, con canciones que alcanzaron hasta los 10 minutos de duración empañadas en luces y humo en un Ritual lleno de adeptos que fueron a calentar motores antes del cabeza de la noche.
Hace ya unos cuantos años que Lucifer saltó al mercado con el fin de poder aportar algo novedoso dentro de grupo de bandas que tienen el rock de la década de los ’70 por influencia. Aunque en primer plano pueda verse a la vocalista Johanna Sadonis, la perla de la banda se encuentra tras los platos: Nicke Andersson, cantante y guitarrista en The Hellacopters.
Ambos forman un combo que le da una calidad impecable al grupo, y bien lo demostraron en el Desert de Resurrection Fest. Sus seguidores tenían ganas de ver a la banda tras la cancelación de su tour por motivos pandémicos. Aunque si género no es el que más se practica en el festival, si actuación estuvo bien encajada junto a la de Kadavar. «Leather Demon» fue uno d los cortes que más destacaron en un show donde el gran sonido fue el protagonista.
Slipknot se convirtió en el sueño hecho realidad de Resurrection Fest cuando tocó en 2019 y, cuatro años después, repitió para los aficionados de Viveiro. La tercera vez de Corey Taylor en la localidad lucense (también estuvo en 2018 con Stone Sour como cabeza de cartel) era tan esperada como las anteriores, y es que su figura es de las más veneradas entre el fandom del festival y así se certificó con una explanada a reventar. Y no solo la zona del público general, también la del Pandemonium tuvo que cerrarse en su parte superior por aforo completo.
Un contexto idóneo para que los de Iowa hicieran otro concierto en Viveiro y que fuera todavía más épico que el que llevaron a cabo en 2019. Después de que Meshuggah terminase su espectáculo, la música sonó en el Main Stage y se cortó en seco con una explosión en la que su telón se quitó fulminantemente para emitir un vídeo en la pantalla central del escenario y que, tras él y su intro, «The Blister Exists» hiciese enloquecer a sus devotos.
La continuación con canciones de un corte más moderno en su discografía como «Dying Song (Time To Sing)» y «Yen» de ‘The End, So Far’ (con «Liberate» entre medias) no terminó de convencer tanto a los fans como los temas míticos, pero a partir de aquí Corey Taylor y compañía demostraron a «su familia» como el cantante se refiere una y otra vez cuando toca en España que tienen una batería de hits para que la fiesta no pare durante un buen rato.
«Psychosocial» arrancó una traca que continuó con una muy querida «The Devil In I» en la que las llamas dentro del escenario parecía que iban a llevarse por delante a alguno de sus miembros (afortunadamente esto está bien preparado y no sucedió nada) y después «The Heretic Anthem» le sirvió para jugar con los idiomas a Taylor, que alentó con el «cinco, cinco, cinco» en castellano a la hora de interpretar la canción.
Siguieron yendo atrás a sus tiempos pasados (mejores a nivel compositivo dado el éxito que tienen estos temas en vivo) y «Eyeless» prosiguió con la euforia de Viveiro, que se unió justo después en una sola voz para cantar junto a Corey «Wait And Bleed». El show estaba yendo como la seda, y la voz junto a la batería de Jay Weinberg, que sigue demostrando que está capacitado de sobra para el puesto que heredó de Joey Jordison, eran las protagonistas del sonido de los norteamericanos, que fue muy potente de principio a fin.
El último gran éxito de Slipknot, «Unsainted» volvió a unir las voces del respetable para luego bajar revoluciones en la balada por excelencia del grupo. «Snuff» llevó ese momento emotivo antes de encarar la recta final con la rescatada en su repertorio «Purity», que no fue tan celebrada como las anteriores, pero se remontó con toda la masa cantando al son de «People = Shit» y la efusividad posterior de «Surfacing».
El fuego y el escenario perfectamente adecuado para su show engrandecía el material de los de Iowa, que no tenían a una de sus figuras claves, Clown, por problemas de salud familiares, y por ello se acordaron del vacío que deja sobre las tablas con su imponente presencia. Estaba claro que no habían terminado, y es que pese a que en este tour veraniego, que terminaba en el festival gallego, no han estado interpretando un clásico como «Before I Forget», otro como «Duality» consiguió que todas las almas de Resurrection Fest 2023 se unieran de la mano de Slipknot. Como era de esperar, «Spit It Out» finalizó su actuación haciendo botar a un público entregado más que nunca al gran deseado del festival. Otro concierto idílico vivido en la historia del evento.
Siguiendo con la tónica fijada por Lucifer minutos antes, Kadavar se dispusieron a llenar el Desert nuevamente con su psicodélico stoner setentero. El cuarto escenario sirvió de aquellos que buscaban su refugio lejos de la contundencia de Slipknot en el Main Stage. Las espesas y pesadas atmósferas al más puro estilo Black Sabbath dejaron bien satisfecho a un público que llenó la explanada del citado recinto, y contaron además con un exquisito sonido.
El grupo alemán es asiduo a visitar la península, aunque suelen hacerlo en salas donde crear un ambiente más próspero del que disfrutar de sus espectáculos. El vocalista Christop «Lupus» Lindemann se mostró bastante más comunicativo de lo normal y cortes como «Black Sun», «Purple Sage» o «Doomsday Machines» que cerró la actuación sucumbieron las delicias del respetable.
El directo de Monuments en la noche del viernes en el Ritual Stage fue una sorpresa de última hora, ya que la banda seleccionada para ese hueco era Sleep Token. El cambio no supuso un problema para los curiosos que disfrutaron del show tras el set de Slipknot. Este proyecto británico de metal progresivo salió a escena entrada la madrugada a ofrecer toda una demostración de precisión técnica.
A pesar de las dificultades acarreadas por el desalojo tras el directo del cabeza de cartel, los que se acercaron al Ritual pudieron apreciar la calidad de su show. La polifacética voz y la intensidad instrumental fueron potenciadas por una buena iluminación y un público muy entregado. Además, la banda tuvo el detalle de dedicar su directo a Ryan Siew, el joven guitarrista de Polaris que falleció hace tan solo unos días.
La tercera jornada del festival no podía cerrar de mejor manera que con el fiestón de Man With A Mission. No es para menos, pues el grupo japonés es la primera vez que actuaba en España. Seas seguidor suyo o no, ver a unos japoneses con cabezas de lobo haciendo una performance que va a caballo entre el rock alternativo y el dance pop es algo que merece la pena. Aún con el cansancio de llevar ya tres jornadas a la espalda, fueron muchos los que se acercaron al Caos Stage a disfrutar de la gran fiesta de los nipones.
Aún viniendo de tan lejos, se atrevieron con frases y palabras en español, aumentando aún más si se podía, la comunión entre banda y público. Sonaron «database» y «Get Off Of My Way» que calaron especialmentez como también la cover de «Thunderstruck». Las ganas de los músicos en esta actuación se magnificaron al ser la última fecha de su tour,entregando hasta el último ápice de energía sobre el escenario. «Seven Deadly Sin» puso el broche de oro a la jornada.
Texto: Sara Rodríguez, Olga Vidal, Tamara Ruiz, Alex Barroso, Iria López y Zoe Lilith | Fotos: Yolanda Moreno, Alex Barroso, Zoe Lilith e Iria López
Promotor:Bring The Noise
Día:2023-06-30
Sala:Campos de fútbol de Celeiro
Ciudad:Viveiro
Puntuación:8
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.